Quito. 17.04.95. Tiene respuesta para toda inquietud. Es
tremendamente vivaz, gesticula a cada instante. Sus ojos, mejor
dicho su mirada acompaña sus gestos.

Una conversación propuesta para una hora, se volvió de siete, al
punto que nos olvidamos de almorzar. Tiene arreglada su vida, a
pesar de su divorcio. Sus hijos, todos profesionales, tres en
total, siguen siendo su pasión. Se reúne con ellos los domingos y
"cocino el plato que cada uno me solicita", dice en medio de la
felicidad que ese instante implica en su vida de más de medio
siglo. Sigue conservando elegancia y belleza. Con risas y
picardías, dice que puede dormir tranquila porque no le ha
quitado el marido a sus amigas "aunque ganas no me han faltado".
Así se expresa Jenny Estrada Ruiz, guayaquileña, nacida en el
barrio del Astillero y una de las mujeres más leídas del
periodismo nacional. Y así, entre la música, su pasión -toca muy
bien el piano-, los libros, la investigación histórica y
periodística, los viajes, conferencias, lanzamientos de libros,
transcurre la soledad creadora de esta mujer encantadora que "sin
pelos en la lengua" confiesa tener "más amigos que amigas".

¿ Cómo se da esa vinculación con el periodismo, con la cultura?

Me crié en un ambiente donde todo era exquisito. Mi padre siempre
fue gran lector, mi madre fue una soprano, llena de sensibilidad
y amor por la vida, todo lo cual me transmitieron. En ese
ambiente lo menos que podía hacer era leer. Y eso hice toda la
vida. De niña, de joven y ahora de adulta, no se diga. Además,
pertenecía a una clase social burguesa, donde a pesar de vivir
bien, nunca pensé como ella. Eso me dio libertad para escoger mi
camino.

Ya casada, con hijos, sentiste el llamado de la escritura, del
periodismo, concretamente.

Sí, así fue. Y comencé escribiendo con seudónimo: María Ignacia,
que son en realidad mis otros nombres. Hice, en ese período, un
periodismo analítico, en una columna llamada "La opinión
femenina". Mis espacios fueron El Universo, El Telégrafo,
revistas, la televisión. Todo esto en un universo temporal
extenso.

Pero tengo entendido que se produce un vacío en tu vida
profesional...

Dolorosamente. Me tengo que divorciar y eso me hace separarme del
periodismo. Creía que yo era la culpable de esa tragedia, y de
todo le culpé al periodismo. Viene un vacío, como tú dices, y
luego retomo esa actividad con mayor brío. Tengo diversas
propuestas de trabajo, muchas de ellas interesantes y como ves
ahora ya no tengo tiempo ni para descansar. Han salido casi una
decena de libros, tengo en preparación varios y la vida continúa.
Claro está que estamos hablando de casi dos décadas atrás.

¿Quiénes fueron tus paradigmas en el trabajo periodístico?
¿Quiénes influyeron en ti?

Simone de Beauvoir, con ese fascinante libro que es "El segundo
sexo", y Oriana Fallaci, con todo su trabajo periodístico, que no
es agresivo como creen muchos, sino un periodismo cuestionador,
que toma partido, que no cree en la tan decantada imparcialidad
que tú y yo sabemos que no existe.

Aquí, Leopoldo Benites Vinueza, Raúl Andrade, Julio Estrada, con
su pasión para defender los intereses de su ciudad, Carlos Vera,
principalmente su primera etapa... Ahora ya no me interesa para
nada.

Conoces bien nuestro periodismo, ¿cuáles son sus fallas?

Que no cumple su rol. A veces es muy servil. Otras veces le falta
profesionalismo. Nuestros periodistas, reporteros, no hacen labor
de seguimiento. Viven para el momento.

¿No temes acaso un entredicho con sectores de la empresa privada?

Respeto a la empresa privada, trabajo en muchos aspectos con
ella, pero no soy obsecuente de la empresa privada.

