Quito. 15 sep 2001. La operación, que terminó con miles de vidas y atacó dos símbolos de Estados Unidos fue, al parecer, sencilla

Beirut 1983. Una muchacha conduce un automóvil cargado de explosivos hasta el cuartel de los infantes de marina estadounidenses. Muere, y con ella quedan los cuerpos mutilados de 241 uniformados. Esa ha sido la estrategia más común utilizada por los comandos suicidas de los grupos terroristas islámicos para atacar objetivos de quienes consideran sus enemigos, de acuerdo con el analista internacional, Peter Schenkel. El ataque perpetrado a los símbolos del poder económico y militar de Estados Unidos, el anterior 11 de septiembre, revela el giro de estas organizaciones criminales, en su estrategia de sembrar miedo entre quienes consideran sus enemigos: la utlizacin de aviones comerciales como bombas.

"Lo ocurrido es algo que se esperaba, porque hace tiempo varias agrupaciones fundamentalistas islámicas declararon la guerra a Estados Unidos. El propio Ayatolá calificó a ese país como el "Satán de la humanidad", insiste Schenkel.

El martes anterior, cuatro aviones fueron tomados por comandos de seis
personas, en el lapso de una hora, según las primeras investigaciones de
cuatro mil agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que están
apoyados por los servicios secretos británicos, alemanes, israelíes y
franceses.

La operación fue sencilla, según Schenkel. "En el ataque no se usaron medios tecnológicos sofisticados. Solo necesitaban entrar, secuestrar los aviones y estrellarlos. Solo necesitaban 20 personas dispuestas a sacrificar su vida.

En Palestina existe un gran número de jóvenes listos a inmolarse por la
causa que ellos estiman justa. Y tanto Irak como Ussama Ben Laden (dos
posibles responsables del atentado a Estados Unidos, según Schenkel)
prepararon gente de ese tipo".

El director general de la cancillería alemana, Franck-Walter Steimeier, ha declarado al diario Bild que "los motivos, los objetivos, el estilo militar, la profesionalidad, los recursos financieros necesarios y la repetición de los atentados demuestran que sus autores deben buscarse en el entorno de Ben Laden", quien fue declarado enemigo público número uno de Estados Unidos, luego de los atentados del 7 de agosto de 1998, a las Embajadas de ese país en Nairobi y Dar as-Salam, que dejaron 244 muertos.

Las investigaciones del FBI estiman que alrededor de 50 personas
planificaron durante 18 meses el atentado. Para concretar sus objetivos
decidieron utilizar cuatro "bombas" ineditas en los frecuentes actos
terroristas que se perpetraban en los años setenta: aviones comerciales con pasajeros.

Los servicios de espionaje estadounidenses informaron que el martes
anterior, después de los atentados, interceptaron dos llamadas telefónicas realizadas por miembros de Muyahidín Jalq (Combatientes del Pueblo), la organización que lideraría Ben Laden, en las que los terroristas aseguraban que dos objetivos "habían sido alcanzados". El tercero era la Casa Blanca, pero el avión habría sido desviado a Pittsburgh. Fernando Carrera, agente de Operaciones de Continental en Quito, está seguro de que la cabina de este avión no pudo ser tomada. "Al comandant debieron indicarle cuál era el objetivo, pero él, con sus cinco sentidos quizá decidió estrellarse en un área despoblada". Edwin Yépez, piloto de TAME, cree que los dos objetivos fueron alcanzados porque "fue eliminada la tripulación de los aviones que alcanzaron el Pentágono y las Torres Gemelas del World Trade Center". (JT)

El mundo trata de entender

La dantesca imagen de las Torres Gemelas envueltas en fuego, el éxodo de
miles de personas de un Pentágono en llamas, el cierre de Wall Street y el desalojo de decenas de edificios del sur de Manhattan, constituyen, para el Mundo, de España, la breve película de unos hechos que quedarán grabados para siempre en la retina de miles de millones de personas del planeta. Así se resume el sentir de la prensa ibérica frente al ataque perpetrado el anterior 11 de septiembre.

