POR QUE NO ES UN LUJO LA ECOLOGIA, por José Vicente Troya*

Quito. 29.12.90. ¿Sabía ud. que el 80% del costo total de un
camarón de criadero no corresponde ni a mano de obra, ni
alimento balanceado, ni depreciación de obras de
infraestructura, ni amortización de préstamos, ni consumo de
combustibles, ni sueldos de gerentes, técnicos o
administradores?

Todos los rubros anteriores apenas constituyen el 20% del
valor total de criar un camarón.Pero, ¿cuál es aquel rubro que
acapara el 80% de los costos totales?

Según el célebre ecólogo estadounidense, Howard Odum, esas
cuatro quintas partes corresponden a la inversión que le ha
correspondido "hacer" a la naturaleza implicada en la cría de
camarones.

En efecto, los costos de reposición del manglar destruido para
emplazar camaroneras, de la contaminación que producen en los
esteros las aguas vertidas por las piscinas, de la depredación
de las larvas silvestres de camarón -al capturárselas en
asociación con otras especies acuáticas, que son sacrificadas
inútilmente-, entre otros, son de tal magnitud que de
cargárselos a los productores y exportadores camaroneros, el
Ecuador no tendría ninguna capacidad competitiva en el mercado
mundial de crustáceos.

En la práctica, el riesgo de esta falta de competitividad ha
sido resuelto mediante la ninguna exigencia por parte del
Estado a los camaroneros, en el sentido de obligarles a
restituir los componentes naturales arrasados.

A simple vista, resultaría antieconómico, "snobista" e,
incluso, disparatado detenerse a cuantificar los daños
irrogados por esta actividad económica a los ecosistemas y,
peor aún, proceder a reponerlos, puesto que, aquello
representaría incurrir en costos "absurdos" y poner en juego
una de las más importantes fuentes generadoras de divisas.

Sin embargo, detrás de esta necesidad de restituir los
recursos naturales afectados, subyacen razones que van mucho
más allá de la romántica idea de conservar por conservar, pero
que no resultan evidentes para los ojos de la mayoría.

Como señala otro de los ecólogos más conocidos de Estados
Unidos, Eugene Odum, de la Universidad de Georgia, "la
dependencia de tantas y tan importantes pesquerías comerciales
del mundo con respecto a los estuarios es una de las
principales razones económicas de la conservación de estos
hábitats".

En el caso ecuatoriano, como en gran parte de los países del
mundo, esta relación ha sido reiteradamente desconocida, pese
a que ya existen evidencias de que las capturas de peces han
declinado notablemente a lo largo de los últimos años, como
consecuencia de la reducción del bosque de manglar.

Es más, en 1990 las pesquerías han caído tan dramáticamente en
el país que, según un informe reciente de la Cámara Nacional
de Pesquería, de un total de 67 mil toneladas métricas
capturadas en enero de este año, se ha bajado a apenas 3 mil
toneladas en los últimos meses de 1990. Es decir, lo pescado
en los meses del último trimestre del año ni siquiera
constituye el 5% de lo capturado a inicios de 1990.

Además, de acuerdo a las últimas cifras del Banco Central, se
establece que las exportaciones de harina de pescado han
sufrido una caída espectacular en 1990.

Así, mientras entre enero y septiembre de 1989 se exportó un
total de 20,8 millones de dólares por este concepto, en
idéntico período de 1990 se han vendido al exterior menos de 7
millones de dólares en harina de pescado, lo que significa que
estas exportaciones han disminuido en más del 66%. En 1988,
las exportaciones de este producto a lo largo de todo el año
fueron cercanas a los 60 millones de dólares.

Las camaroneras caen por su propia boca

El estuario, que mantiene una relación "siamesa" con el
manglar, es una especie de guardería para larvas de camarónLa
destrucción del manglar no solo pone en peligro una actividad
económica y social tan importante como la pesca industrial y
artesanal del país (ambas exportaron más de 50 millones de
dólares entre enero y julio de 1990 y son significativas
fuentes de trabajo y autosubistencia desde hace algunas
décadas).

Este bosque, que según información del CLIRSEN ha desaparecido
en los 80 a una velocidad mucho mayor que la de cualquier
década anterior -lo que coincide con el "boom" camaronero-, es
también vital para el abastecimiento adecuado de larvas para
la cría del camarón.

De acuerdo al ecólogo Eugene Odum, el estuario, que mantiene
una relación "siamesa" con el manglar, es una especie de
guardería para larvas de camarón, puesto que ahí las larvas
silvestres de este crustáceo encuentran el alimento y la
protección requeridas para cumplir su ciclo vital.

