Quito. 07.08.94. "Libertad" y "familia", esas son palabras que
monseñor Luis Alberto Luna Tobar parece asociar de alguna forma
con Cuenca y su nueva vida, dedicada plenamente a los pobres.
Venía de estar "al servicio de todo lo más distinguido de Quito,
alrededor de Santa Teresita", cuando fue nombrado arzobispo de
Cuenca, hace 13 años

"Como obispo auxiliar del Cardenal Pablo Muñoz, me debía por
completo a la mentalidad de él y a las líneas pastorales de la
diócesis", recuerda. Eso no impidió que desde esa época conserve
entre los secretos de su vida "el no haber dejado de ir a
confesar en el leprocomio". Los domingos, a las siete de la
mañana, ya estaba en el Comité del Pueblo, del que fue el primer
capellán.

"Cuando pude optar por algo libre, no me quedé celebrando las
misas de Santa Teresita. Me iba, como aquí, a los pueblos. Y
comencé a sentir y descubrir algo que me hacía mucha falta,
conocer más el pueblo. Cuando vine a Cuenca, claro que cambié de
actitud, de persona creo que no".

Con monseñor, quien dice que también quisiera haber vivido más
familia, porque a los 13 años de edad entró en una casa religiosa
y se quedó para siempre con el deseo de "gozar más de la ternura
de mi madre, de mis hermanas y de la hombría de mi padre",
conversamos esta vez sobre la Iglesia Católica en el Ecuador.

Monseñor, acaba de regresar de Roma. ¿Qué hizo allá?

Roma nos llama cada cinco años a todos los obispos del mundo, en
grupos por nación. De los 31 obispos del Ecuador estuvimos 29 en
la reunión. Para la visita "ad límina" cada obispo envía seis
meses antes un documento largo sobre su diócesis.

¿Qué quiere decir "ad límina"?

A los fundamentos de la Iglesia. Es ir a darle cuenta a la
Iglesia de nuestra coherencia con sus fundamentos. Nuestro
principal propósito es ser recibido individualmente por el Santo
Padre. Y te digo que te electriza cuando te hace una pregunta
directa sobre tu diócesis.

¿Y qué preguntó?

Primero de la lectura de la Biblia, porque en mi informe he hecho
mucha mención de que en el Azuay hay 83.000 Biblias y sobaditas,
leídas. Me preguntó sobre la catequesis, la situación del famoso
mercado de monedas, del lavado de dólares, deuda externa,
relaciones de los sacerdotes con el obispo, el trabajo social.

Me imagino que también hablaron de su función actual de "gerente
general" de una gran empresa de reconstrucción.

El Papa conoce la intensidad de la tragedia para nuestro medio,
la respuesta de la gente y como se dio una especie de plebiscito
para que fuera la Iglesia la que se hiciera cargo de administrar
todo lo destinado a devolver la vivienda que perdieron. Esto es
una cosa temporal. No es misión de la Iglesia asumirlo. Pero
dentro de la Iglesia los laicos tienen esta misión y la cuestión
del Tamuga ha servido para que la Arquidiócesis de Cuenca decida
tener una línea de acción pastoral social directa.

¿Y para los obispos ecuatorianos en conjunto, cuáles fueron las
recomendaciones?

El Pontífice acentuó la necesidad de hacer cada vez más profunda
la catequesis, de la opción por el pobre, por la juventud y por
la familia. El Papa fue huérfano desde muy niño. Al Papa mucho le
preocupa también el movimiento ecuménico, la pastoral social, la
pastoral con el trabajador. Con el tipo de trabajador que está
más cercano a su experiencia de vida, el trabajador fuerte, que
es lo que él hizo en su juventud y lo que ha visto en Polonia. El
Santo Padre tiene un concepto tan claro de que la máxima
aspiración en estos momentos es llegar a tener conciencia de
solidaridad.

Usted decía el otro día que la Iglesia Ecuatoriana ha reconocido
un déficit de solidaridad sobre todo con los obreros y las
mujeres.

Si. Casi todos los documentos enviados por los obispos
ecuatorianos a Roma, sinceros y valientes, han reconocido que
hemos descuidado mucho la pastoral obrera. Y el Ecuador tuvo un
movimiento obrero católico maravilloso, a principios del siglo.
Mientras tanto hoy, en este momento en que el obrero tiene una
fuerza predominante y un voto determinante en la sociedad,
nosotros le hemos dejado que sea bueno, no más, que sea bueno,
pobrecito. ¿Pero entregarnos a trabajar con ellos y darles
aliento en la unidad, en la solidaridad de clase? No. Hemos
tenido miedo.

¿Y ahora, la Iglesia católica ecuatoriana va a cambiar?

La palabra del Papa es para nosotros un mandato.

¿ Y respecto a la mujer ?

