Quito. 09.06.95. Si un niño repite un año en la escuela, tiene
bajo rendimiento escolar y finalmente se ve excluido y expulsado
del sistema escolar. Lo más probable es que se trate de un menor
trabajador.

El sistema educativo no ha enfrentado el problema educativo que
se genera por al existencia del trabajo prematuro. La escuela
nocturna ha sido una respuesta fallida y no se han desplegado
iniciativas pedagógicas que acerquen el sistema educativo al niño
trabajador y no al revés. Por otra parte los programas
alternativos atienden a un número muy reducido de menores. La
pregunta es ¿se puede hacer una reforma curricular al margen de
las necesidades y demandas de los menores trabajadores?

LA REFORMA CURRICULAR

En Quito, se realiza un taller para la validación de la propuesta
de Reforma Curricular. Es un evento más, en el enredado y confuso
proceso de Reforma. En octubre de 1994 se lo anunció como
inminente. Las críticas a la propuesta no se hicieron esperar.
Magaly Robalino, una especialista en el tema, señalaba que la
propuesta no tenía como referente la realidad ecuatoriana,
corroborando las fuertes críticas formuladas al conjunto del
proceso por UNESCO/OREALC. Las necesidades básicas de la
población infantil no constituían una preocupación de los
reformadores, tampoco fueron consideradas las diferencias
culturales y lingüísticas, ni los problemas de segmentos
específicos de la población infantil. Es el caso de los
trabajadores prematuros.

EL TRABAJO INFANTIL ¿ES UN PROBLEMA?

Nos hemos habituado a ver niños que trabajan en las calles, en
restaurantes, en la construcción de viviendas, en talleres,
cuidando ganado o en labores agrícolas. No es extraño que al
verlos pensemos que está bien que aprendan desde niños a ganarse
la vida y que "se abran camino". A la luz de información
disponible sobre trabajo de menores, esta creencia no tiene
vigencia, por la magnitud que ha alcanzado, por las condiciones
en que se realiza y porque sus consecuencias sobre los menores
son en la actualidad más negativas que positivas.

¿CUANTOS SON...?

Ochocientos mil menores entre 8 y 18 años trabajaban en el
Ecuador en 1990, de acuerdo al Censo. Representaban el 30 por
ciento de los dos millones y medio de menores de la misma edad.
Cuatro años después, en 1994, el porcentaje de menores
trabajadores entre 10 y 18 años era del 38 por ciento.

En consecuencia, en estos años un número creciente de menores se
ha incorporado al trabajo.

La integración de los menores al trabajo aumenta conforme el
menor tiene más edad. En el Ecuador los menores ingresan al
mercado de trabajo a edades muy tempranas. En el Censo de 1990 se
encontró que 23 mil niños de ocho años de edad ya trabajaban.
Estamos seguros que si en el Censo se preguntaba por el trabajo
de niños aún menores, hubiésemos descubierto que el trabajo
prematuro se inicia a edades aún más tempranas.

Una edad crítica son los doce años en que se duplica el número de
menores trabajadores y; a los 16 años la mayoría trabaja.

En las zonas rurales 310 mil menores trabajan. Allí el número de
niños trabajadores en cada grupo de edad es mayor que en las
ciudades. A los 13 años más de la mitad de menores ya trabaja. En
las áreas urbanas trabajan 440 mil menores. A los 17 años la
mitad de niños y adolescentes se han incorporado al trabajo.

En las zonas rurales la incorporación de los menores al trabajo
es más temprana y masiva que en las ciudades.

¿CUANTO TIEMPO DEDICAN LOS MENORES AL TRABAJO?

Hoy, el trabajo de los menores es la peor inversión que pueden
hacer la sociedad y las familias. En las condiciones actuales la
formación que los niños reciben en el trabajo no los capacita
para una adecuada integración en la sociedad adulta, debido a que
la tecnología, los procedimientos de trabajo, las formas de
resolver los problemas y de aprender con que se enfrentará en el
futuro, se la adquiere a través de otros sistemas y
procedimientos. El trabajo infantil, en la actualidad es, por el
contrario, destructor de las capacidades del niño.

