El pasado viernes 21 de septiembre, el soldado Byron Patricio Catota Yugsi (24) falleció mientras realizaba un curso de Comandos en la Escuela de Fuerzas Especiales, en la Fuerza Terrestre, en Quito.

A raíz de dicho entrenamiento, incluso, 14 de los 76 soldados que ejecutaban los mismos ejercicios debieron ser traslados al hospital Militar, lo que reavivó la polémica por el tipo de entrenamientos que se aplican en filas militares y policiales.

Según el director del hospital Militar, Iván Calvache, los análisis preliminares realizados a los pacientes revelaron que el motivo de su quebrantamiento de su salud fue, además, por deshidratación, producto de la intensa actividad, y la ingesta de sustancias tóxicas, posiblemente “plantas silvestres”. Sin embargo, el informe médico fue contradicho por los soldados afectados.

“No comimos nada durante los tres días de adiestramiento”, reveló uno de ellos. Los resultados finales de los análisis, que revelarán las verdaderas causas de la muerte de Catota serán entregados en los próximos días, según Calvache.

Elsie Monge, directora de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu), dice que los militares que cometen abusos en contra de sus subalternos deberían ser dados de baja, trasladados a otros recintos fuera de la ciudad o, si el caso ha sido extremo, juzgados y recluidos en prisión.

El experto militar y coronel en servicio pasivo Patricio Haro y el abogado y ex-profesor de institutos militares Luis Hernández, en cambio, coinciden en señalar que “la instrucción militar del país es correcta y adecuada, siempre y cuando se maneje de manera programática”.

En desacuerdo con los expertos mencionados anteriormente, un ex-médico de las FFAA, quién pidió no ser identificado, repudió la manera en que obran ciertos elementos de esta Institución durante la formación.
Mientras tanto, voceros de la Policía dijeron que no han recibido denuncias de maltrato de ninguna índole por parte de sus aspirantes. No obstante, El Universo, en su edición del 25 de septiembre, revela que familiares de 20 cadetes de la Escuela de Policía Alberto Enríquez, cerca de Quito, denunciaron a instructoras de esa Institución por maltrato físico y psicológico. El abogado defensor de los cadetes, Edwin Román, dijo que tienen fotos de los abusos presuntamente cometidos por la teniente Villagrán y la subteniente Cepeda. (CO/JFE)


‘Ya no estamos en 1820 para abusar’

Vocero del ministerio de Defensa aseguró que los ejercicios que realizan los militares no pueden considerarse como inhumanos

Los inconvenientes en entrenamientos militares y policiales por exceso de ejercicio no son algo nuevo en el país, por lo que existen varias denuncias.

Según el experto militar y coronel en servicio pasivo Patricio Haro, “el entrenamiento oficial que está programado en FFAA es justo, equilibrado y necesario. El problema puede surgir cuando la persona que se encarga de dar la formación se sale de lo programado y abusa”.

Por su parte, el profesor de institutos militares Marco Lara indicó que se justifica el tipo de entrenamiento que se brinda a los militares en el Ecuador, “siempre y cuando sea planificado, eficaz y correctamente ejecutado”.

Contrario a esto, un ex-médico de las FFAA, quién pidió mantenerse en el anonimato, dijo que en el Ejército se realizan pruebas “estúpidamente concebidas”, porque lamentablemente el militar ecuatoriano piensa que se necesita ser “bien macho” para ser soldado, como en la épocas pasadas.

“Recuerdo que hace unos 25 años, en la Escuela Superior Naval en Guayaquil, a varios guardiamarinas, a las 14:00, en un calor bastante fuerte, después de haber comido y negándoles el agua, les hicieron realizar un trote no racional. En ese “ejercicio” murieron dos efectivos y otros sufrieron de deshidratación severa”, contó.

“Yo pienso que debe haber un incentivo para que las Fuerzas Armadas cambien su metodología de entrenamiento, porque ya no estamos en 1820, ahora estamos en 2007”, concluyó el médico.

HOY intentó hablar con el inspector general de la Policía, para conocer si hay denuncias de abusos contra su personal, pero el vocero de esta Institución, Lino Proaño, dijo: “al momento es imposible concertar la cita porque todos los generales están en los diferentes distritos, para que se hagan cargo de las elecciones”. Patricio Quimzo, director de Comunicación de la Policía, aseguró que “no hay casos de denuncias”. (JFE)


Capitán fue su verdugo

A navarrete lo arrastraron y patearon en los genitales
En 1988, la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu) solicitó al ministro de Defensa de aquel entonces que investigue los maltratos a los que supuestamente estuvo sujeto el conscripto Alejandro Navarrete, a manos de un capitán y un sargento.

