Un informe para la Conferencia Mundial sobre la Reducción de
Desastres realizada en Japón en 2005 dice que en el Ecuador no hay políticas, estrategias nacionales, un órgano de coordinación, ni un
presupuesto para enfrentar desastres. Poco se ha avanzado en esa materia
En Ecuador se registran cada año miles de temblores imperceptibles para la población, pero también eventos de mayor magnitud. Desde 1541 se han presentado 37 terremotos de niveles mayores a 7 grados en la escala Mercalli (escala de 12 puntos que evalúa la intensidad de los terremotos a través de los efectos y daños que generan).
Estos movimientos han ocasionado un aproximado de 80 mil muertes en 96 eventos sísmicos, cuyos daños fueron calificados entre leves y considerables en el transcurso de 469 años.
Según el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), en el país ocurrió el quinto mayor sismo registrado en el mundo durante el siglo XX. El terremoto, cuya magnitud fue de 8,8 grados en la escala de Ritcher (que mide la magnitud de la sacudida), y 9 en la escala de Mercalli., se registró el 31 de enero de 1906 en Esmeraldas.
Este evento sismológico dejó entre 1 000 y 1 500 personas víctimas mortales, según un informe del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar).
"El terremoto originó un tsunami, el cual llegó media hora después a Tumaco (
Colombia). Después de 20 minutos del primer impacto, llega una segunda ola y posteriormente una tercera; por un espacio de cuatro horas se observaron olas largas que fueron visualizadas hasta Bahía de Caráquez (Manabí), donde el mar se elevó de 80 a 100 centímetros en 20 minutos", describe el mencionado documento.
Allí, resultaron afectadas principalmente las costas de Esmeraldas, Manabí y Nariño (Colombia), por lo que también se lo conoce como un terremoto binacional.
En el caso de la Sierra, otro de los terremotos que destruyó una ciudad entera fue el de Ambato (Tungurahua) que se registró el 5 de agosto de 1949, y que dejó una ciudad destruida, 50 poblaciones arrasadas y 6 000 muertos, cuyas secuelas de destrucción se extendieron a las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo.
Prevención. Un informe para la Conferencia Mundial sobre la Reducción de Desastres realizada en Kobe-Hyogo (Japón) del 18 al 22 de enero del 2005 dice que en el Ecuador "no existen políticas, estrategias nacionales, un órgano nacional de coordinación", y menos aún, un presupuesto destinado para enfrentar desastres.
Hugo Yépes, director del IG, añade que los terremotos cobran vidas humanas debido a la escasa cultura de prevención y la débil infraestructura de las viviendas en el país.
Ahora, tras la desaparición de la Defensa Civil, viene funcionando la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), de principio fue una instancia técnica, desde marzo de 2008, y desde fines de septiembre de 2009, es una organización nacional.
La titular de esta institución, María del Pilar Cornejo, explicó que en el país "sí existen algunos planes de contingencia, que deben ser socializados con las comunidades locales, pero su difusión está a cargo de los Municipios locales", aclaró.
Desde el año 2008, el desaparecido Ministerio del Litoral diseñó un proyecto que estaría listo en diciembre de este año y que se denomina "Salas de situación", para capacitar a la comunidad sobre la prevención ante desastres naturales.
"Serían 86 cantones preparados para manejar las situaciones de riesgo en sus provincias que serán manejados por sus alcaldes, pero desconozco si todos ellos saben que deben asumir la situación de riesgo", indicó la funcionaria.
Presupuesto. Para atender posibles
emergencias naturales, se indicó que la SNGR cuenta con una asignación propia. "Existe un presupuesto para la secretaría que es para la reducción de desastres y este es de dos tipos: uno es el plan de $20 millones para
obras de prevención que se aplicó 2009, en el cual se dio $4 millones más para la construcción de 117 obras en la zona costera. De ahí, tenemos un proyecto que cuesta $5 millones que en este año tiene destinado $1 500 000 para la implementación de sistemas de alerta temprana en los volcanes", acotó Cornejo.
"Cuando dicen que el Ecuador no está preparado para un sismo, que hay que prepararnos, perfecto, pero eso cuesta cientos de millones de dólares (...). Antes no existía la Secretaría Nacional de Riesgos, la cual tiene $50 millones. Tenemos mucho mejor coordinadas las cosas, pero falta mucho más", dijo el presidente
Rafael Correa.
Tsunamis. En tanto, ante la presencia de tsunamis, los sistemas de alerta aún son escasos. "Estamos listos, pero hay que perfeccionar los sistemas de alarma, porque no tenemos sirenas en todas partes", dijo Cornejo.