En Estados Unidos el New York Times, el principal periódico de la ciudad y el más influyente del país, escribe en su editorial: "Cada rutina, cada
hábito que esta ciudad conoció se fracturó ayer. Si cuatro aviones pudieron ser tomados simultáneamente por secuestradores suicidas, entonces nunca estaremos suficientemente seguros".

Para el Washington Post, otro de los periódicos más influyentes de Estados Unidos, el ataque terrorista, es una amenaza a la forma de vida de EEUU, y su existencia como ciudad libre. En Latinoamérica, diarios como Página/12 de Argentina, consideraron que el ataque cambió el nuevo orden internacional, que se presumía eterno. (YB)

LOS PODERES SINIESTROS: Amenazas que cambian de rostro

En 1993 se produjeron varios atentados que hicieron reflexionar sobre el
peligro de que los grupos extremistas se apoderasen de armas nucleares

World Trade Center 1993. La explosión ocurrida el viernes 26 de febrero de 1993, en los rascacielos del World Trade Center, en Manhattan, que dejó seis muertos y más de mil heridos, reveló por primera vez a Estados Unidos que sus ciudadanos no estaban a salvo del terrorismo en su territorio.

"El fenómeno del terrorismo ensangrentaba el mundo entero desde hace muchos años, desde Teherán, Líbano, pasando por todo OrienteMedio, pero el territorio de EEUU había sido intocable (...) hasta el viernes pasado.

Porque, como lo afirmó el gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, y lo
confirmaron el FBI y la Policía, la tragedia fue causada por un artefacto
explosivo", decía un artículo aparecido en HOY.

Hasta esa fecha, los estadounidenses habían sido blanco de numerosos actos terroristas, pero siempre fuera de su territorio (ver gráfico en la primera página de BLANCO y NEGRO).

El último atentado con bomba perpetrado en ese país se produjo en 1975,
según recordaron en ese año los periódicos. Las Fuerzas Armadas de
Liberación Nacional puertorriqueñas, que militaban en favor de la
independencia de Puerto Rico, hicieron explosionar una bomba en el sector de Wall Street. En esa ocasión, cuatro personas perdieron la vida.

"Sólo piensen en el número de personas que dejan su automóvil en un
estacionamiento y luego se van. Nadie se fija, y eso sucede todos los días", subrayó al día siguiente del atentado en el World Trade Center de 1993, en el New York Times, un experto en terrorismo de la Rand Corporation, Bruce Hoffman, que calificaba a ese país como un terreno fértil para el terrorismo internacional, porque en su territorio están representados todas las minorías del mundo entero: de Asia, de Europa y de Oriente Medio, que se adhieren a movimientos vinculados con sus países.

En esa época, la Policía recibió 19 reivindicaciones, hasta que se conoció que el autor era el líder integrista islámico egipcio jeque Omar
Abdelrahman, otro de los sospechosos, si no de haber participado, sí de
haber colaborado en el último atentado contra el World Trade Center y el
Pentágono. Según la prensa egipcia, los abogados de Abdelrahman, exigieron, en una rueda de prensa celebrada en El Cairo el pasado 24 de abril, la liberación del fundador del grupo Yama Islamiya (Asamblea Islámica), la más violenta de las organizaciones terroristas integristas de Egipto, so pena de que Estados Unidos sufriera las consecuencias.

En los seis primeros meses de 1993 se sucedieron atentados terroristas en
Bombay, El Cairo, Florencia, Londres, Madrid, Nueva York y Roma. El analista Dietrich Fischer se preguntaba qué hubiese pasado si las bombas colocadas hubiesen sido nucleares.

"La disuasión, la tradicional estrategia que busca impedir ataques nucleares con la amenaza de represalias, no sirve contra los terroristas", decía en el artículo aparecido en HOY. Esa fue la amenaza más visible que se presentaba. "La única forma de prevenir el terrorismo nuclear consiste en mantener las armas nucleares fuera del alcance de los terroristas", insistía. No había otro preocupación. Las compañías de aviación reforzaron las seguridades para evitar el secuestro de las aeronaves.

