Quito. 12 may 98. La rigurosa temporada invernal que azota a
diferentes provincias del país, esta vez se ensañó con el
sector sur de Quito. La tarde del domingo se inundaron siete
barrios del suroccidente. Una fuerte tormenta, acompañada de
relámpagos, empezó a caer a partir de las 18h00, cuando la
oscuridad se apoderaba de la ciudad.

De manera inmediata y con las primeras precipitaciones se
inundaron algunas de las calles y viviendas de los siguientes
barrios, la mayoría de ellos populares: Guajaló, Atahualpa,
Villa Flora, El Progreso, Lucha de los Pobres, la Isla y Nueva
Aurora.

Ante la desesperación de los moradores, el vetusto sistema de
alcantarillado no resistió la intensidad de las lluvias ni
tampoco la cantidad de basura, escombros, desechos y tierra
que fueron acarreados por la fuerza del agua.

Estos materiales fueron suficientes para taponar un acueducto
y un colector que están ubicados en la Lucha de los Pobres,
paralelo a la avenida Pedro Vicente Maldonado. El acueducto
resulta ya demasiado estrecho. Tiene unos tres metros de ancho
por cuatro de alto. A los dos lados hay casas construidas que
han hecho de este sitio el botadero del barrio.

Cada vez que el agua aumenta de volumen, la reducida capacidad
de este sistema queda en evidencia. Entonces, el agua comienza
a buscar salida por los lados y es en ese momento cuando
ingresa a las viviendas que no tienen ninguna protección.

El agua comenzó a inundar los habitaciones. Dormitorios,
salas, baños quedaron bajo el agua. En algunas viviendas el
nivel llegó hasta dos metros de alto, especialmente en
aquellas viviendas donde el alcantarillado interno no existe
o, por el contrario, tiene deficiencias.

Los moradores, al ver la intensidad y los daños que ocasionó
este temporal (en algunas casas el agua fisuró y derribó muros
y paredes), acudieron a los organismos de ayuda.

Los teléfonos del Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja y Policía
Nacional comenzaron a sonar de forma reiterada. Las familias
afectadas de los siete barrios llamaban para solicitar ayuda.

En todos los sectores había un movimiento inusual de los
ciudadanos que intentaban sacar el agua de sus viviendas como
más podían: con la ayuda de baldes y ollas. Otros corrían y
dejaban sus casas a merced de la corriente de agua, aunque
previamente habían rescatado algunas de sus pertenencias de
valor.

A las llamadas de auxilio concurrieron en primera instancia
los efectivos de los Bomberos y de la Policía. Luego llegaron
los de la Cruz Roja y de la Defensa Civil de Pichincha.

Según los primeros informes el río Machángara subió su nivel,
en 20 minutos, por el taponamiento de un acueducto a causa de
la basura. No es la primera vez que esto ocurre con la
acumulación de desechos que son arrojados a la quebrada.

37 viviendas de los barrios Nueva Aurora y Lucha de los Pobres
resultaron con daños parciales. Y tres casas más sufrieron
daños considerables por la caída de muros de contención.

Once unidades de bomberos ayudaron a rescatar muebles, enseres
y electrodomésticos. Las labores comenzaron a las 16h30 y
concluyeron a la 01h00.

Las tareas de rescate se complicaron por el corte de energía
eléctrica que duró varias horas.

El lodo dominaba el panorama. El material arrastrado desde las
lomas se mezcló con la tierra de las calles y toda clase de
materiales de construcción arrojados en el lugar.

La Policía se ubicó varios puntos de la Panamericana Sur para
desviar el tráfico.

Varios vehículos quedaron atascados en el agua y lodo. Los que
se dirigían hacia el sureste, al Mercado Mayorista no pudieron
circular por la vía y los caminos de tierra que van a los
barrios de Caupichu I, Caupichu II, Mena del Hierro entre
otros se convirtieron en lagunas de lodo.

No se reportaron víctimas mortales. Solamente la pérdida de
una vaca y dos cerdos que fueron arrastrados por la torrente.

Ayer se reinició el operativo con bombas de succión. Los
trabajos concluyeron al mediodía.

El Cuerpo de Bomberos se prepara ante nuevas emergencias,
según el comandante Jaime Benalcázar. Y es que el Instituto
Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) anunció que el
fuerte temporal continuará por las próximas 48 horas.

En los últimos días el índice de lluvias se ha incrementado
hasta un 100.1 por ciento.

Las temperaturas también sufrieron una variación. Una ola de
frío invade la ciudad. El martes 5 de mayo se registró la
temperatura más baja. Esto refleja la alteración climática que
vive la capital.

La Junta Provincial de Defensa Civil de Pichincha confirmó
ayer que la emergencia del domingo no provocó desgracias
personales, en especial, gracias a que el colector
provisionalmente se destapó. Sin embargo, la evaluación de los
daños materiales tomará algunos días.

