La Policía empezó los operativos para capturarlo

El sacerdote católico Óscar Ortiz Henao era el principal cabecilla de dos bandas de asesinos y secuestradores que operaban en Medellín (Colombia).

Según la Fiscalía, Ortiz Henao, quien se desempeñaba como párroco de la Iglesia San José de El Limonar, era el jefe político de la banda delictiva "Los desmovilizados de El Limonar".

El delincuente fue condenado ayer a 19 años de cárcel. Su banda, formada por paramilitares que se acogieron en su momento a un plan de desmovilización, es acusada de crímenes como sicariato, desplazamiento forzado, extorsión y narcotráfico.

Fuentes del ente acusador explicaron que Ortiz Henao fue capturado en 2010 y procesado y absuelto por un juzgado de Medellín. Pero, en razón de una apelación de la Fiscalía, la Sala Penal del Tribunal Superior revocó la anterior decisión y lo condenó a 19 años de cárcel.

El párroco fue recibido con ovaciones y una iglesia colmada por sus feligreses cuando en agosto de 2012 fue liberado de una prisión en una finca de la Curia, por las pruebas en su contra que lo sindicaban como líder de una organización criminal. Allí estuvo recluido más de dos años.

El padre Óscar llegó a la parroquia San José de El Limonar en marzo de 2000.

Como sacerdote encontró una comunidad controlada por ocho bandas juveniles y milicias del movimiento guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El religioso aprovechó la falta de resultados de la Justicia y ofreció la colaboración de personas de bien. Según él, esos grupos llegaban al Limonar con el objetivo de pacificar la zona de San Antonio de Prado, donde está ubicada su parroquia.

Durante sus misas, el religioso hablaba del flagelo causado en Colombia por la violencia, por la guerrilla, el narcotráfico y por el uso de las armas…

Aprovechaba el púlpito para convencer a la gente de que la Ley no hace nada para, de esa manera, facilitar y justificar el arribo de nuevos grupos de vigilancia.

Alejado de los preceptos que pregona el catolicismo, el cura adoptó posturas poco ortodoxas, pues, desde el púlpito, convocó al linchamiento social de líderes y personas que no lo seguían. Incluso llegó a pedir la pena de muerte de guerrilleros y homosexuales. A su parroquia llegaron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) con las que mantenía una estrecha amistad.

Bajo el mando del comandante Camilo, los crímenes con desmembramientos, las vacunas, llamado así al sistema de pago mensual a cambio de protección por parte de comerciantes y ciudadanos, comenzaron a ser habituales en El Limonar.

El padre Ortiz era quien autorizaba las golpizas a jóvenes rebeldes quienes, con solo ser mencionados por él como posibles guerrilleros, se convertían en blanco de miembros de las temidas Autodefensas.

Apenas se conoció la sentencia, la Corte de Justicia dictó de inmediato una orden de captura en su contra pero, según informó la Fiscalía, cabe la posibilidad de que el sacerdote se entregue voluntariamente. (EFE)

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