El totalitarismo marcó su vida. Lo sintió desde la infancia a través de un padre rígido, duro, al que, mucho tiempo después, tras la muerte de este, preferiría recordarlo como alguien que le había preparado para las dificultades de la vida. Yo, el supremo (1974), que aborda la personalidad y la época del dictador paraguayo José Gaspar de Francia, es su magna obra. Junto a El otoño del patriarca, de García Márquez y El recurso del método, de Alejo Carpentier, pasó a constituirse en una de las mayores obras que hablan-recontruyen el tema de las dictaduras en América Latina.
Augusto Roa Bastos nació en 1917 en Asunción, Paraguay. Su infancia pasó en el pequeño pueblo de Iturbe, en el Guairá, al este de esta capital, escenario de sus primeros manuscritos. Al parecer, por sus venas corría la irreverencia, el deseo de lucha contra la omnipotencia y la sed de justicia. A los 15 años se fugó, junto a un grupo de compañeros de colegio, a la Guerra del Chaco (Paraguay-Bolivia) para trabajar como asistente en un hospital de campaña, situación que lo marcó para siempre. En 1960 publicó la novela Hijo de hombre, en la cual un campesino simboliza la figura de Cristo y un oficial militar, la de Judas. Allí, narra las trágicas alternativas de este enfrentamiento. Al respecto, Roa Bastos había dicho al escritor Horacio Salas, colaborador del diario La Nación, de Buenos Aires, que esta historia la escribió en castellano, pero la había pensado en guaraní, la lengua nativa del Paraguay. "Los soldados hablaban solo ese idioma", supo explicar.
Este narrador, quien siempre reconoció con mucho orgullo ser un campesino, vivió gran parte de su vida en el exilio, como muchos de los grandes autores hispanoamericanos del siglo XX, como Cabrera Infante, como Borges o como Cortázar. Aunque, su condición fue distinta a la de estos. En 1947, tras las persecuciones de la dictadura militar en su país, viajó a la capital argentina, donde se desempeñó en muchos oficios como el de cartero, pero sin dejar jamás su rica actividad literaria. También trabajó como guionista, dramaturgo, periodista y profesor. A partir de allí reconoció que el exilio se había constituido en una escuela en la cual aprendió a ver las cosas desde otra óptica. Pero antes, en 1945, había obtenido una beca del British Council para vivir en Inglaterra y preparar materiales sobre América Latina para la British Broadcasting Company. En este lado del mundo se desenvolvió también como corresponsal de prensa para el diario El País, del Paraguay.
Durante su permanencia en la Argentina, el escritor entró a formar parte del universo literario de esa nación, gracias a Hijo de hombre. Allí conoció al autor de El túnel, Ernesto Sábato, y al padre los laberintos y los espejos, Jorge Luis Borges. Sin embargo, en la época de la dictadura de ese país, su libro Yo, el supremo fue incluido entre los textos subversivos. Pero la suerte estuvo de su lado. Una semana antes de que la policía allanara su departamento en el Gran Buenos Aires, ya se encontraba en Francia, invitado por la Universidad de Toulouse, con el fin de ser uno de sus maestros.
Su primera novela, Fulgencio Miranda, fue editada en 1941. En 1953 publicó una colección de 17 cuentos, bajo el título El trueno entre las hojas. En su vasto recorrido por las letras, dio a la luz también a los poemarios El ruiseñor de la aurora (1945) y El naranjal ardiente (1960). Fue un ávido lector de Rainer M. Rilke, Paul Valéry, Cocteau, Eluard, Breton y Aragon. También de William Faulkner, de quien reconoció su influencia. En 1989 fue reconocido con el Premio Cervantes, considerado el Nobel en español. También obtuvo otras distinciones como la Orden José Martí, otorgada por el Gobierno cubano. Tras su muerte, Augusto Roa Bastos, a quien su madre le leía cuentos y la Biblia en guaraní, sigue siendo (siempre lo será) uno de los grandes narradores de la literatura mundial. (PAS)

