BOGOTA.- Bandas emergentes de paramilitares desmovilizados que volvieron a delinquir, presionan ahora a las víctimas de esos grupos y a ex combatientes para que regresen a las armas, según un informe de la misión de la OEA en Colombia, divulgado hoy por el diario El Tiempo de Bogotá.
De acuerdo con el reporte a cargo del argentino Sergio Caramagna, delegado de la OEA para el proceso de paz con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las nuevas bandas estarían trabajando al servicio del narcotráfico.
"La presencia de facciones armadas al servicio del narcotráfico constituye una amenaza que no sólo afecta a las comunidades sino también impacta el proceso de reintegración de los ex combatientes, así como la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación", señala el informe.
Según la OEA, las nuevas bandas emergentes, en las que podrían actuar unos 7 000 ex paramilitares, tienen en jaque la seguridad de las víctimas en 153 municipios y han logrado consolidar un corredor de narcotráfico que va de Urabá (noroeste) hacia la frontera con Venezuela.
En el informe se advierte que la mayoría de los 1 658 ex paramilitares que han sido asesinados desde 2003, cuando comenzó la desmovilización de las AUC, tenía algún tipo de contacto o amenaza de los grupos que surgieron tras los desarmes.
La misión de la OEA para la negociación con las AUC -que termina su labor en Colombia- es enfática en señalar que el paramilitarismo como tal "ya no es lo que era", pero advierte que los efectos del desarme de esas organizaciones ya no se sienten o nunca se sintieron en 28 zonas del país.
Eso ocurre, señala el reporte, porque la presencia de cultivos ilícitos, rutas o laboratorios de procesamiento de drogas ilícitas, sigue causando violencia, a pesar de que las autoridades han disminuido en un 52% el número de bandas en comparación con 2006.
El proceso de paz del Gobierno del presidente Alvaro Uribe con las AUC concluyó en 2006 y permitió la desmovilización de al menos 30 mil paramilitares, varios de los cuales se encuentran sindicados de delitos de lesa humanidad. (AFP)
De acuerdo con el reporte a cargo del argentino Sergio Caramagna, delegado de la OEA para el proceso de paz con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las nuevas bandas estarían trabajando al servicio del narcotráfico.
"La presencia de facciones armadas al servicio del narcotráfico constituye una amenaza que no sólo afecta a las comunidades sino también impacta el proceso de reintegración de los ex combatientes, así como la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación", señala el informe.
Según la OEA, las nuevas bandas emergentes, en las que podrían actuar unos 7 000 ex paramilitares, tienen en jaque la seguridad de las víctimas en 153 municipios y han logrado consolidar un corredor de narcotráfico que va de Urabá (noroeste) hacia la frontera con Venezuela.
En el informe se advierte que la mayoría de los 1 658 ex paramilitares que han sido asesinados desde 2003, cuando comenzó la desmovilización de las AUC, tenía algún tipo de contacto o amenaza de los grupos que surgieron tras los desarmes.
La misión de la OEA para la negociación con las AUC -que termina su labor en Colombia- es enfática en señalar que el paramilitarismo como tal "ya no es lo que era", pero advierte que los efectos del desarme de esas organizaciones ya no se sienten o nunca se sintieron en 28 zonas del país.
Eso ocurre, señala el reporte, porque la presencia de cultivos ilícitos, rutas o laboratorios de procesamiento de drogas ilícitas, sigue causando violencia, a pesar de que las autoridades han disminuido en un 52% el número de bandas en comparación con 2006.
El proceso de paz del Gobierno del presidente Alvaro Uribe con las AUC concluyó en 2006 y permitió la desmovilización de al menos 30 mil paramilitares, varios de los cuales se encuentran sindicados de delitos de lesa humanidad. (AFP)
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