Cuenca. 4 oct 2000. Las mujeres de Sígsig hacen sombreros, bolsos, gorros
y otros objetos. Ahora ellas sueñan con mejorar la calidad de sus
productos para la exportación.

De sol a sol, las encallecidas manos de Beatriz Marca, de 32 años, no
paran de trenzar los cientos de hebras de paja toquilla. Ella pone todo
su empeño por terminar de tejer un sombrero.

No le gusta atrasarse con su obra, porque entre más rápido haga más
dinero llevará a sus hijos. Por cada sombrero recibe tres dólares. Para
venderlo el domingo baja desde su pueblo, Tasqui, a la Asociación de
Toquilleras María Auxiliadora, en Sígsig.

La venta de estos artículos es la principal fuente de ingreso para las
campesinas de ese cantón azuayo. Por ejemplo, Gerardina Castro, de 38
años, en el transcurso de la semana elabora uno o dos objetos. Todo
depende del tiempo que le queda luego de cocinar, lavar, atender a su
familia, cuidar de los animales y apoyar a su marido durante las siembras
y las cosechas. "A veces me quedo tejiendo casi hasta la medianoche. En
un sombrero me demoro tres días".

Las habilidades y los deseos de mejorar de 500 mujeres que todas las
noches en sus casas y en el domingo de feria en Sígsig hacen sombreros,
tapetes, literas, bolsos... acaban de recibir un espaldarazo. El 22 de
septiembre, la Asociación firmó un convenio con el Fondo Ecuatoriano
Canadiense de Desarrollo (FECD).

Este organismo les entregará 242 000 dólares, de los cuales solo 20 000
deberán reembolsar. El proyecto contempla asesoramiento, capacitación y
apertura de nuevos mercados para la comercialización directa.

La idea surgió en mayo pasado, cuando la Asociación solicitó al FECD el
apoyo para la formulación y financiamiento del plan, que tendrá una
duración de 36 meses y que fortalecerá las debilidades de las toquilleras
como productoras y comercializadoras.

"Sellamos un compromiso de trabajo en el que comenzamos a tejer nuestros
sueños y ambiciones. Hoy nos están enseñando a gatear, pero también
queremos que nos ayuden a caminar", dijo Rosa Salinas, presidenta del
gremio.

Ellas están convencidas que al mejorar la calidad de sus productos se
podrán abrir nuevos mercados, incrementar los precios y aumentar los
ingresos de cada socia.

La capacitación jugará un papel importante, pues permitirá a las
artesanas aplicar la tecnología en sus trabajos. Según una investigación
realizada por el FECD, hasta ahora la materia prima y el acabado de los
productos son disparejos y es el factor que marca la diferencia en los
precios.

Así piensa Rosa Placencia, de 48 años, quien cree que "es una esperanza
para vivir mejor, especialmente para nosotros que somos gente humilde".
Sentada en el patio de su pequeña casa, mientras trata de abrigarse con
el sol de mañana, no deja de entrelazar las finas fibras. Un prolongado
suspiro precede a su comentario sobre la difícil situación económica de
su hogar.

"Los 20 dólares semanales que gana mi esposo no nos alcanza n para nada.
Con el tejido siquiera tenemos para la educación de nuestros guaguas.
Además, nos ayudamos con nuestras huertas de col, lechuga y zanahorias".

En poco tiempo Placencia ambiciona mejorar sus ingresos, sobre todo al
mejorar la calidad de sus sombreros. Para Yolanda Carbonell, oficial de
proyectos del FECD, luego de tres años se espera que estas familias
aumenten el ingreso promedio anual. "En unos casos subirán de 218 a 405
dólares. Las que ahora tienen un ingreso de 432 mejorarán a 745".

Si estas proyecciones se cumplen para madres de familia como Placencia
les será de gran ayuda para sus cuatro hijos. El mayor tiene 20 años y
estudia en sexto curso y sus tres pequeñas asisten a la escuela. "Quiero
que mis hijos se preparen para que sean algo en la vida. Que no emigren,
pero que no vivan aplastados por la pobreza... La migración ha destrozado
a nuestros pueblos y nuestras familias y ya es hora de detenerla".

