Quito. 05.01.93. En los albores del siglo XXI el mundo ha
asistido a un creciente debate en torno a las consecuencias
sociales, económicas y políticas del crecimiento de la
población.
Datos estadísticos revelan que aunque el ritmo de crecimiento
de la población mundial se ha frenado en las últimas décadas,
los 5.300 millones de habitantes de hoy aumentarán en 1.000
millones en la próxima década y podrían llegar a 8.500
millones para el 2025.
Para el año 2040, las proyecciones indican que la población
total duplicará con creces la actual, llegando a 10.000
millones.
No obstante, los pronósticos de que habrá entre 90 y 100
millones de habitantes más por año solo se cumplirán si las
tasas de natalidad de las naciones del Tercer Mundo continúan
su tendencia declinante.
No sorprende, por lo tanto, que la población sea uno de los
temas más controvertidos de hoy día.
Los estados industriales, en general, quieren que las naciones
en desarrollo controlen su crecimiento demográfico, pero el
Tercer Mundo, por su parte, reclama un menor consumo en las
naciones ricas.
El sostenido crecimiento de la población representa uno de los
desafíos más serios para el medio ambiente, exigiendo al
máximo los ya limitados recursos. En algunos lugares obliga a
un sobrecultivo de los suelos y a la deforestación, en otros
resulta un hacinamiento urbano, acompañado con extrema
pobreza.
TRAGICO FINAL DE SIGLO
Un análisis realizado por el informe Brandt, publicado por el
Banco Mundial en 1980, concluía que "el espectacular
crecimiento de la población mundial será una de las
principales fuerzas que configurarán el futuro de la sociedad
humana".
A finales de siglo, finalizaba "los habitantes de la tierra
serán más pobres en muy diversas formas de lo que son
actualmente". Todo lo que ha sucedido en 1992 ha servido para
reforzar estas observaciones. El fondo de las Naciones Unidas
para las Actividades en Materia de Población (UNFPA) predice
que, durante la presente década, la población mundial de
personas hambrientas aumentará en 1000 millones.
Según el UNFPA, es probable que esas personas se concentren
cada vez más en las zonas urbanas. Desde 1950, el número de
individuos que viven en las ciudades casi se ha triplicado.
"Se está produciendo una lucha silenciosa en todo el mundo en
desarrollo", afirma Nafis Sadik, director de UNFPA, en una
reciente publicación. "Una lucha caracterizada por el
crecimiento rápido y el reparto desigual de la población por
una parte, y por la pobreza y el reparto desigual de los
recursos por otra".
El esquema de crecimiento incontrolado de la población y su
distribución que rige en numerosos países menos desarrollados
han agravado muchos de sus problemas: pobreza generalizada,
altos índices de mortalidad, rápida urbanización, escasez de
alimentos, fuerte empleo, degradación ambiental y crecimiento
de una sub-clase global condenada a la pobreza y con pocas
posibilidades de escapar de ella.
Estas condiciones sociales y económicas proporcionan un caldo
de cultivo ideal para violencias y desordenes de todo tipo.
Según el doctor Sadik, el rápido crecimiento demográfico y el
aumento de la población urbana en Africa, Asia y América
Latina serán factores claves en la década de los 90. "El grado
de atención que se les preste durante la próxima década
determinará en gran medida el mundo en el que tendrán que
vivir las próximas generaciones. Tenemos la oportunidad de
variar sustancialmente la calidad de vida de millones de
personas nacidas ahora y en el próximo año. Las consecuencias
de la inacción podrían ser catastróficas, y el tiempo
apremia".
DAÑOS IRREPARABLES
Un científico holandés dijo en días pasados que la Tierra solo
puede alimentar a 2.500 millones de personas, lo que
representa cerca de la mitad de su actual población, sin que
se produzcan daños irreparables en el ecosistema.
Sin embargo, las actuales proyecciones sobre crecimiento
demográfico indican que la población de la Tierra generará en
el año 2040 una demanda insostenible de recursos al ya
tambaleante medio ambiente mundial, advirtió por su parte
Eduard Adema, profesor de estudios ambientales de la
universidad de Agricultura de Wageningen.
En caso de no adoptarse medidas, la raza humana podría ser
borrada de la faz del planeta por decisión propia, agregó.
La tragedia es que la humanidad, contrariamente a lo que
ocurrió con otras especies que se extinguieron durante la
evolución, se destruirá a sí misma por su propia mano, sostuvo
Adema.
El científico explicó que realizó sus cálculos sobre la base
del volumen máximo de recursos que pueden utilizar los humanos
sin agotar el ecosistema que tendría que alimentar a las
generaciones futuras.
Para evitar la catástrofe, la gente no solo tendría que
reducir drásticamente la tasa de nacimientos sino que debería
aceptar también un nivel de vida más bajo con una consecuente
reducción en la explotación de los recursos naturales, acotó
Adema.
PRESERVAR LOS RECURSOS
Todo esto ha servido, incluso, para que varios científicos y
premios Nóbel de todo el mundo suscriban un documento en el
que afirman que "la integración, el control y la preservación
de los recursos naturales deben fundarse en criterios
científicos y no en prejuicios irracionales".
