Quito. 01 jul 99. Uno de los pilares de los textos son las
actividades. El objetivo es desarrollar las destrezas.
Santillana, Norma y Libresa abarcan la mayor parte del mercado.

¿Se imagina a dos niños jugando en un mundo de fantasías,
rodeados de muñecas, osos, gatos, venados, bosques y pájaros...?
¿A otro grupo de niñas sembrando 15 lechugas y 12 rábanos en el
jardín de su casa?, ¿o a un chico piloteando un auto del futuro
en el espacio cibernético?

Estos entornos ilustrados, acompañados de cuentos, fábulas,
leyendas populares, rayuelas y decenas de ejercicios lógico
matemáticos o de lenguaje, no fueron creados como una simple
imagen visual.

El objetivo principal es que los niños, niñas y adolescentes
jueguen con las inteligencias múltiples, es decir, aprendan a
desarrollar las destrezas. Cómo: a través de los textos escolares
interactivos que ya circulan en muchas de las aulas de los
centros educativos, entre ellos, los colegios Letort, Americano,
Manuela Cañizares, Los Pinos, Militar Eloy Alfaro, San Gabriel,
Santo Domingo de Guzmán..., en Quito.

Para concebir esta nueva propuesta educativa las casas
editoriales del país no hicieron otra cosa que basarse en los
lineamientos de la reforma curricular, aprobada por consenso en
1996.

Esta reforma para la educación básica pone énfasis en cuatro
áreas de aprendizaje: lenguaje y comunicación, matemáticas,
estudios sociales y ciencias naturales. Estas asignaturas -cada
una sustentada en ejes transversales como medio ambiente,
interculturalidad, valores, derechos humanos- deben articularse
y tener una secuencia lógica a lo largo de los 10 años de la
educación básica: desde el pre-escolar hasta el tercer curso de
ciclo básico.

Tomando en cuenta estas consideraciones, las casas editoriales
han conformado equipos especializados en la elaboración de los
textos interactivos. Un ejemplo es lo que ocurre con Grupo
Editorial Norma y la segunda serie "Nave de papel" para los
estudiantes de octavo a décimo año de básica.

La concepción de esta nueva serie conllevó un minucioso trabajo
que involucró a cerca de 40 personas entre profesores, pedagogos,
editores, diseñadores, ilustradores, fotógrafos, digitadores...
A partir de julio del año anterior Alicia Velasco de Rivera y
María Eugenia Lasso, dos maestras de aula que trabajan más de 20
años en el área de lenguaje y comunicación, comenzaron a darle
forma y color a los libros y guías para los docentes.

Luego de su labor como profesoras en el Colegio Americano, las
pedagogas se reunían a partir de las 16:00 para diseñar las
unidades modelo, por lo general cada texto contiene entre nueve
y doce. En cada unidad los autores buscan que el estudiante
construya su propio aprendizaje.

Precisamente ahí radica la diferencia entre el texto tradicional
(cargado de pesadas lecturas para el dictado y de complicados
ejercicios matemáticos) y el interactivo, cuyo propósito es que
el niño o adolescente tenga una participación protagónica y que
trabaje por su propia cuenta. Alicia Velasco explica que las
destrezas solo se desarrollan haciendo. Por ello los nuevos
textos ponen mucho énfasis en las actividades lúdicas. "A través
del ejercicio del juego los estudiantes pueden elaborar conceptos
y desarrollar la capacidad de razonamiento".

La tarea -que les tomó entre ocho y 12 horas diarias- se prolongó
hasta diciembre en que se presentaron los manuscritos de la
serie. Para su elaboración las autoras se guiaron en el manual
de estilo de la casa editorial. El siguiente paso fue la
selección del material didáctico (ilustraciones y fotografías).
El trabajo radica en ponerle atención a los detalles: es como
bordar y colocar cada hilo en su lugar.

Susana Araujo Fiallos, coordinadora editorial del Grupo Norma,
dice que no es lo mismo un texto de décimo año (tercer curso) que
uno de sexto de básica (quinto grado). La diferencia en el tipo
de ilustración se evidencia en las portadas: los libros para
primer grado tienen un barco de papel, los de quinto un barco con
dos corazones (el niño empieza a enamorarse), los de sexto tienen
un submarino y los de ciclo básico están ilustrados con naves
futuristas.

Con la lectura pasa igual. Velasco señala que los contenidos
deben manifestar un respeto muy grande al estudiante. El autor
debe tener una conciencia muy clara de quién es el individuo con
el que intenta dialogar a través del libro, conocer su edad, sus
inquietudes y sus gustos. "Por eso el autor siempre revisa si las
ilustraciones están de acuerdo con lo que uno espera. Y eso es
más fácil cuando el autor es a la vez profesor de aula y conoce
a sus estudiantes. Aquí hay una diferencia con el académico que
tiene una postura muy científica y no sabe acercarse al
estudiante".

El equipo que trabaja en Editorial Santillana, liderado por la
pedagoga Doris Arroba, se demoró cerca de un año en sacar a la
luz los diez títulos de la serie Futuro. Los libros contienen
lecturas que atrapan al alumno, todas las actividades tienen un
componente lúdico. Los colores de las ilustraciones y fotografías
son muy vivos, con tonalidades pastel para ayudar a tranquilizar
al estudiante. El componente gramatical y semántico siempre está
integrado. Las palabras nunca se cortan.

Los 10 pasos

Una lluvia de ideas * El primer paso para concebir un texto es
el marco teórico en la que participan maestros de aula con amplia
experiencia. Ellos son los que dicen qué tipo de textos requieren
los estudiantes y los contenidos.

Unidad modelo * En esta programación se sugiere hacer una unidad
modelo para realizar ajustes entre el texto que proponen lo
autores (maestros) y el que recomienda el editor de acuerdo con
las posibilidades de extensión, número de páginas, costos...

La evaluación * La unidad modelo se pone en conocimiento del
grupo de profesionales y maestros para que evalúen el trabajo,
lo revisen y vean si es adecuado para las necesidades del medio.

Plan de trabajo * En el plan se toma en cuenta el gusto de los
alumnos, qué tipo de lectura les atrae, qué les fastidia.

Los cronogramas * Se analiza en qué tiempo se va a entregar el
texto. El trabajo se debe hacer lo más rápido posible, pero sin
descuidar la nitidez y calidad.

La ilustración * Una vez lista la unidad modelo, los autores
sugieren el tipo de ilustración. Se entrega un derrotero de
ilustraciones, éstas no deben ser solamente un adorno para llenar
espacios.

Los plazos * Los ilustradores y fotógrafos reciben las hojas con
las que van a ilustrar ya sean poemas, cuentos, fábulas,
capítulos... El plazo: 8 ilustraciones por semana, es decir una
por día. Se aplica la técnica témpera y ecolines (acuarela
líquida).

El manual de estilo * El diseño y diagramación también es
importante, si el libro es atractivo el chico va a estudiar y ese
libro va a ser mucho más interactivo. El diseño está basado en
la "Biblia" o manual de estilo que tiene cada casa editorial, ahí
se ve el tamaño del texto, el tipo de letra, los colores...

La primera armada * Una vez que los autores escriben sus
manuscritos se hace una primera armada. Se colocan los textos en
las cajas. Aquí viene el trabajo del editor y copyeditor, ellos
revisan los textos ya armados y envían a corregir los errores.

La segunda y tercera armada * Se procede a una segunda armada con
todas las correcciones del editor. Aquí se coloca el material
didáctico (ilustraciones) y se escanea. Si es necesario se hace
una tercera armada luego de lo cual se envía a la imprenta.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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