Quito. 12 oct 2000. La reactivación económica comienza a sentirse y el
mercado laboral es el más beneficiado. La tasa de desempleo se reduce; la
inflación se detiene y los empresarios se ven optimistas. No hay mal que
dure cien años...
Colas de desempleados evidenciaron la recesión del año pasado: el 19% de
la población perdió su trabajo
Ex desempleado. Treinta y tres años, ejecutivo bancario por ocho y
tecnólogo en computación. Xavier Mazzini hizo carrera en el Banco del
Pacífico. "Me iba muy bien, pero nunca imaginé que la incertidumbre
laboral provocada por la fusión con el Banco Continental me obligaría a
dejar el empleo. Estuve varios meses sin trabajo y las vi negras". Hoy,
tiene otra ocupación que le brinda mayor rédito económico: administra una
mueblería propia, ubicada al sur de Guayaquil y, en él, Mazzini ofrece
empleo a cuatro personas más. Antes le perteneció a su padre, quien la
cerró por la falta de capitales. "Yo la reabrí y, ahora, tengo mis
propios clientes", dice. Mazzini no quiere regresar a la banca. "Este
trabajo es más sacrificado, pero tengo más estabilidad".
En apuros. La empresa fabricante de electrodomésticos Ecasa tuvo, en
1999, el peor año de los 36 que lleva en el mercado. "Redujimos un 40%
del personal de planta y con ello nuestra producción cayó
dramáticamente", explica Alberto Rosales, su vicepresidente.
Pero, a mediados de año, Rosales apretó el acelerador y reactivó la
producción, pues Ecasa constituyó una de las primeras empresas que
propuso el plan de cocinas y refrigeradoras populares, con el ánimo de
despertar un mercado en agonía. "Esto le significó a la empresa, por lo
menos un incremento del 25% en las ventas. Hemos recuperado un 20% del
personal -35 personas- que tuvo que salir durante la crisis y comenzamos
a expandirnos hacia nuevos mercados en Centroamérica y otros países",
agrega.
Efectivamente, no hay mal que dure 100 años ni cuerpo (o empresa) que lo
resista. Esta sentencia popular parece ajustarse a la perfección al clima
de optimismo presente en los sectores productivos nacionales. Una
reciente encuesta elaborada por Cedatos revela que la confianza de los
empresarios parece repuntar: el 31% de los consultados dice que sus
ventas aumentaron durante el último semestre del año y el 52% cree que se
incrementarán a corto plazo.
¿Cuál será uno de los mayores beneficios? Pues que el mercado laboral,
logrará revertir la tendencia de decrecimiento: la última estadística del
Banco Central del Ecuador (BCE) confirma que la oferta laboral se
recuperó un 2.7% en el último trimestre del año y, de hecho, las Cámaras
de la Producción de Costa y Sierra revelaron que empresas nacionales,
recontrataron, por lo menos, 2.000 empleados durante estos últimos tres
meses.
Y aún hay más: el último índice de confianza empresarial elaborado por la
firma consultora Deloitte & Touche destaca el incremento de la demanda de
fuerza laboral pues, de los encuestados, el 17% aumentó su número de
trabajadores, frente al 9% y 6% de meses anteriores.
TOCAMOS FONDO
Una década bastó para que Ecuador agravara su problema de desempleo: en
1990, la tasa de desocupación alcanzó un 4% -comparable con la de países
desarrollados, como Estados Unidos- y, hoy, el índice alcanza el 16%, uno
de los más altos de la región.
Una conjunción de shocks político-económicos internos y externos, cuyo
mayor impacto se evidenció durante 1999, provocaron este retroceso. "El
año pasado fue dramático para la economía nacional por la devaluación
monetaria: el Ecuador nunca vivió una crisis de esa magnitud que produjo
un deterioro en la economía y en el poder adquisitivo de todos,
incluyendo a las empresas", sostiene el ministro de Trabajo, Martin Insua
Chang.
