Guayaquil. 20. jun 96. A Clark y Melinda Vaughn los
encontramos accidentalmente en A Clark y Melinda Vaughn
los encontramos accidentalmente en Internet. Ellos,
oriundos de Mammoth Lakes, California, mantienen en Quito
un hogar para niños abandonados. La mayoría de los 130
niños que han protegido presentan malformaciones congénitas,
físicas o sicológicas. Para esos niños, en colaboración con
la Unidad Técnica de Adopciones del Ministerio de Bienestar
Social, procuran encontrarles una familia que los quiera
como propios. "Fue un motivo espiritual. Somos evangélicos
y hace nueve años venimos al Ecuador con un grupo religioso
de California para conocer una iglesia en Machala, para cuya
construcción habíamos aportado. Durante nuestra estadía
sentimos cómo Dios nos golpeaba en el corazón y nos pedía
que amásemos a su pueblo del Ecuador".

ABANDONARON TODO

"Mi esposo trabajaba como abogado. Tenía su propio
consultorio. Yo daba clases para madres embarazadas y
además, era traductora en el tribunal del pueblo donde
vivíamos". Añaden Clark y Melinda que cuando sintieron el
llamado lo dejaron todo: vendieron sus propiedades y con
sus dos hijos, Phillip y Lesley Ann, se vinieron al Ecuador.

El primer contacto que tuvieron con niños abandonados fue
en el orfelinato Campi de Yoder. "Éramos voluntarios como
familia sustituta. La primera niña que nos entregaron para
cuidar, murió cuatro días después por una desnutrición
grave. Se llamaba Sofía y pesaba apenas seis libras. Eso
nos impactó. Echamos todo nuestro amor en esa niña y se
murió. Unos meses después Campi de Yoder nos mandó un niño
sano de dos meses, lo tuvimos unos tres meses hasta que el
ministerio consideró que el programa de familias sustitutas
no tenía el respaldo del Tribunal de Menores y tuvimos que
devolverlo. Fue otro choque. Seguimos visitando a los niños
para no perder los lazos afectivos. Durante ocho meses no
tuvimos ningún niño con nosotros. Ahora podemos ver que el
Señor utilizó este método para enseñarnos de quién es este
trabajo. Éste es un ministerio de cooperación para sus niños.
Estábamos dependiendo de fulano, de la sobrina, de la tía,
de la vecina, del juez... Buscábamos a alguien que nos
pudiera facilitar, sólo queríamos cuidar un niño, nada más,
pero era muy difícil. Pero en ese tiempo confiábamos solo
en el Hombre, no en Dios".

Mientras esto pasaba, sus hijos con mucho esfuerzo se iban
adaptando al medio ecuatoriano. Les costó trabajo cambiar
de amigos, de costumbres, hasta de idioma. Ellos también
han superado esos contratiempos y, aparte de brillar en
sus colegios, Lesley de 13 años es una gran gimnasta y
Phillip de 17 practica hockey y motocross.

INTERNET LES BUSCA HOGAR

En diciembre de 1991, los esposos Vaughn recibieron la
llamada que tanto esperaban: por fin les encargaban
nuevamente un niño. "Había una niña en el hospital Baca
Ortiz de Quito, que los médicos no le daban el alta sino
fuera a una familia sustituta porque no iba a sobrevivir
en un ambiente institucional. Una semana después nos
pidieron recibir unas gemelas desnutridas. De allí en
adelante el Campi de Yoder siguió confiando en nuestros
cuidados y ese mismo año formamos la corporación "Para
Nuestros Niños", para obtener el respaldo del ministerio".

La Unidad Técnica de Adopciones del Ministerio de Bienestar
Social trata inicialmente de buscar una familia ecuatoriana
para los niños abandonados. Cuando son niños sanos la
búsqueda termina de una manera feliz dentro del país, pero
cuando son niños especiales, con problemas o malformaciones,
no hay familia ecuatoriana que los quiera. Entonces la
Unidad se contacta con cuatro o cinco centros
internacionales que trabajan con niños con problemas y les
buscan un hogar en el extranjero.

Es así como aparece una lista de doce niños ecuatorianos en
la red mundial de computadoras Internet. Con fotografías y
pequeñas historias de su vida. Ésta es la más moderna forma
de buscar un hogar para ellos.