El escritor

Tomás Eloy Martínez, quien también ha abordado la vida de algunos presidentes latinos como Perón o Menem, mantuvo una franca amistad con Roa Bastos. Él le dedica un sentido homenaje en una columna del diario La Nación de Argentina: "Augusto fue el primer amigo que tuve cuando llegué a Buenos Aires, poco antes de cumplir veinte años, y el escritor con el que he compartido más intimidades a lo largo de la vida." Esa experiencia tuvo también sus bajos y sus distancias (geográficas). "Después del Supremo, me pareció que su camino de narrador navegaba con las velas caídas, y se lo dije". De cualquier modo, T. E. Martínez recrea a un Roa Bastos vivo, un hombre que seguirá enhiesto en la literatura latinoamericana como si supiera que nunca lo dejaríamos ir. (EA)


PALABRAS EN EL TIEMPO

Mariátegui y la invitación a la vida heróica

Alicia Ortega

Todo comienzo de siglo supone cambios y renovaciones que demandan una gran dosis de inventiva humana y de fe combativa. A inicios del siglo pasado, en la década de los años veinte, el gran pensador José Carlos Mariátegui señalaba que el ser humano contemporáneo tiene necesidad de fe. El pensamiento mariateguiano está marcado por la sombra de la Primera Guerra Mundial, el densencanto de la experiencia racionalista y la certeza de que la ciencia no puede dar todas las respuestas:
"Todas las investigaciones de la inteligencia contemporánea sobre la crisis mundial desembocan en esta unánime conclusión: la civilización burguesa sufre de la falta de un mito, de una fe, de una esperanza... El hombre occidental ha colocado, durante algún tiempo, en el retablo de los dioses muertos, a la razón y a la ciencia. Pero ni la razón ni la ciencia pueden ser un mito. Ni la razón ni la ciencia pueden satisfacer toda la necesidad de infinito que hay en el hombre... El mito mueve al hombre en la historia... La historia la hacen los hombres poseídos e iluminados por una creencia superior, por una esperanza superhumana; los demás hombres son el coro anónimo del drama".
Para Mariátegui, este mandato vital de mito, de infinito, de "voluntad de creer" que hay en el humano, solo puede satisfacerse en la medida en que cada generación invente la ilusión de una lucha final, una ilusión que pueda dar forma a eso que él llama "esperanza superhumana". A pesar de que cada lucha, intuida inicialmente como final, es reinventada en cada coyuntura histórica, "los hombres tienen necesidad de creer en sus verdades relativas como si fueran absolutas. ¿Qué importa que la certidumbre de los hombres de hoy no sea la certidumbre de pasado mañana? Sin un mito los hombres no pueden vivir fecundamente". El humano no puede prescindir de ilusión, de una fe combativa que lo mueva a vivir peligrosamente, de sentido heroico de la vida, de la creencia de que la nueva jornada es la jornada definitiva. Esta fe, y con ella los símbolos de un nuevo espíritu, no siempre surge de un tamiz intelectual a menudo irrumpe entre las multitudes de las calles. Son los acontecimientos los que imprimen nerviosidad en nuestro espíritu: "Los profesionales de la Inteligencia no encontrarán el camino de la fe; lo encontrarán las multitudes. A los filósofos les tocará, más tarde, codificar el pensamiento que emerja de la gran gesta multitudinaria""

EN LA PUERTA DEL HORNO

El segundo momento de un concierto hecho de máscaras

Alejandro Moreano está encargado de ofrecer los parabienes de la segunda edición del libro de cuentos Máscaras para un concierto, del escritor manteño radicado en Quito, Raúl Vallejo. El convite está extendido a todo el público para el próximo jueves, a las 19:00, en el C C Benjamín Carrión (Jorge Washington y Páez). De este libro se han expresado con palabras amables Miguel Donoso Pareja y Cecilia Ansaldo, entre otros.


