El anuncio del diálogo con el ELN y la promesa de reactivar el pago de horas extras encienden la furia uribista.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y su rival en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Óscar Iván Zuluaga, debatieron la noche del lunes acaloradamente sobre los escándalos que salpican a sus respectivas campañas.
En un debate convocado por la emisora La FM, el primero divulgado por una radio colombiana, Santos y Zuluaga, que disputarán la Presidencia el próximo domingo, se enzarzaron en una discusión con un tono más alto que nunca hasta ahora en esta larga campaña electoral.
El uribista Zuluaga fue el más votado en la primera vuelta del 15 de mayo, en la que le sacó una ventaja de casi cuatro puntos a Santos. Pero los dos obtuvieron menos del 30% de los votos frente al 51% necesario para ser elegido Presidente.
La mayoría de encuestas hablan de empate técnico, pero unas dan hasta ocho puntos de ventaja al candidato opositor.
“No trate de equiparar (el episodio de la financiación ilegal) con una situación en la que usted personalmente está involucrado”, dijo Santos en alusión al video publicado en varios medios en el que aparecía Zuluaga escuchando los planes del hacker Andrés Sepúlveda, que formaba parte de su equipo de campaña.
El presidente llegó a calificar como un delito que Zuluaga se quedara impasible mientras Sepúlveda hablaba de infiltraciones a las negociaciones de paz de La Habana y a las Fuerzas Armadas. El uribista respondió con un reproche. “Usted habla como un fiscal o como un juez”.Y alegó que su campaña contrató a la empresa de seguridad informática de Sepúlveda cuando no tenían señalamientos en su contra y con el aval de que había trabajado para el Gobierno de Santos. Zuluaga insistió en que fue víctima de una actuación ilegal, de un montaje.
Santos le exigió que reconociera si él aparecía en el video, pero Zuluaga se escudó en el argumento de que la Fiscalía establecería la verdad jurídica.
El candidato uribista denunció que las investigaciones de su caso van rápido frente a la lentitud con que, a su juicio, se desarrollan las que tienen que ver con la denuncia de que pudo haber dinero del narcotráfico en la campaña de 2010 en la que Santos fue elegido presidente. Quien denuncia esto es el expresidente y senador electo Álvaro Uribe, motor del movimiento Centro Democrático.
Uribe asegura que, según el testimonio de un narcotraficante, dos exasesores de Santos recibieron $12 millones.
Entonces, Santos recordó que Uribe reconoció después la inexistencia de pruebas que lo involucraran a él, sino a otras personas de la campaña.
Los candidatos habían hablado de los escándalos pero nunca con tanta vehemencia como en su último cara a cara. Por eso, analistas consideran que esta ha sido la “campaña del odio” en Colombia. La pugna entre santistas y uribistas se encendió más ayer luego de que Santos anunciara un diálogo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para poner fin a un conflicto armado de medio siglo.
La noticia fue aplaudida por la ONU, la Alba y otros organismos, pero repudiada por el equipo de Zuluaga. En declaraciones recogidas por la revista Semana, la excandidata presidencial, hoy jefa de debate de Zuluaga, Marta Lucía Ramírez, dijo: “El oportunismo de Santos da asco”. Según ella, eso está fríamente calculado.
“Estas conversaciones con el ELN tienen varios meses. Se sabe qué están hablando en Ecuador y quiénes están al frente. Todo ello, para manipular esta ansia de paz de los colombianos”.
Ramírez fustigó también que Santos anuncie la reactivación del pago de horas extras a los trabajadores. ¿Será que en un mes que le queda de Gobierno Santos podrá cumplir esas promesas? El domingo, 30 millones de colombianos zanjarán esa disputa dando el voto a Santos o haciéndolo para que Zuluaga sea el nuevo huésped del Palacio de Nariño. (AFP, Efe y Red. HOY)
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