Con traje oscuro, apurado, rodeado por mucha gente y con muy poco tiempo para conversar, Fernando Niembro se apresta a comentar un partido más de fútbol en su carrera de locutor. Lugar: estadio Olímpico Atahualpa. Hablar sobre balompié es habitual en su vida. Conduce el programa Ultima Palabra de la cadena Fox Sports. Estuvo en Quito para transmitir el partido entre El Nacional de Ecuador e Independiente de Avellaneda, de Argentina. Es conocido como el periodista deportivo con mayor presencia en el fútbol de América Latina. Sin embargo, pocos saben que otra de sus grandes pasiones tiene que ver con la escritura. Y, aunque no se considera un literato, ha publicado dos libros. Uno de ellos sobre Maradona, que fue traducido a siete idiomas.
Usted es un reconocido comentarista de fútbol. ¿Este deporte le empujó a escribir?
Trabajé en el diario La Nación como cronista deportivo durante siete años. A mí me interesan muchas cosas más que el deporte que trato de contar y publicar.
Pero su primer libro Inocente (Grijalbo, Mondadori, 1995), escrito con Julio Llinás, tiene que ver con Maradona y lo que le sucedió en el Mundial de 1994...
Un acontecimiento deportivo me indujo a escribir, algo que tenía muchas ganas de hacer. Me resultó más fácil porque vi alrededor algunos eventos deportivos. Hice volar la imaginación sobre lo que le pasó a Maradona en el Mundial de EEUU.
¿Qué repercusión tuvo ese libro?
Fue un éxito. No porque haya sido una gran obra literaria, sino por la historia que estaba alrededor del futbolista.
Hace dos años, usted publicó su segundo libro Testigo...
Sí, pero se trata más bien de una autobiografía para consumo local que no tuvo gran repercusión. En él hay aspectos que tienen que ver con la política, con mi padre cuando era dirigente sindical y con otras situaciones de mi vida.
Usted afirma no ser un escritor. ¿No le parece contradictorio luego de tener dos novelas publicadas?
Creo que soy un hombre que se ha metido en la literatura para contar esas vivencias, pero me avergüenza creer que pueda compararme con un escritor. Tengo una tarea abundante en la televisión que no me permite escribir. A mí me da vergüenza. Que la gente me califique. Yo trabajé en el diario La Nación donde había grandes escritores que eran periodistas deportivos. Cuando me comparo con nombres como Carlos Juvenal dijo que soy apenas un parlanchín. Pero soy alguien que cuenta con mucha firmeza las cosas que cree, con mucha devoción los hechos en los que se inspira.
Hay varios periodistas escritores como Tomás Eloy Martínez o García Márquez. ¿Conoce a algunos literatos contemporáneos?
No tengo una gran relación con ese mundo, aunque me he acercado a Fontanarrosa, Soriano. Con Sábato he tenido incluso charlas, a pesar de que no soy del ambiente literario, sino del mundo del periodismo en general.
¿Seguirá escribiendo?
Seguro que me gustaría, pero no tengo tiempo. Tan poco tiempo como el que tenemos ahora, porque debo ir a la cabina para transmitir el partido.
Si tuviera que elegir entre seguir como comentarista y escribir sobre temas que le interesan, ¿qué haría?
Me gustaría hacer todo. Hoy mi inclinación son los contratos que tengo firmados por tres años con la cadena Fox Sports y el periodismo. Me reporta mucho más económicamente.
Si no hubiera este contrato y tuviera dinero suficiente, ¿escribiría?
Sí. Me encanta escribir.





