Quito. 27.07.94. El sábado 16 de julio de 1994 se inició una
nueva etapa del Parque Metropolitano de Bellavista: se entregó a
la ciudad su proceso de construcción que, como toda obra de gran
envergadura, tendrá un largo recorrido con no pocas piedras en el
camino.

Atrás quedaron como sustento y antecedentes la aprobación en 1990
de las Ordenanzas que definen el área urbana y de protección
ecológica de Quito (N§. 2776), la estructura urbana de la ciudad
(N§. 2816) y los límites del Parque (N§. 2818).

Posteriormente en 1991, se continúa con la declaración de
utilidad pública y en 1992 con la aprobación de la Reglamentación
Urbana (N§. 2895) y del Proyecto del parque. Ahora, para
beneplácito de los quiteños, se ha iniciado su construcción...

Sin lugar a duda, un parque es un proceso social de largo plazo
que se lo va diseñando y rediseñando, construyendo y
reconstruyendo en el tiempo. Como ejemplo vale recordar algo de
la historia del parque La Carolina, el más grande en su momento.

El Plan Jones en 1942 determinó su actual implantación bajo la
denominación de Centro Deportivo y Recreativo de ámbito urbano
general. Pero no será sino hasta 1975, es decir 30 años después
de su concepción inicial y de las respectivas expropiaciones, que
se inició su implementación. Sin embargo, aún debió esperar hasta
1990 para que el parque se consolide. Esto significa que para que
funcione a plena capacidad debió transcurrir algo así como medio
siglo.

Antecedentes históricos

Pero también hay antecedentes históricos en la Planificación de
la ciudad. Desde el Plan de Jones Odrizola hasta la presente
fecha, la preocupación por la recreación y lo ambiental ha venido
creciendo. En todas las propuestas de planeación esta actividad
ha sido considerada, claro que de una manera distinta, debido al
incremento de su demanda, a la variación cultural de su necesidad
y al cambio de su concepción técnica.

Así, mientras en el año de 1942, el Plan de Jones tuvo el cuidado
de concebir un espacio para estas actividades, a la manera de
"uso de suelo" integrado al conjunto urbano, el Plan de 1967
propuso más bien una trama de equipamiento recreativo, que va del
nivel barrial al local.

Para 1980, el Plan Quito definió unos lineamientos sectoriales de
mayor significación, en base a un criterio modular por ámbitos de
influencia.

El Plan del Distrito Metropolitano (1988-92), no solo que lo
englobó dentro de un sistema general de recreación y
esparcimiento, sino que lo articuló a la propuesta general
metropolitana, donde lo ambiental y la calidad del espacio
público tuvo un peso significativo. En otras palabras, el sistema
se lo enfocó como un elemento de estructuración urbana y como
satisfactor de demandas sociales.

Se tiene un sistema de parque, un conjunto de áreas naturales y
de zonas de protección del Distrito Metropolitano de Quito. El
área de protección ecológica está compuesta por 8 bloques que se
rigen por la Ordenanza de Reglamentación Metropolitana y por
leyes especiales. Las áreas naturales fueron inventariadas para
su conservación dentro de las estipulaciones de la Ordenanza de
Areas Históricas.

El sistema de parques

El sistema de parques se estructura con 360 parques barriales, 5
parques zonales en funcionamiento (La Carolina, El Ejido, La
Alameda, La Raya y Fundeporte) y 4 más proyectados (Quitumbe,
Itchimbía, Panecillo y Aeropuerto) y 2 parques metropolitanos, el
del Ilaló y el de Bellavista (574 hectáreas).

Pero la propuesta no se quedó en el papel y el Departamento de
Parques y Jardines, bajo la propuesta de "Hacer de Quito un gran
jardín", prácticamente multiplica por diez su presupuesto en
cuatro años, dando una nueva cualidad al espacio libre, público y
cultural. En este caso lo estético, unas veces con mejores
resultados que otros, entra a enriquecer lo urbano.

Si para 1980 el Plan Quito detectó que la superficie de
equipamiento recreativo llegaba a los 2.5 m2/ha, para 1989 ésta
se redujo dramáticamente a 1.8 m2/ha. Es por ello que esta
propuesta sistemática general se justifica, porque además cuenta
-por primera vez- con un parque de características
metropolitanas, que no solo reduce el déficit global sino que
permite dar un salto cualitativo en la satisfacción social y
cultural de las necesidades.

Eso significa que el parque deberá ser un espacio de
socialización, de construcción de lo público, de fortalecimiento
de identidades, a la par que dotar de un conjunto de servicios
para el esparcimiento colectivo, conservación, resguardo
ecológico, la recreación y el deporte de la población.

De allí que el proyecto contemple una multiplicidad de
actividades y usos; tenga una perspectiva en el tiempo que le
permita adecuarse a las circunstancias; y todo esto, dentro de un
ámbito de influencia regional, nacional e, incluso,
internacional.

EL LUGAR MAS PROPICIO

Por la ubicación del Parque Metropolitano de Bellavista, la
calidad ambiental, las condiciones paisajísticas, el tamaño del
predio, la diversidad topográfica, la seguridad en caso de
desastres naturales, etc. hacen del sitio el lugar privilegiado y
propicio para su construcción.

Sin embargo, no debe dejar de señalarse al menos los siguientes
problemas que deben ser asumidos a su debido tiempo. La propuesta
produce un proceso lógico de concentración de áreas verdes y
comunales, que debería ser contrarrestado.

La superficie destinada a la recreación en 1990 era de 832
hectáreas -que corresponde al 4.38% del área urbana- que con la
incorporación de las 574 hectáreas del parque, prácticamente se
duplica.

Sin embargo, y como contraparte, el mayor uso del suelo que tiene
la ciudad es el vacante o especulativo con 6.904 hectáreas, lo
cual representa un 36.35% del total de Quito. Si ello es así,
creo que se debería iniciar una política de recuperación de estos
terrenos de engorde -que tanto daño hacen a la ciudad- para
equilibrar los usos deficitarios, entre los que se encuentran los
espacios libres.

Pero también se podrían trabajar las quebradas y los taludes, tan
propios de nuestra geografía, sin que ello signifique dejar de
lado los otros parques barriales, zonales y metropolitano.

El otro problema

Y el otro problema que debe ser tratado, es el de su integración
a la trama urbana o el de la articulación del espacio natural en
desarrollo con su entorno construido. El impacto que va a tener
en las zonas aledañas debe ser considerado, con el fin de mitigar
sus efectos negativos y potenciar los positivos.

Sin duda se trata, en el mundo entero, del parque urbano que
tiene la mayor proximidad al sol; algo así como "del aire al
aire" que nos diría Neruda. A ello deberá sumarse la distinción
de ser uno de los espacios recreativos de mayor dimensión del
continente y, evidentemente, el tener la privilegiada perspectiva
y condición paisajística, con sin igual belleza y horizonte.

No se puede negar que el Quito Metropolitano puede entrar al año
2.000 con un desarrollo importante de los espacios libres. En
ello el Parque Metropolitano de Bellavista es un gran
articulador. (12B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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