Quito. 08.05.94. Un agridulce sabor habrá dejado en Jaime Nebot,
presidente nacional del Partido Social Cristiano (PSC), el
resultado de los comicios del domingo pasado, porque si bien el
triunfo es muy significativo, tener en el nuevo Congreso -sin
"independientes"- el bloque de mayoría, le coloca en una singular
situación. La imagen de cuasi cogobernantes puede jugar una mala
pasada a los socialcristianos.

Por eso Nebot se adelantó a decir que "no se puede vender la idea
de que uno es gobierno sin serlo". Y aclaró: "no vamos a ser
gobierno en 1994", porque este triunfo es solo "un eslabón para
caminar juntos, para ir a buscar un sacudón estructural sobre
todo en lo económico, político y social".

Cuando restan dos años para las elecciones presidenciales, el PSC
tendrá que fortalecer la imagen de opositores, eso sí,
persuadiendo que es por el bien del país y no con fines
electorales, lo que podría perjudicarlos.

Las bases para alcanzar estos objetivos estarán cimentadas en la
nueva imagen, la imagen de alguien que dentro de su propia
agrupación dice haber "roto los esquemas", que es el propio y
"nuevo" Jaime Nebot: "Yo evolucioné, soy más humano y solidario.
No soy el Jaime Nebot de 1984", aseguró.

El pensamiento del líder socialcristiano está salpicado de ideas
renovadoras, cuestionadoras. Cuando menciona las tres condiciones
básicas que, a su criterio, se necesitan para gobernar bien -
"saber, querer y poder"- al referirse a la última afirma que para
poder hay que tener energía y entereza, porque "hay que enfrentar
al privilegio que se encuentra en todas partes, dentro del
Estado, en alguna parte de la burocracia dorada y en un sector de
la empresa privada que no entiende el verdadero concepto de
empresa privada bajo la idea de competir en libertad para ganar y
no para explotar por la vía del privilegio."

Así, pretende marcar la diferencia conceptual entre los actuales
gobernantes, ex coidearios suyos y lo que ellos representarían.

"La gente que está en el gobierno practica un capitalismo
salvaje, cree en el lucro como meta, no en el servicio como meta,
nosotros creemos en un "capitalismo humanista. "Ellos creen en el
mercado, nosotros en el mercado más la solidaridad", asegura.

Y, para remarcar su oposición a los actuales mandatarios, no
escatima palabras: "ojalá Dahik se vuelva más humano y Sixto se
vuelva capaz, sería bueno en estos dos años para el pueblo".

Trascender.

En Jaime Nebot hay una palabra recurrente: "trascender". Por eso
cuando le pregunto sobre los riesgos del ejercicio del poder, del
que salen mal librados partidos y dirigentes, dice estar
convencido de que el poder no afecta a los partidos ni a las
personas. "Yo no era nada antes de ser gobernador del Guayas. A
mi el poder no me desgastó. Me hizo ser lo que soy", insiste,
explicando que el secreto está en el deseo de "trascender", que
para Nebot es casi una obsesión.

Está convencido que la misión política de servir no debe
interrumpirse al término de un período, porque el desafío no es
llegar, "el desafío es irse dejando algo que haya servido, para
que eso mejorado continúe, porque el país no puede refundarse
cada cuatro años".

Pero, ¿cuántas personas pensarán cómo él dentro del PSC? Encontré
al menos dos respuestas en jaime Nebot: "yo quiero creer que
todos"; "hay personas que no me entienden dentro del partido".

De todas formas él asegura que, si llega al poder, su proyecto
político no será sacrificado, " porque por él votó el pueblo" y
hay que ejecutarlo "aunque no le guste a tres o cuatro grupos,
llámese alto sindicalismo o alta empresa privado".

Partido abierto

Años atrás habría resultado inverosímil que un dirigente
socialcristiano hable de un gobierno "supra partidista". En el
nuevo "esquema" no solo que es posible sino que Nebot lo plantea
como una necesidad imperiosa, incluyendo a los de centro
izquierda, muchos de los cuales, anuncia, "han venido al
partido".

Presintiendo que su discurso es recibido con escepticismo, se
adelantaa decir: "pudiera ser que haya gente que no me crea. Hubo
gente que no me quiso oír, pero el que me quiera oír y me crea no
puede calificarme de un hombre de derecha troglodita como el
señor Dahik."

De otro lado, Nebot asegura conocer lo que piensa el pueblo
ecuatoriano porque recorre el país permanentemente. Sostiene que
eso sirve para canalizar un liderazgo que no se basa en utopías
ni en decisiones imposibles de cumplir, porque se corre el riesgo
de perder el liderazgo por ineficacia. Y alude al liderazgo
"conceptual, por consenso" que ejerce, dice, al interior del
PSC.

El tema de los dos años venideros vuelve a mencionarse para
remarcar que no le preocupan, no le "asustan", pues más difíciles
fueron los dos que están por concluir, por las "tentaciones de
colaboración en parte del partido" y "el afán de compra del
gobierno". Pero como él dice "que su meta no es la Presidencia,
sino transformar al país" no se inmuta al asegurar que "si
ganamos bien y si no se gana también".

