Quito. 18.11.91. Negras perspectivas se ciernen sobre el
Ecuador. La inflación se mantiene en parámetros casi iguales a
los del año anterior, 50%; los salarios continúan perdiendo su
capacidad adquisitiva y las posibilidades de empleo son pocas.
Estas son algunas de las conclusiones señaladas en la
publicación "Ecuador, Análisis de Coyuntura", editado por el
ILDIS y el CEPLAES. En el capítulo Precios, Salarios y Empleo,
los autores analizan el comportamiento de la inflación. En
1990, la inflación alcanzó el 48,5% y en este año se ubica en
el 50%, en tanto que el indicador a nivel mensual es casi
similar: 3,5% y 3,8%, respectivamente.
Los autores aseguran que esta evolución en las tasas
inflacionarias deja traslucir los riesgos de un acentamiento de
las tensiones inflacionarias en el corto plazo, especialmente
si se tiene en cuenta que para fines de año, las autoridades
monetarias tendrán que introducir ajustes a los precios
fundamentales de la economía y que a partir de 1992 la
integración andina provocará desequilibrios en la economía ecuatoriana.
En efecto, en el campo de los servicios públicos, ya se han
elevado las tarifas de combustibles (en un 25%) y telefónicas
(en un 300%), y se prevé un incremento de las eléctricas.
Mientras tanto, continúan los rumores de una devaluación que,
según se dice, podría ser del 6%.
Aunque el aumento de estas variables no tienen, desde el punto
de vista técnico, un gran impacto inflacionario, inducen a
comportamientos especulativos. El rubro Alimentos y Bebidas es
el que mayor incremento tiene y contribuye a la inflación
anual con el 40,2%.
Solo se ataca un flanco
Es eminente que el estancamiento de la inflación a los mismos
niveles que los del año pasado representa un fracaso de la
política que aplica el gobierno para controlarla. Según el
diagnóstico oficial, la inflación es el efecto combinado de
tres factores, el monetario, el estructural y el inercial. Sin
embargo, para los analistas, el gobierno solo enfrenta el
primero, es decir, el exceso de la demanda "cuya causa última
estaría en el exceso gasto público y, por tanto, en los
persistentes déficit fiscales".
Así, el gobierno aplica políticas monetarias y fiscales
restrictivas, para contraer la demanda. "Esto ha tenido un
impacto negativo sobre la producción potencial, sin que
tampoco se logre disminuir la inflación", se anota en el libro.
Los analistas afirman también que los empresarios han
mantenido sus tasas de beneficio, en tanto que los controles
anti-inflacionarios se han sesgado hacia lo salarial, pues la
gestión gubernamental se ha caracterizado por su orientación
restrictiva. Así, se continúa restringiendo la demanda, sin
tomar en cuenta su rol en la reactivación de la actividad
económica.
Durante el presente año, el gobierno ha elevado los salarios
una sola vez, en enero de 1991. El salario mínimo vital se
elevó de 32 mil sucres a 40 mil sucres para los trabajadores
nuevo, y para los antiguos de 32 a 44 mil. Otra cuasi
elevación se produjo al incrementar la "compensación por el
costo de la vida" de 2.500 sucres a 10.000 sucres.
El incremento salarial es inferior a la inflación acumulada de
1990 -los trabajadores piden otro incremento- y el poder
adquisitvo de los sueldos cae persistentemente. Fijando como
parámetro que la capacidad adquisitiva en enero era del 100%,
en junio llega al 84%, en agosto a 80% y para diciembre se
prevé que se ubicará en los niveles del 68,7%.
Comparar el salario con respecto al dólar -según al valor de
cada año y del mercado de intervención- es otro factor
preocupante. En 1980, el salario mínimo vital equivalía a
202,7 dólares; en 1983 a 92,5; en 1987 a 118,2; y de ahí no ha
podido recuperarse -como en otros años- y en 1990 estuvo en 65
dólares mientras que el estimado para 1991 es de 62.
Sin perspectivas de empleo
A finales de 1990, según el Instituto Nacional de Empleo, el desempleo
abierto se ubicará en 12% de la población económicamente activa, en tanto
que el subempleo afectaría al 47%. Sin embargo, no existen
investigacioones permanentes respecto al comportamiento del empleo.
