Quito. 24 oct 96. Algunos le comienzan a llamar a Augusto De la
Torre como el Domingo Cavallo criollo. Ha conseguido la
despolitización de la principal entidad bancaria del Estado, el
Banco Central. Desde la gerencia general de esta entidad
contribuyó a la estabilidad económica durante 1995, cuando la crisis
política y bélica amenazaron con echar por la borda todo un plan de
estabilización emprendido en 1992 y acaba de ser designado por la
revista especializada, Euromoney, como el mejor banquero central
de Latinoamérica.

De contextura menuda, con una licenciatura en filosofía y doctorado
en economía, Augusto De la Torre, 43 años, a quien no le atrae la
participación política, se muestra con una desbordante sencillez no sólo
ante los medios. Según sus allegados en el Banco Central, es una persona
con un gran sentido del servicio, que sabe escuchar, íntegro y firme cuando
tiene que serlo. Con quien se puede llevar adelante cualquier trabajo,
quizás por eso ha sabido integrarse al equipo económico del presidente
Abdalá Bucaram.

DE TRADICIONES

Augusto De la Torre proviene de una familia clase media de profundas
tradiciones quiteñas. Su padre un hombre autodidacta y luchador, que
trabajó duro para sacar adelante a la familia le enseñó el valor del
estudio y de la superación personal como vehículo para alcanzar el
bienestar. De la Torre se graduó en el colegio Spellman. Estudio un año
leyes, pero le aburrió y la única materia que le había entretenido fue la
filosofía del derecho. Por eso decidió estudiar filosofía en la Universidad
Católica donde consiguió la licenciatura, con una tesis sobre el filósofo
francés Henri Bergson, de quien dice, aprendió a ver la vida de un modo
optimista, como un desarrollo hacia la libertad e impulso vital y creativo.

A los 23 años, ya casado con una joven norteamericana y con un título en
filosofía decidió viajar a Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en la
construcción de caminos para los alpinista en las montañas de Oregon y
Montana, después trabajó en la fabricación de casas rodantes. Cuando nació
su primer hijo, que hoy tiene 18 años, comprendió que conseguir un trabajo
con su título de filosofía no le iba a dar bienestar económico a su
familia, por lo que decidió sacar una licenciatura en economía y
posteriormente, el doctorado en la Universidad de Notre Dame. En 1986
ingresa al Fondo Monetario Internacional después de pasar algunas pruebas
rigurosas.

REGRESO AL ECUADOR

De la Torre lleva cuatro años en el Banco Central. En 1992 al inicio del
gobierno de Sixto Durán-Ballén fue llamado por Ana Lucía Armijos, designada
gerenta de esta entidad estatal, para ejercer la gerencia técnica. Entonces
trabajaba como funcionario del Fondo Monetario Internacional y no conocía a
Ana Lucía Armijos, quien llegó a él solo por referencias. La posibilidad de
servir a su país le hizo pensar en regresar a su tierra. Pero antes tuvo
que meditarlo con, para entonces, su segunda esposa, una norteamericana con
un doctorado en economía, que trabajaba en Washington en una compañía
privada. Fue sólo tras la última reunión en Quito en que conoció a todo el
equipo económico de Durán-Ballén, encabezado por el ex vicepresidente
Alberto Dahik, que estaba acompañado por Roberto Baquerizo, Mario
Ribadeneira, Pablo Lucio Paredes y Ana Lucía Armijos, en que tomó la
decisión de aceptar el cargo en el Banco Central. "Me llevé una excelente
impresión del nivel técnico del grupo. Me asombró, en especial, que podía
discutir con ecuaciones matemáticas los problemas económicos con el
vicepresidente. Eso no lo había visto en ningún país del mundo" expresa De
la Torre.