El plagio de aviones con rehenes fue frecuentes en los años setenta y
ochenta para exigir la libertad de prisioneros, como cuando, el 13 de
octubre de 1977, palestinos y extremistas alemanes de la Fracción Ejército Rojo desviaron un avión Boeing 737 de Lufthansa hacia la capital de Somalia, para exigir la liberación de 11 terroristas alemanes.

La única vez que se temió que un avión fuera utilizado como bomba contra
París, fue cuando un comando del Grupo Islámico Armado secuestró el Airbus A-300, en el aeropuerto de Argel, en vísperas de la Navidad de 1994. El avión plagiado aterrizó en Marsella dos días después, y en esa ciudad fueron liberados 170 rehenes, luego de que el Ejército ejecutara una operación relámpago en la que resultaron muertos cuatro terroristas.

Ahora, a más de la amenaza nuclear, las autoridades de Estados Unidos,
advertidas una y otra vez sobre lo fácil que era realizar atentados en ese país, tienen otra preocupación: los aviones y los pasajeros utilizados como bombas. (JT)

La violencia se alimenta de violencia

"El objetivo del terrorismo es generar violencia, en donde esta se siembra, se fortalece y se regenera", dijo a BLANCO y NEGRO el coordinador del área de sicología de la Pontificia Universidad Católica de Quito, Carlos Quiroz Palacios.

¿Cuál el perfil sicológico de un terrorista? "Se debe entender que el
terrorismo no es un problema individual, no se trata de que los terroristas presentan una alteración sujeta a alguna reacción o respuesta frente a determinada situación de crisis", dijo el experto.

La personalidad del terrorista, de acuerdo con el sicólogo, se forma en un entorno de desgracia, de rencor; aseguró que la violencia en la que muchos pueblos han vivido y viven tiene una sola respuesta: la violencia.

"Un niño que nació bajo los efectos de la guerra, creció en ese entorno y vivió desmembrado por esa guerra, entra en ese proceso de exterminio de todo aquello que signifique algo diferente de lo que su propio temor le
construye; se presenta una crisis de la realidad y se modifican sus
estructuras intelectuales", aseguró.

Carlos Quiroz sostuvo que los terroristas se forman en un entorno
problemático, "en donde se han pervertido, han cambiado y se han
deteriorado las justificaciones para cualquier tipo de acción".

Los atentados terroristas, como el perpetrado contra las Torres Gemelas en Nueva York y el edificio del Pentágono, revelan el desmoronamiento de la sociedad humana, de acuerdo con el sicólogo.

"Estamos hablando de una historia de muchos años en la que se ha producido una serie de escaramuzas entre un pueblo y otro, entre unas personas y otras, obviamente agravadas por grandes intereses ligados al poder político y económico, que obstaculizan la comprensión, el respeto y el intercambio de opiniones para la solución de conflictos", sostuvo.

"Todo lo que podemos vivir está en el ser humano, lo que se puede construir está en el ser humano; no es ni la acción violenta, ni la acción dura, ni la acción punitiva lo que solucionará los problemas -insistió-. Estos se solucionan con la recreación de la imagen de un espacio de vida y no de un espacio de muerte". (CA)

El eje clave de los activistas islámicos

Peter Schenkel, experto en los conflictos de Oriente Medio, identifica tres territorios en los que se concentran los grupos terroristas islámicos: Irán, Irak y Palestina. "En Palestina están Hamas y Hizbolá, en Irak existen otras agrupaciones palestinas, al igual que en Irán. "El centro de operaciones de estos grupos está en estos tres países, pero tienen sus células en otros", sostuvo. Pese a que se identifica a Irán, Irak y Palestina como elemento del eje en el que se mueven los líderes de los grupos terroristas, en los últimos años los musulmanes más radicales se han concentrado en Afganistán, en donde dominan los talibanes, que son recordados por haber destruido todos los monumentos de Buda. Estos objetos arquitectónicos tenían una antigüedad de alrededor de 1 500 años.

