Quito. 08 oct 99. Ayer a las 07:06, los quiteños fueron testigos
de una nueva explosión de vapor y ceniza que cubrió el cielo
azul. La visión del evento volcánico desde varios puntos de la
ciudad y sus alrededores fue espectacular.

El fenómeno se originó en el borde occidental de la caldera. La
sismicidad se incrementó y hasta el cierre del boletín de la
tarde del Instituto Geofísico (IG) hubo 3 sismos volcano
tectónicos, 765 de largo período, 97 híbridos y 18 señales de
caídas de rocas.

La emisión duró diez minutos, según lo detectado por los
sismógrafos del IG; a la nube de vapor y ceniza le llevó 30
minutos en subir y expandirse, dividiéndose en dos partes: la
superior se dirigió hacia el norte y noreste hacia Zámbiza,
Comité del Pueblo 1, Llano Chico, etc.; la inferior al occidente,
Nono y Mindo. También lo que parecía ser un polvo más fino viajó
lentamente hacia el sur oeste. Hasta las 07:50 se contabilizaron
40 pulsos de emisión de menor grado.

El hongo, muy parecido a la imagen de la explosión de una bomba
tuvo un desplazamiento reducido de 17 centímetros cuadrados, es
decir, más pequeña que la ocurrida el martes, que alcanzó 36
centímetros cuadrados y una altura de 16 kilómetros.

La coloración de esta emisión varió entre el blanco, gris y
rosado. La velocidad que alcanzó fue de 25 kilómetros por hora
al sur oeste y de 20 kilómetros al este.

Esto hacía prever en la mañana que la ceniza caería también sobre
Quito, pues se topó con vientos en dos direcciones: bajo los 12
kilómetros sopló hacia el noroeste y sobre esta altura sopló
hacia el este.

Y así fue, después de tres horas de la emisión, a las 11:00,
justo cuando Hugo Yepes, director del IG, en una rueda de prensa,
manejaba la posibilidad de que el material se depositara en la
urbe.

La ceniza cayó durante unas cuatro o cinco horas, muy suavemente,
pero a pesar de ello obligó a las personas a cubrirse la nariz
con las máscaras de papel filtro y a otras a permanecer en sus
casas, que fue una de las recomendaciones que hizo Yepes.

Además de que se tomen las medidas de prevención al instante de
ocurridos los eventos, "la gente tiene entre dos, tres y hasta
cuatro horas para proteger a quienes tienen problemas graves de
salud, a los niños, en los ancianatos, etc.".

¿A qué se debió la expulsión de la nueva columna? El nuevo domo,
localizado en el borde occidental de la caldera del volcán, sigue
creciendo y se destruye de a poco, dice Mario Ruiz, jefe del Area
Sismólogica del IG.

Se calcula que el domo tiene una longitud de entre 200 y 220
metros de diámetro y cuando fue visto por primera vez se habló
de 100 metros de diámetro. Es una cúpula (domo) de acumulación
del nuevo material que se desestabiliza, colapsa y cae, en un
ciclo que se repite constantemente. "El domo ya es roca nueva".

Entonces el proceso de erupción que inició la semana pasada
¿puede terminar en una erupción grande? Yepes no lo descarta,
menciona que en una gran explosión podría haber una emanación de
material por unas dos horas y media; mientras tanto, el Guagua
Pichincha sigue desfogando energía y, en Quito, la salida de
ceniza, cada vez, se convierte en un escenario cotidiano.

Un hongo en el cielo que fascinó a los quiteños

Quito amaneció ayer nítido como un espejo. Al sur, se reflejaba
con su manto blanco brillante el Cotopaxi y, a su diestra, el
Sincholagua, tenía la silueta de una mujer recostada. Al noreste,
el Cayambe con su pico ancho, casi cuadrado, observaba imponente
un vasto cielo azul.

Después de la lluvia vino la calma, el aguacero del miércoles
limpió la ciudad de tal forma que nadie hubiese imaginado que una
nube gris la cubrió 70 kilómetros. Pero la tranquilidad terminó
a las 07:06 de ayer, con un espectáculo que no se borrará de la
memoria de los quiteños: un hongo de 12 kilómetros de altura los
despertó para siempre.

Mario Camaris, de 85 años, morador de El Condado, creía haberlo
visto todo. Con su nieta sentada en sus piernas miraba desde las
azotea de un edificio de cinco pisos cómo una columna entre negra
y blanca, que parecía estar rodeada de dos anillos brillantes en
la parte baja, se levantaba en el fondo azul: "¡He vivido para
ver esta maravilla!".

Los barrios del noroccidente de Quito, asentados a la altura del
aeropuerto, vivieron paso a paso la gigantesca emanación de gas
y ceniza que lentamente cubrió las calles y los parques.

Terrazas repletas de gente, exclamaciones de pavor y emoción, un
incensante ruido de martillos y la protección inmediata de
chimeneas con grandes plásticos negros. Ese fue el ambiente de
las urbanizaciones Bakker II, Kennedy, San Pedro Claver, San
Carlos y Carcelén.

