Quito. 17 mar 96. El 17 de febrero de 1996, un cargamento de 30 mil
proyectiles, un centenar de armas israelíes y 100 paquetes de dinamita
fue capturado por el ejército colombiano en la frontera oriental con Ecuador,
en la población de La Hormiga.

Al buscar las pistas de esta captura, autoridades del vecino país, revelaron
una situación más grave: el tráfico de la muerte incluyó el ingreso de
más de 10 toneladas de pólvora a Ecuador, vía Tulcán. Este contrabando
ocurrió en los mismos días del decomiso de La Hormiga.

Comandos de las FARC operan casi en la impunidad en el Ecuador.
Tienen sus centros de operaciones en las ciudades de la Sierra, norte del
país y en la zona nororiental. El tráfico de la muerte continúa y las vías y
leyes ecuatorianas dan caminos expeditos para ello.
En esta edición conozca los mecanismos y las rutas de este contrabando mortal.

TRES CAPTURAS EN LA HORMIGA

En los primeros días de febrero de 1996, luego de negociar en
Guayaquil y Quito con traficantes de armas, los responsables
de logística del grupo guerrillero Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, FARC, que operan en territorio
ecuatoriano, lograron aprovisionarse de 30 mil proyectiles de
distinto calibre, un centenar de armas de fabricación israelí,
y 100 cartuchos de dinamita, equivalentes a 12 kilos.

Aún no se sabe si el explosivo era ecuatoriano, pero sí que fue
adquirido en Guayaquil, que según testimonios de varios traficantes, es el
"mercado duro"de la dinamita.

Concentrado en Quito, el material destinado a dos frentes de
las FARC que operan en la zona colombiana del Putumayo, fue
embarcado el 5 de febrero en un camión, con rumbo a Lago
Agrio.

Muy bien camuflado en varias cajas de madera, el material
bélico logró pasar el control militar de Santa Cecilia, cruzó
la capital de la provincia de Sucumbíos y fue desembarcado en
una trocha cercana a Puerto Colón, en el fronterizo río San
Miguel, según versión dada a BLANCO Y NEGRO por un miembro de
las FARC que, desde su clandestinidad relato a breves rasgos
-y sin dar muchas pistas- la forma que en ese "embarque" fue
trasladado.

En dos embarcaciones a motor que circularon apegadas a la
ribera del norte, la carga fue acoderada en la quebrada
llamada La Hormiga. Tres hombres supervisaron que el
cargamento esté debidamente acomodado y repartido entre varias
"mulas" humanas y animales.

Pero los guerrilleros no contaban con que las fuerzas
militares del Comando Sur de Colombia estaban al tanto de la
operación, y fueron capturados el 7 de febrero mientras
trasladaban el material bélico al salir de la población de La
Hormiga. Fue el último decomiso realizado por el ejército
colombiano, y no se conoce el destino ni las revelaciones de
los tres hombres capturados en el mismo.

"Esa ruta está ya quemada", dice el subversivo, al referirse a
las dificultades de esos embarques por la selva nororiental
del Ecuador. Es preferible usar una de las cientos de trochas
que ofrece la fronteriza provincia del Carchi. Entre las más
usadas menciona las de Montalvo, Carlosama, Urbina, y las
faldas del volcán Chiles.

Pero transportar armas y municiones tampoco es un buen
negocio. "El embarque que cayó en La Hormiga fue una
excepción. Preferimos trasladar ese material ahora desde
Brasil, por el Putumayo y el San Miguel, ya que prácticamente
se han abandonado los controles en los ríos fronterizos pero
se han incrementado en tierra firme".

Los explosivos no tienen problemas. En Colombia hay una gran
demanda de dinamita (llaman así al explogel) ecuatoriana por
las severas restricciones para su comercio en ese país. Y
aunque a veces hay dificultades para conseguir explosivo de
fabricación ecuatoriana de modo directo, en el mercado negro
de armas los contactos abundan.

"El tráfico ilegal de dinamita es más fácil que el de la droga
porque la dinamita no huele, no hay perros que la detecten y,
además, se puede hacer de muchas formas", dice Ricardo,
colombiano detenido en la cárcel de Tulcán por tráfico de
cocaína.

