QUITO. 30.10.91. Ya está aquí la gripe. Y no es raro que
sobrevengan las complicacionesLa única forma deprevención es
lavacuna antigripal. Da inmunidad anual.

Su efectividad es del 90 por cientoCada invierno, el virus de
la gripe amenaza de nuevo. La epidemia alcanza su máximo
rigor durante los meses invernales, aunque suele extenderse
hasta la primavera. Durante la misma, muchas de las personas
afectadas deben guardar cama; el absentismo laboral que
ocasiona en los países que poseen las cuatro estaciones bien
definidas es importante y representa cuantiosas pérdidas
económicas.

EL VIRUS CULPABLE

El virus de la gripe, también llamado Mixovirus influenzae, se
clasifica en tres grupos conocidos como A, B, y C. A su vez,
estos se dividen en varios subgrupos. Las partículas virales
son de tamaño muy pequeño, tan solo observables mediante el
microscopio electrónico. Se hallan en el ambiente y se
transmiten a través de la tos y el estornudo. Penetran en el
huésped afectado por las vías respiratorias, donde se alojan
con preferencia. Una vez en el núcleo de las células,
necesitan de éste para reproducirse. La partícula viral
madura, también llamada virión, modifica el metabolismo de los
ácidos nucléicos e induce a la célula a fabricar nuevos
viriones a partir de aquellos.

Por lo general, la gripe se caracteriza por su comienzo
brusco. De pronto, la fiebre alta, que suele llegar hasta los
40 grados, irrumpe en medio de un cortejo sintomático muy
florido: cansancio, malestar general y un gran decaimiento. No
son raras las manifestaciones respiratorias con catarro nasal,
tos y expectoración, dolores musculares, cafaleas y
neuralgias.

Habitualmente, estos síntomas remiten en unos cuantos días.
Sin embargo, cuando se asocian varios tipos de virus, no es
raro que sobrevengan las complicaciones, sobre todo en
aquellas personas cuyo sistema inmunológico se halla
deprimido.

CUESTION DE DEFENSAS

Con frecuencia nuestro organismo es incapaz de crear las
defensas suficientes para repeler el ataque de los virus, ya
que carecemos de inmunidad natural contra los mismos. No
obstante, como ya dijimos, ciertas personas se hallan más
expuestas a padecer la enfermedad; entre ellas se encuentran
los ancianos, los niños y quienes por razones de trabajo están
en contacto más estrecho con los virus, como el personal
sanitario. Entre los grupos de riesgo también se hallan los
escolares y quienes viven en instituciones cerradas.

En la actualidad, la única manera que se conoce de prevenir la
gripe es la vacunación anual. La efectividad de la vacuna
antigripal oscila alrededor del 90 por ciento. Pero su
inconveniente radica en que no deja inmunidad permanente ya
que su efectividad es temporal. Por este motivo, los grupos de
riesgo deben revacunarse cada año, luego del verano. Mediante
esta vacuna no se busca erradicar la enfermedad -como ocurre
con otras inmunizaciones- ni evitar las epidemias, sino
prevenir las complicaciones que pueden aumentar la mortalidad
en los grupos de riesgo. Los epidemiológicos han observado que
la mortalidad por enfermedades respiratorias aumenta en un 100
por ciento durante los períodos de epidemia, sobre todo cuando
el proceso reviste una virulencia especial. Bástenos con
recordar la pandemia de gripe que dio la vuelta al mundo a
principios de siglo.

Si bien existen varios tipos de vacunas antigripales, en
nuestro país las más utilizadas son aquellas fabricadas con
virus muertos o inactivados de las cuales existen a su vez
tres clases: las vacunas hechas a base de antígenos virales
purificados, que ya han caído en desuso, las prepradas con
viriones entero y las fabricadas con virus fraccionados.

CADA AÑO UNA VACUNA

Los virus de la gripe, sobre todo del grupo A, varían su
composición antigénica de forma periódica. Algunos cambios se
producen cada 10 ó 15 años mientras que otros tienen lugar
cada 2 ó 3 años. Estas últimas mutaciones son las
responsables de epidemias focales, limitadas a una zona o país
determinado. A ellas se debe que la composición de las vacunas
no sea siempre la misma. Cada temporada se prepara un nuevo
tipo de vacuna, de acuerdo con las cepas circulantes en ella.
Todos los años la Organización Mundial de la Salud da a
conocer el tipo de vacuna recomendado para el período de
epidemia.

Gracias a los sistemas de purificación que se perfeccionan día
a día, los efectos secundarios de la vacuna antigripal son
cada vez menores. Las personas vacunadas suelen sufrir una
leve induración y enrojecimiento en la zona de inoculación y
no es raro que padezcan de una "minienfermedad" consistente en
un leve ascenso de la curva términa, algún malestar muscular y
decaimiento que no suelen durar más que unas pocas horas.

Por último, si bien las embarazadas constituyen uno de los
grupos de riesgo, hay que recordar que, para evitar que la
vacuna afecte la salud del feto, deben abstenerse de vacunarse
durante el primer trimestre de gestación. Esta vacuna está
especialmente indicada en personas mayores de 65 años, y en
quienes padecen de afecciones pulmonares, cardiovasculares o
renales crónicas y en diabéticos. (REPORTAJE EFE)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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