"Es impresionante, es un hongo de nubes que jamás había visto en
mi vida", fue el comentario de José Solano, un morador de la
Bakker II, quien clavaba tablas tríplex sobre dos ventanas
laterales. La mayoría de habitantes de estos barrios se retrasó
a los sitios de trabajo, puesto que daban los últimos toques para
asegurar las viviendas. "En una radio escuché que en tres horas
caería la ceniza y fíjese, semejante hongo nos va a cubrir, ¡Dios
mío, qué tiempos vivimos, solo esto nos faltaba", expresó María
Auxiliadora Mejía, una anciana de la Kennedy, quien con escoba
en mano seguía barriendo la ceniza que cayó el pasado martes.

Conforme el hongo de la explosión se extendía, muchos habitantes,
todavía con las pijamas puestas, prefirieron refugiarse en las
casas. Muy pocos retiraban los autos para trasladarse al trabajo.
Preferían asegurar bien las ventanas y tapar las hendijas para
que la ceniza no se filtre.

Jorge Yépez, un taxista que circulaba por la 10 de Agosto, creía
que la erupción había comenzado. "No, no se preocupe, le
respondió un policía, eso se conocerá al menos con tres días de
anticipación". "Pero de esta explosión nadie anticipó", manifestó
el conductor. El sol se ocultó a las 08:00 y cuando la inmensa
nube se alejaba al oriente, la calma volvía a estos barrios.

Alrededor de las 10:00, una imagen que se vuelve familiar en
Quito: decenas de personas se protegían con paraguas de la ceniza
que empezaba a caer. Asimismo, cubrían los rostros con máscaras
blancas. Eso se vio en el centro colonial, avenidas Amazonas,
Naciones Unidas y en los parques La Carolina y El Ejido. "No
queda más que acostumbrarse a vivir con el volcán", subrayó
Enrique Figueroa, un jubilado de la Plaza Grande que no se
resignaba a abandonar un banco de cemento; eso sí, protegía su
rostro con gruesas gafas verdes. Como en otros días, los
vendedores ambulantes en el Centro ofrecían mascarillas blancas
(tres por dos mil sucres).

En el sur, la ceniza empezó a caer aproximadamente a las 11:00.
El fuerte sol hacía que, por efecto de la luz, las partículas de
polvo volcánico se vieran más grandes. En el parqueadero del
Centro Comercial El Recreo, todos los carros quedaron blancos.
Los transeúntes no dejaban de mirar al cielo en espera del
aparecimiento de otro gigantesco hongo arrojado por el Guagua.

Fumarolas

460 trabajadores limpian * Los trabajos que realiza la Empresa
Metropolitana de Aseo (Emaseo) es permanente. Ayer continuó el
aseo de las avenidas principales de la ciudad y la vía exclusiva
del trole. 400 jornaleros recogen los desechos en 25 volquetes,
durante el día. En una segunda jornada, actúa otro grupo de 60
personas y 12 vehículos que recorren en la noche la capital. Solo
en la ruta exclusiva se evacuaron 500 toneladas de ceniza
volcánica. Para el barrido de las calles existe un equipo de 180
trabajadores que son los guardaparques en el Metropolitano, La
Carolina, El Ejido, La Alameda y el parque Julio Andrade.

La ceniza en los sumideros * El aguacero del miércoles acarreó
hacia las alcantarillas gran cantidad de ceniza que no pudo ser
retirada. Según la Empresa de Alcantarillado y Agua Potable
(Emaap) esta situación es preocupante porque el material puede
cementarse y taponar la tubería del alcantarillado, pero ya está
tomando las medidas necesarias. Más de 100 trabajadores se
movilizaron para destapar los colectores que trabajaron sobre
presión a causa del aguacero. Los sitios más afectados fueron Los
Dos Puentes, en las calles Chasqui y Galte laboraron hasta las
24:00, la Villa Flora, entre otros. Las aguas dejaron una víctima
de 15 años que se encontraba en una vivienda, ubicada en las
calles Ambato y Quijano, que se destruyó. La Emaap pide a la
ciudadanía no descuidar las labores de limpieza, pero insiste en
que no sedebe utilizar agua potable para sacar el polvo
volcánico.

El sobrevuelo de ayer * Vinicio Cáceres, Luis Maldonado y Gorqui
Ruiz, del Instituto Geofísico, realizaron la mañana de ayer el
mantenimiento de las estaciones de monitoreo San Juan y San
Jorge. Por otro lado, Hugo Yepes, John Ewert y Dan Miller, del
Geofísico y de la Usgs, acompañaron al presidente Jamil Mahuad
y a los medios de comunicación en un sobrevuelo que se hizo 20
minutos después de la explosión. El aeroplano trató de
aproximarse al flanco sur del volcán, sin embargo, la extensa
cortina de ceniza que caía de la columna eruptiva impidió hacer
observaciones directas del fondo de la caldera. Por esto la
localización exacta del punto de origen del evento fue reportada
por el satélite de la NOOA.