Ante un eventual tsunami, "lo que se tiene programado es que salgan los carros de los Bomberos, de la Cruz Roja, a poner en alerta en los lugares".
Provincias como Manabí, Guayas y Esmeraldas (ver cuadro) están marcadas por la vulnerabilidad de peligro sísmico en un grado tres, es decir el más alto, en un rango del uno al tres. Y en el riesgo tsunami llegan al grado dos.
Así, la
educación se torna en el problema más grave . "A veces la gente no sabe qué significa la alarma, entonces es un problema de capacitación", dijo Cornejo. (SH)
Conocer el entorno para preparar una vía de escape
¿A dónde se debe ir en caso de un tsunami o terremoto? Es la pregunta planteada a Beatriz Celi, capacitadora ante desastres naturales de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR). Según Celi, la educación empieza desde los barrios y comunidades locales de las provincias, pues son ellas quienes definen su propio método de evacuación en casos de peligro natural.
"Cuando se capacita a la persona, lo primero que se le enseña es a conocer su entorno. Lo que le rodea. Es decir, saber que si sale de casa un poste está afuera y puede caerle encima, o de lo contrario aproximarse hasta un lugar abierto y despejado", manifestó.
"En tanto, ante la presencia de un tsunami, el único consejo que puedo dar es correr, no detenerse a pensar. Hay que correr hacia los lugares más altos", aconsejó Celi.
Mientras, María del Pilar Cornejo, titular de la SNGR, explicó que en caso de un sismo en una zona costanera hay "que ir a una zona alta, porque significa que es un terremoto que puede haber generado un tsunami. Hay que conocer su entorno. Chequear los alrededores. No ir donde están los postes", explicó. (SH)
Unas 2,5 millones de casas, construidas en informalidad
"A escala nacional, existen cerca de 3,8 millones de viviendas, y de ellas alrededor de 2,5 millones se construyeron bajo la informalidad", dijo Hérmel Flores, presidente de la Cámara de la
Construcción de Pichincha (CCP).
Esto para el experto no es un tema fácil de solucionar, pues se requieren de dos cosas: la reubicación de las casas localizadas en zonas de riesgos y reforzar el sector inmobiliario que ya está edificado.
En ese marco, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) puso en manos de la CCP, la actualización del Código Ecuatoriano de la Construcción (CEC) que recoge 11 capítulos sobre la solidificación antisísmica y requisitos necesarios de diseño de construcción.
El presupuesto que asignó la cartera de Estado a la CCP fue de $530 mil y la presentación de este documento se prevé dentro de tres meses más.
Sin embargo, ante la falta de control durante las construcciones, este código no incluye sanciones. "En el caso de la falta de control, el código no puede sancionar porque son medidas administrativas", señaló Flores.
En tanto, la responsabilidad de que las construcciones no cumplan con las normas técnicas recaerían sobre los municipios.
"Nunca se ha hecho un control. Anteriormente, los mecanismos para la construcción se han visto opacados por la corrupción. Y, adicionalmente, hay falta de revisiones técnicas de los planos y requisitos señalados por el CEC", añadió el ingeniero.
El ministro de la Vivienda, Wálter Solís, coincidió con la vulnerabilidad de las edificaciones y dijo que esto se debe a la falta de un código propio, pues "el Ecuador se adaptó a códigos internacionales, pero no ecuatorianos". Sin embargo, reconoció que son los municipios quienes tienen la capacidad de aprobar planos y controlar, ya que el Estado no puede intervenir.
Mientras tanto, las sanciones por la falta de control no se pueden establecer, si no hay "capacidad de veto sobre los municipios, pues los asentamientos riesgosos se han dado por un tema clientelar". (SH)
Manabí: confusión en sismo de 5,3 grados
En la provincia de Manabí muy pocos habitantes saben cómo actuar en caso de terremotos o cualquier sismo, como tsunamis, según reveló Roque Mendoza, coordinador provincial de la Secretaria Nacional de Gestión de Riesgos.
Sobre esta provincia existe un estudio de prevención en caso de un tsunami que fue elaborado entre 1995 y 1996. Ese estudio no define los lugares seguros en caso de emergencia de un maremoto, tampoco se han identificado las zonas de riesgos, ni una ruta de evacuación, ni albergues seguros. "Esos estudios están desactualizados", dijo Mendoza, quien agregó que falta también trabajar en capacitación ante estos eventos naturales.
