Anthony de Ávila regresa al balompié profesional después de 10 años
BOGOTÁ. Marcó 272 goles, fue cinco veces subcampeón de la Copa Libertadores, ganó ocho títulos, disputó dos Mundiales y, una década después de haber colgado las botas, el punta colombiano Anthony de Ávila anuncia su regreso a las canchas profesionales, a los 45 años de edad.
Fiel a la afirmación del filósofo y economista alemán Karl Marx, el Pipa de Ávila considera que "los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado", y, con sus 163 centímetros de estatura, decide regresar al club de sus amores, el América de Cali, del que es ídolo y acérrimo seguidor.
Su misión, según el propio De Ávila, máximo anotador de Colombia en la Copa Libertadores con 29 goles, es dar una mano a los "Diablos Rojos", equipo que vive un seria crisis económica a pesar de haber ganado hace seis meses la 13.ª corona en el fútbol cafetero.
"¡Si me dicen que juegue en el campeonato (profesional colombiano), listo! Simplemente tengo que trabajar duro y ayudar al América en este semestre", enfatizó De Ávila.
América ha sido su gran amante. De su mano, el también llamado Pitufo se tornó el máximo goleador histórico con más de 200 goles. Ganó siete títulos y disputó las cuatro finales de la Copa Libertadores, aunque en todas salió perdedor.
Esto último, junto a su religiosidad, llevaron alguna vez a que el Pipa tapara el diablo que caracteriza a los rojos, un sacrilegio que solo perdonan los hinchas a alguien de la relevancia del hijo ilustre de Santa Marta.
Su dilatada trayectoria motivó a Francisco Maturana a convocarlo para el Mundial Estados Unidos 94, y a Hernán Darío "Bolillo" Gómez al de Francia 98.
Sus goles y fintas trascendieron fronteras. El primer equipo extranjero fue el Unión de Santa Fe argentino, en el que jugó 37 partidos y marcó 17 tantos entre 1987 y 1988.
Luego, tras su segunda temporada en el América, militó en el Metro Stars estadounidense, con el que anotó 15 goles en 31 choques. Llegó al Barcelona ecuatoriano, en el que, además de salir campeón, anotó 27 dianas y terminó su carrera profesional.
Eso hasta el pasado 22 de julio, cuando, para sorpresa de todos, el punta colombiano anunció su regreso a la actividad profesional, lo que causó un gran debate en la prensa local.
El hombre que falló el lanzamiento en la tanda de penales que costó el título de la Copa Libertadores al América en 1985 jura que no vuelve por el dinero. Tampoco por ambición, pues afirma que el América le dio casi todo, y es la hora de retribuir.
Lo hace por el simple placer de despedirse de la entidad que lo hizo crecer y que le dio sus mayores alegrías.
"Anthony estará con nosotros por última vez como jugador este semestre. La gente disfrutará con él en lo que será su despedida", comentó Diego Umaña, técnico del equipo y uno de los principales impulsores del regreso del Pipa. (EFE)
BOGOTÁ. Marcó 272 goles, fue cinco veces subcampeón de la Copa Libertadores, ganó ocho títulos, disputó dos Mundiales y, una década después de haber colgado las botas, el punta colombiano Anthony de Ávila anuncia su regreso a las canchas profesionales, a los 45 años de edad.Fiel a la afirmación del filósofo y economista alemán Karl Marx, el Pipa de Ávila considera que "los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado", y, con sus 163 centímetros de estatura, decide regresar al club de sus amores, el América de Cali, del que es ídolo y acérrimo seguidor.
Su misión, según el propio De Ávila, máximo anotador de Colombia en la Copa Libertadores con 29 goles, es dar una mano a los "Diablos Rojos", equipo que vive un seria crisis económica a pesar de haber ganado hace seis meses la 13.ª corona en el fútbol cafetero.
"¡Si me dicen que juegue en el campeonato (profesional colombiano), listo! Simplemente tengo que trabajar duro y ayudar al América en este semestre", enfatizó De Ávila.
América ha sido su gran amante. De su mano, el también llamado Pitufo se tornó el máximo goleador histórico con más de 200 goles. Ganó siete títulos y disputó las cuatro finales de la Copa Libertadores, aunque en todas salió perdedor.
Esto último, junto a su religiosidad, llevaron alguna vez a que el Pipa tapara el diablo que caracteriza a los rojos, un sacrilegio que solo perdonan los hinchas a alguien de la relevancia del hijo ilustre de Santa Marta.
Su dilatada trayectoria motivó a Francisco Maturana a convocarlo para el Mundial Estados Unidos 94, y a Hernán Darío "Bolillo" Gómez al de Francia 98.
Sus goles y fintas trascendieron fronteras. El primer equipo extranjero fue el Unión de Santa Fe argentino, en el que jugó 37 partidos y marcó 17 tantos entre 1987 y 1988.
Luego, tras su segunda temporada en el América, militó en el Metro Stars estadounidense, con el que anotó 15 goles en 31 choques. Llegó al Barcelona ecuatoriano, en el que, además de salir campeón, anotó 27 dianas y terminó su carrera profesional.
Eso hasta el pasado 22 de julio, cuando, para sorpresa de todos, el punta colombiano anunció su regreso a la actividad profesional, lo que causó un gran debate en la prensa local.
El hombre que falló el lanzamiento en la tanda de penales que costó el título de la Copa Libertadores al América en 1985 jura que no vuelve por el dinero. Tampoco por ambición, pues afirma que el América le dio casi todo, y es la hora de retribuir.
Lo hace por el simple placer de despedirse de la entidad que lo hizo crecer y que le dio sus mayores alegrías.
"Anthony estará con nosotros por última vez como jugador este semestre. La gente disfrutará con él en lo que será su despedida", comentó Diego Umaña, técnico del equipo y uno de los principales impulsores del regreso del Pipa. (EFE)
Más en el