La migración a Manabí * En estas semanas muchos quiteños se
desplazaron hacia Manabí desde la vigencia de la alerta naranja.
Los trabajadores administrativos de las cooperativas de
transportes interprovinciales como Flota Imbabura dijeron que los
buses con dos turnos por la noche siempre vienen llenos desde
Quito. Similar reporte se consiguió en Reina del Camino,
Panamericana Internacional y Carlos Alberto Aray. Los destinos
de la inusitada emigración son El Carmen, Chone, Bahía Portoviejo
y Manta. Cuando el alcalde Roque Sevilla ordenó el retorno a la
alerta amarilla, muchos empezaron el regreso a la capital, pero
cuando vieron la nube de cenizas que cubría la ciudad el martes
pasado, volvieron a Manta.

A clases y con una guía de prevención

El sector educativo no puede continuar interrumpido. Tenemos que
acostumbrarnos a convivir con el volcán Guagua Pichincha". Con
esas dos frases la ministra de Educación, Rosángela Adoum,
anunció que a partir de hoy se reinician las actividades
escolares en Pichincha.

Luego de una semana de interrupción, los 558 774 estudiantes
fiscales y particulares de la provincia retornarán a las aulas.
Adoum dijo que solo en caso de que nuevamente se decrete la
alerta naranja o se pase a la roja, el Ministerio suspenderá las
clases. No sabemos cuánto más va a durar la anomalía del fenómeno
natural, por eso es imprescindible reiniciar las actividades
académicas, señaló la funcionaria.

En tanto, ayer, solo siete de los 72 profesores fiscales
convocados por la Dirección Provincial de Educación acudieron a
la capacitación del programa teleducativo Caravana del Saber. La
masiva ausencia se debió posiblemente a la nueva explosión que
registró el volcán en horas de la mañana.

El proyecto para dictar clases por las radios se suspendió debido
a que los profesores tienen que volver a sus establecimientos a
dictar sus asignaturas.

El aeropuerto abrirá... pero

Según Jorge Cabezas, subdirector de la Dirección de Aviación
Civil, el aeropuerto Mariscal Sucre permanecerá abierto mientras
las condiciones del volcán así lo permitan (tipo de emisiones,
dirección del viento, etc...), de lo contrario se cerrará.

Para no causar molestias y que las empresas de aviación tomen sus
decisiones, se agilita a las líneas aéreas y de carga la
información sobre el comportamiento del volcán.

"Cuando haya emisiones el aeropuerto paralizará y cuando no los
vuelos se realizarán normalmente". La información del cierre será
difundida a las compañías y aeropuertos del mundo. "Como
alternativa están los terminales de Latacunga y de Guayaquil.
Estos se encuentran abiertos todo el tiempo.

Ayer, se cerraron las operaciones del Mariscal Sucre, desde las
07:45 hasta las 09:15 y el terminal de Latacunga tuvo 16 aviones
en su plataforma.

El miércoles operaron algunos aviones cargueros en Latacunga, por
el momento reforzamos los equipos de la rampa de ese aeropuerto,
dijo cabezas.

Mientras tanto, los turistas seguían angustiados y también
maravillados por la sorpresa de la explosión. "Parecía que la
nube de ceniza estaba a las puertas mismas del aeropuerto, no lo
podía creer", afirmó Carmen Durán, una turista venezolana.

A las 08:15 de ayer decenas de turistas seguían captando imágenes
y filmando a la inmensa nube que poco a poco se dirigía al
oriente. "Nunca lo olvidaré, en mi cámara registré todo", dijo
Juan Carlos Alonso, un joven venezolano.

Jamás olvide la mascarilla

Para las personas que sufren algún problema respiratorio la vida
no es normal cuando hay una emisión de gases y cenizas
volcánicas. Poco a poco están cambiando sus hábitos: mascarilla,
broncodilatadores (para asmáticos), bufandas, gorro y gafas son
prendas que deben usar incluso dentro de casa.

En estos días se complican una variedad de dolencias relacionadas
con las vías respiratorias y los pulmones. Quienes sufren de
asma, bronquitis crónica, enfisema pulmonar, bronquiectasias,
rinitis, rinosinobronquitis, sinusitis, laringitis, cardiopatía
con enfermedad pulmonar o que tengan una infección como gripe,
rinofaringitis y neumonía, deben adoptar medidas de control o
prevención para evitar problemas con la ceniza.

Lo más deseable sería que estas personas no salgan y como eso no
es posible en todo los casos, algunos pacientes ya llevan a la
mano, además de pañuelo, mascarilla y sus medicamentos, suero
fisiológico o agua pura para lavarse los ojos y nariz
frecuentemente, como mínimo tres veces al día.

Ellos son los más proclives a sufrir problemas en estos tiempos
de caídas de ceniza y son los pacientes que más están utilizando
el teléfono para llamar al médico a reportar alguna complicación
o precisar algunas recomendaciones. Y todos les dicen casi lo
mismo: mantenga la calma, respire solo por la nariz con la
mascarilla puesta, quédese en un lugar seguro, si viene un
ventarrón tápese bien la nariz y póngase de espaldas o por un
momento ocúltese tras una puerta. Use gorro y bufanda también.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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