Este equipo económico, con De la Torre incluido, elaboraron el Plan
Macroeconómico de Estabilización, que tuvo éxito hasta fines de 1994,
cuando vinieron los problemas de la crisis bélica y política. La parte más
estimulante fue de 1992 hasta 1994, los cambios fueron rápidos en el Banco
Central y gracias a la nueva ley se pudo despolitizar a la entidad, dice De
la Torre. Después ocupó la gerencia general del banco cuando Ana Lucía
Armijos pasó a la presidencia de la Junta Monetaria. Esta entidad hoy tiene
1.800 empleados, pero llegó a tener 8.000 empleados, ya que se le habían
atribuido funciones que no estaban en su ámbito estrictamente de un
organismo técnico. El Banco Central era un apetecido botín político de los
gobiernos de turno.

El gerente del Central recuerda que el momento más amargo al frente del
banco ha sido cuando se le involucró en el caso de los gastos reservados,
al descubrirse que con este dinero se le habían hecho pagos de
compensaciones salariales que debían cubrir los 4.000 dólares de sus
honorarios. El origen del dinero que después tuvo que devolverlo le era
desconocido. Sin embargo, hoy reconoce que haber regresado a su país le ha
dado una de las mayores satisfacciones, que era el poder adoptar a dos
niñas ecuatorianas que ahora tienen tres y 10 meses.

Aunque De la Torre dice que nadie es indispensable en la vida y no se
reconoce como un hombre clave en la continuidad de la estabilidad económica
del país, y sobre todo, en la credibilidad del Ecuador ante los organismos
crediticios internacionales, el que sí parece verlo de esa manera es el
presidente, Abdalá Bucaram, quien le pidió que continúe en el cargo al
inicio del nuevo gobierno roldosista.

¿Cómo un técnico, ex funcionario del FMI aceptó colaborar con un gobierno
catalogado como populista? Era la pregunta que se hacían muchos. "Cuando el
presidente Bucaram me pidió que permaneciera en el cargo pensé que era sano
para el país y para el Banco Central que continúe con su funcionamiento
técnico, fuerte, independiente y despolitizado". También reconoce que
aceptó permanecer en el puesto para dar seguimiento al problema del Banco
Continental, después del cuestionado crédito subordinado y que el Banco
Central tomó la administración de dicha entidad bancaria privada. "No puedo
negar que para el Banco Central es bueno que se concluya la fase de
devolución al sector privado del Banco Continental".

En la mayoría de los gobiernos los altos funcionarios, han sido partidarios
de un mismo partido, han sido amigos o ideológicamente afines. De la Torre
no ha tenido ese tipo de afinidades con ninguno de los funcionarios de los
dos gobiernos en los que ha trabajado. Pero lo que no hay duda es que los
estilos de ambos gobiernos son distintos. El gerente del Central dice sobre
sus relaciones con el nuevo gobierno: "Las relaciones se están
desarrollando en un ámbito de excelente cooperación". Aunque se ha hablado
mucho de su pronta salida del Banco Central por las diferencias con el
gobierno. "Sólo ha habido una ocasión en que hubo discrepancias (con otro
funcionario) en torno a un nombramiento dentro del Banco Central y se
dieron malas interpretaciones". A pesar que él no lo dice, De la Torre ha
conseguido que el Banco Central sea la única entidad del Estado en que el
gobierno no ha puesto a sus allegados o partidarios políticos. "Debo
reconocer y agradecer que el presidente de la República haya sido muy
cuidadoso del aspecto profesional y técnico del banco".

¿CONTINUISMO?

Los detractores del actual gobierno comienzan a hablar que Augusto De la
Torre es el continuismo, por lo menos en materia económica, del anterior
gobierno. "Éstas son solo con- sideraciones de carácter político". "Yo
hablo como técnico. Los grandes planes de reforma económica en cualquier
país del mundo requieren de décadas. Hay que pensar en planes de Estado a
los que los gobiernos de turno deben darles su personalidad propia y
prioridades. Las grandes reformas económicas deben mantenerse de un
gobierno a otro". Uno ejemplo de esto es Chile, la economía más pujante de
Latinoamérica y cuya reforma comenzó en el gobierno de Pinochet y los
gobiernos democráticos la han mantenido haciéndoles cambios y adaptándolas
a sus prioridades, pero dando continuidad a grandes temas de reformas
económicas, políticas y judiciales.