"En la actualidad, nueve personas que dan asistencia humana en Afganistán
están acusados de intentar convertir a los afganos al cristianismo, y por
eso podrían ser condenados a muerte", sostuvo Peter Schenkel. (JT)

Las hipótesis que baraja un experto en temas islámicos

El profesor Fred Halliday, presidente del Departamento de Relaciones
Internacionales del London School of Economics, y autor del libro El Islam y el mito de la confrontación, aseguró en una conversación con la BBC de Londres, que los terroristas que ejecutaron el atentado del pasado 11 de septiembre recibieron el apoyo de algunos Estados.

"Aunque esta gente pueda venir de un movimiento político subterráneo, tiene que tener el apoyo de algunos servicios de Estado. Es posible que estén vinculados con grupos que no son islámicos, no podemos excluir que sean estadounidenses. También podría ser Ben Laden, o alguien que pueda estar vinculado con el asunto de Palestina, porque es el aniversario del famoso ataque del "septiembre negro", contra militantes palestinos en Jordania, en
el año setenta".

"El terrorismo de suicidas se diferencia del tradicional"

"Los sistemas de defensa estadounidenses, incluido el posible escudo contra misiles, no sirven para nada en el caso de un ataque de estas
características, es decir, el plagio de unos aviones que, desde el momento en que se secuestran, son convertidos en armas letales", dijo a la BBC de Londres Alberto Piriz, experto en temas militares del Centro de Estudios para la Paz, en Madrid, España.

Piriz sostuvo que el atatque debe servir para que se reconsideren los
sistemas de protección contra el terrorismo, ya que el ejecutado por
suicidas es diferente del tradicional. "¿Cómo no se han interceptado las
comunicaciones entre los grupos que actuaban coordinadamente? ¿Cómo no se ha detectado que los aviones habían sido secuestrados con una extraña
coincidencia en la zona geográfica?"

Sobre el terror en América Latina

La violencia que en los ochenta estuvo en Perú, ahora se ha desplazado a
Colombia Septiembre de 1992. "¡Bingo! ¡Bingo! ¡Tenemos al número uno!", gritó a través de su intercomunicador uno de los miembros de la Policía
antisubversiva que participó en el arresto del cabecilla de Sendero
Luminoso, Abimael Guzmán, el terrorista más buscado en Perú, por ser el
mentalizador y creador de uno de los grupos más sangrientos de América
Latina.

Las cifras hablaban por sí mismas. En 12 años, el grupo fue el responsable directo de 25 000 muertes y sus actos dejaron pérdidas materiales que alcanzaban los $22 000 millones.

Los senderistas no solo fueron los causantes de los atentados dinamiteros a los bienes públicos y privado en Lima, sino que, además, impusieron su
política de terror en los barrios pobres, con el sistemático asesinato de
más de 100 dirigentes populares. La última víctima fue la conocida "Madre
Coraje", la peruana María Elena Moyano.

El grupo fue fundado en 1969, por el filósofo Abimael Guzmán, secretario de organización de Bandera Roja, pekinés. Rompió con ese movimiento para
liderar un partido que fuera "por el sendero luminoso de José Carlos
Mariátegui", quien introdujo el marxismo en Perú.

En 1979, los senderistas comenzaron su activismo con pequeños actos en
plazas públicas, universidades y sindicatos, en donde se despidieron de sus conocidos y comunicaron su paso a la clandestinidad. La fecha en la que decidieron aparecer fue el 17 de mayo de 1980, en las elecciones. Un día antes del sufragio, la primera columna senderista tomó la aldea de Chuschi, ubicada en la Pampa de la Quinua, donde se libró la batalla de Ayacucho en 1824, que selló la independencia de América.

"Un grupo terrorista, con connotaciones políticas, es una agrupación que
abandona el diálogo como la manera pacífica de resolver determinados
conflictos políticos, y estima que tampoco las autoridades estatales son lo suficientemente fuertes como para conseguir los objetivos que ellos se han planteado. Creen que solo a través de actos violentos pueden conseguir ciertas reivindicaciones", dijo Peter Schenkel, analista internacional. Los senderistas quemaron las ánforas de sufragio, pero el hecho pasó desapercibido, al igual que los siguientes 219 atentados que realizaron en diferentes partes del país y que cobraron 11 víctimas (dos civiles y nueve terroristas).