Tres de cada diez tacos de dinamita que pasan de contrabando
por la frontera norte son para la guerrilla de las FARC y del
ELN. El resto se distribuye entre los mineros colombianos.
"Incluso la compra el gobierno", revela el preso.
Es un tráfico rentable y con muchos menos riesgos.

Por lo general la consiguen en Guayaquil y la trasladan
"envuelta" en maletas, por el puente viejo de la frontera, las
trochas y quebradas de la zona o por el mismo puente de
Rumichaca.

Ricardo cita otra manera de traficar: "agarro una camioneta,
paso la frontera y encaleto la dinamita en un hueco especial,
luego me regreso para Colombia y la dejo en algún sitio, la
recoge otra persona".

500 gramos de dinamita valen en Tulcán alrededor de 120 mil
sucres, lo que en Colombia vale 800 mil pesos, es decir, 2
millones 400 mil sucres.

DESCONOZCO

En 1990, el general Juan Donoso, anunció una meticulosa
investigación por parte del Servicio de Inteligencia Militar,
para detectar las rutas y los traficantes de dinamita desde el
Ecuador a Colombia. Nunca se publicaron los resultados de esas
investigaciones, y cinco años más tarde, las Fuerzas Armadas ,
según el coronel Carlos Badillo, director de Comunicación
Social del Ministerio de Defensa, dicen desconocer si el
contrabando de explosivos tiene relación con la guerrilla
colombiana, cómo se lo realiza y por dónde. Tampoco conocen
que hayan pasado las municiones y las armas mencionadas por un
miembro de las FARC.

Señala, empero que los controles en la frontera norte se los
realizan mediante las órdenes superiores y operativos "que
pueden ser permanentes, eventuales o especiales". Según cifras
oficiales, las autoridades ecuatorianas decomisaron, desde
1994, 100 kilos de explosivos.

Para el coronel Badillo informa el tráfico de explosivos del
Ecuador Colombia se debe a las restricciones del Estado
colombiano para la venta de explosivos en su país. En Colombia
es prohibido que personas naturales o jurídicas comercien con
explosivos. Solo el gobierno puede hacerlo.

LA DECENCIA NO GARANTIZA

¿Quién controla el contrabando de explosivos ecuatorianos?, es
una interrogante que obedece a la frecuente decomisación de
dinamita ecuatoriana, en la frontera con el vecino país del
norte: Colombia.

Ni el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (COMACO),
encargado de expedir la autorización inicial, ni la empresa
que los fabrica, EXPLOCEN S.A., creen que sus funciones
abarquen completamente la responsabilidad de los hechos; más
bien los justifican, al calificar de obsoleta la
reglamentación ecuatoriana.

El denominador común, de todas las versiones recibidas, es muy
sencillo: EXPLOCEN fabrica y vende el producto, el COMACO
autoriza la venta, los organismos de control verifican las
leyes, y los usuarios o comerciantes se responsabilizan por
la compra.

Pero, los organismos de control, ¿están tomando las medidas
necesarias para evitar el contrabando?.

"Ni la decencia misma del vendedor puede impedir que uno de
sus compradores destine el explosivo a fines ilegales", es la
respuesta que brinda un alto oficial del Departamento
Logístico del COMACO, para quien, ni con el cumplimiento
global de todos los estatutos se podría eliminar la ilegalidad
con que actúan muchos "aparentes compradores".

"No es la primera vez", opina en cambio, de manera
extraoficial, un coronel del Servicio de Inteligencia Militar,
al ser interrogado sobre los cien paquetes de dinamita y las
armas que fueron decomisados el pasado 7 de febrero, en la
frontera noreste con Colombia. Entre las experiencias, suyas y
ajenas, recogidas en el control al tráfico de explosivos,
relata una que se produjo hace 13 años, en la vía Aloag-Sto.
Domingo, cuando se decomisó una gran carga de G4 (explosivo
plástico) en un camión que lo transportaba de manera
clandestina.

La persona que había tramitado legalmente el permiso para
comprar los explosivos, según las posteriores investigaciones,
había recibido la autorización del Comando Conjunto de las
FF.AA. como consumidor; sin embargo, después de retirar los
productos de EXPLOCEN, los vendió a dos sujetos ecuatorianos
que intentaron introducirlos en Colombia.