Siguiendo las líneas de Medellín y de Puebla, que están
inspiradas en el Concilio Vaticano segundo - y el Papa fue uno de
los gestores del Vaticano segundo como obispo ya - comienza la
campaña eclesiástica de estimación de los valores de la mujer. No
en la línea del género, como hoy dicen, sino en la histórica y
real de contribución a la realidad Iglesia. En el Azuay
presumimos de tener cerca de 15.000 catequistas. Yo creo que más
de 10.000 son mujeres.

Por otro lado, el Papa decidió no permitir la ordenación de
mujeres.

No es él. Ha sido una tradición mantendida desde los comienzos de
la Iglesia. Aquí habría que hacer una exégesis de lo que acabo de
decir: "desde los comienzos de la Iglesia", porque al lado de
Cristo constan por lo menos dos nombres de mujeres que le
acompañaron permanentemente, Junia y una de las Marías. A María
Magdalena le dió el oficio de difundir que había resucitado,
teológicamente el más grande de los misterios de la vida de
Cristo. No consta que Cristo la hiciera parte de los doce. Pero
hay que probar que Cristo quiso que el Apostolado fuera de doce.
El Santo Padre es fiel a una tradición secular de la Iglesia. No
es cuestión sino de tradición.

¿Entonces no es definitivo?

No.

¿Es la Iglesia Ecuatoriana ecuménica?

No. Desgraciadamente no. Algunos escrituristas nuestros piensan
que el trato con todas las iglesias cristianas le hace perder
unidad a la Iglesia Católica ecuatoriana, le hace perder
categoría o importancia. Creo yo que lo contrario. Desde la
avalancha de sectas, en el Ecuador se estudia muchísimo más la
Biblia entre católicos.

El Papa ha dicho que para el año 2000 la Iglesia va a pedir
perdón por todos sus errores. ¿Cómo es eso?

El Pontífice dijo que nosotros teníamos que pedir perdón a la
humanidad de ciertas equivocaciones, algunos errores y posibles
negligencias. No "tipificó", como dicen ahora. Se dijo en Roma
que entre los cardenales no había habido una respuesta positiva.
Mira, yo dudo. No se ha publicado oficialmente nada. Que
internamente haya habido muchos que no están dispuesto a pedir
perdón, no lo dudo tampoco.

¿Cuáles son los pecados capitales de la Iglesia Católica
ecuatoriana?

Te vas a reir. El primer pecado es que no haya una totalidad de
obispos bilingües. Hablamos mal latín y pésimo español y no
hablamos ni siquiera mínimamente quichua. A mi me avergüenza. El
segundo pecado es no aceptar nuestro mestizaje.

De esos pecados se han derivado hechos concretos. Cúales son los
que más lamenta?

El haber abandonado al indígena en su cultura. Hemos querido
ecuatorianizar, quiteñizar, cuencanizar, romanizar. De no aceptar
el mestizaje ha nacido una formación muy mala del clero. Por un
lado, pidiéndole que se europeíce y, por otro, completamente
ajeno y extraño a lo suyo. Ha sido muy pobre nuestra formación de
los sacerdotes y numéricamente insuficiente, consecuencia de no
saber estimar nuestra realidad.

Sin embargo, la Iglesia y los militares son las instituciones más
populares en el país.

Porque se ha mantenido públicamente y en un alto porcentaje
también en privado coherente con lo que predica. También el
ejército. No podemos negarlo. La Iglesia ha ganado frente al
"desarme" de los políticos, que han perdido el manejo de sus
armas. Son tránsfugas, incoherentes.

No le voy a pedir su opinión sobre las clases de religión. Pero,
obligatorias o no, ¿qué se debe enseñar?

Respeto al hombre, que es la imagen de Dios. Luego, algo que no
se enseña, que es que no puede haber hombre sin comunidad. Lo
obligado que está a darse, a comprometerse a deberse a la
comunidad. El hombre en el poder cambia de personalidad. En
hombre en la circunstancia cambia de personalidad.

¿No hay en la Iglesia Católica algo que propicia esos cambios?

No en la Iglesia. Pero sí en la educación de muchos espacios
religiosos. La Iglesia ha tenido siempre una doctrina, pero los
que la hemos enseñado no la hemos explicado bien o no la hemos
entendido bien. Así pasa que uno, en el momento en que se siente
libre del contexto en que le educaron, ya es otro. Aquí me quito
el clergyman y a tal parte no puedo ir sin todas las señas de
cura.

¿A propósito de clergyman, qué asocia Usted con el púrpura?

No lo uso mucho. Porque quiero estar más cerca de la realidad y
porque, aunque me vista de amarillo, siempre me dirán "buenos
días, Monseñor". (1B)
EXPLORED
en Autor: Susana Klinkicht - Ciudad N/D

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