RONDANDO POR LA SIERRA Por Cristóbal Roldán Cobo

Quito. 08.03.91. Luego de la actuación del español
"Luguillano" en Ambato, algunos ganaderos no quisieron
perderse la ocasión de volver a sentir el toreo de David
Castro, más aún si a las becerras o a los novillos de tienta
posee la "fácil facultad" de colocarlos adecuadamente para
probarlos en el caballo.

Fueron momentos únicos que se mezclaban entre la incertidumbre
que les domina al observar los ricos paisajes andinos junto a
la bravura y fiereza que se vieron en los diversos
tentaderos.

En la Nieves salieron un par de vacas de aquellas con las que
los ganaderos sueñan y los toreros disfrutan. En Carlos Manuel
Cobo salió una vaca que mantiene la firme esperanza, que en lo
de Domecq, además de clase existe bravura. Habrá que
mantenerla y cuidarla como a un tesoro.

En Santa Rosa se tentó una vaca Licorera, la misma que por su
lidia más se pareció a "Cañaco", último toro de la reciente
feria quiteña y en Tambo Mulaló se cerraron las tientas de la
semana probando un novillo de un encaste entre los de Salvador
Domecq con Iban. A juzgar por las doce embestidas al caballo y
por la clase y bondad que mostró en la multa puede ligar.

El descanso de produjo en Chisinche; al calor del hogar HOY
dialogó con Luguillano. Fue una conversación muy
interesante.


Sus inicios"Mi padre es quien se inicia como profesional en la
familia adoptando el nombre de Luguillano, pues cerca de
Mojados, el pueblo de papá, está la ermita de la Virgen de
Luguillas, allí se originó dicho nombre.

A continuación de mi padre están mis tios Santiago y Juan
Carlos. El primero de ellos tomó la alternativa de manos de
Bienvenida y como testigo actuó César Girón -como se darán
cuenta la alternativa fue muy auspiciosa-. Santiago tuvo
triunfos importantes, entre ellos las tres salidas a hombros
por la Puerta Grande de las Ventas. Juan Carlos se retiró
luego de tomar la alternativa teniendo como padrino al
Cordobés y como testigo a Diego Puerta; mi hermano Jorge
también intentó, pero tuvo que retirarse por una alergia.

Todo este ambiente -nos dice- te acerca mucho a la profesión y
luego los tres pases a una becerrita. Poco a poco te vas
encaminando hacia un sitio en el cual te das cuenta que "esto"
puede solucionar tu vida.

Fue cuando tenía 8 años, en casa de Gamazo, una ganadería muy
dura, cuando mi padre me puso delante de una becerra. Me
advirtió que no me moviese. No me moví. Y claro, me llevó a
los lomos todas las veces, fue entonces cuando mi padre
sentenció: "Tú no sirves para torero".Recuerdo que tenía trece
años, debutamos como becerristas mi hermano Jorge y yo,
toreando en esa temporada veinte becerradas; toreé muy pocas
novilladas sin caballos. Posteriormente se produjo mi debut
con picadores, fue en Logroño, con toros de El Capea, aquel
día salimos los tres toreros a hombros por la Puerta
Grande.

Determinamos las cosas en serio y fuimos a Madrid. El 5 de
junio del 87, luego de la presentación vinieron once
novilladas más en la misma Plaza. Entendí que el público
madrileño es un público exigente y entendido y esto te hace
asimilar al novillo serio. Cuando me tocó torear el toro no me
cogió de nuevo, un gran problema que tiene la mayoría de
novilleros cuando deben realizar el salto obligado del
novillo al toro.

El torero tiene que entender al toro y no el toro al torero.
El toreo es mi forma de vivir y con esto quiero decir que esto
no es una matemática, que no es 2+2= 4, sino una forma de
sentir. Hay que adquirir una técnica que nadie nos ha
enseñado; lo más importante en la vida es realizar una faceta
que realmente te guste, pues para mi no es un sacrificio sino
una realización plena para alcanzar la felicidad.

El torero tiene que estar siempre en predisposición del toro,
para poder "sacarle" todo lo que tenga; el torero debe
entender al toro y no el toro al torero, lo hermoso de esto,
es cuando llega la conjunción de toro- torero, no te cambias
por nadie.Lo más importante para un torero es la afición y con
ello se pueden alcanzar metas insospechadas; con el arte nace
uno, el valor no existe sin un afán de conocer una técnica que
te haga superar las adversidades, para alcanzar lo que
llamamos valor; todo este conjunto es la afición y uno va
depurándose artística y técnicamente.

Cuando llegas a torear a gusto, te abandonas, como sucedió en
mi primera faena en Ambato, te sientes solo con el toro. Es
algo fuera de lo normal, imposible explicar con palabras, pues
no se siente el cuerpo sino únicamente algo etéreo.

Un Toyota por una peseta.

Tenemos mucha amistad con Pedro Moya "El Niño de la Capea", y
cuando estuvimos el pasado invierno en su casa, nos advirtió
que el tentadero era muy importante ya que venían algunos
ganaderos a presenciar la tienta de unas hermanas del novillo
que se había indultado recién en un festival.

Cuando salió la vaca "Pesetera", Pedro me indicó que era
hermana de padre y madre del toro en cuestión: lógicamente
para mi era un compromiso enorme el torearla bien... al
iniciar la faena de muleta, me desarmó, luego me confié y creo
que es una de las mejores faenas en el campo.

Tal parece que le satisfizo a Pedro lo que hice, pues cuando
conversávamos sobre mi futuro profesional, me preguntó sobre
mi coche de cuadrillas. Evidentemente yo no lo tengo, pues
recién comienzo. Allí me dijo que si yo quería me llevara su
Toyota del año, a lo que le respondí que no tenía el dinero
suficiente para pagarlo. Me dijo: la vaca se llama
"Pesetera", dame una peseta y el negocio está cerrado.
EXPLORED
en Ciudad N/D

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