Quito. 20.06.93. La Quito indohispana principió su vida en
1534 con 55 manzanas de extensión, el las cuales cupieron los
204 primeros pobladores de la urbe.

Aún en 1954, Quito seguía siendo una ciudad muy modesta,
Luciano Andrade Marín la describe como la llena de casas tipo:
"cabañas rústicas, hechas de paredes de adobe casi
directamente levantadas sobre el suelo, quizás con una que
otra fila de piedras molones asentadas sobre barro y cubiertas
con techumbres, las más pajizas, sostenidas por palos y ramas
apenas desbastados y los primeros toscos ladrillos cubrían la
superficie del suelo de los aposentos.

Para 1562 y según Salazar de Villasante, la ciudad tenía 400
vecinos españoles, es decir alrededor de 2.000 personas y un
año después sucede un hecho de enorme importancia; llega a
avecindarse el aristócrata español Francisco de Arellano
Zúñiga, hijo natural del Conde de Aguilar y sobrino político
de Hernán Cortés. Hizo dinero con el descubrimiento de las
minas de Esmeraldas y compra en Quito una antigua casona
incásica con lienzos en pie -el actual colegio de los
Corazones-, la hace construcción mixta y da el primer ejemplo
de un vivir suntuoso a un grupo social que antes vivían del
todo modestamente.

En 1570 el mismo Villasante refiere que juntó a los indios
comarcanos a Quito en dos pueblos limítrofes a la ciudad y que
serían Machangarilla o La Magdalena y Sta. Clara de San Milán,
el uno al sur y el otro al norte, el uno tenía 600 casas y el
otro 400. Denuncia además que el presidente de la Audiencia ha
retazeado el gran ejido de la ciudad y que lo ha repartido
entre sus familiares, deudos y criados. Se sabe además que
Quito tenía entonces calles muy malas, que en todas las
quebradas de la ciudad habían puentes. Las casas se llaman
buenas, estaban hechas de teja, madera y buen cimiento, que
jamás se necesitaba lumbre, pues aunque hacía frío y llovía
mucho, el primero era muy tolerable, en comparación a Europa.

Se describe por entonces al locro o logro, que era un guisado
de conejo, secado al sol, que se servía con ají. Aún corría
oro por los ríos de las quebradas y era fama que en Píntag
habían señales de que allí se habían labrado varias minas de
oro.

Habían 2 lagunas de agua dulce, al principio del prado de
Añaquito se había dado la batalla contra el Virrey en 1546.

El arcediano Aguayo era hombre mixto, construía por un lado la
Catedral, pero en su vida privada era de mal vivir, tanto que
se le encontró salir armado de la casa de una mujer a quien la
llaman pública.

La gente se divertía yendo a comer y a merendar en el
Machángara, es decir junto al pueblo de indios, de tal manera
que a 36 años de la fundación, europeos, indios y mestizos
vivían ya en paz. El mismo Villasante había mandado hacer una
pila para la plaza mayor, tenía Quito casa de fundición a
cargo de un portugués de apellido Delgado.

En otra descripción de la ciudad hecha en 1571, consta que los
Incas habían hecho hacer fortalezas en las quebradas y consta
que los españoles se aprovecharon de las casas y edificios
que hallaron de los Incas. En el Machángara habían algunas
huertas y muchos molinos, las huertas empataban con la calle
de la Ronda más adelante.

El campo de Añaquito tenía 2 leguas, la laguna que allí había
era artificial y la había hecho Huayna Cápac, en dicho campo
antes había sido sementera. El camino real de este inca -se
refiere- iba a Cuenca, Loja, Piura, Trujillo y Lima.

En el camino a Esmeraldas, cerca de Quito, estaban los indios
yumbos "bien dispuestos y blancos".

En 1571 Quito tenía 1.000 casas, 30 encomenderos, 8 curas, 14
mercaderes de tiendas gruesas, 14 pulperos de tiendas bajas o
de menudencias, 300 soldados y 100 ciudadanos, vale decir unas
460 personas de cierta distinción. En cada casa se acomodaban
muchos vecinos, soldados y transeúntes, de tal manera que la
población por entonces estaría ya entre 15.000 y 20.000
personas, de las cuales apenas 1.000 serían españoles puros,
el resto mestizos sobre todo e indios.

Se sabe que en 1573 Quito tenía 2.000 yanaconas, vale decir
una población india de servicio que cubriría unas 10.000
personas.

El padre Vargas descubrió una relación de 1577 que da de 4.000
blanco-mestizos en la ciudad. De mantenerse las cifras
calcularíamos entonces alrededor de 16.000 indios para esa
fecha.

El padre Villalba ha descubierto a su vez para 1579 la
presencia de 400 hombres españoles.

Quizás por abandono de varios vecinos -decepcionados sin duda
por la falta de oro- para 1582 se encuentran 600 casas, es
decir 400 menos que en 10 años anteriores. Pero en 1583 Quito
tiene 9 iglesias y 1500 habitantes de tipo español, que con
sus familias la cifra se acercaría a las 10.000 personas,
aunque muchos de estos debieron ser mestizos.

