Viajes, programas especiales de televisión, ofertas para pasar la noche en
bares y restaurantes, solicitudes de vacaciones. Todo ello ocurrirá desde
que empiece el Mundial Corea-Japón. Por tanto, la rutina cambiará.
La conversación más frecuente de estos días es cómo se vivirá y laborará
durante ese campeonato si el horario de los partidos coincide con la
madrugada del Ecuador, en la mayoría de los casos. Por eso, sí hay motivos
para preocuparse.
El mal ejemplo ya dieron los diputados al adelantar que esos días no
trabajarán en el plenario, aunque algunos dijeron que sí lo harán en las
comisiones respectivas.
Lo cierto es que la convivencia misma de los ecuatorianos se transformará,
pues la presencia de nuestra selección, por primera vez, genera una
expectativa y un entusiasmo que desborda cualquier norma. Ya se sintió el
fenómeno cuando la Tricolor jugaba a las 16:00, los miércoles, en la
eliminatoria del año pasado.
¿Cómo será el desempeño laboral el día en una oficina o una fábrica donde
todos los empleados o trabajadores empezaron su jornada en la madrugada?
¿Será una jornada provechosa y productiva si en caso de un triunfo
ecuatoriano habrá razones de sobra para festejar? ¿Qué ocurrirá con los
estudiantes del régimen Sierra que se encuentran en exámenes finales? ¿Habrá
la suficiente concentración para rendir académicamente?
Esto de vivir un Mundial es como festejar un carnaval por un mes seguido,
independientemente que Ecuador clasifique a las siguientes rondas o no. Las
ofertas, en todas partes, con premios, las "pollas" para acertar quién
clasifica o quién gana el campeonato empiezan a circular de mano en mano.
Todo esto sin contar con el bombardeo publicitario e informativo.
Y eso significa dispersión, desconcentración y, por qué no, alegría. Claro,
el fútbol genera alegría y entusiasmo. Ya es una tradición que el Mundial
del llamado rey de los deportes concentra la atención de más de la mitad de
la población del planeta.
Si con el solo hecho de que las selecciones participantes, con todo el
anecdotario de cómo están, visten y practican, ya pone a los fanáticos y
aficionados a ocupar su tiempo en conversaciones donde lo que se destaca es
quién tiene el último dato relevante.
Para el caso del conjunto ecuatoriano, hasta ahora el balance de la
preparación es favorable. El propio entrenador Hernán Darío Gómez considera
que cuenta con la plantilla de jugadores adecuada para su planteamiento en
la cancha frente a equipos de la talla de Italia, Croacia y México.
Ese balance, evidenciado en la observación de varios partidos con resultados
positivos, entusiasma con cierto fervor a la hinchada. Por eso es que hay
expectativa y ganas de ver a la selección entrar a la cancha con espíritu
vencedor. Eso, además, ha generado mayor "distracción" de los ecuatorianos
porque, efectivamente, no será un equipo que entre a "saludar a la bandera".
Al contrario, se cuenta en el presupuesto una actitud de profesionalismo de
parte del cuerpo técnico y jugadores. Así lo demostraron los partidos frente
a Yugoslavia y Bulgaria. Y también las palabras de los técnicos de las
selecciones rivales.
Lo que viene, entonces, es un período, de alrededor de un mes, donde no
habrá más comentario que el fútbol. Incluso los cálculos electorales, han
dicho varios dirigentes políticos, dependerán de la participación de la
selección. Ese período será ocasión también para que se definan los puntos
centrales de la agenda del presidente Gustavo Noboa de lo que resta de
mandato.
EXPLORED
en Ciudad QUITO

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