Quito. 4 abr 97. Rosalía Arteaga departió con editores de HOY
durante una hora y media, ayer por la mañana.

El propósito que la animó a concurrir a este medio, según se
pudo constatar, es demostrar que ella no es una "conspiradora"
-como se la ha acusado- sino que realiza un arduo trabajo, a
pesar de que, a ratos, parece una prisionera de oro del propio
Gobierno: no la permitieron concurrir a la cita del BID en
Barcelona, ni a una de Comercio Internacional en Beijin,
aunque las invitaciones eran personales.

Señaló que ha cumplido una actividad relevante en el Programa
Nuevo Rumbo Cultural y en la proposición de políticas
sociales, tanto al Gobierno anterior como al actual
interinazgo.

Relató la implantación de programas pilotos en Loja ("donde no
se desperdicia la inversión social") y en Esmeraldas y Manabí.
Anotó que sigue presidiendo el CONADE, pero su Directorio no
se ha reunido desde agosto de 1996.

Por disposición de la Ley 57 preside la comisión ejecutiva
para la construcción de los nuevos aeropuertos en Puembo y
Daular. Arteaga considera que son los proyectos de mayor
envergadura económica para el país. Además está trabajando en
la búsqueda de financiación externa para la iluminación y la
ampliación del aeropuerto de Cuenca.

Preside la OPALC, que se preocupa del crédito para la mujer
microempresaria y de la forestación del medio, entre otras
cosas. Y con FUNDACYT, que depende la Vicepresidencia, trabaja
en la investigación productiva.

"Mi trabajo es agotador. La vicepresidenta sí tiene
funciones", dijo.
Rosalía Arteaga, pese a la importancia de su cargo, fue
invitada tan solo en una ocasión a una sesión de Gabinete del
presidente interino, Fabián Alarcón.

También hizo notar que durante un mes y medio no tocó asuntos
políticos y que solo habló cuando el tema de una posible
supresión de la Vicepresidencia saltó al debate público.

Rosalía Arteaga está de acuerdo con la lucha en contra de la
corrupción, pero advierte del peligro de la impunidad y de que
los castigados sean los instrumentos y no los causantes de la
corrupción.

Una y otra vez destacó que ella fue elegida por votación
popular.

Y reclamó su derecho de que se la distinga de Bucaram y del
grupo que hacía Gobierno con el ex mandatario.

Ese convencimiento, según parece, le ha llevó a realizar
graves pronunciamientos sobre la legitimidad del Gobierno de
Fabián Alarcón, aunque ayer declaró que no pretende
profundizar la polémica. (DIARIO HOY) (P. 10-A)


POLITICA SIN PECADO

Por Benjamín Ortiz Brennan

Quizás el afán de pureza total es lo que más despierta
sospechas, cuando se escucha la versión de Rosalía Arteaga
sobre su controvertido tránsito en la política ecuatoriana.

No tuvo ninguna ambición al dejar el Ministerio de Educación,
pero muchos políticos le solicitaron su contribución,
sostiene; frente a la imagen de mujer codiciosa y que -con
derecho- intentó embarcarse en los carros de los triunfadores,
según entiende la gente.

No quiso que ninguno de sus parientes ocupasen cargos
públicos, ni que su padre fuese embajador, ni su hermano
cónsul, ni que su hermana tuviese puesto alguno, manifiesta;
mientras la impresión general es que todos ellos están en esas
posiciones con el consentimiento e incluso con el apoyo de
Rosalía.

"Creí que Bucaram había cambiado y quizá fui ingenua",
manifiesta, al explicar su participación en el binomio
PRE-MIRA que triunfó en las últimas elecciones, como si
alguien de su talento pudiera pasar por alto todo lo que había
alrededor, a no ser que tuviera altas motivaciones por el
poder.

Rosalía Arteaga se presenta a sí misma como una política sin
pecado original ni de ningún género y allí abre el espacio de
duda sobre su credibilidad. En cambio, cuando su discurso
rebasa las explicaciones personales y aborda el tema de la
Vicepresidencia y del país es más coherente y convincente.
Pero tampoco acaba de convencer que su actual batalla sea por
la Vicepresidencia y no por Rosalía Arteaga.

¿ES ELLA INOCENTE?

Por Diego Cornejo Menacho

Luego de la visita de la vicepresidenta de la República siguió
la discusión entre los editores de HOY.

Seguimos hablando -en distintos tonos- de la visitante, de sus
propuestas, de la imagen que ofrece ahora: mucho más segura
que bajo la sombra de Bucaram; más inteligente, muchísimo más
inteligente que en la tarima de campaña; muy severa y dura
para tratar todos los temas, incluso aquellos que se llegaron
a insinuar durante el diálogo y que ella los tomó
violentamente.

