MENORES DE EDAD agreden a un compañero embrutecidos por el alcohol.

NOCHE DE COPAS ARRUINA LA VIDA DE NUEVE JÓVENES

OCHO ALUMNOS de un colegio de Quito agredieron a un compañero de clase, en un paseo.

En las postrimerías del año escolar de la Sierra 2004-2005, a fines de junio de este año, alrededor de 120 jóvenes de un colegio privado de Quito realizaron un paseo a una hacienda cercana a la capital.

Por esos días, en el centro educativo, los chicos y chicas solo hablaban de la celebración que organizaba un grupo de menores, entre 15 y 16 años. Los padres también lo sabían, incluso les había llegado una circular de parte de los entusiastas organizadores.

Aparentemente, la diversión y la seguridad estaban garantizadas, el lugar escogido era una cómoda casa de hacienda de los padres de familia de uno de los estudiantes. Habría mucha comida, baile, excursiones, Casi todos ellos se conocían desde la infancia.

Del transporte tampoco debían preocuparse. Para eso habían contratado algunos buses de los que prestan ese servicio para el colegio y los choferes eran de absoluta confianza.

En Quito, los jóvenes se embarcaron con la alegría
anticipada del festejo de fin del curso. Por la noche, cuando llegaron a la hacienda, la algarabía subió de intensidad. Los chicos y chicas se preparaban para el baile.

Los estudiantes habían llevado, entre sus provisiones, cerveza y licor. Cuando empezó a sonar la música, el baile se alternó con el licor.

Pasaban las horas y los tragos empezaban a producir sus efectos en los jóvenes. Parecía que nadie los controlaba.
En algún momento el muchacho más fuerte del grupo trató de agredir a otro menos fornido. Como se lo impidieron, lo insultó: "Maricón..."

La golpiza es filmada con teléfono celular

LAS AUTORIDADES conocieron del incidente, solo cuatro meses después de que se registraran los hechos.

Las horas avanzaban y la fiesta se ponía "mejor". Los jóvenes disfrutaban en la casona. Bailaban, reían, tomaban.

Nueve muchachos subieron al campanario. Los ánimos estaban alterados, los insultos y las ofensas iban y venían. El alcohol hacía su efecto.

En la penumbra, de pronto, se vislumbró un puñetazo, el agredido cayó al piso. A los quejidos le siguieron patadas y más golpes. Siete jóvenes pegaban a su compañero. Otro filmaba la grotesca escena desde su telefóno celular.
Probablemente la agresión no duró mucho (el recuerdo es confuso porque habían bebido demasiado), pero sí lo suficiente para hacer saber al compañero que, en adelante, debía cuidarse de ellos.

Tras la descarga de golpes, todos salieron del campanario. La víctima ya no quería estar en la casa donde había vomitado poco antes, solo deseaba dormir afuera de ese lugar. Estaba ebrio. Sus compañeros, los mismos que le habían propinado la paliza, lo acostaron y le cubrieron con ropas de todos ellos para abrigarlo.

Adentro, la diversión seguía, el resto de jóvenes ni se enteró de lo ocurrido. Los propietarios de la hacienda dormían y tampoco lo supieron. Se enteraron tres meses después. Igual que los demás padres. (AA)

"Sentí como si fuera la madre de Hussein"

DURANTE DOS HORAS, los estudiantes involucrados escucharon al Consejo de Disciplina del Colegio.

Días después del incidente, en un club privado de Quito, se hallaba el joven que filmó el video. Un amigo del colegio se acercó a comentarle sobre lo ocurrido y le pidió prestado el celular para observar las escenas grabadas. Luego las descargó en el suyo.

El nuevo año lectivo empezó en septiembre. Pocos sabían lo sucedido. En la primera semana de octubre, el joven que tenía la copia del video en su teléfono lo entregó a las autoridades del colegio. Las imágenes empezaron a circular en la Internet. No se sabe cuántas copias se hicieron.
Enseguida se reunió el consejo directivo y convocó a los involucrados. "Cobardes, animales, ¿les gustaría que eso les hiciesen a sus hermanos?", cuentan que les gritaron las autoridades. Para llegar a la "verdad", los pusieron unos contra otros; hubo quien prefirió hacer oídos sordos.

