Guayaquil. 25 abr 2001. Hace tres semanas hubo una fuga en la terminal de
la Refinería de La Libertad. Mientras se estudian tres hipótesis, los
turistas volvieron a la playa.

Las manchas continúan a pesar de que han pasado seis días del derrame. La
brisa mueve el cabello negro de Juvencio Pita Reyes, mientras empieza el
relato. La mirada profunda del hombre de 48 años y piel canela se pierde
en las aguas del mar frente a Ballenita, península de Santa Elena. Las
conoce bien, pues las explora desde hace más de 30 años como pulpero.

Este buzo de poblado bigote no entraba al mar desde el jueves 19 de este
mes, hasta el lunes último. Cuando llegó en su bicicleta a la playa,
encontró manchas negras que cubrían más de un km de arena. "Ese día
acudieron unos 15 hombres con uniformes de la empresa Gulf, y también de
Cautivo; con extintores echaron un líquido como espuma sobre el
petróleo".

Gulf es una empresa petrolera y Cautivo un pueblo cerca de La Libertad
donde está el campamento de la refinería. "Llegaron como a las 11:00 y se
fueron a las 14:00. Después se disolvió el petróleo en la arena. Pero el
de las rocas no y eso que el agua estaba brava estos días y arrastró
bastante".

Ballenita, playa turística y de casas sobre riscos a lo largo de cuatro
km, es un pueblo de pescadores, pulperos y ostreros que se ubica a 125 km
de Guayaquil.

No es la primera vez que ocurre. Hace tres semanas un derrame en la
terminal petrolera de La Libertad, a 100 metros del mar, causó una mancha
de crudo en esas playas. Según Julio Navarrete, asesor nacional de la
Unidad de Control y Vigilancia (UCV) del Programa de Manejo de Recursos
Costeros (PMRC), en esa ocasión la lluvia rebosó unas piscinas con
desechos de hidrocarburos de la refinería y parte de los muros se rompió.
"De acuerdo a los testimonios de los pescadores, contaminó el mar y
murieron algunos peces y pulpos". La mancha fue combatida con
dispersante, un producto químico que se esparce sobre el petróleo, lo
vuelve inofensivo y forma grumos que se depositan en el fondo del mar.

Según Miguel Mackliff, ingeniero de la Dirección Nacional de
Hidrocarburos (DNH), esta vez la mancha no salió de la terminal de La
Libertad sino de un buque cisterna (ver recuadro).

En las rocas de color café pálido de la playa de Ballenita quedan los
rastros del derrame. Son manchas de color negro, de textura viscosa, que
se derriten en las mañanas de sol y se endurecen en las tardes y noches
frías. Pequeños cangrejos y caracoles se mueven lentamente sobre esa
superficie pegajosa y junto a las manchas negras. Todas las rocas están
salpicadas.

"Es lo único que encontramos el viernes, cuando llegamos a hacer la
limpieza", dice Luis Rosales, director municipal de Higiene de Santa
Elena. El 20, con una orden de inspección y aseo de la playa y diez
trabajadores, se trasladó al sector de La Glorieta. "Encontramos una
espuma regada, que recogimos con diez lampas". Cuando la brigada regresó,
el sábado, no encontró nuevas manchas.

Ayer, en el Municipio de Santa Elena se reunieron el alcalde Dionisio
Gonzabay, funcionarios de Petrocomercial, Petroproducción y
Petropenínsula y representantes de la Marina Nacional. Discutieron las
medidas de control que la Refinería debe tomar, pues entre los vecinos de
Ballenita se comenta que cuando los tanques de la terminal rebosan, el
combustible se riega y va al mar.

El lunes la gente volvió a la playa. "Hasta el domingo uno no se podía
bañar porque salía lleno de petróleo", contó Oswaldo Tomalá, profesor de
Santa Elena.

Según Juvencio Pita, "no fue como la vez pasada. La mancha venía de allá,
la corriente la arrastró a tierra. Fue uno de esos barcos", dice
señalando al horizonte, donde navegan tres embarcaciones.

El pulpero espera que el petróleo desaparezca para volver a bucear. "Si
me voy más adelante, por Manglaralto, por ejemplo, es igual. Hasta allá
llegó la mancha".

Las investigaciones todavía no terminan

Esta vez los representantes de Petropenínsula se adelantaron a aclarar
que no tenían responsabilidad en la contaminación. "Fue algún buque
cisterna que lavó sus tanques frente a la costa. Y la marea la arrastró",
afirma Miguel Mackliff, de la Dirección Nacional de Hidrocarburos. "Se
informó al superintendente del Terminal Petrolero de La Libertad, Víctor
Garcés". Pero no dio detalles.

El día del derrame, la Marina Mercante organizó un operativo para
eliminar la mancha de petróleo sobre la arena de Ballenita, con
disolventes. Luego se inició la investigación para determinar las
responsabilidades necesarias.

El capitán del Puerto de Salinas, Estuardo Salas, está a cargo de la
investigación para identificar el origen del derrame. "Es apresurado
hablar de algún buque cisterna. No puedo decir si fue buque o las
instalaciones de la terminal".

Julio Navarrete, asesor nacional de la Unidad de Conservación y
Vigilancia del Programa de Manejo de Recursos Costeros, estima que no es
una nueva contaminación. "Parece que ha reflotado el petróleo de la vez
anterior. Cuando se esparció el dispersante el petróleo -inofensivo- se
hizo grumos y se depositó en el fondo del mar. Es posible que con el
oleaje volvió a la superficie". (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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