Le pregunté acerca de su declaración de bienes y de su
departamento en Quito. Me respondió con el encanto y la
severidad que ilumina a una mujer consciente de los riesgos
políticos: dijo que hizo la declaración a tiempo, advirtió que
una copia está a disposición de la prensa en manos de su
secretario y relató la historia de la adquisición del
inmueble. Luego me dijo que sabía de dónde provenía la
pregunta y entró de lleno a hablar de las calumnias que se han
lanzado en su contra. No solo de las de tinte económico.
Me pareció sincera.

Pero así también supe que está muy, pero muy informada, que es
demasiado polémica como para ser inocente de los perjuicios
que causó al país el bucaramato.


SIN PODER DE MANIOBRA

Por Thalía Flores y Flores

Rosalía Arteaga se mantuvo serena y llena de argumentos, a
pesar de que la reunión en HOY fue dura, durísima, con
preguntas que tuvieron el efecto de dardos.

Su vertiginosa carrera política ha hecho de ella una política
sagaz.
Sus argumentos evidencian que percibe que su destino está
marcado y que ya nada se puede hacer para modificar el
designio de una clase política, con una capacidad de maniobra
inimaginable.

Frente a una realidad que asoma inevitable, la vicepresidenta
Rosalía Arteaga parece haber comprendido también que su
destino polítíco está signado por sus equívocos, el mayor de
ellos haberse juntado con Abdalá Bucaram, en una fórmula
imposible, aunque para eso tenga la explicación incomprendida
por la mayoría: "creyó en él".

Pero en la vicepresidencia Rosalía también habrá comprobado,
con decepción, que el poder, en el Ecuador, "no es para la
mujer", a pesar de que todos se rasgan las vestiduras al
hablar de igualdad de oportunidades. Sólo así se puede
explicar que el cuestionamiento de haber bailado en la tarima
sea para ella un agravante, aunque la Presidencia ha quedado,
finalmente, en manos de otro que estuvo danzando en las
tarimas junto con Bucaram.

LA REBELION DE ARTEAGA

Por Carlos Jijón

Política hábil, Rosalía no siempre dijo toda la verdad en la a
ratos dramática, reunión mantenida con HOY. O por lo menos,
acomodó los hechos a su conveniencia. Negó por ejemplo haber
buscado intensamente la Vicepresidencia de la República, ya
con Jaime Nebot, ya con Ricardo Noboa, y que no tuvo
escrúpulos en irse con Bucaram cuando este se la ofreció. Y
negó cualquier participación en el nombramiento de su padre y
su hermano en los cargos diplomáticos que ocupan.

Pero la mentira era una característica de los políticos ya
cuando Maquiavelo la recomendara como instrumento para
mantenerse en el poder. Y esa es su tragedia: la sociedad le
exige un comportamiento distinto al del resto de su clase, le
pide lealtad, desprendimiento.

Por eso su reacción: admite responsabilidad en el triunfo de
Bucaram, pero se rebela a olvidar que Alarcón también
colaboró; que Rodrigo Paz pidió el voto por el PRE; y que el
PSC, antes, pactó con él e incluso lo amnistió.

Despojada de toda función, incluso de aquella que es inherente
a la vicepresidencia (esto es la sucesión presidencial) quizás
espera ser destituida ilegítimamente. Después de todo, el aura
de víctima siempre ha dado resultados en tiempos de
elecciones.

PICA COMO UNA AVISPA

Por Francisco Febres Cordero

Dura. La reunión. Y dura Rosalía. Entra al clinch. O,
mejor, pelea en el "in figthing".

Bailó, en su momento, lo que tuvo que bailar. Sobre la
tarima. Y sobre los partidos. Pero, según ella, esas son
cosas del pasado. De un pasado en que, "ingenuamente", creyó
que Bucaram era quien haría los cambios que el país
necesitaba.

Es consciente de que los votos con que aportó sirvieron para
dar el triunfo a Bucaram. Pero ¿no hicieron lo mismo Fabián
Alarcón y Rodrigo Paz?

En el poder, las cosas tomaron un rumbo que ella no esperaba.
Y entonces, marcó distancias. ¿Suficientes? Sí, dice: yo
denuncié, dentro del Gabinete, lo que estaba ocurriendo en las
Aduanas. ¿Y sus parientes en el servicio exterior? "Yo no
pedí esos nombramientos.

Y después, tampoco pedí que los dejaran". ¿Y Sandra Correa?
"A ella la nombró Bucaram. No yo". ¿Y sus cuentas? "Ahí
están abiertas, para que quien quiera hacerlo, las revise".

Dura. La reunión. Y Rosalía. Porque, entre sus atributos,
tiene el de la inteligencia, que le ha permitido pasar de un
partido a otro y seguir tan rozagante. De un Gobierno a otro.
Y seguir tan elegante.

Esa misma inteligencia con que ahora lucha para quedarse hasta
el 2000 "porque a mí me eligió el pueblo".

No retrocede. Pega con jab. Directo a la mandíbula. Como en
la mejor época de Mohamed Alí, vuela como una mariposa y pica
como una avispa. (DIARIO HOY) (P. 10-A)
EXPLORED
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