"SANTANA", INTERESANTE EXPERIENCIA EDUCATIVA. Por Luis Montoya
Andrade*

Quito. 18.06.92. Data de algunos años, algo más que seis.
Tiene hasta segundo curso. Es un centro educativo mixto.
Funciona en el sector de Miraflores, en Cuenca. Las aulas han
sido adecuadas en un antiguo castillo, pues almenas tiene.
Entre esta casa, antigua casa de hacienda, que está reclinada
sobre la ladera y mirando hacia el valle, y unas tres nuevas
construcciones provisionales que están cerca de la puerta de
acceso, se encuentra una cancha de básquet y juegos
infantiles. Se respira el aroma de un centro escolar
enclavado en el campo: el Centro Educativo Santa Ana.

Así se llama el plantel educativo que nació de la idea y del
esfuerzo decidido de un grupo de padres de familia inconformes
con el esquema educativo convencional. Y organizaron el suyo
propio. Y allí matricularon no sólo a sus propio hijos sino
que también se abrió las puertas a otros niños. Y al primer
esfuerzo se sumaron nuevos entusiasmos, venciendo las
dificultades propias de esta desafiante empresa.

Hoy están matriculados alrededor de ciento veinte niños y
jovencitos. No pasaría de un simple recuerdo de visita, si no
encerrara esta experiencia cinco elementos fundamentales que
hacen falta para que nuestra educación se renueve.

La primera se refiere a la iniciativa de los padres de
familia. Estos padres de familia cuencanos reconocieron las
limitaciones del Estado y no se quedaron con los brazos
cruzados. Se reunieron y decidieron meter mano en la
educación de sus hijos, tal como debe ser.

Como se imaginarán es un plantel privado, que cobra por los
servicios educativos que ofrece. Lo rescatable de esto es la
organización de los padres de familia y su vinculación al
proceso educativo. Los padres de familia han dejado un
poquito de ser los seleccionadores de buenos "parqueaderos
para niños" que es lo que son los jardines de infantes,
escuelas y colegios. Su participación no es la ideal que se
quisiera, pero es bastante mayor que la inexistente en otros
establecimientos.

La segunda se refiere a la observancia de la forma y de los
requerimientos del ministerio de Educación. La institución no
se ha quedado quejumbrosa y enredada en los hilos legalistas
que rigen el sistema educativo ecuatoriano. El respeto a los
planes y programas, a las formalidades del modelo convencional
se da. Calificaciones, libretas, cuadros, etc., se elaboran y
se rellenan como dispone el MEC, pero eso no ha sido todo. La
renovación ha sido rellenar de médula y substancia esas
impersonales disposiciones y dar vida a los planes y
programas.

El tercero se refiere a la aplicación del modelo de educación
personalizada. Este método se aplica desde el jardín de
infantes hasta el segundo curso -por el momento-, pues
seguirán con los restantes cursos del nivel medio.

Para los educadores hablar de educación personalizada es
asunto corriente. Todos la conocen. Se entusiasman al oírla.
Incluso les sirve de materia de discurso, sin embargo pocos lo
practican. Para los padres de familia, cualquier modelo
educativo resulta un mundo desconocido. Lo que les importa
son los resultados: buenos hijos, buenos estudiantes, buenos
ciudadanos. Y la aplicación de esta metodología está
encaminada hacia allá.

En pocas palabras, Santana es una institución educativa con
buenas bases para afrontar los desafíos de los próximos años
en lo que a educación de calidad se refiere.

El cuarto, se relaciona al apoyo mutuo entre instituciones
educativas. Apoyo total, sin reservas y sin recelos.
Compartiendo experiencias, éxitos y fracasos. Docentes de
Santana y del colegio Asunción realizan sistemáticamente,
durante el año lectivo, pasantías para mejorar en el método y
profundizar en el modelo.

Y el quinto se relaciona con los valores. En la breve
existencia de este centro escolar hay un eje formativo que
constituye la columna vertebral. No es colegio confesional
como podrá equivocadamente pensarse; sin embargo, la fortaleza
que viene dada por la formación de valores en torno al tema
religioso es fundamental. Cualquier establecimiento que tiene
patrones y modelos que emitir y que son presentados
permanentemente al niño sirven enormemente.. Pero este debe
ser un esfuerzo institucional, un esfuerzo de todo el
colectivo docente y tiene que ser respetado. Nadie en Santana
está obligado a las ceremonias religiosas de los distintos
cultos, pero todos en cambio respetan las creencias de los
demás.

¿Es replicable esta experiencia en los establecimientos
fiscales urbanos o rurales de nuestra patria? Sí. No cabe
duda.

Si bien esta experiencia la han llevado a cabo padres de
familia que poseen recursos económicos, no es menos cierto que
los ingredientes comentados son replicables en todos los
establecimientos fiscales urbanos o rurales.

Comentar sobre experiencias realmente valiosas sirve siempre
de estímulo a cualquiera de los otros esfuerzos que sí se
realizan en el país, sean desde el Estado o de la sociedad
civil. (1c)

*Investigador educativo de INSOTEC.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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