En 1586 se da una peste tremenda y mueren más de 4.000
personas, es decir la cuarta parte de la población. En 1600 el
citado Padre Villalba encuentra 3.000 blanco-mestizos, aunque
no se aclara si se han incluido a los niños.

A principios de este siglo, la ciudad cuenta con 3 vecinos muy
ricos -nuevos ricos- que deciden romper la monotonía anterior
e imitan a Arellano, de tal manera que Pedro Ponce Castillo,
el alférez real Sancho de la Carrera y el español Juan Sáenz
de Gauna, levantan 3 casas muy suntuosas, el primero en la
plaza de San Francisco, de dos pisos y huerto (Test. de su
mujer, en primera notaría, 1637), con 8 mulas, 50 paños, 4
caballos de regocijo y 4 negros esclavos, se la estaba
concluyendo en 1602 (not. 1¦, 1602, inventario de bienes).
Ponce y Gauna eran chapetones y Carrera, criollo, este levantó
casa con portada señorial en las actuales Sucre y Venezuela,
frente a la que conocemos como casa de Sucre, una cuadra al
oriente de la anterior.

La casa de los Gaona o Gauna fue restaurada por 1632, pues la
familia seguía en auge. El nuevo dueño Jacinto Sáenz de Gauna
y Ribadeneira -ya emparentado con los Arellano- declara que
tiene 2 casas adjuntas en la calle de los Sombreros -la actual
Sucre- con 13 tiendas, 5 esclavos y varios caballos, ricos a
su vez en jaeces. Se ve que los caballos y los esclavos eran
el lujo de entonces (not. 5¦, 1660, test. de don Jacinto).

Para 1650, Quito tiene 15 cuadras cuadradas, 225 manzanas, (4
veces más que 115 años antes) y 25.000 vecinos, de tal manera
que poco -unos 5.000- había subido su población. Habían 2.500
casas (70 años antes habían sólo 600), 10 casas por manzana
(es decir con 2 a 3 casas por cuadra), 10 personas por casa y
7 plazas. Esto es muy importante, la población casi no había
subido, pero las casas subieron en cuatro veces más, a
expensas de la subdivisión de las viejas canchas del siglo
anterior, en que sólo habían 2 ó 3 casas por manzana. Es lo
que hemos la primera tugurización de Quito: crecer para
adentro de las casas y manzanas.

En el mismo año de 1650 levanta su gran casona en la plaza de
San Francisco. el mayorazgo criollo Francisco de Villacís y
Carvajal. (Vínculos, caja 4), sus alas lucen por primera vez
adornos suntuarios: joyas, diamantes, perlas, cadenas de oro,
en sus bodegas guarda paños, ropa de Lima y varios esclavos
cuidan y sirven en la mansión. Esta tiene además argollas para
la salvación de perseguidos por la justicia.

Los caballos han cedido el paso a las joyas y al oro, los
esclavos aún siguen de moda.

Villacís y Cantuña -un indio humilde- viven sobre lo que fue
el palacio de Huayna Cápac. No han descubierto quizás tesoros
en el fondo de la quebrada de Sanguña, que pasa por debajo.

En 1670, el mayorazgo José Freire de Andrade hace su casona de
ventanas altas en una esquina de Santo Domingo, la casa
desafía, a los terremotos y es quizás la más alta de la
ciudad. Aún desafía a los siglos.

A fin de siglo, el rico Tesorero Juan de Lago Bahamonte hace
también lujosa casa. Sin embargo todas las calles son de
tierra. En todo el siglo XVII, Quito ha destruido buena parte
de los restos incas de los dos siglos anteriores y han
levantado a nivel medio, las típicas casas de un piso, con
ventanucas asimétricas y techo a dos aguas. Pero tiene ya 7
palacetes que sus vecinos los miran envidiosos y admirados
también.

Ocho nuevos palacetes surgirán en el siglo XVIII que se venía
encima, para 1748 contará ya con 4 calles empedradas y así
seguirá lentísima por 150 años más, hasta 1904 en que tenía
174 hectáreas, dando en 10 años, es decir hasta 1914 el mayor
salto histórico de su vida, cubriendo las 470 hectáreas, es
decir casi 3 veces más. Era el dinero del ferrocarril... Quito
había saltado a la Magdalena, el Aguarico, el Batan y la
Mariscal.

Los indios pre-incas siguieron viviendo en Santa Clara y en la
Magdalena, algunos de estos tuvieron que irse más lejos, por
la mala mano de los mestizos. Los indios mitimaes incas,
siguieron muchos en el centro, en donde habían estado más de 4
siglos, aún siguen muchos allí, guardando el centro totémico
de su sagrada religión. Quizás el centro colonial de Quito es
de ellos.

*FUENTE: Texto tomado de SEMANA-EXPRESO
EXPLORED
en Ciudad N/D

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