Los padres fueron llamados al otro día. "Soy consciente de que mi hijo obró mal, muy mal, nada lo justifica, lo he castigado, pero los profesores me hicieron sentir como si fuera la madre de Sadam Hussein", narra una mamá.
La decisión fue inapelable: estaban expulsados del colegio. Luego empezó el "calvario" de buscarles uno nuevo. (AA)

"TODAS LAS ACCIONES TIENEN CONSECUENCIAS"


LAS AUTORIDADES del establecimiento consideraron que no era posible retener a los alumnos porque había un ambiente de rechazo

La directora del colegio al que pertenecían los ocho expulsados defiende la medida adoptada y niega haber enviado una carta a otros planteles con el pedido de que no se les otorgue matrícula.

¿La agresión ocurrió en junio y el colegio se enteró en octubre?

Así es, porque no tuvimos ninguna indicación del problema hasta que el video llegó al colegio.

¿Quién lo entregó?

Un alumno que era amigo del grupo involucrado. No es del mismo curso.

¿Ese joven tenía carta de separación del colegio?

Yo no sé si él tiene antecedentes disciplinarios.

¿Cómo se juzgó a los agresores?

El colegio tiene un organismo disciplinario, esa es la primera instancia. Cuando la falta es muy grave pasa al Consejo Directivo, que está integrado por profesores y directivos.

¿En qué se fundamentó la expulsión?

La decisión se tomó tras realizar una investigación de fondo. Pensamos que esos ocho alumnos deberían cambiar de grupo de amigos y tener un nuevo comienzo en otro colegio. La decisión es dura para nosotros, para ellos y sus familias.

¿Por qué el colegio no les dio otra oportunidad?

Nosotros reflexionamos sobre esa posibilidad, pero no hubiera sido posible que se desarrollen normalmente en esta institución. Había muchos comentarios y rechazo a sus acciones. Además, había que enviarles el mensaje de que las acciones tienen consecuencias.

¿Qué explicaron los expulsados?

Entendí que desde antes había roces entre la víctima y ese grupo. Ellos decían que eso era normal.

¿Usted pidió a otros colegios que no los reciban?

Eso es falso. Esa carta no existe. Lo que ha habido en otros colegios es movimientos de padres de familia y de alumnos para no recibirlos.
Se convirtieron en "parias estudiantiles".
Sí. Pero eso está mal, porque todos merecemos un nuevo chance en la vida.

¿Por qué no fueron profesores al paseo?

Ese fue un paseo social fuera del colegio. No era un evento organizado por nosotros. De lo que entiendo, era un almuerzo que duraba hasta la noche.
Ellos se trasladaron en buses del colegio.
Tal vez contrataron a alguno de nuestros choferes, pero no eran nuestros buses.

¿Los padres del agredido avisaron de inmediato

Ellos no sabían. Los adolescentes esconden mucha información a sus padres, más aún cuando se trata de algo que afecta a su imagen.

¿La familia notó los golpes que presentaba el menor?

Él no fue golpeado en la cara. Fue empujado, humillado.

¿Lo ataron a un poste?

No fue amarrado. Fue humillado, empujado, pero no hubo evidencia clara de un maltrato.

¿Desde dónde lo botaron?

No tenemos esos detalles.

¿Lo flagelaron?

El video no es muy claro. Allí se ve que el chico es empujado, lo golpean en la cabeza, lo insultan. Pero no hay el tipo de golpe que notaría un padre de familia. (AA

"Educadores no debemos penalizar sino ayudar"

EN MUCHOS casos de violencia actúa la "masa"

María Dolores Gómez de la Torre, directora del Liceo del Valle, aunque respeta la decisión del colegio (que no es el Liceo), manifiesta que el haberles permitido quedarse hubiese sido una buena oportunidad de trabajar con los jóvenes, establecer compromisos y ayudarlos a ellos y sus familias.

La educadora opina que el hecho constituye una herida tanto para las familias de todos los adolescentes involucrados como para el cuerpo social del establecimiento.

