Quito. 8 dic 96. La caída del Boeing 707 de la Million Air
sobre el barrio La Dolorosa, no fue solo un accidente aéreo,
los hechos ocurridos el 22 de octubre pasado deben ser
considerados un desastre.

Además de los 23 vecinos que murieron calcinados, el percance
del avión obligó a más de un centenar de persons a buscar
refugio, dejó decenas de quemados, miles de personas
traumatizadas, destruyó la infraestructura física de la ciudad
y exigió una gran movilizacón de recursos materiales y
humanos.

Después un confuso proceso de "negociación" con la línea
aérea, se estima que los damnificados recibirán como
indemnización apenas el diez por ciento del monto que
recibirían si los casos llegaran a los tribunales
norteamericanos. De esas negociaciones participó, incluso, el
Procurador del Estado, Leonidas Plaza Verduga. En la
actualidad, los acuerdos extrajudiciales que se firman
benefician a la compañía aérea y a la aseguradora.

Muchos sobrevivientes del desastre están atrapados en el
regateo de lo que perdieron y desconocen sus derechos.

UN PAJARO DE FUEGO

Noventa mil litros de combustible se incendiaron la noche del
pasado 22 de octubre sobre el barrio manteño de Tarqui,
cambiándole, para siempre, la cara a este populoso sector y la
historia a toda una ciudad.

A las 10h45 de la noche -cinco minutos después de que el
Boeing 707 de la compañía carguera norteamericana Million Air
decolara del aeropuerto de Manta- pedazos de fuselaje en
llamas cayeron sobre el céntrico barrio porteño, como en un
bombardeo de guerra.

El impacto sorprendió a los vecinos de "La Dolorosa" entre los
rezagos de la merienda y la novela de la noche. Una turbina
del avión se encendió en el aire. Tras golpear tres viviendas,
el enorme pájaro tambaleante se estrelló contra la iglesia de
"La Dolorosa". En cuestión de segundos, la zona se convirtió
en un infierno de muerte y desesperación.

En medio de una cadena de gritos y explosiones de tanques de
gas, la carga del Boeing se mezcló, en piras humeantes, con
muebles, mantas, planchas de zinc, vehículos y los cuerpos
ardientes de las veinte y tres personas que no lograron huir.

Pesadillas

El efecto del choque del avión de Million Air produjo, en
menos de cinco minutos, y en solo cuatro cuadras, más daños
que los ocasionados por el enfrentamiento bélico entre el
Euador y Perú, en la zona del Alto Cenepa.

La noche del siniestro, las llamas alcanzaron los techos y el
humo le produjo asfixia a la gente que se encontraba hasta
cuatro cuadras a la redonda. El fuego consumió a la profesora
del barrio y a su esposo, a los cinco miembros de la familia
Ganchoso, a los niños Arauz, a su madre y a su abuela; al
dueño de la farmacia, a los primos Andrade, al padre León...

Los testigos no olvidan la tragedia. La imagen de una iglesia
negra y decapitada y el silencio de un barrio con veinte y
tres muertos se encargan de recordársela, todos los días.

Anita Salabarría, de once años, empieza el relato del desastre
como si se tratara de un cuento, pero solo alcanza a articular
una frase, antes de que le gane el llanto. Ella vive junto a
cincuenta personas más de su grupo familiar en las casas
ubicadas frente a lo que fue la escuela. Un mes después de lo
ocurrido, su familia no ha vuelto a la vida normal. Los niños
no van a clases y los adultos permanecen durante horas
sentados en los portales de las casas, hablando o mirando al
vacío.

Desde la noche de la tragedia, Jorge Chávez, tío de Anita, no
puede dormir. Solo el efecto de unas tabletas somníferas le
permite cerrar los ojos por las noches, pero Chávez, de 36
años, se acuesta, solo si sus dos hijos lo rodean en la cama.
El hombre tiembla como un niño las noches en que al barrio le
corresponden los racionamientos de luz y es incapaz de mirar
hacia la edificación de frente, pues le teme a la imagen de
los muertos. Su hijo tiene una extraña erupción en la cabeza.
Su madre, Julia Salabarría, sufre ataques de nervios, cada vez
que escucha el timbre del teléfono.

