Quito (Ecuador). 02 jun 96. La identidad es una palabra que
suena a hueco y sin embargo, contiene tanto. Las identidades,
bien sean colectivas o individuales, se construyen sobre la
base de una memoria histórica.

Ecuador es un país que ha sido llamado, en el colmo de la
desesperanza, el de "los hijos del viento". Como si la nada
fuera la que nos hubiera parido como Nación.

Pero cuando de alguna forma podemos percibir los miles de años
de rica historia que convirtieron a lo que ahora es el Ecuador
en uno de los centros culturales más importantes de América,
podemos estar seguros de que aquello no es cierto.

Ese poner a la mano nuestra memoria, el memorarnos
culturalmente, es la virtud de fondo de la nueva Sala
Arqueológica del Museo Nacional del Banco Central del Ecuador
que guarda 1.800 piezas arqueológicas, lo cual le convierte en
el más grande museo de este tipo en el país.

Si alguna palabra puede describir lo que es la nueva sala, es
"abrumadora", incluso, a veces, sofocante; lo cual mueve a
pensar, según la opinión de expertos consultados, que la
concepción museográfica de la nueva Sala Arqueológica no es el
mayor de sus logros.

"Es un buen museo para los años 40", dice por ejemplo, Iván
Cruz, investigador de la Arqueología. Mientras alguien más
señala: "este es el Museo Nacional, pero es obsoleto si lo
comparamos solo con el de Guayaquil, en el cual la información
es presentada al visitante a través de un sistema
computarizado al tacto, con 500 pantallas de información".

"Al parecer, no se ha pensado en el visitante, ni siquiera en
la importancia de las piezas (todas están dispuestas de la
misma manera), sino en el lucimiento del mismo Museo, dice
otra persona, mientras busca desesperadamente un lugar donde
sentarse después de tres horas de recorrido.

La Sala Arqueológica se ha instalado en 3 mil metros cuadrados
del nuevo edificio de la Casa de la Cultura, está conectada
con la Sala del Oro, la de Arte Colonial y la de Arte
Contemporáneo. Es un inmenso territorio que disimula su
extensión con las paredes de color negro y la tenue luz
directa de las vitrinas.

El recorrido empieza en una primera sección donde se describe,
a través de carteles o vallas publicitarias, la historia
paleontológica del Hombre en la Tierra. Existe la notable
ausencia de la historia del hombre en América.

Luego de un espacio vacío intermedio -único descanso visual
que se le da al visitante-, ingresamos a la sala donde se
exhiben los objetos que se han podido recabar de los más
antiguos asentamientos humanos en nuestro territorio. El
llamado período Paleoindio está representado por el arte de la
cultura Las Vegas, con sus puntas de lanza y hachas en
oxidiana y piedra. Esto ocupa tres vitrinas que culminan con
el primer diorama (representación tridimensional -maquetada-
de un episodio real de la vida cotidiana de las diferentes
culturas): una escena en las cuevas de una familia de esta
cultura.

Una división parcial separa a lo Paleoindio de las primeras
culturas agrícolas: Valdivia, Machalilla y Chorrera. Grandes
vitrinas de resumen se han instalado en toda la pared
izquierda. Callejones sin salida poblados de vitrinas que nos
conducen a los dioramas, y que luego deben ser recorridos
nuevamente para pasar al resto de secciones, ocupan todo el
resto del espacio de la Sala Arqueológica.

Finalmente, una sección con algunos objetos de la presencia
Inca en la sierra ecuatoriana que sirven de marco a una momia
(una de las pocas descubiertas en el país) de la cultura
Cañari.

La sala concluye con un último diorama: el de una de las
fortalezas de los Incas en el territorio ecuatoriano.

Piezas y retazos

La Sala Arqueológica, que se inauguró el jueves, es parte del
complejo del Museo Nacional del Banco Central instalado en el
edificio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (de por medio
hay un convenio de arrendamiento por 15 años).

A un equipo interdisciplinario le tomó un año de trabajo la
instalación completa de la Sala. La restauración de las piezas
tomó mucho más tiempo y aún no concluye del todo. No se quiso
hablar de cifras concretas en cuanto a lo que han costado
estos trabajos.