En 1981, los atentados ya sumaban 715, pero Sendero Luminoso seguía siendo un gran desconocido. Al siguiente año, saltan a las primeras páginas de los periódicos. La causa: una de sus columnas había liberado a más de 200 de sus militantes presos en la cárcel de Ayacucho, que luego se desplazaron por el sudeste andino para dar el verdadero inicio a la continua y creciente espiral de violencia. Luego de la detención de Abimael Guzmán, la Policía presentó un video en el que se lo observa hablando solo. "Al fin y al cabo, al hombre se le pueden quitar las fuerzas, menos lo que tiene acá, así lo
maten, y si uno muere, esto se toca la cabeza queda en los demás y nunca
se va a borrar".

Con esa detención comenzó la desarticulación de uno de los grupos más
violentos de América Latina, comparados en la actualidad solo con las
Autodefensas Unidas de Colombia, que fueron incluidas el año anterior por el Departamento de Estado norteamericano entre los grupos terroristas más
peligrosos. En los ochenta, Sendero compitió con las organizaciones
terroristas que sembraron pánico con el secuestro de aviones, y su
desarticulación tal vez marcó el fin de una forma de matar.

"Los expertos en violencia de intencionalidad ideológica llevan años
advirtiendo sobre las nuevas formas de terrorismo aparecidas a finales del milenio pasado. Por una parte, la aparición de un terrorismo de raíz
religiosa, capaz de suprimir cualquier freno moral a la utilización de la
violencia; por otra, la combinación entre la vulnerabilidad de nuestras
sociedades intercomunicadas y el acceso relativamente fácil a medios de
destrucción masiva. Los indicios apuntan a que ambos factores se han podido cruzar para ocasionar la catástrofe", decía el editorial de El País de España, al día siguiente de ocurrido el atentado al World Trade y al Pentágono. (JT)

Diferencia

-En 1991, el jefe del Estado libio, Moammar al-Gaddafi, aseguró que
condenaba los atentados terroristas, pero que aprobaba la lucha de los
pueblos por su liberación.

-La diferencia entre terrorismo y lucha justa ha sido muy recalcada por las organizaciones terroristas.

-"Yo condeno los atentados ciegos e irresponsables, las bombas en lugares
públicos. Pero no hago la amalgama entre el terrorismo y la lucha justa y
sagrada de los pueblos por su liberación", precisó Gaddafi, en declaraciones a Le Figaro. Gaddafi está en la lista de sospechosos del FBI por el atentado.

LOS GRUPOS TERRORISTAS: Los nombres que atemorizan al mundo

Radicales y extremistas, en Afganistán

Los talibanes forman el movimiento islámico más extremista, radical y
violento del mundo actual. Su existencia se remonta al enfrentamiento entre británicos y rusos en Afganistán, a finales del siglo XIX, y tiene carácter tanto religioso como económico, en donde se mezcla el Islam, el petróleo y el juego sociopolítico más caliente de Asia central. Yihad es una de sus palabras favoritas. Traducida del afgano, pretende resumir los esfuerzos necesarios para convertirse en un buen musulmán. También quiere decir Guerra Santa para defender o expandir el Islam. Afganistán, región talibán, es una tierra baldía. Solo entre el 10% y el 12% del territorio afgano es cultivable. Es una zona de arena y roca, sin salida al mar, con carreteras arenosas y bacheadas.

La guerra de Ussama Ben Laden

"Haré algo espectacular que los americanos no olvidarán durante años", dijo hace tres semanas Ussuma Ben Laden, el principal sospechoso de los atentados del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos, quien ha sido comparado con el terrorista Carlos, más conocido como el "Chacal", uno de los más buscados en los años setenta.

El multimillonario nació en Riada (Arabia Saudí) en 1957. Militante
islamista desde 1973, desde 1979 apoyó a los rebeldes afganos en su guerra contra la ex URSS y trabajó para la CIA. Después regresó a su país.

En 1991 se exilió a Sudán, como consecuencia del apoyo saudí a las tropas de Estados Unidos durante la Guerra del Golfo. Las presiones norteamericanas, a través de la ONU, al régimen sudanés, le obligaron a buscar refugio en Afganistán, donde reside.