Esto aconteció mientras Navarrete cumplía el servicio militar obligatorio en un recinto de Macará, al sur del país.

El conscripto fue golpeado en la espalda con la culata de un fusil, arrastrado, pateado en la cara y en los genitales. Luego, permaneció dos semanas incomunicado y privado de algunos alimentos. A causa de traumatismos y politraumatismos fue traslado al Hospital Militar.

Según denuncias que reposan en los archivos de la Cedhu, quienes más realizan las denuncias de maltratos en filas militares "son los conscriptos".

Voceros de ese organismo califican a ciertos entrenamientos militares de "barbarie". (CO)


A terapia intensiva fue Ronald rodrÍguez tras cruel boxeo

En 1996, según reposa en una denuncia entablada ante la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu), el conscripto Ronald Rodríguez sufrió severos golpes en la cabeza, supuestamente como parte de un castigo ordenado por un coronel y ejecutado por un teniente de las Fuerzas Armadas.

El castigo consistía en ponerle a boxear con otro conscripto conocido como "Power Ranger", apodado de esta forma por sus habilidades para la luchar y por ser fornido.

Por no tener mucha experiencia en el boxeo, Rodríguez sufrió graves lesiones, que lo condujeron al hospital, en estado inconsciente, por las que tuvo que pasar varios días en terapia intensiva.

Según Elsie Monge, de la Cedhu, a la gravedad del daño físico a Ronald, se sumó el daño moral, tomando en cuenta que los diferentes compañeros, que muchas veces son amigos, fueron obligados a lastimarse entre ellos. (CO)


CASTIGADOS POR "DÉBILES"

Un instructor le perforÓ el OíDO a Javier libipuma

En 1992, el conscripto Javier Libipuma, que cumplía con el servicio militar obligatorio en el Batallón Militar Rumiñahui, cerca de Quito, sufrió la perforación del oído, a causa de un contundente golpe propinado por un instructor.

El superior se disgustó con Libipuma porque este no golpeaba lo suficientemente fuerte a otro compañero, por ello, le "enseñó" a golpes cómo se debe hacer, "para que no se le olvide nunca", según la denuncia que reposa en la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos.

En otro caso, el 4 de mayo de 1998, Édgar Hualpa, del Batallón de Selva Tiputini (Orellana), sufrió traumatismos en la cabeza y columna, por los maltratos físicos propinados por un sargento.

Por esto, Hualpa fue trasladado al hospital Militar de Quito, donde se le anunció que "no era apto para el servicio militar". Consecuentemente, fue dado de baja.

Por la violencia, Hualpa quedó con su pierna izquierda semiparalizada. (CO)


Glúteos lastimados

Soldados sancionados por no ir a la pista de tortura
En 1994, unos 290 soldados del Ejército ecuatoriano fueron sancionados por "incompetencia profesional".

La sanción se basaba en que los soldados se rehusaron a pasar por la pista de torturas durante un entrenamiento militar en Puerto Limones, en Santo Domingo.

Además, la sanción tuvo lugar porque los soldados cuestionaban las brutales formas de maltrato que habían sufrido durante las anteriores fases del entrenamiento, "para que se hagan hombres", como consta en las denuncias.

Sus instructores negaron tal situación; sin embargo, como evidencia se revelaron algunas fotos en las que yacían en cuclillas, con los pantalones rotos y los glúteos lastimados, señal de los abusos que sufrieron producto del castigo.

Después de ser atendidos médicamente, varios de ellos fueron dados de baja, pero este se convirtió en uno de los pocos casos en que los culpables sí fueron sancionados. (CO)


Justicia tras varios años

loor murió sin poder hablar y con órganos afectados
En los archivos de los organismos de derechos humanos reposa el caso de un campesino llamado Wilfrido Loor, que estaba haciendo el servicio militar en Quinindé, provincia de Esmeraldas.

Un día, su padre, que estaba en el Puyo, recibió el aviso de que su hijo estaba hospitalizado, por lo que acudió de inmediato a ver qué le había sucedido, pues estaba seguro de que gozaba de buena salud cuando ingresó a filas castrenses.