PALABRAS LIBRES

La imagen no debe desplazar a la palabra


Por Adriana Balladares


El siglo XX dejó como herencia al nuevo milenio una saturación de nuevas tecnologías, que muchas veces facilitan nuestras vidas, pero que por contrapartida pueden conducirnos a una suerte de sedentarismo intelectual.
Se investiga desde el hogar moviendo el cursor hasta ubicar el sitio en la Internet donde situar una fuente, pero existen múltiples fuentes: no solo las cientos de miles de páginas web, también el cine, la televisión, los sistemas digitalizados (VHS, DVD, CDVD, etc.) que facilitan una aterradora -por lo descomunal- cantidad de accesos informativos.
El desarrollo de la computación sugiere que resulta innecesario ir a una biblioteca o pasarse los días borroneando textos que deben reescribirse cada vez que se los quiere mejorar. ¿Cuál es el problema? Nos estamos olvidando de leer.
El fenómeno se visualiza dramáticamente a nivel secundario y universitario: las investigaciones resultan tan cómodas. Como todo está en la Internet, bajamos textos preocupándonos de leer solo los títulos de lo que supuestamente se trata, y tenemos las agallas de presentarlos así, sin preocuparnos a veces, siquiera de limpiar otras referencias de temas que pueden ser consultadas en otras direcciones.
Si la necesidad hace al órgano, parecería que la búsqueda de una buena nota justificaría dicha acción, pero el problema es otro. Con esta práctica nos convertimos en apéndices tecnológicos, sin asimilar ni criticar las informaciones que recibimos.
¿Para qué leer? Para tener una visión más real y profunda; para vivir experiencias ignotas sin necesidad de movernos de nuestra realidad; para no perdernos en una panorámica de conjunto, cuando en el detalle encontramos riquezas inconmensurables; para comprender que la palabra es una forma de vida que va más allá de imágenes superficiales que, al ahondar en algo, podemos encontrarnos con sorpresas agradables, nuestro futuro entre ellas; incluso, y aunque ello parezca poca cosa, para mejorar los aspectos formales de la expresión que resulta desastrosa aun en ciertos círculos profesionales.




Martillo y la fragmentación de sí mismo

Ediciones de la Línea Imaginaria llega al número 18 en su colección de poesía. Dos autores guayaquileños abren el año de publicaciones de esta colección de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, dirigida por el poeta Edwin Madrid. Ultimos versos de un poeta decadente, de Jorge Martillo Monserrate, y Contra sí mismo y poemas prosaicos, de Fernando Itúrburu, son los impecables libros que confirman dos autores de sólida presencia en el panorama de la mejor poesía ecuatoriana.
Jorge Martillo Monserrate, conocido cronista cultural y de viajes, nos entrega un libro vibrante, pues va más allá de las imágenes que dibujan a Ecuador. El poeta vive, sueña, sufre, se arrastra y llega hasta las más hondas sensaciones y personajes de cada una de las ciudades ecuatorianas. Su voz alcanza un tono de locura y esplendor, casi como si topara los bordes de infiernos y paraísos bien conocidos. Ciudades malditas, lejanas, fantasmales, ríos extraños e íntimos que se desbordan hacia adentro. Martillo se cuestiona por qué escribir poesía, si esta le hace daño. Para qué poesía en tiempos de miseria...
Este importante poeta ecuatoriano participará en el Encuentro Poesía Mano a Mano junto al cuencano Cristóbal Zapata, el lunes 29 de marzo, a las 19:00, en el Teatro Prometeo de la Casa de la Cultura. Vale la pena escucharlo y conocer su estética y su apuesta por la palabra. (PAS)




Los mas vendidos


Quito en Libri Mundi


l 1. El código Da Vinchi, Dan Brown
l 2. Desgracia, John Coetzeé
l 3. Los farsantes , Alberto Donadio
l 4.Vivir para contarla, Gabriel García Márquez.
l 5. Los intelectuales y la globalización, J. Petras
l 6. Los ahijados del presidente, P. Córdova
l 7. De seis a seis, José Hernández
l 8. H.Potter y el orden del fénix, JK Rowlling
l 9.Guayaquil al vaivén de la ría, varios autores
l 10. Los colibríes, Fernando Ortiz Crespo



Guayaquil en Librería Científica


l 1. No me importa el juicio..., Carlos Calderón
l 2. Defensa apasionada del español, A. Grijelmo
l 3. Reflexiones sobre la guerra, Henry Levi
l 4.Renacimiento de valores, Milagros Mata
l 5. Reglas para alcanzar el éxito, Silvio Heller
l 6. Manual de afirmaciones, Jaime Delgado
l 7. El secreto de Hitler, Lothar Machtan
l 8. El Evangelio según Jesucristo, J. Saramago
l 9. Recovecos de la historia, Rodrigo Borja
l 10. Cómo negociar en Ecuador, Salas Guzmán


Cuenca en Sodidilibro

l 1. Ama y no sufras, Walter Riso
l 2. Emociones, libre del miedo, Osho
l 3. Equilibrio entre la muerte y la mente, Osho
l 4.Doce cuentos peregrinos,Gabriel García Márquez
l 5. Palabras esenciales, Paulo Coelho
l 6. The King of Torts, John Grisham
l 7. El Paraíso en la otra esquina, M. Vargas Llosa
l 8. La silla del Aguila, Carlos Fuentes
l 9. Vivir para contarla, Gabriel García Márquez
l 10. Mi país inventado, Isabel Allende
EXPLORED
en Ciudad Quito

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