Tengo entendido que querías llegar a ser escritora y un buen día
fuiste donde el historiador Manuel Medina Castro a solicitar su
opinión sobre un libro que habías escrito sobre doña Matilde
Hidalgo de Procel. El fue duro contigo, entre otras cosas te
dijo: "vaya y viva el medio que vivió su personaje. Usted no
conoce Loja, ¿cómo puede escribir sobre ella? Tire ese libro a la
basura". ¿Frustrada en tus inicios?

Todo lo contrario, esas frases duras, de un hombre íntegro como
es el maestro Manuel Medina, me conmovieron. Y seguí al pie de la
letra su consejo. Viajé a Loja, me interioricé en su geografía,
en su historia, y por tanto en el personaje. El primer borrador
lo había botado.

Entonces, ¿volviste donde Manuel Medina?

No, ya no. Busqué a Leopoldo Benites, quien luego de un mes me
dio una opinión que figura como prólogo a las distintas ediciones
que hay del libro. Creo que ese desaliento fue decisivo en mi
vida. No le reprocho nada a Medina, todo lo contrario, se lo
agradezco. Tenía razón.

Te agarraron la investigación y las entrevistas. Los reportajes
¿dónde quedaron?

Bajaron en intensidad pero nunca los abandoné. Lo que pasa,
Carlos, es que yo no hago crónicas del "día siguiente". Escribo
intensamente, todos los días, pero no puedo publicar todos los
días. Durante los últimos años he venido escribiendo mis crónicas
costumbristas "Del tiempo de la yapa", que me demandan un
esfuerzo grato, como es vivir los recuerdos, la historia no tan
lejana y plasmarla en textos asequibles al lector. Y créeme que
me siento gratamente confortada cuando en la calle me ven y me
dicen que soy la autora del Tiempo de la Yapa.

DE LIBROS Y PASIONES

¿Qué te lleva a escribir?

Una fuerza secreta, un deseo de contar, de crear, recrear las
situaciones de la historia. También la necesidad de ser útil al
país, a la familia. Tratar de hacer notar a los ecuatorianos que
nos falta orgullo nacional. Que es preciso fortalecer ese
orgullo.

Jenny, ¿y libros como "Las mujeres de Guayaquil"?

Un bello intento de devolverle a la mujer guayaquileña su papel,
su rol dentro de la historia, dentro de la cotidianidad. Y creo
que ese esfuerzo ha sido comprendido. Me siento orgullosa de ese
libro, como orgullosa me siento de todos mis libros, son como mis
hijos, que de ninguno me arrepiento. A todos los quiero por
igual.

Como a "Personajes y circunstancias"...

Hermosa experiencia la que se plasma en ese libro. Cuántos
personajes admirables para mí. Leonidas Proaño, Jorge Luis
Borges, Cantinflas, Guayasamín, Rulfo, Haroldo Conti....

Y políticos como Arosemena Gómez, Camilo Ponce, Marcos Gándara...

(Jenny guarda silencio, como queriendo intuir las diferencias
abismales entre el primer grupo y el segundo). Bueno, uno en el
periodismo tiene que entrevistar a todos. Tienes que vivir de
alguna manera.

Una de las mayores vivencias en tu vida profesional constituye el
haber trabajado a las órdenes de militares de alto grado. Estoy
hablando del Instituto de Historia Marítima. ¿Qué significado
tiene eso en tu vida?

Mucho, mucho. Primero, haber recibido la confianza de un grupo de
hombres forjados en la disciplina, en el trabajo duro. Segundo,
haber podido escribir, penetrar en sus archivos, estar a las
órdenes de un hombre extraordinario como Jorge Pérez Concha,
quien me dio su confianza y su sabiduría. Fruto de todo eso
fueron algunos libros en coautoría como "La Armada en imágenes",
"La epopeya del aviso Atahualpa" y otros trabajos de historia
marítima. Además, haber impartido clases a oficiales de alta
graduación en la Armada, y recibir de ellos consideraciones,
respeto, cosas altamente estimulantes.

