Quito. 20 occt 2001. Los asesinatos masivos cometidos el 11 de septiembre
bajo la dirección de Ussama Ben Laden y su red Al-Qaeda han unido al
mundo contra el terrorismo internacional. Unos 80 países perdieron
ciudadanos en los ataques. Del pesar y la resolución que compartimos
pueden surgir nuevas oportunidades, no solo para derrotar el terrorismo,
sino también para trabajar con otras naciones en una variedad de asuntos
importantes de interés mundial.

Un gran número de países y organizaciones internacionales han respondido
al llamado del presidente Bush a crear una coalición mundial para
combatir el terrorismo entre ellos la OTAN, la Unión Europea, la
Organización de los Estados Americanos, la Asociación de Naciones del
Sudeste de Asia, la Organización de Unidad Africana, la Liga Arabe y el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En realidad, el Consejo de
Seguridad aprobó por unanimidad una resolución histórica que obliga a
todos los 189 estados miembros a interrumpir los viajes, las corrientes
de dinero, la planificación y cualquier otro apoyo a los terroristas, y a
cooperar para llevarlos ante la justicia.

El terrorismo internacional representa una amenaza multidimensional.
Nuestra coalición debe utilizar todas la herramientas políticas para
derrotarla.

Algunos países participarán en la respuesta militar contra aquellos
involucrados en las atrocidades del 11 de septiembre. Otros, aun cuando
no participen directamente en la acción militar, proveerán apoyo
logístico o acceso a bases y zonas de concentración de tropas o derechos
de sobrevuelo.

Y muchos contribuirán a los esfuerzos humanitarios para ayudar a millones
de afganos inocentes que sufren bajo el régimen talibán un régimen al que
parece que más le importa Ussama Ben Laden y sus terroristas que sus
propios ciudadanos hambrientos. Los miembros de la coalición trabajarán
también para desbaratar y destruir redes terroristas a largo plazo
mediante el intercambio de datos de Inteligencia y otra información
crucial, la cooperación en la aplicación de la ley y la supresión de los
recursos financieros vitales de los terroristas. Esta será una larga y
ardua campaña, que se medirá en años y se librará en muchos frentes. En
ese esfuerzo, nuestra coalición dispondrá de flexibilidad para
evolucionar.

Y el proceso mismo de participar en esta gran campaña mundial contra el
terrorismo puede muy bien abrirnos la puerta para que fortalezcamos y
demos nueva forma a las relaciones internacionales y para expandir o
establecer áreas de cooperación. Nuestras alianzas en Europa, Asia y el
hemisferio occidental ya se han revigorizado al invocar las cláusulas de
defensa colectiva de los tratados de la OTAN, Anzus y Río. Rusia y China,
dos grandes potencias en transición cuya exitosa integración a la
comunidad internacional tratamos de conseguir, han contribuido a este
esfuerzo mundial sin precedentes.

Desarrollar hábitos de consulta y cooperación contra el terrorismo
internacional puede crear oportunidades de profundizar nuestras
relaciones con ambos países en otras esferas. Pakistán e India, rivales
enconados, se han sumado ambos a la coalición. Esta puede ser una
oportunidad para que ambos países exploren nuevas maneras de reflexionar
sobre la estabilidad en el subcontinente. A causa de un profundo sentido
de humanidad compartida, y a la escalofriante apreciación de la
vulnerabilidad común ante el terrorismo, percibimos un nuevo terreno
donde fortalecer nuestras relaciones con el mundo islámico.

Los millones de compatriotas norteamericanos de la fe islámica y las diez
naciones musulmanas que perdieron ciudadanos en los ataques del 11 de
septiembre, no necesitan que los convenzan de que los asesinos y sus
cómplices pervierten el islam cuando lo usan para justificar sus
horrendos crímenes. En esta campaña mundial, Estados Unidos acoge
favorablemente la ayuda de cualquier país o parte que esté genuinamente
preparado para trabajar con nosotros, pero no relajaremos nuestras normas
y continuaremos adelantando nuestros intereses fundamentales en derechos
humanos, gobierno responsable, mercados libres, no proliferación y
resolución de disputas, porque creemos que un mundo de democracia,
oportunidad y estabilidad es un mundo en el que terrorismo no puede
prosperar.

A lo largo de la campaña contra el terrorismo internacional, los
dedicados hombres y mujeres del Departamento de Estado en nuestros
puestos en el exterior y aquí en Washington estarán en primera línea con
la misma firmeza que aquellos que visten el uniforme. No permitiremos que
el terrorismo secuestre a la política exterior norteamericana. El
presidente ha urgido al pueblo norteamericano que regrese a sus
actividades normales diarias. Por ello, también Estados Unidos seguirá
trabajando en favor de una agenda internacional completa desde la
promoción del buen ejercicio del gobierno hasta la cooperación con otros
países para frenar la pandemia del VIH/Sida, el establecimiento de un
marco estratégico posterior a la Guerra Fría, el comienzo de una nueva
ronda comercial y la promoción de la paz en el Medio Oriente.

El terrorismo ha arrojado una sombra sobre el mundo entero. Pero la
determinación mundial de derrotarlo nunca ha sido tan grande y las
perspectivas de cooperación internacional en una amplia gama de temas
nunca han sido tan brillantes. Como el presidente Bush lo dijo el otro
día, cuando visitó el Departamento de Estado: "De todo este mal, el bien
saldrá favorecido. En medio de nuestras lágrimas vemos oportunidades de
hacer el mundo mejor para las generaciones venideras. Y las
aprovecharemos".

*Secretario de Estado de EEUU (Diario Hoy)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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