También comenta que cuando se dio la subversión de Alfaro
Vive, varios miembros del grupo ingresaron al Ejército, con
el pretexto de cumplir su servicio militar. "Pero sus
verdaderos objetivos eran usurpar material bélico y
explosivos, y muchas de esas pérdidas fueron inevitables".

De todas maneras, admite el oficial de inteligencia, las leyes
ecuatorianas no son lo suficientemente drásticas como para
castigar a los contrabandistas, "mientras que los Derechos
Humanos respaldan más al delincuente que a quien los
investiga".

Leyes poco eficientes o intereses puramente comerciales, son
en Colombia las supuestas razones por las que la dinamita
ecuatoriana se trafica en una forma incalculable.

DE SOLDADOS Y MINEROS

El director de Sermicen, Patricio Carpio, coronel del Ejército
y "experto en explosivos desde hace mucho tiempo", como se
presenta, no descarta que haya un "pequeñísimo desvío" de
explosivos, pero en el caso de los mineros no le ve la lógica
al tráfico: a quienes trabajan en las minas más les interesa
ocupar toda la dinamita posible en encontrar oro.
Contrabandear explosivos no les resulta rentable.

Sermicen vende explosivos y demás similares a los mineros de
las provincias de Loja, Zamora y El Oro. "Por ello sostengo
que

Además, dice, el control de inteligencia militar es
permanente. Incluye la "visita" de elementos de inteligencia a
los compradores de explosivos para verificar el uso correcto
de los mismos. El mismo departamento militar controla
-clandestinamente- las minas, polvorines y otros sitios de
expendio y uso de explosivos.

El coronel Carpio informa además que el servicio de
inteligencia verifica la honorabilidad de quienes compran esos
materiales. "Ningún producto sale sin guía de libre tránsito,
que debe ser presentada en los controles militares". Esta guía
señala los puntos exactos por los que los explosivos deben
transitar. Detectado un desvío se incurre en la sospecha
militar.

El control y custodia militar empiezan desde cuando el
comprador solicita su respectivo permiso en el Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas, lo presenta en Explosen o
Sermicen, hasta el traslado de la peligrosa carga en vehículos
del ejército y bajo la custodia de este cuerpo armado cuando
la movilización es por cuenta del comprador.

Carpio admite que no es posible verificar -como en Colombia-
que la dinamita se use en los fines determinados por los
compradores. "No podemos poner un soldado al lado de cada
minero para controlar el uso correcto", dice.

El directivo de Servicen confía más en los controles previos: cada taco de
explogel, cada saco de Anfo o detonador tiene un código, el
que es anotado escrupulosamente junto al nombre de quien lo
adquirió. Este registro se hace también entre los
subdistribuidores. El coronel estima que en esas condiciones,
ningún minero se va a arriesgar a ser identificado
inmediatamente.

EL EXPLOSIVO CASERO

Pero el tráfico se da. Aunque el coronel Carpio insista en que
es en poca cantidades, más que la dinamita, le preocupa el
libre tránsito de componentes del explosivo llamado Anfo. Para
su elaboración casera se requiere de un fertilizante llamado
Nitrato y de diesel. Estos dos elementos se venden libremente
y su mezcla, detonada por una pequeño cartucho de dinamita, la
convierte en uno de los explosivos más poderosos. Según el
coronel Carpio, medio quintal puede destruir una casa
totalmente.

UNA FRONTERA CON MILES DE TROCHAS Y CAMINOS

JATIVA CULPA AL NORTE

Para el general en retiro Miguel Angel Játiva, gerente general
de EXPLOCEN S.A. la responsabilidad está en Colombia, pues, en
su criterio "los militares colombianos tienen la
responsabilidad de almacenar correctamente, evitar el robo de
esta dinamita y hacer un control de la utilización del
explosivo, en sus faenas de voladura, para saber que el
explosivo que han comprado ha sido utilizado en la faena". La
empresa ecuatoriana termina su control el momento de vender el
explosivo o lo que es lo mismo: "salida la mercadería no se
admiten reclamos.