DOLARES POR SUS SUEÑOS

Veinte y cinco mil dólares vale para la Million Air, la
compañía aseguradora de la línea aérea que ocasionó la
tragedia y el Comité de Damnificados del Barrio La Dolorosa,
el insomnio de Eduardo Góngora.

La suma incluye la indemnización por los daños en el segundo
piso de su vivienda, las cicatrices que dejó en su cabeza el
pedazo del ala que se desprendió del avión en llamas y las
quemaduras que sufrió en los pies, al tratar de huir del fuego
que rodeó su casa la noche del siniestro.

El monto debería compensar la angustia de su esposa que todas
las noches le pregunta porqué dudó de entrar, nuevamente, a la
vivienda en llamas a rescatar a uno de los hijos.

Los 25 mil dólares deberían indemnizar, además, sus propias
pesadillas, en las que ve la imagen del farmacéutico prendido
en llamas y la incomodidad que les produce a los seis miembros
de su familia tener que acomodarse, desde el día del desastre,
en la primera planta de la casa.

Gógora, ingeniero de Inecel, no está conforme. El fue uno de
lo 125 damnificados que, tras el siniestro, decidió juntarse
al comité presidido por Ricardo Reina. La oferta inicial fue
de 50 mil dólares, pero inexplicablemente, los abogados de la
aseguradora la redujeron a la mitad. Hasta el momento, él no
ha aceptado; no recibido ningún cheque, ni ha firmado ningún
acta. Lo único que ha hecho -siguiendo el ejemplo de una
familia de seis mujeres a las que la aseguradora les ofrece, a
través del comité, mil dólares como indemnización por daños
materiales- es contactar con uno de los tantos abogados que al
día siguiente del siniestro le dejó su tarjeta. El es, en
realidad, una excepción.

La compañía aérea ha logrado 20 actas de finiquito por
indemnización de daños materiales y sicológicos y esperaba
firmar, la semana pasada, al menos 20 más. Los montos de las
indeminizaciones fluctúan entre 15 mil y 35 mil dólares. Los
afectados negocian todos los días con los abogados de la firma
Romero -Arteta- Ponce, representantes de la compañía aérea, en
las Cabañas La Balandra, en Manta.

Al salir, agradecen.

LA HERENCIA QUE DEJO VANESSA

Los hechos que se sucedieron a la caída del Boeing 707 de la
Million Air no pueden ser considerados como resultado de un
accidente. Deben ser calificados de desastre.

Además de los 23 vecinos que murieron calcinados, el Vanessa
obligó a centenares de personas a buscar refugio, provocó
decenas de heridos graves, dejó a miles de personas
traumatizadas, destruyó la infraestructura física de la ciudad
y exigió una gran movilización de recursos materiales y
humanos en todo el país.

Pese a que la Dirección de Aviación Civil (DAC) no ha
presentado un informe de las causas de la tragedia, existen
serias dudas sobre las condiciones en que operaba la nave.

Los abogados de varios consorcios norteamericanos que han
presentado algunas demandas en Estados Unidos acusan a la
Million Air de negligencia.

El Vanessa tenía 48 años de uso. En condiciones de óptimo
mantenimiento, las leyes internacionales de aeronaútica dan
una vida útil a los aviones de 50 años. El incendio del avión
se inició en una de las turbinas. Fuentes del aeropuerto de
Manta ratificaron para BLANCO y NEGRO que la nave tuvo dos
percances anteriores al accidente y que, precisamente en uno
de ellos, la nave suspendió el decolaje porque una de las
turbinas se incendió. Pese a ello, la Million Air mantuvo los
cinco vuelos semanales a Miami.

En el momento de despegar, expertos en aviación dijeron que,
antes de despegar, el avión sonaba de una forma tan extraña
que debía obligar a la tripulación a detener el vuelo.

Los abogados que llevan adelante algunas demandas en Estados
Unidos aseguran que la Million Air operó la nave pese a que
éste no estaba en condiciones de servicio. Y, dejan entrever
que la carga excedía su capacidad de carga.

"La Million Air operó el vuelo 406, en la tierra y en el aire,
en una manera peligrosa y negligente. Además, violó los
procedimientos de seguridad con pleno conocimiento de que ésto
podía causar heridas", dicen los demandantes.