Dicen los técnicos del Banco Central que hubo un equipo solo
pensando en las vitrinas, otro en la iluminación, otro en los
dioramas, y así en cada porción y elemento.

Sin embargo, al momento de los resultados, quizás falló el
tener una idea global de lo que se deseaba con la Sala y
sobretodo pensar en el visitante, como bien anotaba uno.

Es que la Sala Arqueológica del Museo Nacional no se deja
visitar muy fácilmente y lo que es más grave: en la retina
permanece su magnificencia, pero no alguna de las piezas o
culturas que contiene.

Si esto le pasa a un adulto, ¿será que un niño o un
adolescente se va a sentir atraído al visitar el lugar donde
permanece nuestra memoria?

Holm, el hombre de la arqueología

Hace pocos días falleció alguien, a quien, precisamente, la
colección arqueológica del Banco Central (y la memoria la
historica del país) deben mucho, el danés Olaf Holm.

El fue durante los últimos 50 años, uno de los arqueólogos más
brillantes del país. Para conocer de mejor forma su
personalidad y obra reproducimos una entrevista publicada en
el Boletín Arqueológico, de febrero de 1990, editado por la
organización ARAS (Arqueólogos Asociados) de Guayaquil, donde
residía el sabio.

¿Cómo describiría al Olaf Holm de hace 50 años? Elabore su
ficha de catalogación morfología, procedencia, dimensiones
intelectuales, etc. (y le aclaramos, que no por ello lo
consideramos pieza museable...).

¿Una ficha de catalogación desde hace 50 años?, temo que nunca
se hizo ninguna. Morfología: 180 cm, 145 libras de peso, pelo
castaño crespo/ondulado, menos arrugado que hoy y menos
jorobado que hoy.

Procedencia: Dinamarca (ciudad natal Aarhus), país menor de
los escandinavos.

Dimensiones intelectuales: bonita pregunta, y quién soy para
juzgar; soy dolicocéfalo, pero el problema es ¿qué hay
adentro?, aíre caliente, cerveza, células en uso y células
quemadas. Un sabio me dijo en alguna ocasión que el ser
humano tiene millones de células cerebrales en reserva, pero
lo que me preocupa es, cuando quemo algunas ¿serán las que
están en uso o serán las de reserva?

Me alegro mucho que no me consideren una pieza museable,
porque con la austeridad que tenemos. ¿Cuál sería el
presupuesto del mantenimiento y la contínua restauración? No,
gracias.

¿Cómo surge el investigador, el antropólogo? ¿Cuáles
circunstancias de su vida lo llevaron a incursionar en la
investigación?

El deseo de saber, ser curioso; tener disciplina, tener buena
memoria, y de castigo tener que estudiar día y noche. ¿Por
qué principié la investigación de la Antropología
ecuatoriana?, ¿quiere saber la verdad?, en un anticuario en
Riobamba compré hace añísimos un ejemplar de la "Historia del
Reino de Quito", por el Padre Juan de Velasco(Quito 1842).
Luego conocí las publicaciones de Jacinto Jijón y Caamaño, y
me di cuenta de que nadie hablaba de la costa. Hice amistad
con Carlos Zevallos Menéndez y Francisco Huerta Rendón, luego
se unió al grupo Emilio Estrada y con él nació la Arqueología
de la costa.

¿Cuáles son las perspectivas futuras de la Arqueología
ecuatoriana?
¿Por qué no dirigen esta pregunta a las instituciones de
educación superior?, a las universidades, al laboratorio de
Arqueología adscrito a la PUCE, Quito, o donde sea, y esperan
la contestación.

También pueden preguntar al Ministerio de Educación, porque no
tenemos un solo texto unificado que enseñe a la juventud el
pasado del país. O sea que la juventud ecuatoriana se formará
la idea de que su país, el Ecuador no es sino un tacho de
basura donde otras culturas botaron sus sobrantes, cuando la
realidad es muy diferente. El Ecuador es un eje en el
desarrollo cultural no solo del Nordeste de Sud América sino
con relaciones largas y perdurable con Mesoamérica. (Diario
HOY) (6B)
EXPLORED
en Autor: César Ricaurte -

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