Así, considera que la expulsión, como medida que busca sentar un precedente disciplinario, puede tener poco efecto. "Yo veo un grupo de muchachos molestos, resentidos, que creen que la opción no era excluirlos".
Gómez de la Torre no juzga la decisión de las autoridades, "el Colegio sabrá por qué los expulsó", aunque hubiese sido preferible que no lo hiciera para trabajar con ellos desde la responsabilidad, lo cual forma más que aplicar la penalidad.

Ella sostiene que en los planteles se dan casos de violencia y maltrato entre compañeros, en muchos de los cuales actúa el espíritu de "masa", pues tienden a desaparecer los valores individuales. En el caso analizado hubo circunstancias (alcohol, falta de vigilancia...) que sacaron a flote el ser primario instintivo y violento que todos llevamos dentro.

"Los educadores no estamos para penalizar sino para ayudar a levantar a quienes cometen errores, lo cual no significa impunidad", concluye. (AA)

Estos hechos son aislados


"Lo social, el entorno familiar y la impunidad influyen en conductas violentas de jóvenes"

"La expulsión de los alumnos involucrados en actos de violencia en un colegio de Quito es acertada", opina el rector del colegio Einstein, Raúl Vallejo.

Considera que afortunadamente, la violencia en los colegios es aislada y la generalidad de los jóvenes no entra en ella. Pero dice que eso no significa que la sociedad deba despreocuparse, sino que "las familias y los educadores debemos tomar medidas preventivas". Programas de deporte, de arte, espacios de comunicación en la familia permitirán que los hechos no se reproduzcan.

Vallejo sostiene que es necesario ponerse en el lugar de la víctima. Normalmente tratamos de explicar la actuación violenta de los jóvenes y olvidamos que hay un chico agredido, humillado y con consecuencias en su vida futura. En cuanto a los agresores asegura que a veces se dice: "Cómo es posible que se les corte la vida a los chicos separados de un colegio por un acto violento", pero no se piensa en el agredido que sufrió una serie de barbaridades.

Asegura que lo social, el entorno familiar y la impunidad que hay en el país influyen en esas conductas. "Como educadores tenemos que enseñarles que si cometen un acto de violencia, deben ser responsables frente a eso", y no decir luego que les arruinan la vida o que ningún colegio los acepta. Cuando ellos lo patearon, lo humillaron, lo escupieron y luego filmaron y subieron el video a la Internet, debían tener conciencia de lo que estaban haciendo.

Lo más importante que uno tiene que hacer es proteger a los alumnos desde esa perspectiva, "una sanción en la que los chicos son expulsados de una institución por un acto de violencia es una sanción bien aplicada", concluye. (MAR)


SOCIEDAD ES RESPONSABLE DE ÉXITO O FRACASO ESCOLAR

EL AGREDIDO Y LOS AGRESORES son víctimas. El colegio debió propiciar una reconciliación entre todos estos jóvenes y hacer que se rehabiliten".

El sacerdote Roberto Fernández cita un dicho africano: "Para educar a un niño se necesita toda la tribu". Esto lleva a reflexionar que la sociedad está implicada en el éxito o en el fracaso escolar.
Sobre el caso específico de este informe, atribuye la actuación de los chicos a un fenómeno de masas. Es decir, el grupo que reacciona de manera colectiva, por "aborregamiento".

"Yo me solidarizo con la víctima y con sus padres, y con el dolor de todos ellos", manifiesta al calificar de "víctimas" también a los agresores.
"Son unos chicos que están en su adolescencia y que los están tachando de delincuentes, cuando en realidad son normales como los demás, que tuvieron en ese momento un error".

Por eso considera que no hay cómo declararlos culpables.
Fernández no está de acuerdo con la expulsión y señala que no fue muy reflexionada. "Creo que fue un botar la toalla de parte del colegio", dice.

El sacerdote cree que la institución debió imponerles una sanción y hacer que se rehabiliten por el estudio, el trabajo y la reconciliación con el joven al que agredieron y sus otros compañeros, antes que botarlos del colegio.
¿En qué fallaron el plantel y la familia para no haber conseguido arraigar valores?", pregunta, al concluir que fue fácil expulsarlos, "pero un educador no puede pensar que con eso cumple su misión". (AA)


LAS RELACIONES SE BASAN EN LAS DESIGUALDADES

"Alcohol es culpable"

"El problema es el alcohol porque a uno le deja inconsciente y puede hacer cosas que uno es incapaz de realizar. Pero la violencia empieza en el hogar.

