El Ministerio colombiano de Energía y Minas dispuso la reducción de los precios de la gasolina y diésel en cuatro municipios fronterizos con el Ecuador
Cuatro municipios de Nariño (Colombia), ubicados frente a la provincia ecuatoriana de Carchi, se benefician con la baja del precio de gasolina y diésel, dispuesta por el Ministerio de Minas y Energía del país vecino.
El alcalde de Ipiales, Gustavo Estupiñán, sostuvo que la medida intenta frenar el alto contrabando de carburantes ecuatorianos hacia Colombia, que ingresan por el puente internacional de Rumichaca y 26 pasos irregulares entre los dos países.
Conjuntamente con los alcaldes de Aldana, Carlosama y Pupiales, Estupiñán avizoró que los nuevos valores cautivarán a los propietarios de vehículos de esas ciudades, quienes, hasta el domingo anterior, se abastecían masiva e informalmente en las calles de Tulcán e Ipiales.
Por su parte, el secretario de Gobierno de Ipiales, Darío Pantoja, señaló que un galón de gasolina en esa ciudad costaba, antes de la medida, $3,41, mientras que en Tulcán el precio era de $1,48, es decir $1,93 menos.
Con la aplicación de la rebaja en los cuatro municipios colombianos, ahora el precio de ese combustible allá es de $2,45, es decir, ¢95 menos que el precio anterior y $1,69 frente al valor real que se paga en el interior de Colombia.
Asimismo, el precio del diésel bajó ¢45. Un galón costaba $2,87 y, desde esta semana, $2,42. En el Ecuador el precio es de $1,13.
La medida adoptada por el Gobierno colombiano tiene el propósito de frenar en algo el tráfico de derivados (en nuestro país son subsidiados), a través de la provincia del Carchi, lo que según el gobernador, Efraín Benavides, perjudica al Ecuador en $1 millón mensuales.
Actualmente, el Ministerio de Energía y Minas de Colombia entrega a Ipiales 451 mil galones de gasolina por mes, cantidad insuficientes para abastecer a los 12 surtidores de esa ciudad. Por ello, el alcalde Estupiñán dijo que pedirá que el cupo se cuadruplique, caso contrario se produciría un desabastecimiento en los próximos días.
En Colombia, los carburantes generan una tasa para obras municipales, siendo las más afectadas las municipalidades fronterizas del sur occidente. Estas ciudades sufren los estragos del contrabando desde el año 2000 cuando el Ecuador adoptó la dolarización.
El diferencial cambiario y los continuos incrementos de los precios de los combustibles en ese país tornó atractivo el mercado de carburantes ecuatorianos, especialmente de Tulcán desde donde pasan diésel y gasolina de contrabando, a través de una red de distribuidores, transportistas, traficantes y comercializadores. (RC)
La venta ilegal continúa
En los sectores urbanos, los comerciantes informales de combustibles ecuatorianos en Ipiales y Tulcán continúan con esta actividad ilegal pese a la medida tomada por el Gobierno de Colombia. Allí, una caneca de cinco galones de combustible nacional puede alcanzar los $15.
Sandra Bernal, quien se dedica al comercio informal en la avenida perimetral que comunica El Charco, La Laguna, Puenes y San Vicente (Ipiales), dice que la medida no les tomó por sorpresa, y dijo que continuarán con el expendio pese a que una ordenanza municipal faculta a la Policía de Tránsito a sancionar a los conductores de vehículos que compren combustible en las vías.
Las autoridades municipales de Ipiales ofrecieron crear un fondo de solidaridad para que las personas que se dedican a la venta informal de carburantes cambien de actividad. Ana Milena Ramírez asegura que tiene dos niños a quienes debe mantener y los ¢25 que gana por galón son más que necesarios.
Ella y otras 250 personas esperan que las autoridades municipales cumplan con los ofrecimientos; solo así dejarían el trabajo al que se dedican desde hace más de seis años. Paradójicamente, los carros llegan a cargar el combustible hasta ese lugar -en la calle- pese a que cerca de allí funciona una gasolinera.
Algo similar sucede con más de 1 000 familias de Tulcán que viven de ese "negocio". Ellos aspiran a que los nuevos precios colombianos no pongan en riesgo sus ingresos.
Miembros de la Policía ecuatoriana fueron desalojados por una turba de contrabandistas el pasado viernes, en un operativo efectuado en San Francisco (Tulcán). Los vendedores informales de combustible amenazaron con medidas contra las autoridades y cerrar el puente de Rumichaca.