Y el efecto más claro lo constituyó el despido masivo de cientos de
empleados públicos y privados: según la estadística oficial elaborada por
el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec), el 14% de la
Población Económicamente Activa (PEA) -calculada en 3,7 millones de
personas- dejó de trabajar el año pasado.
Cifras no oficiales son más dramáticas. La encuestadora Cedatos cifró la
tasa de desempleo para agosto de 1999, en el 19%. Todo esto sin contar el
número de empleados despedidos de los bancos quebrados que hoy administra
la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) y los trabajadores del Banco
Central del Ecuador (BCE) que tendrán que salir con la reducción obligada
por el proceso de dolarización.
Carlos Córdova, vicepresidente de Cedatos, explica que el feriado
bancario y el congelamiento de depósitos fueron los factores detonantes
de la crisis del mercado laboral. "Todo fue una cadena: nadie tenía
dinero, el consumo se redujo y, por tanto, las empresas redujeron sus
ventas. Como no vendían, tuvieron que reducir su producción y despidieron
a sus empleados", dice.
POSITIVOS
No obstante, el panorama se despejó. Un reciente informe difundido por la
Superintendencia de Compañías revela que, durante la recesión de 1999, un
promedio de 100 empresas por mes cerraba sus puertas. Hoy, según el mismo
informe, la Superintendencia recepta los datos y autorizaciones de
apertura de un promedio de siete empresas por mes. Según el organismo,
durante el primer semestre del año, registró la conformación de 3.500
nuevas empresas y, las que ya existían incrementaron sus inversiones.
Y si hay nuevas empresas, habrá más plazas de trabajo. Sebastián Illes,
gerente regional de Manpower, empresa especializada en la contratación de
servicios temporarios, explica que la reactivación del mercado laboral es
evidente, aunque todavía es muy lenta. "Estos últimos meses del año, las
empresas incrementaron sus solicitudes de personal en un 30%", calcula el
ejecutivo. Este tipo de empresas ofrece trabajadores en tres áreas:
administrativa, industrial y ejecutivas. De ellas, la industrial es la
que experimentó el mayor crecimiento. (Texto tomado de la revista Vistazo
del 15 de septiembre)
mercado laboral es el más beneficiado. La tasa de desempleo se reduce; la
inflación se detiene y los empresarios se ven optimistas. No hay mal que
dure cien años...
Colas de desempleados evidenciaron la recesión del año pasado: el 19% de
la población perdió su trabajo
Ex desempleado. Treinta y tres años, ejecutivo bancario por ocho y
tecnólogo en computación. Xavier Mazzini hizo carrera en el Banco del
Pacífico. "Me iba muy bien, pero nunca imaginé que la incertidumbre
laboral provocada por la fusión con el Banco Continental me obligaría a
dejar el empleo. Estuve varios meses sin trabajo y las vi negras". Hoy,
tiene otra ocupación que le brinda mayor rédito económico: administra una
mueblería propia, ubicada al sur de Guayaquil y, en él, Mazzini ofrece
empleo a cuatro personas más. Antes le perteneció a su padre, quien la
cerró por la falta de capitales. "Yo la reabrí y, ahora, tengo mis
propios clientes", dice. Mazzini no quiere regresar a la banca. "Este
trabajo es más sacrificado, pero tengo más estabilidad".
En apuros. La empresa fabricante de electrodomésticos Ecasa tuvo, en
1999, el peor año de los 36 que lleva en el mercado. "Redujimos un 40%
del personal de planta y con ello nuestra producción cayó
dramáticamente", explica Alberto Rosales, su vicepresidente.
Pero, a mediados de año, Rosales apretó el acelerador y reactivó la
producción, pues Ecasa constituyó una de las primeras empresas que
propuso el plan de cocinas y refrigeradoras populares, con el ánimo de
despertar un mercado en agonía. "Esto le significó a la empresa, por lo
menos un incremento del 25% en las ventas. Hemos recuperado un 20% del
personal -35 personas- que tuvo que salir durante la crisis y comenzamos
a expandirnos hacia nuevos mercados en Centroamérica y otros países",
agrega.