El padre, al ver a su hijo, se dio cuenta de que este no podía hablar. Además, Loor tenía la lengua hinchada y complicaciones en los órganos internos.

El conscripto jamás mejoró y murió, pero sus padres nunca desmayaron en impulsar las investigaciones.

A diferencia de otros casos y al cabo de cuatro a cinco años de exigir justicia, los familiares de Loor consiguieron que se haga justicia, pues se identificó al instructor causante y, por lo menos, se logró que se lo separe de las FFAA. (CO)



ENTREVISTA A Elsie Monge - directora de la CEDHU

En tribunales policiales reposan 5 mil denuncias

¿Quién Es? Licenciada en Educación y Sociología, tiene un posgrado en Antropología Social y Cultural. Ha sido profesora de secundaria. Trabaja en la comisión desde 1981.

¿Qué tipo de violaciones ocurren dentro de los entrenamientos militares y policiales?
Ha habido casos de aplicación de corriente eléctrica mientras los soldados están sumergidos en el agua. También a algunos soldados se les ha obligado a comer carne de perro cruda o a disparar contra fotos de sus padres

¿Cuál es el procedimiento legal para denunciar este tipo de violaciones?
Primeramente, hay que constatar la lesión por medio de un examen médico legal realizado por los médicos legistas, en la morgue de la Policía. Esto tiene que ser con orden de la Fiscalía. Luego, tenemos que recurrir a la autoridad competente, que, en este caso, serían las Fuerzas Armadas. Ahí, pedimos que se haga una investigación a fondo para esclarecer los hechos y determinar a los responsables. Entonces, lo que nosotros hacemos es trasladar la denuncia con alguna prueba y darle seguimiento para que se llegue a sanción.

¿Este procedimiento basta para castigar este tipo de abusos?
Los fueros militares y policiales juzgan aquellas infracciones o delitos que acontecen durante “la función”, es decir, durante el servicio activo. Ahora, nosotros, desde 1998, venimos insistiendo en que ese término debe ser más claro y que no debe dar cabida a interpretaciones, porque nosotros pensamos que “la función” de los militares o policías nunca puede ser desaparecer, matar, torturar. Esos son delitos comunes que deberían pasar a tribunales comunes.

¿Es posible recurrir a los tribunales internacionales?
Habiendo agotado los recursos internos o cuando ha pasado largo tiempo sin llegar a una sanción, se puede apelar a la Comisión Interamericana de DDHH. Pero pueden pasar varios años hasta llegar a probar que hubo negligencia o que no se hizo justicia en el país. En otras palabras, el caso no se reabre, sino que se juzga al Estado por no haber administrado justicia.

¿Qué sanciones se aplican a los abusadores por las violaciones infringidas?
Suelen ser trasladados de lugar. Hay otros casos en los que se les ha dado de baja. También, de acuerdo al delito, puede haber detención. Pero, lamentablemente, en la mayor parte de los casos no hay sanción, muchas veces porque los trámites demoran hasta que los casos prescriban. Un dato importante es que la CEDHU, a través de sus investigaciones, determinó que se han registrado alrededor de 5 000 denuncias en los tribunales policiales, de las cuales solo se ha sancionado a cinco.

¿Cómo erradicar este tipo de prácticas?
Tenemos algunos recursos, como el que la opinión pública pida rever esas prácticas. Los medios juegan un papel muy importante. También, es necesario un cambio de mentalidad, porque, desde el hogar y la escuela, vivimos en una cultura de violencia a todo nivel. Eso tiene que trabajarse desde el ámbito educativo. Otra parte es la sanción, porque, donde hay abuso de poder, hay que sancionar, y esa es la mejor manera de frenar a los abusadores. (CO)


PUNTO DE VISTA

¿Una violación a los DDHH?

De Bertha García, catedrática de la PUCE

Personal militar que fue sometido a castigos repite luego estas conductas

La gente suele creer que algunas prácticas en el mundo militar o policial tienen “permiso” para violar los derechos humanos de sus integrantes. No muchos se extrañan porque militares o policías en entrenamiento hayan resultado heridos e incluso muertos durante, o por causa, de ejercicios violentos o mal concebidos. Se piensa que este es un riesgo normal al que se someten quienes hacen ejercicios físicos, sin tomar en cuenta los límites que fisiológica o psicológicamente puede soportar un individuo. Pero el caso es que esto ocurrió con un grupo entero y los ejercicios fueron aplicados por alguien con autoridad que debe saber lo que hace. No hace mucho, en Chile, 41 militares con solo un mes de reclutamiento se perdieron en el cerro Antuco; muchos murieron congelados.