Este gobierno, explica De la Torre, ha tenido el acierto en escoger las
áreas que quiere darle un tono propio como la vivienda, salud, educación.
Dando un contenido social a su programa económico. Pero al mismo tiempo, ve
la necesidad de mantener en orden el manejo de las finanzas públicas, la
política monetaria y la necesidad de seguir modernizando el Estado que son
las acciones que posibilitarán el gasto social.

Según el funcionario del Central no hay contradicciones entre una sana
política económica orientada hacia la estabilidad y la reducción de la
pobreza. "Los países que mayor éxito han tenido en reducir la pobreza son
los que han manejado bien su economía". El mecanismo de libre mercado en
ciertos ámbitos no es contradictorio tampoco con la justicia social. "Su
eliminación no ha contribuido, en algunos caos, para mejorar la justicia
social", son algunos de los conceptos de De la Torre, para quien las
privatizaciones no son mala palabra, como algunas persona piensan, "si
están bien hechas ayudan a generar capacidad de gasto para los sectores
sociales".

No habrá paquetazo

La pregunta que se hacen ciertos sectores de la sociedad es si el gobierno
está preparando un nuevo paquetazo económico: "El paquetazo son un
conjunto de medidas emergentes. En 1992 se las tomó ya que había un
mayor desequilibrio fiscal que ahora, una reserva monetaria casi
inexistente. Afortunadamente este gobierno, tiene algunos problemas
fiscales, pero ha tomado al país con situación de reserva fuertes, un menor
déficit, más manejable. El país se acostumbró a los paquetes fuerte porque
las transiciones de un gobierno a otro estaban plagadas de muchos más
graves problemas macroeconómicos".

¿Cuál es la cifra real del déficit fiscal? "Tenemos en el país un problema
de que las estadísticas fiscales son de difícil recopilación y no salen
oportunamente, al contrario de las cifras de la parte externa. En el campo
fiscal siempre ha habido un rezago y hay muchos estimados, pero hemos
considerado que será para este año cerca de un 3% del PIB, unos 520
millones de dólares". La tarea en este año, dice De la Torre, es que haya
un financiamiento adecuado para el déficit, que no genere presiones sobre
las tasas de interés local, por lo que se podría incurrir a financiamiento
externo. "Para el próximo año la tarea es reducirlo. Todo déficit se
financia con endeudamiento voluntario o no voluntario. Se empieza a
incurrir en una deuda flotante, por ejemplo, cuando hay un atraso en el
pago de contratistas".

Sobre las críticas de la recesión que vive el país el gerente del Central
considera que con el aumento de la liquidez del sistema financiero y con
tasas de interés más bajas las empresas privadas puedan empezar a reactivar
su producción y así empezar a salir del ciclo bajo de la actividad
económica.

Las actuales autoridades monetarias parecen no poner tanto énfasis en bajar
la inflación como la tenía el pasado gobierno. Se estima que este año
cerrará en un 25% y la meta para 1997 sería de un 20%. Al respecto De la
Torre sostiene: "Dada la situación de estancamiento de la economía no hay
demasiado espacio para bajar muy agresivamente la inflación. Hay que ser
realistas en las capacidades. En 1993, por ejemplo, tuvimos gran afluencia
de capitales externos, y había un fuerte crecimiento de los balances y los
créditos en el sistema, en ese contexto era más fácil ser más agresivo. En
una situación de estancamiento económico no podemos poner demasiados
frenos monetarios a la economía, por que la agravaríamos".

No obstante, para controlar la inflación las autoridades tendrán que
sostener una disciplina fiscal. El año 1997 será un período de esfuerzo
para mantener un presupuesto equilibrado con un control correcto del gasto,
fortaleciendo los ingresos a través de una adecuada reforma tributaria y de
los precios de servicios básicos, conjugando también, el gasto social, como
vivienda, salud y educación, sin que esto signifique una mayor brecha o
desequilibrio fiscal. (FUENTE: REVISTA VISTAZO Nº 700, pp. 30-31)
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