EEUU solo debió enfrentar a los racistas

Todos los estadounidenses que fueron procesados por delitos de terrorismo en los años ochenta, estaban de uno u otro modo ligados al llamado Movimiento de Identidad Cristiana, grupo que abogaba por la supremacía de la raza blanca, a la que se supone elegida por Dios para llevar a cabo sus designios en la Tierra, incluso por medio de la violencia, asegura Brent Smith, en su libro Terrorismo en América.
Las acciones provocadas en los ochenta por los seguidores de ese Movimiento se prolongaron en los años noventa. Fueron acciones violentas dirigidas contras sus propios conciudadanos.

Las acciones de grupos neofascistas fueron las principales actividades
terroristas que debió enfrentar Estados Unidos.

Las protestas que cambiaron a los estudiantes

Los movimientos estudiantiles de los años sesenta fueron el caldo de cultivo para la formación de una serie de organizaciones terroristas.

Peter Merkl, en un ensayo recopilado por Martha Crenshaw, explica las causas del surgimiento de la Fracción del Ejército Rojo alemán y del Movimiento Dos de Junio, dos de los más violentos: la muerte de un estudiante universitario que protestaba en la calle en contra de la visita del entonces Sha de Persia, el 2 de junio de 1967, por disparos de la Policía germana occidental, y el atentado contra la vida de un destacado dirigente del Movimiento Estudiantil. La Fracción del Ejército Rojo amplió sus contactos con grupos palestinos, con los cuales incluso secuestro un avión Airbus.

"La violencia pegajosa y demoledora"

La represión del franquismo en los años setenta fue el origen de una de las organizaciones más violentas de los últimos años, que ha mantenido en jaque a las autoridades de seguridad española: ETA (Euskadi ta Askatasuna, País Vasco y Libertad). Su primer boletín resumía el futuro.

"El símbolo y el ritmo de ejercicio que hay que otorgarle al pueblo vasco es el de la oposición, la diferenciación virulenta, la violencia. Una violencia pegajosa, demoledora, crónica, que haga de nuestra lucha la lucha buena, rentable, que han sabido hacer los judíos, congoleños y argelinos; que ponga en nuestras manos una contrapartida sustancial a la hora de enfrentar nuestra voluntad de libertad con la voluntad de tiranía. Que nos haga cotizables".

Los orígenes del Ejército Repúblicano

Las manifestaciones de un incipiente movimiento por los derechos civiles
promovidos por católicos norirlandeses, discriminados por los protestantes y reprimidos por las fuerzas británicas de seguridad, sin duda fueron determinantes en el aparecimiento del IRA, uno de los grupos más violentos que ha sido autor de una serie de actos terroristas dentro y fuera de Irlanda, y que lleva adelante un proceso de paz.

El Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés) pudo
mantener su poder con el reclutamiento de activistas entre las clases
trabajadoras con un nivel educativo bajo, al igual que los lealistas
norirlandeses aglutinados en el grupo denominado Luchadores por la Libertad de Ulster.

El poder irónico de David contra Goliat

"El poder terrorista es siempre o casi siempre un poder irónico, por cuanto derrota con la honda infantil de David la grandeza de Goliat", dijo el escritor español Francisco Umbral, en su columna habitual del diario español El Mundo.

El escritor cree que el terrorismo ha sustituido a las grandes guerras.

"Antes se guerreaba de Imperio a Imperio y dijo (Friedrich) Nietzsche
(filósofo alemán del siglo XVIII) que las montañas se comunican por las
cumbres. Pero ya no hay más que una montaña, que es el Poder global, y las minorías nacionalistas, religiosas, belicosas o fanáticas se justifican haciendo una guerra mínima, unipersonal, el tiro en la nuca, el avión secuestrado, el kamikaze u hombre/proyectil. El efecto no siempre es grave, pero siempre es irónico. El Poder no queda gravemente herido, pero sí un poco en ridículo, como esos millonarios de antaño que iban perdiendo la calderilla en las viñetas humorísticas", dice Francisco Umbral.