Igualmente, de forma paralela a las recomendaciones de una
evacuación de los moradores de las casas afectadas, la Defensa
Civil alertó a quienes habitan en las márgenes de los ríos
para que no arrojen basura en el colector. Esa fue la causa
del colapsamiento del colector y acueducto.

San Vicente aislada

Cuatro carpas instaladas por personal del Ejército sirven de
albergue para 100 de los 230 damnificados que dejó el aluvión
del domingo en San Vicente.

El deslizamiento se originó en dos quebradas de la zona rural
de la parroquia y afectó a 59 viviendas construidas en el
cauce del río Burro, confirmó a este Diario Roque Mendoza de
la oficina provincial de la Defensa Civil.

A tres subió el número de muertos en la que significó la
séptima tragedia en ese cantón de la zona norte de Manabí.

A su paso por los sitios Alcatraz, Portovelo y San Vicente, el
torrente de lodo, palizada y animales domésticos provocó la
muerte de Johana Ponce Murillo de un mes Marvin Alcívar Reyes
Barre de cuatro meses y un adulto que sería Carlos Quimíes, y
cuyo cuerpo aún no fue localizado.

El panorama en la pequeña ciudad ahora es desolador. La
carretera y un puente que unían a San Vicente con la vía hacia
Pedernales quedaron completamente destruidos.

Desde el aire, mediante un sobrevuelo en helicóptero, es
posible observar los cortes que dejó el aluvión: se asemejan a
islas llenas de basura, desesperanza y mucho fango en diversos
puntos.

La ayuda para el nuevo grupo de damnificados comenzó a llegar
desde las primeras horas de la tarde del domingo, aunque con
limitaciones.

Raciones alimenticias y algunas frazadas fueron repartidas por
conscriptos del Ejército, entidad que está al mando de las
tareas decididas a atenuar los efectos del riguroso temporal,
inundaciones y deslizamientos de tierra, señaló Jorge
Hernández, que fuera designado por el presidente Fabián
Alarcón para coordinar esas actividades en Manabí.

Hasta pasado el mediodía, no arribaron los aviones C-27 del
Ejército de los Estados Unidos, que debían aterrizar en el
Aeropuerto Los Perales de San Vicente. Ninguna autoridad local
dio una explicación del porqué de ese retraso en el traslado
de medicamentos y ayuda humanitaria para los damnificados del
cantones manabitas de Sucre, Chone y Manta.

Más tarde, sin embargo, una de las naves de la Fuerza Aérea de
EE.UU. transportó ayer hacia e aeropuerto Los Perales de San
Vicente un cargamento consistente de 2.000 libras de
comestibles y fármacos.

En cambio, el Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana,
FAE, debió permanecer en Quito, pues no se logró reunir la
carga suficiente para justificar el desplazamiento hacia
Manabí, informó el teniente coronel José Sánchez G.,
comandante del Grupo de Vuelo No. 111.

La segunda nave C-27 voló el fin de semana a Guayaquil y se
prevé que desde allí trasladará la ayuda humanitaria para los
evacuados de los diferentes cantones y poblados de Esmeraldas
y Manabí.

En Rancho Roja, Portovelo y Alcatraz, los pocos momentos de
sol que hubo en la mañana de ayer evaporaron el lodo y agua
estancada en la zona. Ello provocó olores insoportables por la
descomposición de cadáveres de animales, que perecieron
arrastrados por el aluvión.

Tan solo a través de 6 pangas se transporta la gente que va
desde San Vicente a Bahía y viceversa. Las autoridades locales
estudiaban ayer la posibilidad de habilitar un nuevo
embarcadero para el ingreso de las gabarras, pues el antiguo
quedó fuera de uso por los daños que ocasionó la creciente de
lodo y agua.

Quienes trabajan en las camaroneras de Pedernales trasbordaban
desde Alcatraz hacia la vía de ese cantón norteño de Manabí.
Mientras tanto, las personas que transportaban insumos y
comestibles desde San Vicente hacia Canoa, y Jama tenía que
esperar que baje la marea para tomar un atajo por la playa y
empalmar con la carretera. Redacción Manta

Las aguas volvieron con fuerza a la Península

Las diez horas de lluvias, con vientos fuertes y tormentas
eléctricas que cayeron desde la madrugada del domingo,
sorprendieron a los pobladores de la Península, que ya
hablaban de una posible retirada del fenómeno climático de El
Niño.

Seis días por lo menos pasaron desde la última precipitación,
lo que de acuerdo con Kopi Cruz, presidente de la comuna de
Valdivia, a 42 kilómetros de Santa Elena, generó hasta
entonces esperanzas de que el fuerte invierno definitivamente
había terminado. Pero las expectativas no tuvieron asidero.