Un indicador de las características que tiene el trabajo infantil
es su intensidad. Es sorprendente descubrir que el 63 por ciento
de menores trabajadores dedican 40 horas y más al trabajo. Esto
hace imposible que estos niños puedan acceder a la escuela formal
que demanda un tiempo mínimo de dedicación de 20 horas. Por
cierto, toda actividad lúdica se vuelve marginal en su vida. Ser
niño en estas condiciones es imposible. El trabajo infantil en la
actualidad es una flagrante violación a los derechos de los
niños.

¿QUE RELACION EXISTE ENTRE EDUCACION Y TRABAJO INFANTIL?

En 1990, el Censo preguntó si las personas asistían a un
establecimiento de enseñanza. La información es reveladora de la
incompatibilidad entre trabajo infantil y escolaridad. Entre
aquellos menores que declararon trabajar, sólo un 23 por ciento
asistía a un establecimiento escolar. Es decir que sólo dos de
cada diez menores que trabajan va a la escuela. Estamos hablando
de una cifra cercana a 600 mil menores entre 8 y 18 años.

La inasistencia a un centro educativo es mayor al 50 por ciento
para todos los grupos de edad, incluso para los más pequeños y
tiende a incrementarse a partir de los 12 años de edad. A los 15
años, el 80 por ciento de los menores trabajadores han dejado de
estudiar en el sistema formal.

Las niñas trabajadoras se ven más afectadas por el problema. A
los 12 años, el 70 por ciento ha dejado de asistir a una escuela
y a los 14 éste se ha incrementado al 83 por ciento. El problema
es marcadamente más pronunciado entre las niñas trabajadoras de
las áreas rurales.

Según las encuestas de Condiciones de Vida de 1994 un 32 por
ciento de menores trabajadores no se matriculó por el trabajo y
un 30 por ciento por los costos de la educación.

¿Cuánto demora un niño trabajador en terminar sus estudios?

El reducido número de niños trabajadores que asisten a una
escuela, tiene serios problemas en terminar sus estudios en el
tiempo requerido por el sistema escolar. Un menor trabajador a
los 18 años recién ha aprobado el sexto grado, cuando debería
haber culminado el bachillerato. Es decir que para aprobar un
nivel educativo, el menor trabajador necesita dos años. Esto
implica un costo extraordinariamente alto para las familias y
para el conjunto del sistema escolar.

LOS TRABAJADORES MAS BARATOS

No existen estudios específicamente orientados a identificar los
factores que estimulan la incorporación prematura de los menores
al mercado de trabajo. Esta carencia dificulta una mejor
comprensión del problema y la definición de políticas.

Los estudios realizados en áreas rurales demuestran que los
pequeños campesinos tienen que abaratar costos de producción
echando mano de factores que no supongan egresos monetarios, como
son el trabajo de mujeres y niños. Esta misma lógica opera en
familias urbanas de bajos ingresos dedicadas al pequeño comercio,
a la producción textil y de otros productos en pequeña escala,
que deben competir con productores más eficientes. Pequeños
empresarios que trabajan en condiciones similares contratan a
menores como asalariados a los que se les paga salarios más
bajos, no tienen ningún beneficio de ley, no se pueden organizar
y carecen de capacidad de demandar condiciones favorables mínimas
de trabajo tanto en términos de seguridad, como de estabilidad.

El trabajo infantil, con el contexto de desempleo y subempleo de
la población adulta, característico del Ecuador del presente, no
es un problema de falta de fuerza de trabajo, sino una estrategia
de reducción de costos. Esta estrategia se ve facilitada por la
legislación laboral que no lo prohíbe y es demasiado blanda.

Desde el punto de vista de las familias, la incorporación de los
menores al trabajo en calidad de asalariados o por cuenta propia
está directamente ligado a la necesidad de mejorar el ingreso
familiar. En base a la encuesta Condiciones de Vida realizada por
el SECAP y el Banco Mundial, se puede estimar de manera
preliminar que el aporte en dinero de los menores representa el
15 por ciento del ingreso familiar mensual. A esto se debe añadir
el aporte no monetario de los menores que trabajan con sus
familias sin ser remunerados.

LOS JOVENES Y EL TRABAJO

EDAD ACTIVOS INACTIVOS

12 años 20 80
13 años 29 71
14 años 37 63
15 años 45 55
16 años 49 51
17 años 55 45
18 años 64 36



Fuente: INEC, Censo 1990. (8B)
EXPLORED
en Autor: Carlos Arcos - [email protected] Ciudad N/D

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