Tensión en la frontera norte


La población está indignada

Miembros del Ejército ecuatoriano, en estado etílico, habrían agredido a hombres, mujeres y niños en Chical y Maldonado (Carchi). Ministro pide investigación detallada

Malestar e indignación existe en las parroquias fronterizas de Chical y Maldonado (Carchi), donde un incidente protagonizado por militares ecuatorianos en supuesto estado etílico terminó en un enfrentamiento con los moradores de la zona, el domingo pasado.

Tan grave fue el problema que el representante de la Iglesia Católica de Maldonado debió interceder y ponerse frente a un vehículo Hammer, del destacamento de Chical, para evitar la huida de los militares tras la supuesta agresión.

Los uniformados intentaron llevarse a la fuerza a Henry Patiño, un labriego al que confundieron con miliciano y lo acusaron de haberles atacado con una navaja, cuando libaba en Chical. Esto enardeció a la población que salió en su defensa, por considerar que solo la Policía Nacional está facultada para realizar cualquier tipo de aprehensión.

El teniente político de Maldonado, Gelmer Torres, aseguró que los militares estaban borrachos y cometieron excesos contra varios civiles, inclusive dos mujeres, una de ellas en estado gestación.

"Seis militares maltrataron a Patiño, le sacaron las botas, lo amarraron e intentaron llevárselo a Chical, esto no lo permitió la población que se concentró en la esquina de las calles Tulcán y Manuel Burbano para evitar los atropellos", explicó Torres.

Además, los habitantes denunciaron que los militares atacaron a los civiles y, en varias ocasiones, rastrillaron las armas, lo que creó pánico especialmente a las mujeres y los niños.

Lugar alejado, casi incomunicado y amenazado desde varios frentes

La moradora Yolanda Guis dijo que no podían pedir auxilio ni denunciar los hechos porque, aparte de residir en un lugar muy alejado, únicamente hay dos teléfonos (en las oficinas del Consejo Nacional de Telecomunicaciones y en la Junta Parroquial) que siempre permanecen interrumpidos.

En la zona -que limita con comunidades colombianas donde tiene predominio la guerrilla de las FARC-, el hecho generó desconfianza en la población, que se siente desprotegida.

Irene Zambrano, quien presenció los hechos, sostuvo que ahora no solo están preocupados por los "vecinos" (grupos armados irregulares y delincuencia común y organizada), sino por los militares ecuatorianos, quienes, tras los incidentes, "han perdido la confianza de la población".

Lo mismo dijeron otros moradores.

"No porque somos de la montaña van a seguir cometiendo abusos contra nosotros, queremos que rectifiquen su comportamiento y sean castigados los responsables porque se pone en mal predicamento al Ejército", resaltó María Arévalo, esposa de Oswaldo Guis, quien presenta en su rostro las huellas del golpe que recibió con el arma de los militares. Pobladores de Maldonado dicen estar "cansados" de los abusos militares.

Ordenan investigación. El ministro de Defensa, Xavier Ponce, quien ayer estuvo en la zona fronteriza de Tufiño, al ser consultado sobre los hechos, dijo: "Es una zona donde se vive una alta tensión, no solo la población sino el personal militar, entonces esto crea el caldo de cultivo para que cualquier pequeño desacuerdo se convierta en incidente, que es lo que ha ocurrido. Hemos pedido una investigación detallada".

"El comandante del Batallón Mayor Galo Molina me ha dicho que se realizan contactos con las personas afectadas, para solucionar este impasse, y si hay que pedir disculpas habrá que hacerlo. Eso no se contrapone con la disciplina y el espíritu militar", agregó. (RC)

Niegan abuso de autoridad


El Ejército, mediante boletín de prensa, señaló que los cabos Milton Coronel y Edwin Vinueza fueron autorizados (10 de mayo) a realizar llamadas telefónicas desde las cabinas de la parroquia Chical. Allí cinco personas civiles, en estado etílico quisieron obligar a ingerir licor a los militares. Ante su rechazo fueron agredidos de forma verbal y luego física con un arma blanca. De este hecho resultó con heridas Coronel.

Ante esto se envió una patrulla para detener a los agresores, quienes habían huido a la parroquia Maldonado. En este sector se detuvo a Henry Patiño, lo que produjo un forcejeo entre civiles y militares. En el comunicado se dice que no hubo abuso de autoridad. (RC)
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