De una manera amable, Játiva cuenta que alguna vez le
preguntaron: ¿general qué está pasando, si su dinamita llega
hasta Cali, hasta Bogotá? "Yo les dije, bueno eso ya no me
pregunten a mí, pregúntenle a las autoridades competentes de
Colombia". y el se mismo se pregunta "¿por qué los organismos
de control de Colombia no pueden controlar (el paso de
dinamita) en el trayecto? Ellos también tienen que hacer lo
mismo que nosotros...Esas son situaciones que cada país tiene
que controlar en su territorio; nosotros podemos hacerlo, pero
si pasa la frontera, ya no es nuestra responsabilidad".

Esa es una responsabilidad de las FFAA y de los organismos
competentes de Colombia, añade.

De todas maneras, en su despacho de la fábrica de explosivos,
Játiva es optimista: en el año de 1990, el Departamento de
Seguridad Administrativa de Colombia, DAS¿ indicó que de
Ecuador a Colombia habían pasado aproximadamente 50 toneladas
de explosivos. Pero en 1994, se dijo que habían pasado cinco
toneladas.

"Lo cual quiere decir que el contrabando de explosivos
disminuyó y sigue disminuyendo constantemente", señala
triunfalmente.

Por ello es que minimiza lo detectado en un sector nororiental
de la frontera con Colombia, el 7 de febrero: "no es más que
media caja. No es una captura grande".

Además, una de las "grandes verdades" que sostiene Játiva es
que los guerrilleros de la FARC, o de cualquier otro organismo
del mundo, se consiguen explosivos de donde sea, no solo del
Ecuador.

Y defiende el hecho de que esa dinamita capturada últimamente
no es ecuatoriana mientras no se demuestre lo contrario con
los códigos de cada cartucho. "Codificar cada cartucho nos
cuesta, pero no se escatiman costos para la seguridad del país".

Játiva admite que en el Ecuador lo que más se necesita es un
control post venta. Una vez que se vende, hay verificar que el
explosivo sea empleado en forma adecuada.

"Este, lastimosamente, es un artículo de uso delicado, por eso
es que nosotros lo manejamos con toda la seriedad, con toda la
responsabilidad, porque nosotros somos una empresa que estamos
conscientes de ello".

EL SNURRI, MADE IN COLOMBIA

Por el fenómeno de la guerrilla, Colombia ya n hace dinamita
desde hace dos años aproximadamente. Pero fabrica otro tipo de
explosivo que tiene el mismo alcance: Snurri, caracterizado
como menos explosivo que la dinamita, pero que puede causar el
mismo efecto.

También el Anfo trae sus problemas en cuanto al tráfico de
explosivos, ya que el Nitrato, su componente básico, puede
pasar la frontera legalmente, en forma de fertilizante.

De todas maneras, "hay personas que han querido comercializar
legalmente nuestro explosivo hacia Colombia; pero como yo he
conocido la ley he dicho: perfecto, tráigame la autorización
de su gobierno...hacemos el negocio, abrimos carta de crédito,
todo legal. Pero el permiso el gobierno de Colombia dice que
no, por lo tanto no podemos hacer ningún tipo de negocio",
señala Játiva.

¿COMO CONTROLAR?

El general al mando de la fábrica de explosivos propone como
una forma efectiva de control del uso de explosivos el
carnetizar a los mineros ecuatorianos: saber qué cantidad
semanal o mensual de explosivo tiene en su mina.

Sobre la atención que dan al control del contrabando cree que
se ha dado toda la atención del mundo, pero el haber
codificado cada uno de los productos que sale de EXPLOCEN ha
dado los mejores resultados, ya que "la gente sabe que
nosotros tenemos un medio para detectar quién está haciendo
contrabando".

No considera que su fábrica se maneje en un ambiente de
monopolio, sino más bien, de seguridad nacional; pues sostiene
que la creación de otras con similares objetivos dificultarían
las funciones de los organismos encargados del control post
venta.

CINCO AÑOS DE DENUNCIAS

- En 1990 se dio la primera denuncia del contrabando de
explosivos de Ecuador a Colombia. La remitió el jefe del
Departamento de Administración y Seguridad (DAS).

- EXPLOCEN S.A. fue fundada el 27 de abril de 1977.
- Ecuador empezó a fabricar dinamita en 1988.

-La guía de libre tránsito y el custodio militar son las dos
condiciones que deben cumplirse para transportar la carga
explosiva desde la fábrica hasta el polvorín respectivo.

- Según Ricardo Ríos, capitán del Ejército colombiano, fueron
200 kilos los que se traficaron en 1995.