La declaración llama la atención sobre la necesidad "de ayudar
a los países pobres a alcanzar y mantener un nivel de
desarrollo equivalente al resto del planeta".
Los firmantes muestran su convencimiento "de que un estado
natural, a veces idealizado por movimientos inclinados a mirar
hacia el pasado, no existe y probablemente nunca haya existido
desde la aparición del hombre en la biosfera, teniendo en
cuenta que la Humanidad siempre ha progresado poniendo a la
Naturaleza a su servicio, y no a la inversa".
Los científicos advierten sobre la "absoluta necesidad" de
proteger a los pobres contra los problemas y peligros que
pudieran provenir de las naciones desarrolladas, para evitar
que queden presos en una red de obligaciones irreales que
comprometería a la vez su independencia y su dignidad".
Los expertos subrayaron que los peores males que amenazan a la
Tierra "son la ignorancia y la opresión, y no la ciencia, la
tecnología y la industria, que, perfectamente controlados, son
los instrumentos indispensables para que la Humanidad pueda
vencer, por sí y para sí misma, los principales problemas que
la aquejan".
DENUNCIAN CAMPAÑAS CONTRA LA NATALIDAD
Asimismo, preocupada por esta crítica situación, la Iglesia
Católica difundió un mensaje al secretario general de las
Naciones Unidas denunciando las campañas contra la natalidad
organizadas por instituciones internacionales y gobiernos.
El mensaje, que fue firmado por los obispos asistentes a la
cuarta Conferencia del Episcopado Latinoamericano que se
realizó en noviembre de 1992 en Santo Domingo, dice que: "Es
preciso vigorizar la cultura de la vida contra la cultura de
la muerte".
Agregó que "somos conscientes del problema demográfico que
existe en nuestros países pero no es lícito transitar por
caminos reñidos con la ética para enfrentarlos. No se pueden
aceptar las campañas sistemáticas contra la natalidad
organizadas por instituciones internacionales y gobiernos,
muchas veces presionados, contra la identidad cultural y
religiosa de nuestras naciones".
El texto denunció asimismo la "absoluta falta de respeto por
la decisión de las personas interesadas" que significan esas
campañas.
El mensaje concluyó recordando las palabras del Papa en el
discurso de inauguración de la conferencia. "No se trata de
reducir a toda costa el número de los invitados al banquete de
la vida, lo que hace falta es aumentarle los medios y
distribuir con mayor justicia la riqueza para que todos puedan
participar equitativamente de los bienes de la creación".
PLANETA EN PELIGRO
- Las tasas de crecimiento de la población de las regiones en
desarrollo ofrecen una imagen particularmente desalentadora.
La población mundial ha crecido de menos de 3,7 a más de 5, 3
billones en los últimos 20 años.
- Según un informe de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), publicado en noviembre de 1992, más de la mitad de la
población mundial vivirá en ciudades para el año 2000.
- En la regiones menos desarrolladas, la población urbana será
de 45% en el año 2000, aumentando hasta 61% en el año 2025.
Para las regiones más desarrolladas, esas tasas serán
respectivamente de 75% y 83%.
- Para el año 2000, debe haber en el mundo 28 concentraciones
urbanas que cuenten con más de ocho millones de habitantes
cada una.
- Por otra parte, el informe también señala que la tasa de
alfabetización de los adultos progresa en todas las regiones
del mundo y que a finales de este siglo 78% de los adultos
estarán alfabetizados en comparación con 73,5% actualmente (la
proporción actual para las mujeres es de 66%).
- Una de las peores causas de muerte en el mundo es la
desnutrición: cada día mueren en todo el mundo 40.000 niños
por desnutrición. Esta hecho es aún más grave que la situación
en Somalia, donde han muerto ya 300.000 personas y dos
millones corren peligro de muerte.
- Entre 1985 y 1990, la población africana, el 12% del total
mundial, creció a un ritmo anual del 2,99%. Kenia destacó con
3,58%, según datos del Instituto Mundial de Recursos.
- La población de Sudamérica, otro 12% del total del mundo,
añadió en promedio un 2,01% cada año.
- Asia, que aloja al 59% de los habitantes del mundo, registró
un aumento algo más moderado del 1,87% anual.
- En contraste, en Europa y los Estados Unidos las tasas se
mantuvieron en escasos 0,25 y 0,81% respectivamente.
Todo esto representa un peso enorme, tanto para el medio
ambiente como para la capacidad de desarrollo del Tercer
Mundo.
- Sin embargo, detrás de las sombrías perspectivas, existen
algunas historias exitosas. La campaña para frenar la
expansión de la población mundial, después de todo, data de
hace solo 40 años, cuando las tasas de mortalidad comenzaron a
descender tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
- Expertos demógrafos ahora enfatizan una serie de señales
alentadoras, como la caída de las tasas y el creciente número
de parejas que utilizan algún tipo de control de la natalidad.
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