Y viene "La balsa", convertido ahora en un libro clásico del
tema. Es analizado en los centros de estudios más importantes del
mundo.

Es una historia de la navegación, una antología de textos sobre
el tema. Creo que se trata de un libro original que ha servido
para trazar una serie de rutas en la navegación nacional y
universal. Simplemente indagué, hice el estudio y la
recopilación, y las últimas partes del libro sí son mis aportes
en este tema tan complejo, como es la navegación.

Me hablas de rutas y me recuerdas "Ruta de un ideal", la hermosa
biografía de Carlos Armando Romero Rodas y de radio Cristal.

El haber podido escribir la vida de un hombre que vino desde
abajo e interiorizar con su sacrificio, sus afanes, sus triunfos,
etc. es doblemente reconfortante. Mira que es un hombre que
desprecia tantos homenajes falsos, que lo quieren hacer miembro
de aquí, socio de acá. Y él dice no. Ya puedes imaginarte cómo lo
persiguen los partidos y los políticos.

Como te han perseguido a tí...

Sí, algunos partidos me han propuesto ciertas candidaturas.
Incluso para alcaldesa. Yo los rechazo. Cordialmente.

A quiénes admiras como seres históricos, políticos...

Gandhi, Indira Gandhi, su hija, siempre clara en el mensaje para
decir la verdad a su pueblo. Matilde Hidalgo, Eloy Alfaro,
Vicente Rocafuerte, Manuela Sáenz, pero no quisiera terminar como
ella, sin haber recibido el último suspiro del hombre amado.

¿Conoces el odio?

No, no lo conozco; no está en mi naturaleza el odiar ni dejarme
atrapar por seres y hechos negativos.

¿Te consideras un ser marginado?

No, en lo absoluto. Siempre he recibido el afecto de hombres
extraordinarios: Manuel Medina, Leopoldo Benites, Pérez Concha.
Soy una mujer con suerte. Por eso siempre digo que más tengo
amigos, que amigas.

¿Y de políticos ecuatorianos de este siglo?

Osvaldo Hurtado. Un hombre con elegancia, con cultura, con
inteligencia.

Jenny, tus últimos libros: "Los españoles de Guayaquil", "Los
italianos de Guayaquil", son una propuesta de investigación
histórica que comprenderá el aporte de las colonias extranjeras
al desarrollo de Guayaquil. Pienso que es un trabajo
interdisciplinario...

Estoy de acuerdo contigo, pero la facilidad que se me ha
brindado, el hecho cierto de contar con una documentación de
primera mano, me ha facilitado el trabajo. Los resultados están a
la vista.

Libros hermosos, muchos de ellos clandestinos, como es el caso de
los italianos, que se conforman con que los lean solo los
italianos.

Lamentablemente es así, con algunos de mis libros. Ya en ese
campo no puedo hacer nada.

Estás trabajando en un libro polémico: "La lista negra". ¿Qué
piensa la autora de ese futuro libro?

Que será polémico como tú dices. Has podido ver los documentos,
cartas, fotos. La venganza de los Estados Unidos después de la
Segunda Guerra no tuvo límites. Organizó campos de concentración,
en su propio territorio, confiscó, persiguió a alemanes,
italianos, japoneses menos. Todo aquel que estaba casado con
ciudadanos de estos países fue perseguido. Aquí en Ecuador, fue
terrible. Empresas, bancos, fábricas de estos ciudadanos les
fueron confiscados. Fue un período negro de nuestra historia. Yo
lo estoy reconstruyendo en mi libro. Espero encontrar un buen
editor.

¿Como el tipo de la yapa?

Sí, la hermosa edición de diario El Universo, hace sentir
orgulloso a cualquier escritor.

El tiempo ha corrido, la noche se acerca, el estómago pide
clemencia y el teléfono de Jenny Estrada comienza a sonar. Es
hora de despedirnos y de decir hasta luego a la "soledad
creadora" de esta mujer que siempre le está poniendo "buena cara
al mal tiempo". (5B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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