- Según la DAS de Colombia, en 1990 se incautó aproximadamente
50 toneladas de explosivos ecuatorianos. Así lo dio a conocer
el gerente general de EXPLOCEN, Gral. Miguel A. Játiva.

FICHA TECNICA DE EXPLOCEN S.A.

EXPLOCEN S.A. es una empresa ecuatoriana fundada por la
Dirección de Industrias del Ejército (DINE), el 27 de abril de
1977; para la fabricación, importación, exportación,
almacenamiento, comercialización y distribución de explosivos.

A partir de septiembre de 1987, tras asociarse DINE con la
empresa norteamericana Austin Powder Company, el 60% de las
acciones de EXPLOCEN provienen del Ejército ecuatoriano, y el
40% a la empresa norteamericana. Su capital inicial de 380
millones de sucres, en 1977, actualmente oscila en 2700
millones de sucres.

La ley No. 3757, establecida desde 1979 por el Ministerio de
Defensa, es la que rige la comercialización de EXPLOCEN, la
misma que se realiza por dos vías: en forma directa, con las
grandes empresas constructoras o de exploración sísmica, y a
través de SERMICEN, con la minería informal.

Debido a que, desde el año de 1990, Colombia empezó a remitir
denuncias sobre el contrabando de explosivos ecuatorianos, el
Comando Conjunto de las FF.AA. dispusieron adoptar nuevas
medidas de control; una, codificar el material.

"Creo que la codificación nos está dando resultados, porque
solo así la gente sabe que nosotros tenemos un medio para
detectar quién está haciendo contrabando", aseguró el Gral.
Miguel Angel Játiva, gerente general de EXPLOCEN S.A., para
quien las FF.AA. y EXPLOCEN no escatiman ni escatimarán ningún
costo, ante la seguridad del país.

DOCE TONELADAS DE POLVORA

Una funcionario de la Unidad Regional del Cuerpo Técnico de
Investigación (CTI) -perteneciente a la Fiscalía Regional de
Cali, en declaraciones a BLANCO Y NEGRO denuncia que de
Ecuador hacia Colombia no solo se trafica dinamita, sino
también otro tipo de explosivos, como la pólvora.

Al respecto informa que el 4 de febrero se decomisaron medio
quintal de dinamita y aproximadamente 1,2 toneladas de pólvora.
La dinamita estaba destinada hacia Colombia, y la pólvora, hacia
Ecuador.

La incautación de pólvora se efectúo por parte de la
Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN, del país del norte.

Sin embargo, en el operativo no se logró capturar toda la
carga que, según las declaraciones de los detenidos, estaban
traficando; solo 40, de las 392 cajas de pólvora traficadas en
esa oportunidad, fueron decomisadas. Las 352 cajas restantes
(10,5 toneladas) , de acuerdo a investigaciones posteriores,
fueron vendidas en forma aislada, en cantidades de 20 y 30
cajas. Las personas que se apresaron en ese operativo son de
Ipiales, y transportaron la pólvora desde Pacho-Cundinamarca
(cerca de Bogotá), para finalmente comercializarla en Tulcán.

Los voceros de la Fiscalía Regional no tienen conocimiento del
motivo de ese inmenso tonelaje de pólvora traficado. Fuentes
militares ecuatorianas expresan que una contrabando de esa
magnitud solo se justifica para la fabricación clandestina de
cartuchos de perdigones, proyectiles preferidos por la
delincuencia.

SORPRENDIDOS EN EL PUENTE

Respecto a las dos arrobas y media de dinamita que fueron
decomisadas el 4 de febrero del año en curso, la fuente
colombiana citó a la Dirección de Impuestos y Aduana Nacional
(DIAN), como la entidad responsable del operativo.

Los traficantes la transportaban durante la noche por el
puente viejo, paso anteriormente frecuentado en la frontera
colombo-ecuatoriana, y al percatarse de que los reflectores
militares los iluminaban, abandonaron la carga y huyeron. "El
material era pesado, porque era explogel...Actualmente ese
material permanece en el Grupo Cabal de Ipiales, hasta que la
Fiscalía defina su destino", añade la fuente.

Señala que solo de existir algún tratado entre Ecuador y
Colombia, para intercambiar explosivos, se justificaría la
introducción del material a uno de los dos países; pero que de
lo que ella conoce, ese tratado todavía no ha sido creado.