Cuando menos se lo esperaba, las precipitaciones retornaron
con fuerza en la madrugada del domingo. La prolongada
tormenta, que nuevamente provocó el desbordamiento de los
ríos, se inició a las 03h00, y terminó a las 13h00 de ese
mismo día. Fueron 10 horas de zozobra para los habitantes.

A las 07h00, cerca de 15 kilómetros a lo largo de la carretera
hacia Manglaralto, entre San Pablo y Palmar, la corriente de
agua cruzó la carpeta asfáltica de uno a otro costado y
provocó problemas en la circulación vehicular.

Las dificultades para el tránsito no concluyeron ahí. En San
Pedro, a 41 kilómetros de Santa Elena, la vía fue partida en
un tramo de 10 metros por el desborde de un río.

Entre tanto, en Valdivia y San Pedro la correntada del río
Javita echó abajo cerca de siete postes del tendido eléctrico,
por lo que ambos poblados se quedaron sin energía eléctrica
desde el domingo en la mañana. Se confirmó ayer que aún no se
ha restablecido ese servicio.

En Cadete y en Río Chico, los puentes del tipo "bayley" fueron
desestabilizados por la crecida de los ríos. Una de las
estructuras metálicas sobre el Javita, a 200 metros de Palmar,
se hundió definitivamente hace alrededor de dos semanas. A los
habitantes de ambas localidades, ahora parcialmente
bloqueadas, no les queda otra alternativa que el paso por
medio de lanchas.

En Guayaquil la lluvia se inició a las 21h00 del propio
domingo y se la sintió con mayor intensidad en los barrios del
sur, oeste y centro de la ciudad. Mientras que en el sector
norte, el impacto del temporal fue menos ostensible.

Las oficinas de la Defensa Civil de las provincias del Guayas
y Los Ríos igualmente reportaron lluvias fuertes en casi la
totalidad de los cantones.

En El Empalme, un muro de 5 metros de largo cayó sobre una
vivienda en la ciudadela Sánchez González. En el percance no
se informó de la presencia de heridos. Redacción Guayaquil

En Cuenca el cólera ya atacó a 19 y mató a 2

Tres habitaciones del tercer piso del Hospital Regional
Vicente Corral Moscoso permanecen llenas. Desde el 5 de mayo
los casos de cólera se han incrementado en Cuenca y hasta ayer
habían fallecido dos personas.

En el área de clínica de esa casa de salud estaban asilados
hasta el medio día once hombres y ocho mujeres. Mientras
tanto, en la sala de emergencias otras cuatro personas, que
ingresaron en la madrugada y a primeras horas de la mañana, se
hallan bajo observación médica.

El caso más reciente es el de Carmen Sigsig, de
aproximadamente 70 años, una estibadora del mercado El Arenal
que llegó en una ambulancia en estado de inconsciencia, y a
quien se le suministró un suero para rehidratación.

El jefe provincial de epidemiología, Oswaldo Muñoz, informó
que hasta ayer habían reportado 19 ingresos clínicamente
sospechosos de cólera, es decir que presentan los síntomas
específicos de este mal: diarreas profusas y vómitos, que
originan el diagnóstico presuntivo de que están contagiadas
con el vibrio cholerae.

La mayoría de casos proviene de comunidades y parroquias de
Cuenca como Tarqui, Turi, Nulty Quingeo, Caucha. Pero al menos
seis personas dicen que se sirvieron alimentos en El Arenal o
trabajan en esa feria libre.

Muñoz admitió que ya se puede hablar de que hay una epidemia
de cólera en el Azuay, pero que aún se la puede controlar, ya
que se tienen identificados los focos infecciones y empezó una
divulgación masiva de medidas de prevención en esos sitios.
Además, se coordinó con Fasbase el envío de nuevos insumos
médicos y hasta el momento existen medicinas para atender el
brote inicial. En las próximas horas se recibirá otro lote del
Ministerio de Salud. Aunque se estima que si la epidemia
supera los 400 casos, como en 1991, sí se necesitarán más
medicamentos.

La semana pasada una persona falleció en el hospital y la
segunda muerte se presentó el domingo en la comunidad San
José, perteneciente a Chauca, cantón Cuenca, donde también hay
otro cinco casos de enfermos que están controlados, según el
jefe de esa área de salud. Ayer se envió a un médico y un lote
de medicinas hacia ese poblado. Para llegar al sitio se debe
caminar 2 horas por el mal estado de la vía.

La mayoría de pacientes hospitalizados se habría contagiado al
consumir alimentos contaminados o porque estuvieron en riesgo
epidemiológico al estar relacionados con personas que llegaron
de la Costa, según los galenos. Redacción Cuenca (Texto
tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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