Investigaciones revelaron que no fueron provistos de ropa adecuada para temperaturas bajo cero.

Pero autoridades civiles y militares culparon al “clima impredecible".

La cultura machista puede ser un ingrediente. En los cuarteles se trata de readecuar física y psicológicamente a los reclutas para la rigurosa vida militar. Tales instituciones ejercitan sus rutinas dentro de límites físicos o virtuales desconocidos para el resto de la sociedad, por el secreto, la discrecionalidad en las órdenes que se imparten. Muy lejos queda la Ley, más todavía la Constitución, que manda que militares y policías mantengan sus derechos salvo aquellos -los políticos- prohibidos expresamente.

En 1998, estudios de la ONU apuntaron que en muchos países “la discrecionalidad y la revancha se vive en consejos de guerra”. Personal militar que ha sido sometido a castigos o disciplinas injuriosas cuando principiante, más tarde repetirá estas mismas conductas con sus subalternos. Los códigos de justicia militar no han sido reformados en América Latina durante más de 75 años y existen países, el Ecuador entre ellos, donde hay resistencia al funcionamiento de tribunales de disciplina integrados por juristas con, por lo menos, 15 años de experiencia en la práctica del derecho penal.

El “espíritu de cuerpo” funciona en las relaciones entre superiores y subordinados, siempre a favor de los primeros. En Sinaloa, México, después de una balacera contra la población, altos mandos castrenses protegieron al jefe del 24.º regimiento de Caballería Motorizada, frente a todo cargo. En su lugar se inculpó a 19 soldados. Lo más grave en nuestros países es que en el sistema militar un subalterno tiene muy pocas posibilidades de apelación una vez que es inculpado.

En cuanto a los “fueros” generalmente vinculados al tema de la disciplina militar y policial, estos no pueden ser “una patente para delinquir”. “Nunca pueden tener cabida violaciones a los derechos humanos de civiles; tampoco de militares cuando las órdenes que se imparten no tienen límites entre la rigurosidad de la disciplina y la tortura, dice la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes, aplicando el término también a “todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves ya sean físicos o mentales, con el fin de castigarla, disciplinarla o de intimidarla.








Stanley recibe medalla al mérito militar

El joven de 20 años, nacido en Guayaquil y nacionalizado español, pereció cuando una mina ‘explotó’ al paso de su convoy en territorio afgano


La vida de Stanley Mera Vera, soldado ecuatoriano que murió el lunes pasado en el Afganistán, transcurrió entre dos naciones. En Ecuador dejó su infancia y en España, su vida.

El joven de 20 años, quien nació en Guayaquil, creció hasta los 8 años de edad en el popular barrio Sauces VI, antes de emigrar a España junto a su madre y sus siete hermanos.

En ese entonces “Lineker” -como lo apodaron sus amigos- acostumbraba a reunirse con sus amigos en el parqueadero de su ciudadela.

Rafael Vargas, mejor amigo de Stanley, comentó que el sobrenombre se originó de su pasión por el fútbol, pues quería ser un jugador de renombre como Gary Lineker, ex futbolista inglés de los ochenta.

Joe, otro de sus amigos, describió a “Lineker” como un chico alegre, bullicioso y buen amigo. “Todos eran sus amigos”, y añadió que siempre se lo veía junto a su hermano mayor, Milton, puesto que eran inseparables.

Por esos años, los hermanos Mera formaron una casa club en el vecindario para reunirse a planificar sus juegos. Rafael recordó que entre los dos establecieron las normas y los códigos que regían entre los 10 miembros.

“Stanley propuso que a los que contaban chistes agrios, como penitencia, debían soportar la cera de una vela, pero terminaba siendo compasivo y nunca la cumplía”, recapituló con dolor.