La funcionaria confirmó que durante 1995 los militares
colombianos incautaron 200 kilos de explosivos ecuatorianos
aunque considera que "presuntamente esa cifra es inferior a la
que se trafica realmente".

DINAMITA ES Brasileña

El explosivo que se trasladaba ese domingo 4 de febrero desde
el Ecuador hacia Colombia fue analizado por el técnico del
ejército colombiano, Sabulón Díaz Caipe, quien informó a la
Fiscalía que el material provenía de Brasil, por la
codificación que traía impresa, pero que se traficó a través
del Ecuador.

Para la Jefe de Unidad Regional de la CTI, el contrabando de
dinamita tiene más una finalidad guerrillera que minera, y el
control debería ser un esfuerzo mancomunado entre todos los
organismos del Estado.

El lugar predilecto para pasar el explosivo es la trocha, pero
también hay quienes lo hacen por el puente fronterizo "debido
a que no hay controles exhaustivos".

"A nosotros nos preocupa, pero de hecho hay intereses
creados", expresa el técnico, al opinar sobre el interminable
contrabando de explosivos.

EL TRAFICO DE LA MUERTE

En 1990, cuando en el vecino país del norte el narcoterrorismo
sembraba muerte, mutilación y destrucción a punta de carros
bomba, en el Ecuador se anunciaban intensos controles para
evitar el flujo ilícito de explosivos a Colombia.

Es que investigaciones de la prensa colombiana y de su fuerza
pública habían determinado con certeza que la mayoría de la
dinamita usada por los narcos -y los atentados guerrilleros,
claro- tenía como origen o tránsito libre al Ecuador.

Las rutas de la dinamita, reveló una publicación bogotana, se
iniciaban en Guayaquil y Tulcán y terminaban en Medellín, por
la vía selvática e inhóspita de El Chocó.

Pero no solo Colombia sufrió en ese tiempo los embates
dinamiteros. Aunque con muchas menos consecuencias, a fines de
1991 tres atentados dinamiteros en Quito, Riobamba e Ibarra
estremecieron la isleña y artificiosa paz del Ecuador.

Las autoridades policiales, con el entonces general Gilberto
Molina a la cabeza, anunciaron varias investigaciones y
operativos para detectar y evitar el tráfico de dinamita hacia
el norte. y el Ministerio de Defensa dispuso que el servicio
de inteligencia militar investigue la exportación ilegal.

Voceros de la fuerza pública afirmaron entonces que incluso se
había detectado la identidad de varias personas dedicadas a la
venta ilegal de dinamita en la frontera norte.

Cinco años después, luego de varios operativos en todo el país,
la policía anunció la captura de un arsenal de explosivos y armas
en varias ciudades. Incluso "se estaba investigando"
el involucramiento de ciudadanos de
Riobamba en el comercio ilegal de dinamita.

DINAMITA PARA EL PROGRESO

El hombre parece demasiado pequeño frente a la montaña. Esa
mole de granito es quizá el último gran obstáculo que separa a
los dos tramos de la vía Méndez Morona, que construye la
compañía Herdoiza-Crespo.

Esos 25 kilómetros que faltan para
que se junten las dos líneas que se construyen simultáneamente
-desde Cuenca y desde Méndez- son roca pura. Y para trazar
los últimos kilómetros que de la carretera que unirá Guayaquil
con el río Amazonas, se requieren todos los explosivos del
mundo.

Tal vez por ello es que el ingeniero Gonzalo Bueno, director
ejecutivo de la empresa constructora, insinúa una sonrisa
cuando se le presunta si conoce casos de pérdidas o desvíos de
explosivos en su empresa. Herdoiza-Crespo es la compañía que
más ha comprado explosivos y materiales afines en los últimos
meses. Un promedio mensual de 2.000 cajas de Anfo (100
toneladas),1.270 cajas de diversos tipos de Explogel (30
toneladas) y 126.000 metros de cordón detonante van a horadar
la roca virgen.

