POBRE LA EDUCACION DE LOS POBRES
Instituto Fronesis

Quito. 13.02.91.Si nuestra educación es pobre, paupérrima es
la que les toca a los pobres. Los pobres: áreas rurales,
zonas urbano-marginales, sectores de bajos ingresos, grupos
indígenas, estratos populares. Los pobres: los ubicados hacia
abajo en los gráficos de ingreso, nutrición, salud, vivienda,
alimentación, educación, y los ubicados hacia arriba en los
gráficos de enfermedad, mortalidad, fecundidad, desempleo,
analfabetismo. Los que llenan las barritas más bajas de
acceso y permanencia en el sistema educativo, y las barritas
más altas de repetición, deserción y fracaso escolar.

Las estadísticas deshumanizan los problemas: los números
aparecen en lugar de las personas, los promedios desfiguran la
realidad, dorándola para quienes más la padecen. La realidad
educativa de los pobres aparece, así, semioculta tras los
indicadores de los más favorecidos. Los pobres aportan con
las mayores cuotas de repitencia y deserción, y con las cuotas
más pequeñas de rendimiento y logro académico en los promedios
nacionales de unas y otros. La pobreza, el trabajo infantil,
la falta de educación de los padres, las escuelas incompletas,
la mala calidad de la educación que reciben, confluyen, entre
otros, en esos resultados.

Y es que, en lo que hace a la educación, a los pobres les toca
por todos lados: por lo extra-escolar y por lo intra-escolar.

A las condiciones socio-económicas desfavorables de partida,
se agregan las deficiencias de la enseñanza. Los pobres no
sólo tienen menos acceso a la educación sino la que reciben es
de peor calidad. ¿Quién puede asombrarse de los altos índices
de repitencia y deserción, de los bajos niveles de
aprendizaje, cuando todo está en contra?

Los pobres son los que comen poco y mal, no tienen una buena
cama para descansar bien, caminan largos trechos para ir y
venir de la escuela. Los que no tienen buena luz ni
ventilación ni escritorio propio ni biblioteca. Los que deben
trabajar, cuidar a los hermanos menores, ayudar en las tareas
domésticas Los que no tienen padres ni con la instrucción ni
con el tiempo suficientes para apoyar en las tareas
académicas. Los que no tienen voz ni padrinos para pelear por
la nota o el pase de año, para exigir una educación mejor.

Los pobres son los que asisten a las escuelas pobres. Las que
carecen de todo: materiales, textos, profesores. Las de
infraestructura precaria, las alejadas, las con un único
profesor, las sin agua potable o baterías higiénicas, las con
aulas atiborradas, las con menos días y horas de clase al año,
las abandonadas. Las con profesores recién estrenados y menos
calificados, deseosos de salir de ahí y buscar un mejor lugar
en la ciudad, en la escuela prestigiosa.

Hay estudios que muestran que los profesores se comportan
distinto en las escuelas de alumnos de familias pobres y en
las escuelas de alumnos de familias acomodadas. En las

primeras operan estereotipos y visiones negativas respecto de
los pobres, y bajas expectativas respecto de los alumnos y sus
capacidades. Al mismo tiempo que es mayor el maltrato al
alumno, es mayor su sobreprotección. Al alumno pobre,
considerado carente, se le exige menos y se le da también
menos.

¿Quién se está preocupando y ocupando de la educación de los
pobres? Un estudio sobre la bibliografía producida en
educación en los años 80 (1983 a 1987) en América Latina (J.E.
García Huidobro y L. Zúñiga, ¿Qué pueden esperar los pobres de
la educación?, CIDE, Santiago, 1990) muestra varias cuestiones
interesantes: 1) la relación entre educación y pobreza empieza
a introducirse como tema a partir de 1983, coincidiendo con la
crisis económica; 2) el tema aparece mencionado de manera muy
vaga y general; 3) quienes más lo mencionan son los organismos
internacionales (la mitad de los 912 documentos analizados);
4) a nivel nacional, quienes más se ocupan del problema son
los centros privados (dos tercios de los documentos de origen
nacional); 5) el tema no es tema a nivel de estados y
gobiernos. Sin embargo, al mismo tiempo, son los estados y la
educación pública los que se están encargando de ofrecer
educación a los pobres, siendo al educación privada una
educación (cada vez más) selectiva.

Hoy en día, lo que se viene planteando es la necesidad de
políticas educativas de "discriminación positiva" hacia los
sectores menos favorecidos, es decir, políticas que den trato
preferencial a los pobres, precisamente para compensar sus
desventajas de partida. De hecho, si nuestras sociedades se
rigieran por el sentido de la justicia y la igualdad, los
pobres deberían ser los mejor atendidos, los dotados de los
mejores profesores, instalaciones y equipos, los elegidos como
prioritarios para la asignación de bibliotecas, textos
escolares, materiales didácticos. No sólo porque son los que
no tienen nada, sino porque además -cosa elemental-,
constituyen la mayoría de la población.


EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 13/Febrero/1992

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el