La falta de información y coordinación se ha evidenciado en Manabí. Por ejemplo, luego del sismo del 28 de febrero pasado, de 5,3 grados, el Inocar señalaba que el epicentro del sismo fue a 17 kilómetros de Portoviejo, por el sector de Alajuela, mientras que el Instituto Geofísico señalaba que fue a 15 kilómetros en la costa de Puerto López. Esto motivó que la Secretaría de Gestión de Riesgos se anunciara como la única entidad para dar a conocer este tipo de información.
Por otro lado, en el cantón Jaramijó se dio una alerta de tsunami y muchos moradores no sabían qué hacer o cómo actuar. Muchas personas en vez de subir a los cerros, se fueron a la playa para observar el comportamiento del mar. Tampoco sonaron las sirenas de alerta temprana.
Los militares asignados en un recinto militar de la zona evacuaron primero a sus familias y luego comunicaron a la población.
En Manta, Puerto López, Pedernales y otros cantones costeros se dio también la alerta. Las personas estaban confundidas sin saber cómo actuar ni que hacer, mientras que en Bahía de Caráquez desconocían de la alerta del tsunami.
Manabí tiene una franja costera de 353 kilómetros, en ese tramo hay 24 poblados considerados en riesgo en caso de un tsunami, de hecho ya lo han vivido. Esos pueblos son Cojimíes, Pedernales, La Chorrera, Don Juan, El Matal, Canoa, Briceño, San Vicente, Bahía de Caráquez, San Jacinto, San Clemente, Crucita, Los Arenales, Jaramijó, Manta, San Mateo, Santa Marianita, San Lorenzo, Puerto Cayo, Machalilla, Puerto López, Salango y Ayampe, por cuanto están ubicados a menos de 20 metros sobre el nivel del mar.
Ya hubo un terremoto. En agosto del año 1999, la población de Bahía de Caráquez sufrió un terremoto que dañó edificios, carreteras y casas. Aquel es el referente más actual que hay en cuanto a sismos de magnitud en Manabí.
Han pasado 10 años de aquel hecho y la población no ha sido capacitada para enfrentar un evento similar. (LFV)
Yépes: 'Un fiscalizador implacable de las construcciones son los terremotos'
Entrevista
Hugo Yepes tiene 53 años. Es director del Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional. Tiene una maestría de Geología en la Universidad de Saint Louis (EEUU). Es experto en temas de volcanes y ha seguido paso a paso la actividad sísmica en el Ecuador.
El director del Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional, Hugo Yépes, considera que ha existido una falta de conciencia para aprender de los grandes terremotos que ha sufrido el país. Falta esa cultura en el país.
¿El Ecuador tiende a grandes terremotos?
El Ecuador está en una subducción de penetración de una placa oceánica, debajo de una placa continental por lo que puede ocasionar terremotos. Es más, la cordillera de los Andes es un producto de la subducción que provoca este fenómeno. La subducción quiere decir que las placas se deforman y van formando los Andes. La placa de Nazca empuja a la placa sudamericana de manera constante a una velocidad promedio de 6 centímetros por año y el continente va resistiendo. La placa de Nazca está penetrando la placa continental y esta resiste hasta que no aguanta más y explota. Esta es la razón fundamental para que el Ecuador tenga terremotos. Y la segunda razón para la presencia de terremotos tiene que ver con las fallas superficiales que también generan esta clase de desastres.
¿Cada cuánto tiempo en el Ecuador se han presentado terremotos?
Hay una secuencia de la repetición de los grandes terremotos de la subducción de tres a cuatro veces por siglo. En eso estamos hablando en uno de los ambientes tectónicos. El terremoto de 1906 fue un terremoto de 8,8 grados, similar al que acaba de ocurrir en
Chile. Y es un terremoto binacional que afectó a Manabí, Esmeraldas, Cauca, Nariño (Colombia). Este fue el quinto más grande de toda la historia sismológica registrada por sismógrafos desde inicios del siglo XX a escala mundial. Todavía está en análisis si el de Chile nos desplaza al sexto lugar o nos quedamos en el quinto y el de Chile será el sexto. El terremoto más grande de todos los registrados ocurrió en el sur de Chile (en 1960). Es el terremoto de Valdivia, que liberó toda la energía acumulada hacia unos 1 000 kilómetros y su magnitud fue de 9,5 grados. Luego uno en Alaska en 1964, y otro el 26 de diciembre de 2004, que disparó el tsunami de magnitud 9,1.
¿Por qué en Haití en un terremoto de 7 grados hay miles de muertos y en Chile otro de 8 grados tiene menos víctimas?