La investigación del Fondo Canadiense demuestra que 463 mujeres de las
500 socias son jefes de familia. En la mayoría de los casos, la venta de
las artesanías es el único ingreso. Ese es el caso de María Manuela Yuba,
de 55 años, que mantiene a su esposo de 86.

Esta toquillera empieza la jornada a las 05:00 para lavar, cocinar,
barrer y realizar otras tareas cotidianas. Ahora ella recibe clases para
terminar la primaria, en una aula adaptada en la Asociación. "Un profesor
nos enseña. Compartimos los libros y las tareas con las compañeras porque
queremos aprender más".

Otra de las ventajas de este incentivo es que ayuda a detener la
migración. Gerardina Castro está segura que si se incrementan los
ingresos la gente dejará de pensar en irse al extranjero.

Un especialista impartirá técnicas de tejido a 20 mujeres líderes. Luego
ellas se convertirán en promotoras artesanales y serán las encargadas de
monitorear y vigilar los trabajos de las obreras.

El proceso de capacitación incluye la difusión de técnicas para hacer el
tejido en tiempos más cortos y con mayor eficiencia. Carbonell asegura
que se trabajará en el desarrollo de productos e innovaciones. Además,
los actuales moldes son incómodos y causan problemas de salud.

Asimismo, se proyecta formar una escuela de tejedoras de paja toquilla
dirigida a niñas desde los 10 años. De esta forma se podrá perfeccionar
las técnicas y se aprovechará su creatividad.

También se realizarán convenios para adquirir materia prima de buena
calidad. El mecanismo serán las alianzas estratégicas con los proveedores
de paja y con costos y tiempos fijos.

Maquinaria para un acabado perfecto

Hasta ahora las toquilleras acostumbran a utilizar métodos rudimentarios
para la elaboración de los sombreros. Pero el FECD tiene previsto adecuar
el equipo y la maquinaria que permita un acabado perfecto.

Para prensar las piezas, las artesanas utilizan máquinas que funcionan a
gas. Con la innovación, la prensadora se convertirá en un sistema
hidráulico. Así no se requerirá de gran fuerza física, además, se
construirá un nuevo equipo para blanquear la paja. El actual deja escapar
el calor.

Una máquina industrial permitirá a las artesanas realizar acabados en
cuero u otros materiales similares. Si ellas lo desean.

Las planchas de carbón y un tablero rudimentario serán reemplazados por
un equipo de planchado industrial. Esto optimizará el proceso que en la
actualidad es lento y cansado.

También se habilitará un área cubierta para el secado de las piezas.
Ahora, ese proceso se realiza en el patio de la Asociación y "cada vez
que llueve se retiran y amontonan los productos, lo que consume mano de
obra y ensucia las obras listas".

El control ecológico

Los productos químicos en los procesos de teñido y blanqueado se realizan
sin medidas de protección para las toquilleras y el ambiente. El río
Santa Bárbara, a pocos metros abajo de la Asociación, recibe los residuos
que se desprenden durante el enjuague.

La propuesta ambiental apuesta a que todos los procesos se efectúen en
una planta, a través de la instalación de dos sistemas de manejo. Uno
garantizará el abastecimiento de agua, mediante un equipo de bombeo; y,
el otro servirá para su tratamiento, posibilitando descargar al río el
agua no contaminada.

Para establecer lo ocurrido el lunes por la noche en las afueras del
almacén de Quito Motors, el comandante de la Policía, Mario Cevallos,
ordenó que se abra un expediente. El tiroteo provocó cuatro muertes.
Según 2 testigos presenciales, uno de los asaltantes fue muerto a tiros
en el piso, luego de rendirse y levantar los brazos. (Texto tomado de El
Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Cuenca

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