Esos chicos deben tener muchos problemas para que bebieran y luego agredieran a su compañero. Creo que no debían expulsarles porque eso los afecta y los hace inseguros. Una solución podría haber sido someterlos a un tratamiento para saber por qué son así y poder controlar su comportamiento. Con la expulsión los perjudican.

Evitar esos actos está en uno mismo al darse cuenta de lo que se hace, reflexionar y saber diferenciar lo que está bien de lo que está mal". (MAR)

R. Guevara - 16 años

El psicólogo dice que hay casos peores

"El hecho, protagonizado por un grupo de alumnos de un colegio de Quito, es de menor cuantía frente a otros que se ha dejado pasar en el país.

El año pasado, al menos, cuatro jóvenes fueron asesinados por sus compañeros en colegios de Guayaquil. Eso es más grave y no hemos dado importancia a estos actos de crueldad mayúscula.

La conclusión que se puede sacar es que los chicos son incapaces, en un momento dado, de poner palabras a los problemas; los adolescentes no están habilitados para arreglar así las diferencias. Ellos actúan de esa manera porque en el mundo hay un discurso del que se hacen eco los jóvenes: el rechazo a la diferencia.

Las actuales condiciones de los colegios y del sistema educativo son violentas. No hay espacios para juegos, las aulas son antitécnicas, sin ventilación, ni aire. Además, el régimen de las relaciones entre estudiantes y autoridades se basa en las desigualdades. Los colegios todavía marcan diferencias entre hombres y mujeres.
Nada justifica ese tipo de violencia porque es inhumana. La consecuencia es un muchacho vejado. Sí era él quien molestaba, o era el "norio", no cambia la situación de un chico tratado como un objeto vil.

La violencia se da en todos los estratos sociales, solo cambian las formas. Cómo se maneja y sus expresiones determina a los grupos. Hoy, el riesgo es que el otro saque un arma y dispare a quemarropa". (MAR)

Rodrigo Tenorio

"Es por inseguridad"

"La violencia se produce porque uno es inseguro y se deja llevar por los amigos; siente que si no hace eso, lo excluyen del grupo social. La sociedad actual está más dañada y eso produce inseguridad.

Los jóvenes, antes de cometer esos actos, deberían pensar en el futuro y en las consecuencias que pueda acarrear sus actuaciones.

Creo que estuvo mal que les expulsaran del colegio. Las autoridades debieron conversar con ellos y sus padres. Así pudieron haber hallado alternativas para rehabilitarlos o contactarlos con psicólogos para que puedan hablar sobre todo lo que han hecho". (MAR)

A. Cóndor -16 años

PUNTO DE VISTA

Los fundamentos de la educación

El informe de esta edición de BLANCO y NEGRO invita a reflexionar acerca de los fundamentos de la educación que se está brindando a los jóvenes ecuatorianos, en un mundo en que los valores supremos son la competitividad individual y la acumulación de bienes, símbolos del éxito y del prestigio.

Sin duda, es arriesgado generalizar, pero las noticias, cada vez más frecuentes, de hechos violentos protagonizados por estudiantes, permiten afirmar que están muy débiles las bases en la formación, que son la conciencia de solidaridad, el respeto al otro, la aceptación de las diferencias culturales y de la diversidad humana, la democracia y, en especial, el diálogo.

No es cierto que antes no hubo manifestaciones de violencia en los colegios. Pero los actos de esta índole que se han producido en algunos planteles, atribuidos a las disputas de bandas, o una paliza en "cargamontón" que se divulga por pantallas de celulares y por la Internet, indica que hay un "ruido" muy fuerte que está perturbando el sentido común de los jóvenes y está distorsionando su escala de valores. Es, entonces, una cuestión para educadores y para padres de familia, quienes tutelan la formación de niños y adolescentes en escuelas, colegios y hogares.

Sin embargo, no se puede exonerar a la sociedad, que exige comportamientos sujetos a la ley de la selva, en todos los ámbitos. En ese aspecto, los medios de información también deben replantear sus contenidos y sumarse a la solución de este dilema. Parece que todavía estamos a tiempo. (DCM)(BLANCO Y NEGRO)
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en Ciudad Quito

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