Para 1995, su madre Ángela Vera, luego de divorciarse de su esposo Ángel Mera, decidió llevarse al país ibérico a cuatro de sus ocho hijos: Milton, Stanley, Angelo y Angélica. La familia Mera Vera emigró para mejorar la situación económica y afectiva que atravesaban. Posteriormente, los otros cuatro hermanos Vera también emigraron a España

Desde entonces, la casa donde vivían se halla en alquiler, y su dueña Ángela Vera, madre de Stanley, no ha expresado su deseo de ponerla en venta, puesto que allí se “tejieron los mejores años de la vida de sus hijos”, y desea que algún día vuelvan a sus raíces.

Ya en 2005, cuando Stanley obtuvo la nacionalidad española, su vocación de militar fue lo que le llevó a enlistarse en la Brigada Paracaidista (Bripac) de España, siguiendo la línea de su hermano mayor, Milton, quien también servía a las Fuerzas Armadas españolas. Stanley era caballero legionario paracaidista de la I Brigada con sede en Paracuellos del Jarama (Madrid), desde 2006.

Como parte de sus misiones, en julio de 2007, fue enviado al Afganistán, para ser parte del contingente español de la Fuerza Internacional de Seguridad y Asistencia (ISAF), creada tras caer el Régimen talibán en 2002.

Ahí, el lunes pasado, el convoy en que se transportaba junto con otros soldados explotó por la activación de una mina. En el incidente murieron, Stanley, el soldado español Germán Pérez Burgos y el traductor afgano Roohulah Mosavi. En el ataque también fueron heridos otros seis militares, dos de ellos colombianos. El vehículo blindado explotó cuando regresaban de un operativo en una carretera cerca de la ciudad de Farah, al oeste del Afganistán, instante en que se disponían a dar el relevo a una unidad italiana en la misión de patrullaje que llevaban a cabo en la zona.

La noticia de su muerte llegó a las 05:00 de ese día al Ecuador a casa de su tía Carmen Vera de García.

Casi sin voz, su hermana, Ángela, le informó que el nerviosismo que la había invadido desde hace dos meses, cuando su hijo Stanley fue transferido al Afganistán para realizar operaciones militares, tenía sentido.

“Ella nunca estuvo de acuerdo con la partida de mi sobrino. Se lo impidió pero él dijo que tenía que retribuir con el país (España) que le había abierto las puertas”, narró entre sollozos la tía.

Con fotos del militar ecuatoriano, Carmen comentó que hace dos años su sobrino decidió ingresar a la Bripac por incentivo de su hermano mayor Milton, quien ya pertenecía a las filas del Ejército español. “Él tranquilizaba a su mamá diciéndole que regresaría en noviembre de este año y que dejaría la milicia para siempre”, recordó con un apretón de labios.

Según la tía, los jóvenes militares sentían que ayudaban a su madre con los gastos a través del departamento que el Gobierno español les otorgó por el servicio que prestaban.

En enero próximo, el joven guayaquileño iba a cumplir dos años en la Brigada Paracaidista de las FFAA españolas, a la cual se enroló apenas cumplió la mayoría de edad. Stanley tenía dos meses en una base en Herat (Afganistán) según una de sus tías.

El cadáver de Stanley llegó la madrugada del miércoles a la base española de Torrejón -en un avión que salió el martes de la base española de Herat (oeste del Afganistán)- donde fueron recibidos por el príncipe Felipe de Asturias, heredero de la Corona.

Posteriormente los restos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense, donde se les practicó la autopsia.

Los restos de Stanley Mera reposan desde la tarde del miércoles 26 de septiembre en el cementerio viejo de la localidad madrileña de Alcalá de Henares.

Ese día -durante la mañana- los familiares, los reyes de España y la Brigada Paracaidista despidieron en un emotivo funeral a los dos militares fallecidos.

El acto, que fue celebrado en la sede de la Brigada Paracaidista a la que pertenecían los fallecidos, en Paracuellos del Jarama (cerca de Madrid), fue presidido por los reyes de España, Juan Carlos y Sofía. Los acompañaban el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el ministro de Defensa y varios ministros.

Antes del funeral, los reyes se acercaron a expresar sus condolencias a los familiares de los dos fallecidos, especialmente a la viuda de Germán Pérez Burgos, y a la madre y tres hermanos del ecuatoriano caído.

Posteriormente, los féretros, cubiertos por la bandera española y la boina negra de la brigada paracaidista, fueron llevados a hombros por compañeros al centro de la explanada donde se celebró la ceremonia.