Al contaminarse las aguas de los esteros y talarse el manglar
-en ambos casos a causa, entre otras, de la actividad
camaronera-, el estuario ya no puede brindar el sustento que
originalmente surtía a los camarones y a otras especies
acuáticas.

Esto da lugar a una alteración en las poblaciones de
camarones, que se traduce en una escasez de larvas de este
crustáceo. Evidentemente, esta situación provoca serias
dificultades a la producción camaronera, al punto de que uno
de los mayores problemas que reconocen actualmente los
productores de camarón es la escasez de larvas silvestres.

El caso del camarón es uno de los más proverbiales sobre la
estricta dependencia que hay entre economía y ecología; sin
embargo, esta relación es igualmente vigente para otras
actividades económicas como la exploración y explotación
hidrocarburíferas (que suponen la tala de bosque húmedo
tropical, el agotamiento vertiginoso del petróleo y la
destrucción de las economías de autosubsistencia), los
monocultivos agrícolas que simplifican los ecosistemas,
erosionan los suelos y se tornan más vulnerables a las plagas,
entre otros.

Como se aprecia, la escasa o nula consideración del aspecto
ecológico dentro de las actividades económicas no solo conduce
a la destrucción de la ecología, sino que pone en serio riesgo
la posibilidad de sostener las economías que de ella
dependen.

En consecuencia, al contrario de las declaraciones vertidas
hace algunas semanas por el experto de la AID, Lawrence
Harrison, la ecología no es un lujo para América Latina, sino
un aspecto de vital importancia para el futuro económico,
social y ambiental de la región.

El problema de la competitividad y reposición de costos
ecológicos

La restitución de los costos ecológicos garantiza la
sostenibilidad de las economías basadas en la exportaciónComo
se anotó, restituir los costos ecológicos incurridos por las
distintas actividades económicas supondría una pérdida de
competitividad en el mercado externo.

No obstante, si se quiere dejar de lado aquella sentencia
keynesiana de que "en el largo plazo todos estaremos muertos"
y, por consiguiente, si se desea buscar la sostenibilidad de
nuestras economías como alternativa para perseverar
competitivamente en la economía mundial y para garantizar los
recursos naturales de estas y las próximas generaciones, la
reposición de los costos ecológicos y, más aún, la búsqueda de
actividades económicas menos antiecológicas se torna
inaplazable.

Si en el concierto mundial se consigue un reconocimiento a
este tipo de costos, de tal suerte que la pérdida de
competitividad no sea el pretexto para no precautelar la
ecología y economía en el mediano y largo plazo, se habrá dado
un gran avance.

Los organismos multilaterales y los países industrializados,
que tanto interés han declarado últimamente sobre la
conservación del medio ambiente, podrían jugar un rol
fundamental para conseguir lo anterior, a través de por
ejemplo el establecimiento de incentivos crediticios y
arancelarios a aquellos productos que no suponen una
destrucción de la ecología o que, al menos, demuestran una
reposición de los costos ambientales.

Como señala el economista del medio ambiente de la Universidad
de Harvard, Robert Repetto, la desviación keynesiana de no
considerar la variación de los recursos naturales -criterio
perpetuado en los sistemas de Cuentas Nacionales- puede
significar que se registren ganancias ilusorias en el ingreso
nacional (crecimiento del PIB camaronero) y pérdidas
permanentes de la riqueza de un país (imposibilidad de
proseguir con la producción camaronera y pesquera a causa de
la destrucción de los recursos naturales).

ECOTERMINOS

* Estuario: extensión de agua costera semicercada, que tiene
una comunicación libre con el alta mar. Este ecosistema
resulta, pues, fuertemente afectado por la actividad de las
mareas y en él se mezclan las aguas de mar con las aguas
dulces del drenaje terrestre. Ejemplos de estuarios
constituyen las desembocaduras de ríos, las bahías costeras,
los esteros.

* Manglar: bosque costero íntimamente relacionado con los
estuarios. Se ha comprobado que la descomposición de las hojas
de manglar que caen al agua del estuario aportan a las
pesquerías uno de los principales suministros de energía. En
1987, existían 170 mil hectáreas de este bosque, en base a
resultados obtenidos por fotografías aéreas.

* Hábitat: el lugar donde vive un organismo determinado.

* Ecosistema: unidad en la que funcionan una comunidad de
seres vivos y el ambiente inerte. (A-2).
EXPLORED
en Ciudad Quito

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