LIBROS

Llámalo sueño

Una de las novelas fundamentales de la literatura norteamericana del siglo pasado se ofrece en la bonita edición de aniversario (40 años) de Alfaguara. Aparecida por primera vez en 1934, Call it Sleep (su título en inglés) no suscitó ningún interés ni de críticos ni de lectores. Sería la reedición de 1964, la que le depararía el reconocimiento nacional y la reputación literaria de su autor.
como uno de los escritores imprescindibles de la escena norteamericana. La historia construye el descubrimiento interno que un niño judío realiza en la Nueva York de los años negros de la depresión.

Henry Roth
Alfaguara
676 págs.

La visita

A principios de uno de los siglos más oscuros de la colonia española, el XVII, el gobierno metropolitano decide enviar un equipo representante de la santa inquisición a la Audiencia de Quito, como respuesta a las varias comunicaciones suscritas por ciudadanos y viajeros anónimos que se ruborizaban por el poco recato moral de los frailes de la olvidada Audiencia americana.

Carlos Fiallos
ed. del autor
151 págs.


RECOMENDADO

André Kaspi, Ediciones Folio

John F. Kennedy

El primer volumen de la colección "Grandes biografías del siglo XX", que circula desde el próximo martes con Dario HOY, está dedicado a dibujar la figura política y humana del presidente estadounidense que para muchos significó la esperanza y la desilusión de los años sesenta.
Cuando, la mañana del 22 de noviembre de 1963, cayó muerto en su auto John Fitzgerald Kennedy, un gran agujero se abrió en la historia de los Estados Unidos. La investigación oficial fue cerrada el año siguiente al hecho y, con ello, en lugar de clausurar el enigma y echarlo al olvido, solo se ha logrado exacerbar el ánimo inquisitivo de todo el mundo. El biógrafo francés André Kaspi precisamente aborda la tarea de invocar con la imaginación al fallecido presidente desde ese traumático último momento de su vida. Las lecciones de conducción política dentro de la aristocrática familia Kennedy y los avatares que coparon la administración de los Estados Unidos en ese tiempo ocupan buena parte de la atractiva biografía. (EA)

Quito En L. Científica

1. Los hijos del suelo, F. Febres Cordero
2. Historias de éxito, Robert Kiyosaki
3. 101 mensajes para el alma,Gary Flor García
4. Ángeles y Demonios, Dan Brown
5. Don Quijote de la Mancha, M. de Cervantes
6. Memorias e identidad, Juan Pablo II
7. Padre rico, padre pobre, Robert Kiyosaki
8. Como el silencio, L.Maldonado
9. Los secretos del Diad, Larry Collins
10.Ser competitivo, Michael Porter. GUAYAQUIL L. Científica

1. Don Quijote de la Mancha, M. de Cervantes
2. Los hijos del suelo, F. Febres Cordero
3. El Código da Vinci, Dan Brown
4. La hermandad de la sábana..., Julia Navarro
5. Aprendiendo a quererse..., Walter Risso
6. El libro que ustedes escribieron, Ana Buljubasih
7. La otra cara del Che..., Marcos Bravo
8. Revelación de los templarios, Lynn Picknett
9. A hombros de gigante, Stephen Hawkins
10.Ama y no sufras, Walter Risso.

CUENCA En Sodilibros

1. Los hijos del suelo,F. Febres Cordero
2. Manual de escritura académica, Raúl Vallejo
3. Memoria de mis putas tristes, García Márquez
4. Veinte poemas de amor y..., Pablo Neruda
5. Padre rico, padre pobre,Robert Kiyosaki
6. Santa Ana de las Aguas, Varios autores
7. El código Da Vinci, Dan Brown
8. Cien plantas silvestres del..., Varios autores
9. Diccionario del uso correcto..., Susana Cordero
10.Chocolate caliente para el alma,Jack Canfield.
EXPLORED
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