Por dos cosas. La primera, la vulnerabilidad de las estructuras inmobiliarias. Y la segunda, se debió a la profundidad de las fallas. El tipo de onda que salió de las fallas geológicas de la tierra es mucho más demandante. Por ejemplo, en el Ecuador vemos que a lo largo del cinturón de deformación de paso de las fallas geológicas están ciudades que han sido destruidas por terremotos. Está Riobamba que con su terremoto de 1797 destruye además las ciudades de Alausí hasta Machachi y el numero de víctimas se cuentan de 25 mil a 30 mil, cuya magnitud fue de 5,5 grados.
El terremoto de 1698 genera una avalancha en el Cariguairazo que destruye la ciudad en donde estaba fundada Ambato. Luego, tenemos en Latacunga de 1757 que no es grande. Mientras que Pichincha ha tenido la suerte de no tener su terremoto propio y grande, sino solo sismos fuertes que le han dañado pero no le han destruido.
¿Si el Ecuador tiene ese historial sísmico, se ha preparado para enfrentarlo?
Yo creo que se debe pasar la vocería a los que deben hablar del tema. Yo respondo conceptualmente. El término de preparación implica todas las previsiones que nos permitan resistir o reaccionar. Y en el tema de resistir estamos hablando de todo lo que está relacionado a hacernos menos expuestos o menos vulnerables a cualquier ataque. En el caso de los terremotos, el disparador es la onda sísmica que viaja a lo largo del territorio ecuatoriano. Pero esta resistencia se relaciona con la calidad que tengan los edificios, con la localización que se tengan de esas estructuras en el territorio. Esa calidad se relaciona con las condiciones sociales y económicas de la población. Si históricamente hemos tenido unas condiciones de pobreza y marginalidad, en lo que rural es sinónimo de muy pobre, estamos describiendo una vulnerabilidad local o nacional. Ese estado de vulnerabilidad no ha cambiado, pero digo que los responsables de este tipo de pensamiento son los que construyen vulnerabilidad. Y no solo se construye vulnerabilidad en las casas, en los sistemas públicos y en la propia cultura. Es tiempo de pasar la palabra a las personas que tienen responsabilidad en la vulnerabilidad.
¿Y si viene un terremoto qué?
Yo le respondo: la escuela o el hospital ¿van a resistir o no? ¿La ciudad está preparada para recibir un flujo de autos que van a salir corriendo a ver a los hijos en las escuelas, los semáforos van a tener luz o no? ¿Y los postes que tienen esos espaguetis de cables se van a quedar parados o no? Entonces, es el momento que esos temas de vulnerabilidad y desarrollo urbano político, relacionados a la legalización de lo marginal, de lo construido precariamente, estén pendientes de ser respondidos por quienes tienen la responsabilidad.
¿En el escenario de un terremoto, el Ecuador está más cerca de lo ocurrido en Haití o de Chile?
El Ecuador tiene de los dos mundos, porque tiene sismos de la subducción y sismos corticales. Tiene construcciones precarias y tiene muy buenas construcciones. Está cerca de los dos mundos y ojalá nos toque lo mejor de los dos mundos y no lo peor.
¿Cree que al Ecuador le falta control en lo que se refiere a construcción de edificaciones?
Sí. Esa responsabilidad la tienen los Municipios. Sin embargo, un fiscalizador implacable de las construcciones son los terremotos.
En el caso de tsunamis, se han preparado las comunidades y las autoridades?
Hay una gran vulnerabilidad en lo que se refiere a la preparación de la población. Si es que no regresan las instituciones encargadas a hablar con los pobladores sobre dar las alertas, entonces no se aprende nada. Es como una familia. Un hijo hace una travesura, a la esquina se regresa, pero nadie le dijo qué hizo mal o bien. Debe haber una relación entre las dos partes si se quiere que haya una capacitación en tema de riesgos.
¿Qué falta entonces?
Falta mucho. Es un tema de cultura. ¿Por qué no nos enseñan la historia sísmica, volcánica, entre otros desastres del país si nos enseñan sobre los héroes y las batallas que ganamos y perdimos, claro que nunca dicen que perdimos? Entonces hay una falta de enfoque, que no hay una conciencia ambiental, de riesgos, de capacidad científica. (SH)
Audio:
-Jorge Cárdenas habla sobre la alerta de tsunamis y terremotos
Infografía:
-Zonas ecuatorianas de mayor riesgo en caso de un sismo
-Mapas de identificación de zonas vulnerables ante la presencia de desastres naturales en Ecuador