Con sus propios vehículos llevan los explosivos desde Quito
hasta los puntos donde avanza la carretera. Tienen, por
cierto, custodia militar, que termina cuando los explosivos se
depositan en los polvorines de los campamentos de la empresa.
"Para entrar esos explosivos a los sitios de utilización se
requieren vehículos tipo anfibio, y tienen que ser llevados
con todas las precauciones del mundo. Y sacarlos de
contrabando, en situaciones de riesgo, resulta casi
imposible", explica Bueno.

Esa es la primera razón para justificar su incredulidad. La
otra no es menos contundente: los explosivos se compran de
acuerdo a las necesidades del trabajo. Por ello es que no
sobran. Las cantidades de explosivos que se usan en la Méndez
Morona son "ingentes", como las define Gonzalo Bueno, y la
dinamita es el único recurso efectivo en esa lucha titánica
contra la montaña.

HAY LEYES, PERO....

Quienes requieran de explosivos ecuatorianos, deberían cumplir
con el decreto Nº 3757, que expidió el Ministerio de Defensa
Nacional (el 7 de agosto de 1979), para regular la
fabricación, importación, exportación, comercialización y
tenencia de: armas, municiones, explosivos y accesorios.

Siguiendo con lo establecido en dicha ley, la empresa
constructora o compañía de exploración sísmica que desee
comprar explosivos tiene que solicitar una autorización -ya
sea como consumidor o comerciante- al ministro de Defensa.
Toda autorización estará valorada desde enero hasta diciembre,
del año en que lo solicitó.

Si el Comando Conjunto de las FF.AA. aprueba al cliente, el
documento original se le entrega al interesado, una copia se
queda en su archivo, y otra copia la remite al departamento de
ventas de EXPLOCEM, para que la utilicen al constatar la
calidad (consumidor o comerciante) del cliente.

Posterior a esa verificación, EXPLOCEM hace una factura y
solicita la guía de libre tránsito a la Dirección de
Logística del Comando Conjunto de las FF.AA. Ese documento
justifica el transporte de los explosivos o accesorios, desde
la planta industrial hasta los polvorines respectivos.

Expedida la guía de libre tránsito, el cliente tiene la
alternativa de escoger si el vehículo en el que transportará
el material será el de EXPLOCEM, de la Brigada Logística o de
su propiedad, siempre y cuando cumpla con las normas de
seguridad establecidas. Lo que no puede eludir es la custodia
militar desde la planta industrial hasta su polvorín, ni la
verificación de la carga y la guía de libre tránsito por parte
de los organismos de control a lo largo de la ruta
establecida.

Finalmente, si el cliente fue autorizado para comercializar el
explosivo, deberá presentar el libro de registro con las
transacciones comerciales que haya realizado, a la Dirección
de Logística del C.C.FF.AA. o a las autoridades militares de
su jurisdicción. La presentación debe hacerla en la primera
semana de enero, abril, julio y octubre de cada año.

El control post-venta corre a responsabilidad de las FF.AA.,
la policía, la aduana o la comisión de tránsito.

LEYES COLOMBIANAS

Las leyes impuestas en Colombia, para la comercialización del
explosivo, son más drásticas que las ecuatorianas, y aunque no
se hallen bajo el mismo numeral 3757 (como en Ecuador), tienen
el mismo concepto. Inclusive se haya incluida como parte de la
Constitución.

El artículo 51 del reglamento a la ley de fabricación,
importación, exportación, comercialización y tenencia de
armas, municiones, explosivos y accesorios, exige al cliente
que cumpla con los siguientes requisitos:

1) Diligencia de la respectiva solicitud.

2) Prueba de la actividad para la cual se requiere el
explosivo.

3) Justificación de la cantidad de explosivos y accesorios
solicitados.

4) Los medios de que dispone la persona o entidad que adquiere
los explosivos, para ejercer el control que sobre los mismos
exijan las autoridades militares competentes.

EXPLOSIVOS, MECHAS Y ROMPEDORES

Los explosivos son sustancias, o mezcla de sustancias, que en
determinadas condiciones producen rápidamente una gran cantidad
de gases, con violentos efectos mecánicos o térmicos.

Para que un explosivo explote debe añadírsele un fulminante y una
mecha lenta (cuando el fulminante es ordinario) o un cordón eléctrico
(cuando el fulminante se enciende gracias a una chispa eléctrica).

La dinamita es un explosivo compuesto básicamente por nitroglicerina,
y su función específica es ocasionar voladuras de demolición.