Los analistas critican al régimen por la ausencia de un plan
concertado con diversos estamentos socioeconómicos, que
debería favorecer la creación de empleos y el crecimiento
económico, y orientar la reconversi-n industrial. (A-3)
Ecuador. La inflación se mantiene en parámetros casi iguales a
los del año anterior, 50%; los salarios continúan perdiendo su
capacidad adquisitiva y las posibilidades de empleo son pocas.
Estas son algunas de las conclusiones señaladas en la
publicación "Ecuador, Análisis de Coyuntura", editado por el
ILDIS y el CEPLAES. En el capítulo Precios, Salarios y Empleo,
los autores analizan el comportamiento de la inflación. En
1990, la inflación alcanzó el 48,5% y en este año se ubica en
el 50%, en tanto que el indicador a nivel mensual es casi
similar: 3,5% y 3,8%, respectivamente.
Los autores aseguran que esta evolución en las tasas
inflacionarias deja traslucir los riesgos de un acentamiento de
las tensiones inflacionarias en el corto plazo, especialmente
si se tiene en cuenta que para fines de año, las autoridades
monetarias tendrán que introducir ajustes a los precios
fundamentales de la economía y que a partir de 1992 la
integración andina provocará desequilibrios en la economía ecuatoriana.
En efecto, en el campo de los servicios públicos, ya se han
elevado las tarifas de combustibles (en un 25%) y telefónicas
(en un 300%), y se prevé un incremento de las eléctricas.
Mientras tanto, continúan los rumores de una devaluación que,
según se dice, podría ser del 6%.
Aunque el aumento de estas variables no tienen, desde el punto
de vista técnico, un gran impacto inflacionario, inducen a
comportamientos especulativos. El rubro Alimentos y Bebidas es
el que mayor incremento tiene y contribuye a la inflación
anual con el 40,2%.
Solo se ataca un flanco
Es eminente que el estancamiento de la inflación a los mismos
niveles que los del año pasado representa un fracaso de la
política que aplica el gobierno para controlarla. Según el
diagnóstico oficial, la inflación es el efecto combinado de
tres factores, el monetario, el estructural y el inercial. Sin
embargo, para los analistas, el gobierno solo enfrenta el
primero, es decir, el exceso de la demanda "cuya causa última
estaría en el exceso gasto público y, por tanto, en los
persistentes déficit fiscales".
Así, el gobierno aplica políticas monetarias y fiscales
restrictivas, para contraer la demanda. "Esto ha tenido un
impacto negativo sobre la producción potencial, sin que
tampoco se logre disminuir la inflación", se anota en el libro.
Los analistas afirman también que los empresarios han
mantenido sus tasas de beneficio, en tanto que los controles
anti-inflacionarios se han sesgado hacia lo salarial, pues la
gestión gubernamental se ha caracterizado por su orientación
restrictiva. Así, se continúa restringiendo la demanda, sin
tomar en cuenta su rol en la reactivación de la actividad
económica.
Durante el presente año, el gobierno ha elevado los salarios
una sola vez, en enero de 1991. El salario mínimo vital se
elevó de 32 mil sucres a 40 mil sucres para los trabajadores
nuevo, y para los antiguos de 32 a 44 mil. Otra cuasi
elevación se produjo al incrementar la "compensación por el
costo de la vida" de 2.500 sucres a 10.000 sucres.
El incremento salarial es inferior a la inflación acumulada de
1990 -los trabajadores piden otro incremento- y el poder
adquisitvo de los sueldos cae persistentemente. Fijando como
parámetro que la capacidad adquisitiva en enero era del 100%,
en junio llega al 84%, en agosto a 80% y para diciembre se
prevé que se ubicará en los niveles del 68,7%.
Comparar el salario con respecto al dólar -según al valor de
cada año y del mercado de intervención- es otro factor
preocupante. En 1980, el salario mínimo vital equivalía a
202,7 dólares; en 1983 a 92,5; en 1987 a 118,2; y de ahí no ha
podido recuperarse -como en otros años- y en 1990 estuvo en 65
dólares mientras que el estimado para 1991 es de 62.
Sin perspectivas de empleo
A finales de 1990, según el Instituto Nacional de Empleo, el desempleo
abierto se ubicará en 12% de la población económicamente activa, en tanto
que el subempleo afectaría al 47%. Sin embargo, no existen
investigacioones permanentes respecto al comportamiento del empleo.
Los analistas critican al régimen por la ausencia de un plan
concertado con diversos estamentos socioeconómicos, que
debería favorecer la creación de empleos y el crecimiento
económico, y orientar la reconversi-n industrial. (A-3)
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