"Terror era lo que querían infundir los autores de los ataques, y a fe que lo han conseguido. No solo han traído la muerte y la destrucción a unos determinados símbolos del poderío económico y político norteamericano. Han demostrado hasta qué extremos es vulnerable la única superpotencia que queda en el mundo, hasta qué extremos son imperfectos nuestros sistemas de seguridad en los aeropuertos, hasta qué extremos se encuentra desprotegido el cuartel general de nuestros ejércitos", decía Anthony Lewis, analista del New York Times, quien consideró imprescindible que Estados Unidos demande del mundo una postura de unidad contra el terrorismo, que las Naciones Unidas exijan que todos los países sin excepción denieguen su amparo a los terroristas y colaboren en aniquilarlos y que se transformen en objetivos de acción militar todos los gobiernos que rechacen esta exigencia. Pero también considera esencial la revisión de la política exterior de Estados Unidos para evitar cualquier impresión de que ( el país) actúa de forma unilateral.

"El presidente (George W.) Bush haría bien en reconocer que Estados Unidos no está en condiciones de garantizar su seguridad por sí mismo", decía. (JT)

ANALISIS

Códigos de conducta que rebasan lo moral

¿Qué lleva a un ser humano a sacrificar su propia vida, siempre y cuando la inmolación provoque la muerte de otras personas? ¿Qué convierte a jóvenes y adultos que oran en un templo y aman a otras personas, a echar mano de las armas para asesinar no al enemigo sino a víctimas inocentes?
Imposible encontrar una respuesta, puesto que quienes practican el terror
tienen justificaciones que no pueden ser asimiladas por quienes hacen del
respeto a la vida su norma de conducta.

Y es que aquí, en la óptica peculiar de cada ser humano, parece estar la
raíz para entender la conducta humana de quienes apelan al terror: al
asesinato y al crímen como armas de lucha para la supuesta consecución de
ideales, de reivindicaciones; mientras que para la mayoría de la humanidad es imposible violentar los códigos morales, los principios que diferencian al ser humano de la bestia, solamente por lograr una conquista.

En esta línea, el terrorismo ha rebasado el límite de lo moral, pues ya no se trata solamente de irrespetar los principios de la convivencia pacífica; de romper los estatutos que imponen los estados y las sociedades, sino de un viraje de la conducta humana misma, del fuero interno que impone límites para diferenciar una acción malsana, como el aniquilamiento y la masacre, de la lucha legitima.

Los hechos sucedidos en Nueva York y Washington, el martes 11 de septiembre, van más allá de la ofensa y humillación a un Gobierno y una nación, aunque se trata de la más poderosa del mundo. Son sucesos que han superado los principios básicos del respeto a la vida ajena, de leyes que constan en todas las religiones, incluida la musulmana, como la prohibición de quitar la vida de los demás, solamente con el propósito de evidenciar desacuerdos y enviar mensajes de inconformidad.

Y es que la historia se ha encargado de mostrar que el uso de la fuerza, que la aplicación de la violencia solo genera más violencia, pero al final termina siendo una lucha estéril, que arrasa con sus protagonistas.

Los grupos terroristas que han llegado a controlar ciertas áreas del mundo han terminado sojuzgados cuando han asomado otros grupos o ejércitos más poderosos.

Por eso, incluso, el terrorismo es demencial, irracional, puesto que al no darse tiempo para razonar; al no tener otro objetivo que la destrucción y el acanallamiento del supuesto enemigo, termina infringiéndole el mayor daño al propio autor, al terrorista mismo. (TFF)

EL DIA DEL ATENTADO: "Los extraños nos hablamos"

Por Roberto Mizrahi*

Especial para BLANCO y NEGRO

11 de septiembre de 2001. Me desperté, como siempre, temprano. Recién
amanecía y salí a trotar al Central Park. Quería estar de regreso antes de las 07:00, porque mi hermana Susana llegaba de Buenos Aires.

Unos minutos antes de las 09:00 salí para mi oficina. En la esquina del
Rockefeller Plaza un poco de gente comenzaba a reunirse frente a las
pantallas de NBC. Me llamó la atención y pregunté qué pasaba. Un muchacho me dijo que un avión había chocado hacía cinco minutos contra el World Trade Center y se veían las primeras imágenes de la Torre 1 con humo.