Las más utilizadas por compañías constructoras son: el explogel 1
-que tiene una constitución semigelatinosa- y el explogel gelatinoso
Amon, por su gran resistencia bajo el agua.

La minería informal o canteras, por su parte, prefiere el explogel 3, que tiene
una constitución semigelatinosa.

Otra dinamita gelatinosa conocida es la sísmica, que ha sido diseñada para
realizar trabajos de exploración geofísica. Cuando el objetivo es alisar una
roca, lo más recomendable es emplear el explosivo de contorno.

En cuanto a los fulminantes, son unas cápsulas formadas por sustancias
explosivas muy sensibles, y sirven para iniciar las voladuras. Existen dos clases
de fulminantes: los que se utilizan con mecha lenta (ordinarios) y los que
se utilizan con un cordón eléctrico.

MECHAS RAPIDAS Y MECHAS LENTAS

La mecha lenta es un accesorio explosivo en forma de cordón, cuyo núcleo
central encierra pólvora negra y diversas capas de recubrimiento; estos
materiales le permiten conducir la chispa en forma continua y a velocidad
uniforme. Es utilizada para iniciar la detonación de un fulminante ordinario.

El cordón detonante es otro accesorio explosivo. El Anfo, ya sea normal o
aluminizado, es un explosivo altamente peligroso: su base de fabricación
es el nitrato de amonio y el dieses. La Pentolita es un fulminante de alto
poder detonante (APD), pues tiene una velocidad que supera los 7 mil
metros por segundo.

Explocen expende los siguientes explosivos: dinamitas gelatinosas,
dinamitas semigelatinosas, iniciadores y rompedores de alto poder detonante
(APD), anfo, cordón detonante, mecha de seguridad y fulminantes.

IMPOSIBLE REALIZAR EL CONTROL

El capitán Ricardo Ríos, del Grupo de Caballería Mecanizado N+
3, "General José María Cabal", sostiene que por la infinidad
de trochas existentes a lo largo de la frontera norte, entre
Ecuador y Colombia, es imposible realizar un control
exhaustivo del contrabando, no solo de explosivos, sino
también de droga, botas de caucho, y otros materiales.

En vista de que la dinamita ecuatoriana es más económica que
la colombiana y de que su compra en Ecuador no amerita mayores
restricciones -a criterio del capitán colombiano-, se ha
convertido en una de las más apetecidas para el contrabando
hacia Colombia.

Pero no culpa a quienes la venden, pues piensa que lo hacen
con una finalidad puramente comercial, sino a quienes la
compran, porque ellos están conscientes del verdadero alcance
de su utilización.

Ríos, quien tiene a su cargo el control del uso de explosivos
en la región, critica la facilidad con que los reglamentos
ecuatorianos permiten adquirir explosivos, e indica que en
Colombia la crudeza con que suele actuar la guerrilla exige
que se impongan estatutos más drásticos.

"En Ecuador es muy fácil porque quizá no ha sufrido los
problemas de Colombia; donde un solo guerrillero con dinamita
podría hacer explotar un carro con 40 personas dentro", dijo
Ríos, quien también informó que aproximadamente fueron 200
kilos de dinamita los decomisados en el año de 1995.

Otro representante del Grupo Cabal #3, quien prefirió omitir
su nombre, explica a su vez que la dinamita en Colombia debe
adquirirse exclusivamente en calidad de consumidor, lo cual
difiere con la reglamentación ecuatoriana, que da opción a
comercializarla.

Las grandes compañías constructoras y los mineros colombianos
que requieren de algún material explosivo para su trabajo,
deben solicitarlo a través de consorcios o compañías a la
Industria Militar (INDUMIL). Una de las normas colombianas que
difieren de las de Ecuador, en torno a la comercialización de
explosivos, es aquella que obliga a sus consumidores a
mantener sus polvorines (o bodegas de almacenamiento) dentro
de un cuartel militar.

Para terminar, y en una especie de queja, el oficial recuerda
a la periodista ecuatoriana que en varias oportunidades que
pudo comprobar el origen de la dinamita utilizada por grupos
guerrilleros para realizar distintos atentados, se determinó
que había sido "de su país". (REVISTA BLANCO Y NEGRO) No. 98 (PP 1-8)
EXPLORED
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