Tras la misa, el Rey impuso a los féretros la medalla al mérito militar con distintivo rojo, que se concede a los militares por su servicio en una operación militar o conflicto armado.

A continuación fueron homenajeados por los miembros de la Brigada Paracaidista y el acto fue cerrado con el himno nacional español.

Al siguiente día, en la Escuela Fiscal n.º 183 Emma Esperanza Ortiz Bermeo, ubicada en Sauces VI (Guayaquil), se rindió un sencillo homenaje al joven, ex alumno de la institución, durante el juramento a la bandera.

Ese mismo jueves llegaron a Madrid, una vez resueltos los problemas con el visado, cuatro tías y un primo del fallecido a acompañar a la madre del soldado ecuatoriano.

Tras aterrizar en el aeropuerto madrileño de Barajas, Carmen Vera, tía de Stanley, aseguró que la Administración de Ecuador ha puesto tantas “trabas” para permitir su salida del país que incluso, en algún momento, llegó a desistir en su intención de viajar al país ibérico.

Stanley es el quinto soldado de origen latinoamericano que fallece en una misión de las fuerzas militares de ese país en el extranjero.

Según datos oficiales, España tiene un plan de indemnizaciones para inmigrantes, de igual cuantía que las destinadas a los españoles: $197 mil por muerte; $549 mil por gran invalidez y hasta $48 mil por incapacidad permanente.

El Ejército español comenzó en 2003 a reclutar a ciudadanos extranjeros latinoamericanos y de Guinea Ecuatorial que tuvieran residencia legal en España y cumplieran las aptitudes psicofísicas.

De los 1 100 soldados españoles desplegados desde agosto de 2006 en Líbano, tras el conflicto con Israel, unos 120 son nacidos en Ecuador, Colombia y Bolivia, según el Ministerio español de Defensa.

Los ecuatorianos y los colombianos son los extranjeros más numerosos en las fuerzas armadas españolas, donde pueden alistarse de forma voluntaria desde los 18 años. De los 78 mil efectivos militares, 4 300 son extranjeros y de estos 1 824 son ecuatorianos y 1 676, colombianos, seguidos por 198 bolivianos. (VKC/PR/EFE)



PUNTO DE VISTA

Morir bajo otra bandera

De Federico María Sanfelíu, editorialista de HOY

La noticia de la muerte de soldados latinos en Iraq o el Afganistán es frecuente y a la vez insólita.
Desde nuestra comprensión del Ejército ecuatoriano que ha tenido que luchar patrióticamente, hasta la muerte en defensa de la tierra y la bandera, esas muertes nos confunden y cuestionan.

¿Cómo pueden ejércitos de EEUU, España o Italia, por poner algunos ejemplos, admitir a no nacionales entre sus tropas? ¿Cómo jóvenes latinos pueden luchar y morir formando parte de ejércitos y en guerras extrañas a su nación? ¿Puede un ejército asegurarse el patriotismo de extraños? ¿Qué está pasando en nuestro mundo?

Desde hace unos 30 años, los ejércitos de numerosas naciones fueron democratizados y profesionalizados. Dejaron de nutrirse exclusivamente de los conscriptos, jóvenes varones obligados a servir a la patria, dentro de la milicia. Hoy se ingresa al Ejército voluntariamente.

Las motivaciones suelen repetirse: soy soldado porque me gusta, porque es un empleo que tiene ventajas económicas, porque puedo hacer una linda carrera militar, porque tiene una buena jubilación, porque puedo adquirir destrezas mecánicas, electrónicas… que me harán un experto profesional en pocos años. El porcentaje de gente vocacional en el Ejército es muy pequeño.

“Ofrece un puesto de trabajo, y eso es lo que buscan los que se presentan. No hay más”, así lo resume un mando en contacto con los reclutas.

Tras este paso del profesionalismo dado, viene un segundo: si los nacionales no llenan las plazas requeridas, hay que admitir a extranjeros. Cada país pone sus condiciones. Los ingleses solo admiten en ciertos cuerpos a originarios de la Commonwealth. EEUU, limitan los cuerpos en que sirven. En España debe proceder de uno de los 19 países hispanoamericanos con especiales vínculos con España, carecer de antecedentes penales y tener en vigor la tarjeta de residencia. Una vez en el Ejército, se facilita la nacionalidad española.

