Quito. 23.09.93. "Me parece cuestionable el instrumento con el
que se están valorando los edificios, los sitios históricos. Ya
no estamos en la época de petróleo en que había un gran
presupuesto para eso", manifestó Ricardo Moncayo, decano de la
Facultad de Arquitectura, en diálogo con HOY.

La Facultad de Arquitectura de la Universidad Central se ha
preocupado por crear una conciencia de conservación y
restauración de los bienes históricos en el país.

El primer trabajo de este tipo fue la reconstrución de la
Catedral de Riobamba en 1965, realizado por un equipo de la
Facultad de Arquitectura.

A este trabajo le siguió la restauración de la iglesia de
Latacunga y una serie de estudios, investigaciones y labores en
este campo.

El decano de la facultad destaca las alternativas de
conservación del patrimonio, los elementos de valoración de los
bienes, los logros y aportes de la facultad de Arquitectura, la
demolición de la casa Navarro, el alcance de la ley, entre otros.

-¿Cuáles han sido los aportes de la Facultad de Arquitectura para
la conservación de los bienes históricos?

La facultad, desde que asumí yo el decanato creó un área
específica dentro de este campo. Se trata de un taller de
conservación que se creó para introducir, en todas las materias
el componente conservacionista y de conceptos sobre la protección
monumental y patrimonial.

La facultad ha trabajado con los municipios, con la iglesia,
haciendo estudios de esta naturaleza y propuestas específicas de
restauración.

Otro de los aportes es la teoría propuesta por la Facultad para
la intervención de inmuebles históricos. Se trata de una teoría
propuesta a partir de nuestra propia pobreza. Nosotros no
podríamos hacer, por ejemplo, consolidaciones de estructura en
base a utilización de metales u hormigones de alta resistencia o
sistemas de reflotamiento de estructuras como se ha hecho en
México y otros países.

No se trata de copiar la tecnología de otros lugares para hacer
las recuperaciones de bienes que sabemos que fueron hechos con
tecnologías propias de 200, 300 y hasta 400 años atrás.
Nosotros creemos tener los elementos conceptuales suficientes y
por eso proponemos una teoría propia.

La Facultad creó, además, una cátedra de historia de la
arquitectura ecuatoriana.

La Universidad es un organismo que reproduce y transmite
conocimientos y en este sentido al preparar a sus alumnos en el
campo de la conservación de los bienes y el conocimiento
conceptual necesario para la intervención de bienes históricos,
asegura que este conocimiento se extenderá a futuros
profesionales y nuevas generaciones.

-¿Cuál es la propuesta concreta de la facultad con respecto a los
bienes históricos?

La propuesta es que se haga una revisión de los criterios con los
que se han hecho las declaraciones de un bien como parte del
patrimonio. Muchos de los criterios carecen de actualidad, no
incorporan elementos que han sido ya desarrollados desde que está
vigente la teoría de la restauración. Si se incorporaran estos
criterios, seguramente muchísimas casas o sitios que fueron
declarados como parte del patrimonio, tendrían que ser sacados.

Nosotros hemos elaborado un método, una ficha en la que se
incorporan una serie de conceptos del pasado y del presente.

Nosotros nos ofrecemos como parte del equipo que haría esta nueva
valoración, pues probablemente la inversión en un equipo que haga
esta revisión sería mucho más económica que mantener y restaurar
una cantidad de ruinas.

-¿Con esta nueva valoración la recientemente demolida casa de
Navarro se calificaría aún como un bien patrimonial?

Creemos que la valoración para la casa que analizamos no fue
desarrollada de una manera científica. Aquí parece haberse
valorado el hecho de que José Gabriel Navarro era un magnífico
crítico de arte e historiador, un diplomático, un hombre público,
es decir un hombre multifacético que dejó un testimonio escrito
sobre la obra monumental y artística de nuestro país y cómo no
habían otras alternativas para reconocer su valía, se le dio la
única que ese momento tenían a la mano que era declararle a su
casa parte del patrimonio.

-¿Es decir que, para usted, arquitectónicamente la casa no tenía
los méritos para constar en el inventario de patrimonio?

Muchos profesores que han realizado una serie de análisis allí
han coincidido en que la casa era una mezcla de estilos, no era
una casa con la unidad formal que se requiere que tenga todo bien
patrimonial. Esa casa ha tenido diferentes etapas de
construcción, en cada una de las cuales se incorporaron elementos
de la época y como no es una casa que esté dentro del centro
histórico tampoco es una casa colonial. Según los especialistas,
fue construida en los años 30 ó 40. Además, el valor de esta casa
estaba en el entorno, era una quinta que tenía una perspectiva en
una distancia desde el ingreso hasta la casa que le daba esa
calidad señorial. Una vez que se le retaceó el terreno perdió
esos valores estéticos ambientales.

Estos son, para mí, los factores que seguramente determinaron que
el ministro no encuentre la fundamentación suficiente para que
esa casa se siga manteniendo en pie y sea objeto de una inversión
tan alta.

-¿Cuáles serían entonces los criterios para dar prioridad a un
bien patrimonial?

Hay que discriminar en función de las condiciones de los bienes.
Hay bienes que inclusive por su ubicación tienen prioridad. Es
preferible concentrar el recurso económico en el centro histórico
de Quito que aún requiere de inversión y no desplegarlo a una
geografía tan alta como es la provincia de Pichincha. Ahora se
están realizando trabajos en todas las parroquias rurales.

-De acuerdo a su criterio, ¿no existe una jerarquización adecuada
por parte de las instituciones pertinentes? ¿Hay una falta de
conocimiento?

No hay una priorización en las inversiones y se están haciendo
indiscriminadamente. La valoración del patrimonio no ha
incorporado la consideración del aspecto económico.

Es criticable que Comisión del Centro Histórico no esté presidida
por un especialista. La concejala Vela es seguramente una persona
muy ilustrada, muy profesional, pero allí debemos hablar quienes
tenemos hablar los que tenemos una especialización, una
capacitación concreta en este campo.

La facultad plantea una exigencia en el sentido de que para que
ya no hayan este tipo de problemas como el ocurrido con la casa
Navarro o cualquier otro inmueble, de aquí en adelante todos
estos procedimientos tengan una etapa en la que se ponga en
conocimiento de la sociedad y se entreguen los documentos de
análisis de los bienes a determinados grupos especializados para
que emitan su criterio, de tal suerte que no haya la actitud
irreflexiva.

La restauración es una ciencia desde el proceso de calificación
con parámetros científicos precisos, los procesos deben ser
transparentes. (10B)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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