Autoridades de Colombia dispusieron que personal del escuadrón antimotines de Pasto permanezca en la zona para prevenir posibles disturbios. (RC)
Cuatro municipios de Nariño (Colombia), ubicados frente a la provincia ecuatoriana de Carchi, se benefician con la baja del precio de gasolina y diésel, dispuesta por el Ministerio de Minas y Energía del país vecino.
El alcalde de Ipiales, Gustavo Estupiñán, sostuvo que la medida intenta frenar el alto contrabando de carburantes ecuatorianos hacia Colombia, que ingresan por el puente internacional de Rumichaca y 26 pasos irregulares entre los dos países.
Conjuntamente con los alcaldes de Aldana, Carlosama y Pupiales, Estupiñán avizoró que los nuevos valores cautivarán a los propietarios de vehículos de esas ciudades, quienes, hasta el domingo anterior, se abastecían masiva e informalmente en las calles de Tulcán e Ipiales.
Por su parte, el secretario de Gobierno de Ipiales, Darío Pantoja, señaló que un galón de gasolina en esa ciudad costaba, antes de la medida, $3,41, mientras que en Tulcán el precio era de $1,48, es decir $1,93 menos.
Con la aplicación de la rebaja en los cuatro municipios colombianos, ahora el precio de ese combustible allá es de $2,45, es decir, ¢95 menos que el precio anterior y $1,69 frente al valor real que se paga en el interior de Colombia.
Asimismo, el precio del diésel bajó ¢45. Un galón costaba $2,87 y, desde esta semana, $2,42. En el Ecuador el precio es de $1,13.
La medida adoptada por el Gobierno colombiano tiene el propósito de frenar en algo el tráfico de derivados (en nuestro país son subsidiados), a través de la provincia del Carchi, lo que según el gobernador, Efraín Benavides, perjudica al Ecuador en $1 millón mensuales.
Actualmente, el Ministerio de Energía y Minas de Colombia entrega a Ipiales 451 mil galones de gasolina por mes, cantidad insuficientes para abastecer a los 12 surtidores de esa ciudad. Por ello, el alcalde Estupiñán dijo que pedirá que el cupo se cuadruplique, caso contrario se produciría un desabastecimiento en los próximos días.
En Colombia, los carburantes generan una tasa para obras municipales, siendo las más afectadas las municipalidades fronterizas del sur occidente. Estas ciudades sufren los estragos del contrabando desde el año 2000 cuando el Ecuador adoptó la dolarización.
El diferencial cambiario y los continuos incrementos de los precios de los combustibles en ese país tornó atractivo el mercado de carburantes ecuatorianos, especialmente de Tulcán desde donde pasan diésel y gasolina de contrabando, a través de una red de distribuidores, transportistas, traficantes y comercializadores. (RC)
La venta ilegal continúa
En los sectores urbanos, los comerciantes informales de combustibles ecuatorianos en Ipiales y Tulcán continúan con esta actividad ilegal pese a la medida tomada por el Gobierno de Colombia. Allí, una caneca de cinco galones de combustible nacional puede alcanzar los $15.
Sandra Bernal, quien se dedica al comercio informal en la avenida perimetral que comunica El Charco, La Laguna, Puenes y San Vicente (Ipiales), dice que la medida no les tomó por sorpresa, y dijo que continuarán con el expendio pese a que una ordenanza municipal faculta a la Policía de Tránsito a sancionar a los conductores de vehículos que compren combustible en las vías.
Las autoridades municipales de Ipiales ofrecieron crear un fondo de solidaridad para que las personas que se dedican a la venta informal de carburantes cambien de actividad. Ana Milena Ramírez asegura que tiene dos niños a quienes debe mantener y los ¢25 que gana por galón son más que necesarios.
Ella y otras 250 personas esperan que las autoridades municipales cumplan con los ofrecimientos; solo así dejarían el trabajo al que se dedican desde hace más de seis años. Paradójicamente, los carros llegan a cargar el combustible hasta ese lugar -en la calle- pese a que cerca de allí funciona una gasolinera.
Algo similar sucede con más de 1 000 familias de Tulcán que viven de ese "negocio". Ellos aspiran a que los nuevos precios colombianos no pongan en riesgo sus ingresos.
Miembros de la Policía ecuatoriana fueron desalojados por una turba de contrabandistas el pasado viernes, en un operativo efectuado en San Francisco (Tulcán). Los vendedores informales de combustible amenazaron con medidas contra las autoridades y cerrar el puente de Rumichaca.
Autoridades de Colombia dispusieron que personal del escuadrón antimotines de Pasto permanezca en la zona para prevenir posibles disturbios. (RC)
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