CASOS DIFICILES

En el sector de Carretas, al noroeste de Quito, funciona la
casa hogar "Para nuestros niños", o "For his children", como
se conoce a esta institución en el mundo. Durante los casi
seis años que llevan en este trabajo los Vaughn han
protegido a unos 120 niños abandonados, de los cuales solo
cuatro han podido regresar a sus padres biológicos. La
mayoría son abandonados en las maternidades o en los
orfelinatos, o recogidos en la calle muy tiernos, y es
sumamente complicado que las trabajadoras sociales puedan
localizar a la madre que los abandonó. Calculan que el 50%
de los niños que ellos reciben son especiales, como los
llaman. "Especiales porque debido a sus precarias
condiciones de salud se vuelven luchadores. Son niños que
con sus crisis, sus constantes hospitalizaciones, sus
terapias especiales, logran que nos encariñemos mucho más
con ellos. Uno tiene oportunidad de conocer mucho más a
fondo el carácter del niño".

Las historias que los Vaughn cuentan son innumerables. El
día en que los visitamos tenían en brazos a una niña que
por su aspecto físico parecía recién nacida. "Blanca
Gertrudis nació en Macas hace nueve meses. Su mamá
falleció hace cinco meses con tuberculosis y el papá es
alcohólico. Hay otros cuatro hijos que el papá los entregó
al orfelinato porque no le interesa responsabilizarse de
aquellos. Blanca estuvo cinco meses en el hospital de
Macas debido a que los trámites para trasladarla a Quito
demoraron. Ella presenta una serie de malformaciones
congénitas y si el papá definitivamente no quiere quedarse
con la niña, a través del ministerio buscaremos una familia
para la adopción".

A fines del año pasado, Clark y Melinda buscaron una pareja
que los sustituyera durante dos meses en que ellos tomarían
vacaciones. Quienes llegaron fueron recomendados por un
pastor a quien los Vaughn conocían. "En el tiempo que ellos
estuvieron acá, llegó María del Cisne, una niña con
malformaciones en los pies, un problema en el corazón y
con dos quistes cerebrales. La mamá sustituta que la
recibió", cuenta Melinda, "dijo que era muy chiquita y que
la habían encontrado abandonada en un cartón en Ambato, que
no tenía ganas ni de tocarla. Me contó que luego de tres
días de oraciones amaneció con un increíble amor por la
niña, tanto que cuando nosotros regresamos ellos ya se
habían encariñado con María del Cisne. Regresaron a Estados
Unidos e hicieron los trámites para la adopción, a lo que
el ministerio ecuatoriano ha accedido con beneplácito. Hace
dos semanas fue operada en el Hospital Metropolitano de un
reflujo gastroesofágico que le produjo neumonía. La cirugía
salió bien, aunque tuvo que regresar al hospital por una
infección a la garganta. Estos días está en cuidados
intensivos acompañada, eso sí, de sus nuevos padres
adoptivos que esperan su recuperación para llevarla a un
hogar seguro".

Los casos de niños con problemas son numerosos. Sara
Elizabeth fue hospitalizada tres meses en el Vozandes, de
Quito, con neumonía bilateral, regresó por una infección
de válvulas cerebrales que le produjeron meningitis, en un
mes espera reunirse con una familia noruega. María Salomé
es una niña con citomegalovirus desde cuando su madre
estuvo embarazada. Nació ciega y con un fuerte retraso
psicomotor. El caso de José Gregorio es aún más especial.
A él ha sido muy difícil encontrarle un hogar adoptivo
debido a su edad. Tiene cinco años y presenta retraso
psicomotor, parálisis cerebral, ceguera y sordera.

De la financiación de la obra de los Vaughn se encargan
muchos donantes, especialmente de California, cercanos a
las iglesias evangélicas norteamericanas.

En los últimos días se presentaron algunas denuncias
periodísticas en contra de familias sustitutas
ecuatorianas. Ellas son acusadas de propiciar el tráfico
de niños a Europa. Éstos inconvenientes intranquilizan a
los Vaughn pero, según ellos, no los doblegan y persistirán
con "la misión que Dios nos asignó". (fFUENTE: REVISTA
VISTAZO N. 692, PP. 46-48)
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