La prensa española comenta: hay un interés creciente de los hispanoamericanos por la vida militar española. Ecuador aporta 1919 de los 4 648 extranjeros alistados en el Ejército de España, siendo el país que lidera dicha clasificación.

Hasta ahí los hechos y sus primeras interpretaciones. El tema remueve por dentro. No estamos hablando de guerrilleros de las FARC, en las que militan numerosos ecuatorianos. Tampoco de mercenarios que se enrolan en ejércitos de dudosa identidad. Hablamos de soldados, y sin darnos cuenta estamos volviendo a la composición de los ejércitos de la Edad Media y el Renacimiento.

Los ejércitos nacionales cuajan en la modernidad: cuando las naciones crean poderosos ejércitos con reminiscencias napoleónicas y prusianas normas de patriotismo. Hoy, en tiempo de guerras con armamentos sofisticados y alta tecnología, se pide otra clase de soldados: gentes preparadas técnicamente para cumplir las órdenes emanadas. Luchadores con objetivos y órdenes que deben cumplirse. Se jura la bandera y se castiga la traición. El valor y la fidelidad, se fomentan y suponen. Pero lo que más se exige es el triunfo inmediato y aplastante en la batalla. Los valores humanos y éticos deben quedar en la mochila. Hay que ser efectivos. Lo propio del soldado es poder vencer a cualquier enemigo. Creo que por largo tiempo la identidad última de la persona del soldado, ella o él, que lucha bajo otra bandera, dará que pensar.








La paradoja de la reforma en México

Por Jorge G. Castañeda

Algunas veces no hacer ninguna reforma es mejor que hacer una del tipo incorrecto. Ese parece ser el caso en México, donde recientemente el Congreso aprobó nuevas leyes electorales y tributarias, pero no las que el país necesita.

Si bien la reforma tributaria estaba en un lugar alto del plan del presidente Felipe Calderón durante la campaña presidencial del año pasado, la reforma electoral no estaba incluida. En lugar de ello, le ha sido impuesta por una versión extraña y extrema de regateo político.

Los legisladores de la oposición querían una reforma electoral, pero no nuevos impuestos; el Gobierno quería más ingresos, pero no nuevas leyes electorales. Ambos lados obtuvieron parte de lo que querían, y México se quedó con lo peor del trato.

Se creó un impuesto mínimo alternativo, junto con un ligero aumento de los impuestos a las gasolinas, pero ambos terminaron tan deslavados que apenas llegaron a ser significativos. De acuerdo a las cifras del mismo gobierno equivalen a apenas el 1% del PGB, un aumento patético para una economía con una de las recaudaciones tributarias más bajas de América Latina.

Mientras tanto, los tres partidos principales -el Partido de Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD)- se unieron para mantener fuera de la escena política a los recién llegados. Sacaron de sus cargos a los directores del Instituto Federal Electoral (IFE), que organizaron las elecciones presidenciales del año pasado, hicieron más estricta la prohibición de que haya candidatos independientes, hicieron prácticamente imposible la creación de nuevos partidos y crearon una serie de restricciones arbitrarias y cuasi estalinistas sobre el contenido de la publicidad, los discursos y los debates entre candidatos. Todos estos cambios fueron tramitados en el Congreso como enmiendas constitucionales, eximiéndolas de ser objeto de apelación en los tribunales.

El único elemento positivo de las reformas -un plan destinado a asegurar igualdad de tiempo de emisión de radio y televisión para los partidos durante las campañas electorales- se echó a perder por graves omisiones legislativas. Dadas la ausencia de cualquier regulación acerca de la imparcialidad de la cobertura mediática de las campañas, la descarada corrupción de muchos medios de comunicación y la ausencia de un programa de actualidad en un horario de alta audiencia en televisión, prohibir la adquisición de tiempo de emisión no hace más que erigir una barrera insuperable para los nuevos actores políticos.

Con este telón de fondo, la expulsión de los directores del IFE resalta aún más. Si bien no hay duda de que el IFE cometió varios errores graves de relaciones públicas durante las elecciones del año pasado, sigue siendo una de las instituciones más respetadas de México, con índices de credibilidad que normalmente duplican o triplican los del Congreso y los tres partidos políticos. El IFE sirvió de guía para México durante varias crisis en 2006, cuando el candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, se negó a aceptar su estrechísimo margen de derrota y llevó su lucha a las calles.