¿Signos de división?

La hipótesis de que al interior del PSC existe división, que con
habilidad sus dirigentes no han dejado filtrar, se confirmaría en
la revelación de que "hay personas que quieren cerrar el partido,
convertirlo en Club Social", dicha por el propio Jaime Nebot.

Aunque la idea de pugna, en un partido que acaba de ganar las
elecciones asoma absurda, hay síntomas innegables.

¿Quiénes quieren "manejar el partido como un Club", o "hacer
campaña desde Salinas mientras yo estoy en el Oriente", como dice
Nebot?

Es probable que se refiera a quienes recolectaron firmas y
pintaron las paredes de Guayaquil, promoviendo la reelección de
León Febres Cordero, apenas se mencionó esa posibilidad en la
consulta popular planteada por el gobierno de Sixto Durán
Ballén.. Y aunque LFC aclaró que "así Nebot se muera (él, LFC) no
será candidato", la corriente que intenta su reelección, sigue
viva y no le agrada "los cambios" en Nebot.

Pero no solo este sector tiene cuestionamientos, también hay
reparos de las bases que se sienten marginadas porque se
candidatizó a las "élites" locales y a los recién llegados. La
nominación provocó, además, el desbande de "las viejas guardias",
pero Nebot afirma que "los estatutos le facultan".

¿Y el caso Moeller?

Cuando el jefe del bloque en el Congreso, Heinz Moeller, cumplió
años, los primeros en homenajearlo fueron los ministros de
Gobierno, Marcelo Santos y de Energía, Francisco Acosta. Moeller
se fotografió rodeado de los ministros y la diputada Teresa
Minuche.

"Parecía la fiesta de un funcionario de gobierno", se comentó y
los amigos del régimen sonrieron pues se puso en evidencia la
cercanía con el jefe de la bancada de "oposición".

En Guayaquil Nebot habría confiado a sus más cercanos su
incomodidad por esa actitud, a sabiendas que le perjudica...

"Lo cortés no quita lo valiente, un adversario político no tiene
que ser un enemigo personal", replicó Heins Moeller, cuando
Vistazo le indagó sobre la fiesta. Pero otros hechos abonan la
teoría de un distanciamiento entre los dirigentes, a pesar que en
la campaña estuvieron juntos.

"Nuestro candidato a la Presidencia será Nebot", dijo Moeller en
noviembre. La declaración fue tildada de "perversa", porque,
creían se podía "quemar".

También son criticadas ciertas acciones que ponen en riesgo la
imagen de opositores, cuidada con celo por Nebot, que más de una
vez ha debido "salvar los muebles", como cuando Moeller y Ricardo
Noboa alentaron reformas argüyendo "restaurar el equilibrio
geopolítico". O en el doble juego en las interpelaciones.

Se sabe que con frecuencia la directiva debe apagar "incendios"
tal es el provocado por los criterio opuestos de LFC y Moeller en
torno al plebiscito que "enmudecieron" a Nebot.

Pero la génesis de la división sería el control de la agrupación
y el estilo político de su lider. Sui géneris democracia.

1996

Aunque parezca un contrasentido, luego de que el 1 de mayo se
confirmó que el PSC es la principal fuerza electoral del país,
los siguientes dos años serán probablemente los más difíciles en
su afán de tomar nuevamente el poder en 1996 con Jaime Nebot.

Ya Febres Cordero se ha apresurado a decir que el triunfo de las
últimas elecciones "es un desafío gravísimo".

Y en medios políticos se estima que el PSC deberá sortear algunas
dificultades, éstas entre otras:

- El asunto de la reelección presidencial planteada en la
consulta popular, que es una cascarita de plátano puesta entre
los dos líderes socialcristianos;

- El manejo del Congreso: hasta la fecha les ha sido muy
provechoso un Parlamento descolorido, sin juicios políticos en
los que pudieran surgir figuras alternativas a Nebot;

- Controlar de las comisiones legislativas y manejar las partidas
de interés provincial, con lo que se sigue "haciendo obra" que
los beneficiarios agradecen en las urnas;

- Mantener la nueva imagen antiséptica de Jaime Nebot a la que,
según un analista político, "ahora ya no hay de dónde agarrar";

- Resolver el dilema que significa que el bucaramismo siga siendo
una importantísima fuerza electoral en el Guayas, a la que no
puede arranchar votos;

- "Entrar" en la provincia de Pichincha, cuya importante votación
sigue siendo reacia a los encantos socialcristianos;

- Mantener el "doble juego" -oposición y sutil apoyo- ante un
gobierno que está haciendo el "trabajo sucio" (privatizaciones,
reformas legales, acuerdos con acreedores de la deuda externa),
lo que fertiliza el terreno donde sueña cultivar el
socialcristianismo; y,

- Convertirse en la única salida política para los sectores
empresariales y financieros del Ecuador. (Revista Blanco y Negro 5)
EXPLORED
en Autor: Thalía Flores - [email protected] Ciudad N/D

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