de Informe Confidencial
Quito (Ecuador). 18 feb 96. En esta semana vimos por primera
vez a los candidatos presidenciales hablando acerca de sus
propuestas para sacar adelante el país sin telepromter y sin
tomas de televisión actuadas. La sensación fue, no en todos
pero sí en la mayoría de los casos, la de un enorme vacío.

Según creen algunos analistas de la política, antes de la era
de la televisión los electores se decidían por ideologías y
propuestas. Lo importante era armar un buen programa de
gobierno, exponerlo coherentemente y lograr que la ciudadanía
lo respalde. De esa etapa, supuestamente "ideológica", se
habría pasado a otra, la postmoderna, en que la crisis de las
ideologías habría acercado las posiciones de todas las
formaciones políticas.

Según algunos en forma definitiva, según otros por un "bache
de la historia", en este momento no habría discusión sobre las
bondades de la economía de mercado, de la democracia y sobre
otra serie de temas que forman parte de la visión "civilizada"
del mundo en las sociedades occidentales.

Estas ideas acerca de la sociedad contemporánea y de una
comprensión aldeana de lo que han dado en llamar el "marketing
político" marcan a la presente campaña electoral. Muchos de
los candidatos evitan los temas de fondo y creen que es mejor
tocar la guitarra o el tambor que hacer propuestas acerca de
los problemas del país.

Muchos de los improvisados "asesores" de las campañas
electorales creen que los electores pueden ser manipulados
fácilmente con campañas publicitarias. Candidatos de plástico,
sin contenido, sin ideas, tratando de convencer a los
electores de que ellos son "buenas personas" y sus adversarios
son "malos" terminan vaciando a la campaña de todo contenido,
despolitizándola, convirtiendola en un superficial concurso de
imágenes personales.

La última consulta popular pareció desmentir a quienes decían
que en las urnas no importan las definiciones. El arrollador
triunfo del No dijo que hay un amplio sector de electores que
se opone a la privatización del IESS y de otras empresas
estatales, que está de acuerdo con los paros de los
trabajadores públicos de servicios esenciales y otras cosas
más.

Es difícil de saber cuántos votaron "NO" por mero rechazo al
Gobierno y cuántos lo hicieron porque en realidad estaban en
contra de las reformas. Sin embargo, quedó algo claro: la
gente si se interesa por temas y también vota por ellos cuando
se los explican.

Los matices de los electores

Los quiteños en proporción de diez a uno y los guayaquileños
en proporción de seis a uno, dijeron que les interesaba más
que funcionen bien a que sean baratos.

Otro tanto ocurrió en cuanto a la electricidad: una amplia
mayoría prefiere que sea más cara con tal que desaparezcan los
apagones.

En cuanto al combate a la delincuencia los márgenes fueron más
estrechos. Una mayoría menos pronunciada dio mayor importancia
al combate a la delincuencia que a la defensa de los derechos
humanos y fueron muchos los que pidieron espontáneamente que
se hicieran ambas cosas a la vez.

Sobre las universidades parece haber más inconformidad. Fue
amplia la mayoría que prefirió que las universidades mejoren
su nivel académico frente a los que defendieron la gratuidad
de la enseñanza superior como prioridad. La existencia de
tantos diplomados o egresados de las universidades sin
conocimientos y sin empleo debe hacer influido en esta
posición.

Entre fomentar el empleo y garantizar la estabilidad de los
trabajadores fue también clara la preferencia de los
encuestados: lo que más desean es que se creen nuevas fuentes
de trabajo.

Sería interesante fomentar la discusión sobre temas como
estos. Tal vez eso permitiría dar más contenido a una campaña
electoral en la que los ecuatorianos deberíamos escoger
caminos hacia el futuro de nuestra sociedad y no solamente el
rostro de quien se tomará fotos con la banda presidencial el
próximo diez de Agosto.

Las encuestas y los temas de la campaña

Una de las tareas más complejas de los consultores políticos
es analizar lo que piensa la gente acerca de los temas que se
discuten en una campaña. No basta hacer una pregunta general.


Comparando encuestas aplicadas por Informe Confidencial en
sitios tan diversos como Panamá, el estado norteamericano de
West Virginia y el Ecuador, vemos que las respuestas a la
pregunta "Cual es el principal problema del país (o estado)"
son casi las mismas: desempleo, precios de la comida, salud,
agua. Resultados tan parecidos en realidades tan diversas,
son realmente de poca utilidad.

Para aproximarse a lo que opina la gente sobre estos temas se
usan una serie de técnicas de diverso tipo. Una de ellas
consiste en poner al encuestado ante alternativas con
elementos positivos y negativos que le provoquen dudas y le
obliguen a pronunciarse por matices frente a un tema.

Fue lo que hicimos con algunos temas de actualidad, en nuestra
encuesta del 7 de Febrero de 1996, en las ciudades de Quito y
Guayaquil, a muestras integradas por 400 personas en cada
ciudad.

Empezamos preguntando a los ciudadanos que debería hacer el
futuro Presidente si debe escoger entre que los teléfonos sean
baratos o que funcionen bien. Como dijimos, la pregunta no
trata de ir a verdades en blanco y negro, sino a detectar
énfasis, matices. (Política) (Diario HOY) (8A)
EXPLORED
en

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