Efectivamente, no hay mal que dure 100 años ni cuerpo (o empresa) que lo
resista. Esta sentencia popular parece ajustarse a la perfección al clima
de optimismo presente en los sectores productivos nacionales. Una
reciente encuesta elaborada por Cedatos revela que la confianza de los
empresarios parece repuntar: el 31% de los consultados dice que sus
ventas aumentaron durante el último semestre del año y el 52% cree que se
incrementarán a corto plazo.
¿Cuál será uno de los mayores beneficios? Pues que el mercado laboral,
logrará revertir la tendencia de decrecimiento: la última estadística del
Banco Central del Ecuador (BCE) confirma que la oferta laboral se
recuperó un 2.7% en el último trimestre del año y, de hecho, las Cámaras
de la Producción de Costa y Sierra revelaron que empresas nacionales,
recontrataron, por lo menos, 2.000 empleados durante estos últimos tres
meses.
Y aún hay más: el último índice de confianza empresarial elaborado por la
firma consultora Deloitte & Touche destaca el incremento de la demanda de
fuerza laboral pues, de los encuestados, el 17% aumentó su número de
trabajadores, frente al 9% y 6% de meses anteriores.
TOCAMOS FONDO
Una década bastó para que Ecuador agravara su problema de desempleo: en
1990, la tasa de desocupación alcanzó un 4% -comparable con la de países
desarrollados, como Estados Unidos- y, hoy, el índice alcanza el 16%, uno
de los más altos de la región.
Una conjunción de shocks político-económicos internos y externos, cuyo
mayor impacto se evidenció durante 1999, provocaron este retroceso. "El
año pasado fue dramático para la economía nacional por la devaluación
monetaria: el Ecuador nunca vivió una crisis de esa magnitud que produjo
un deterioro en la economía y en el poder adquisitivo de todos,
incluyendo a las empresas", sostiene el ministro de Trabajo, Martin Insua
Chang.
Y el efecto más claro lo constituyó el despido masivo de cientos de
empleados públicos y privados: según la estadística oficial elaborada por
el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec), el 14% de la
Población Económicamente Activa (PEA) -calculada en 3,7 millones de
personas- dejó de trabajar el año pasado.
Cifras no oficiales son más dramáticas. La encuestadora Cedatos cifró la
tasa de desempleo para agosto de 1999, en el 19%. Todo esto sin contar el
número de empleados despedidos de los bancos quebrados que hoy administra
la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) y los trabajadores del Banco
Central del Ecuador (BCE) que tendrán que salir con la reducción obligada
por el proceso de dolarización.
Carlos Córdova, vicepresidente de Cedatos, explica que el feriado
bancario y el congelamiento de depósitos fueron los factores detonantes
de la crisis del mercado laboral. "Todo fue una cadena: nadie tenía
dinero, el consumo se redujo y, por tanto, las empresas redujeron sus
ventas. Como no vendían, tuvieron que reducir su producción y despidieron
a sus empleados", dice.
POSITIVOS
No obstante, el panorama se despejó. Un reciente informe difundido por la
Superintendencia de Compañías revela que, durante la recesión de 1999, un
promedio de 100 empresas por mes cerraba sus puertas. Hoy, según el mismo
informe, la Superintendencia recepta los datos y autorizaciones de
apertura de un promedio de siete empresas por mes. Según el organismo,
durante el primer semestre del año, registró la conformación de 3.500
nuevas empresas y, las que ya existían incrementaron sus inversiones.
Y si hay nuevas empresas, habrá más plazas de trabajo. Sebastián Illes,
gerente regional de Manpower, empresa especializada en la contratación de
servicios temporarios, explica que la reactivación del mercado laboral es
evidente, aunque todavía es muy lenta. "Estos últimos meses del año, las
empresas incrementaron sus solicitudes de personal en un 30%", calcula el
ejecutivo. Este tipo de empresas ofrece trabajadores en tres áreas:
administrativa, industrial y ejecutivas. De ellas, la industrial es la
que experimentó el mayor crecimiento. (Texto tomado de la revista Vistazo
del 15 de septiembre)
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