Ahora la misma gente que certificó que la votación del año pasado fue justa y libre, y que Calderón efectivamente había ganado, está siendo removida de sus cargos por exactamente esa razón, en una medida que todo México sabe que es un gesto al PRI y al PRD a cambio de la misérrima reforma tributaria. Bismarck tenía razón al decir que nunca hay que examinar con demasiado detalle el modo como se crean las leyes y los embutidos.

Lamentablemente, el ataque a la autonomía del IFE no es un caso aislado en América Latina. Aunque los bancos centrales independientes han sido cruciales para ayudar a lograr estabilidad macroeconómica a lo largo de las últimas dos décadas, también -al igual que las autoridades electorales- están siendo objeto de una creciente presión.

El presidente venezolano Hugo Chávez ha propuesto abiertamente abolir la independencia del banco central, enviando una reforma constitucional que le permitiría usar a su antojo las reservas internacionales del país. De manera similar, los cargos de las comisiones electorales de Bolivia, el Ecuador, Nicaragua y -según algunas versiones- Argentina se están llenando con adeptos políticos.

México parece hoy condenado a unirse a este dudoso club. No tendría por qué ser así; si alguien debería saber eso, ese es Calderón. Es comprensible que desee diferenciarse de su predecesor, Vicente Fox, que fue incapaz de lograr la aprobación de reformas significativas en el Congreso. Sin embargo, no es razonable hacerlo proponiendo una cura peor que la enfermedad.

Jorge G. Castañeda, ex ministro de Relaciones Exteriores de México (2000-2003), es profesor distinguido global de Política y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York.









Steven visita al rey con traje de comunión


La familia de Jesús Oyana, un mecánico enderezador de 47 años y natural de Llano Grande (Pichincha), quien emigró a España hace más de 12 años, está de fiesta luego de que su hijo Steven ganó un concurso que le permitió visitar al rey Juan Carlos de España.

La semana pasada, la imagen de Steven abrió los noticieros de los principales canales de televisión en España. La XXVI edición del concurso ¿Qué es un rey para ti?, organizado por la Fundación Institucional Española (FIES), convirtió en triunfador a este inquieto niño de sangre ecuatoriana. Su poema y su dibujo dedicado al rey resultó ganador entre más de 25 mil trabajos elaborados por los escolares de toda España.

Jesús y su esposa Clemencia, en un principio, no dieron la importancia que merece este concurso, porque pensaron que “era una tomadura de pelo”.

Para ellos, el hecho de que “en Ecuador no se tenga rey” desmotivó un poco sus expectativas. “Es más, ni vimos lo que hizo mi hijo porque, como todo hicieron en el colegio, nos cayó de sorpresa el día que nos dijeron que Steven se iba a saludar al rey Juan Carlos”, manifiesta el orgulloso padre.

La madre, emocionada por la agradable noticia, fue una de las que más disfrutó del acto realizado en el Palacio de la Zarzuela. “Como todo fue de repente, tuvimos que acomodar el traje de la primera comunión, porque no alcanzamos a comprar uno en la tienda”. El oficio de modista que realiza Clemencia sirvió para preparar la “parada” de su “negrito Steven”.

Karina Varela, tutora de Steven desde los 3 años cuando ingresó por primera vez a la escuela, asegura que el menor redactó un poema que cumplió los criterios de originalidad. “Es un alumno buenísimo. Ha sido siempre de los mejores”.

Mientras en su pequeño hogar, localizado en Móstoles, en la afueras de Madrid, el pequeño entre sonrisas comentó lo que hizo: “Pues nada. Me apunté al concurso que convocaron por correo y pensé en un poema y un dibujo que hable sobre el rey, sus hijos, sus nietos… incluido la niña que sale en todas las revistas (Leonor, la primogénita de los príncipes de Asturias)”.

Ahora y después del triunfo de Steven, la familia Oyana Andrango continúa su vida diaria en España, a la espera de regresar algún día a su querido Llano Grande.


SU VIDA EN ESPAÑA


Steven tiene 10 años de edad y vagos recuerdos del Ecuador. Es aficionado del Atlético de Madrid y seguido de la Liga Deportiva Universitaria de Quito. Actualmente cursa el quinto año de primaria del colegio Inmaculada de María y acostumbra a "destapar” sus zapatos" en partidillos de fútbol en canchas madrileñas. (RJZ)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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