Subí a mi oficina. Recibimos la información que un segundo avión se había estrellado contra la Torre 2. ¡Qué desorientación! ¿Cómo dos aviones con solo 18 minutos de diferencia podían haberse estrellado contra las Torres? Comenzó a saltar la idea de un atentado terrorista. Comienzan a sonar los teléfonos. ¡Otro avión se estrelló contra el Pentágono! No hay duda ahora de que se trata de un ataque planificado y coordinado. El estupor no cede. De repente suenan los altoparlantes de seguridad del edificio, pidiendo que se evacue de inmediato. Salimos en orden. Las calles están llenas. Los subterráneos y los trenes no funcionan. Por la radio se informa que los puentes y túneles que unen esta isla con Nueva Jersey y el resto de la ciudad de Nueva York están cortados. Suenan sirenas por todos lados. La gente mantiene la calma. Los extraños nos hablamos.

Llego a mi departamento y me junto con Susana frente al televisor. Se ve
nítidamente cómo el segundo avión, literalmente, atraviesa la Torre 2,
frente a las cámaras, y con cientos de bomberos, policías y personal de
ambulancias dentro de la torre. El horror crece. Un cuarto avión cae en un bosque de Pennsylvania. Nadie entiende por qué. La segunda Torre Gemela se desploma. Hay bronca en la gente, pero mucho más tristeza y sorpresa. Se habla que hay 150 000 visitantes diarios a las torres; de que hay 50 000 que trabajan en ellas; de que habría habido 15 000 en los pisos superiores.

Pienso que el viernes pasado a las 09:00 atravesaba esas torres rumbo a una reunión en el World Financial Center que está a dos cuadras. Había tomado el subterráneo hasta las Torres Gemelas y caminaba con toda confianza esos 200 metros, hoy de terror.

Las noticias cruzan todos los canales. Estamos aturdidos. Le propongo a
Susana hacer algunas compras esenciales. Vamos a nuestro mercadito de
barrio. Nos aprovisionamos de lo básico. Volvemos al departamento. Ya se
habla con claridad de ataques suicidas. Y quise entender lo inentendible:
¿Qué pasaría por la mente de esas voluntades violentas en el momento de
concretar su planificado suicidio? ¿Hasta dónde llegan la frustación, las
ideologías, el fundamentalismo? ¿Cómo funcionan las mentes perturbadas?
Salimos a caminar con Susana. El Central Park es el espacio abierto que
puede acogernos. Qué distinto parece apenas seis horas después de mi trote matutino. Hay cientos de turistas también desorientados. Gente que camina y gente sentada en los bancos. Regresamos al departamento. Solicitan donadores de sangre.

Siguen las sirenas. Ahora sabemos perfectamente por qué suenan. La Policía bloquea calles y monta operativos de alerta extrema. La población responde bien. Hay gran admiración por los servidores públicos, especialmente bomberos (héroes silenciosos), médicos y enfermeras, la misma Policía recia, a la que otros días se la mira distante, hoy es bienvenida y aceptada en el seno de la comunidad.

Suena y suena el teléfono. Llamadas de la familia y los amigos de Buenos
Aires y de otros angustiados que tienen familiares y no pueden dar con
ellos. Hay llamadas de Lima y de otros países.

Amanece otro día. Salgo sin hacer ruido a trotar otra vez por el parque.

Hay menos gente. Curiosamente nos saludamos al cruzarnos entre extraños.

Quizás hoy somos algo menos extraños. Mañana volveremos a pasar al lado del otro, y quizás nos ignoremos. Voy a mi oficina. La seguridad del edificio da instrucciones contradictorias. Primero entramos casi sin control y usando los ascensores regulares. Después, anuncian por los parlantes que solo funcionarán los ascensores de emergencia y que pedirán identificación al entrar. Me doy cuenta de que todos estamos sorprendidos y de que, poco a poco, pasaremos a un régimen distinto de seguridad y vigilancia.

*El autor del testimonio es palestino argentino.(Texto tomado de la Revista Blanco y Negro)
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