Luego del accidente de Manta, las autoridades de aviación de
Estados Unidos suspendieron el permiso de vuelo a esta empresa
que ya había acumulado tres amonestaciones.

COMPETENCIA

Cuando ocurrió la tragedia, el avión hacia una escala técnica
en Manta en la ruta ruta Guayaquil- Miami. La Million Air es
una empresa registrada en Miami y, por lo mismo, cualquier
demanda en su contra debe ser juzgada con las leyes del Estado
de la Florida.
Un demandante ecuatoriano tendría en estas cortes los mismos
derechos que un ciudadano norteamericano.

Sin embargo, desde el inicio, la intervención de los dos
abogados de la Million Air, Sean Gates y María Olaguibel
estuvo orientada a impedir que los casos lleguen a los
tribunales.

Gates y Olaguibel son expertos ajustadores de seguros
contratados por la Million Air para llegar a acuerdos con las
víctimas del accidente e impedir que los casos lleguen a los
tribunales norteamericanos.

El Procurador del Estado actuó en el mismo sentido: firmó un
memorando de entendimiento en el que garantizaba que los casos
no llegarían a las cortes norteamericanas.

En el caso están en juego millones de dólares y el futuro de
la empresa aérea. La Million Air está respaldada por un seguro
de 200 millones de dólares y existe una poliza de piloto que
protege a terceros. Si el monto de las indemnizaciones
superara los límites de la poliza, la empresa debería
responder con sus bienes. De comprobarse la negligencia, la
Million Air podría perder de por vida su licencia en Estados
Unidos.

Pese al impacto que tuvo esta tragedia y a todos los
agravantes, el caso de Manta quedó atrapado en una serie de
burdas negociaciones y regateos que benefician a la
aseguradora y a la compañía aérea.

El abogado de uno de los bufetes norteamericanos, que
representa en este momento a varias víctimas, dice en tono
irónico que "felicita al señor Gates y a sus abogados de Quito
por haber creado confusión y división en Manta. Llegaron al
propio gobierno y dividieron y engañaron al Comité y a las
familias engañadas.

El señor Ayala acusa también a los "oportunistas que, sin
darse cuenta, se convirtieron en los agentes de la
aseguradora".

La única que parece tener claro lo que ocurrió en Manta es
Angela Molina, una mujer que arrendaba una casa en el barrio
La Dolorosa y que debió refugiarse con sus 13 parientes en el
complejo del Banco Central. "Dicen que yo no soy damnificada,
porque solo perdí mis muebles. Claro, yo no soy damnificada.
Soy sobreviviente".

HERIDOS GRAVES

"Lo que está ocurriendoen Manta es una forma de racismo", dice
Nelson Ayala, investigador del bufete del abogado William
Hugget, de Estados Unidos.

El convenio firmado por el comité y la aseguradora da a la
víctimas de lesiones graves un anticipo de 20 mil dólares, "a
cuenta de valores que no han sido precisados y que están por
convenir en la etapa final".

Según Ayala, la justicia norteamericana le paga 20 mil dólares
a una persona que tiene quemaduras de primer o segundo grados.
Las personas han sufrido en Manta el infierno y no unas
raspaduras. Es un insulto al Ecuador ofrecer eso".

En este momento, el estudio de William Hugget lleva adelante
la demanda por las lesiones física que sufrió.

Jenny Moreira, de 16 años. La joven sufrió quemaduras en el 80
por ciento del cuerpo, incluido el rostro. Y, hasta el
momento, ha sido sometido a 20 operaciones.

Según Ayala, el caso de Jenny podría ser valorado en Miami en
diez veces más de lo que le podría ofrecer la aseguradora en
una negociación directa.

Más aún, el rostro vale hasta 40 veces de lo que ofrecería la
aseguradora.

"El valor de un caso depende del dolor y sufrimiento de la
víctima, su profesión, su edad, su sexo, su vida útil".

Según Ayala, los jueces considerarán que, además del dolor
físico que sufre, el accidente de Manta le destruyó las
posibilidades de una vida normal .

Los negociadores creen que la vida de un ecuatoriano vale
mucho menos. Jamás un gringo aceptaría una indemnización
semejante. (MC)
uadora en una negociación directa.

Más aún, el rostro vale hasta 40 veces de lo que ofrecería la
aseguradora.

"El valor de un caso depende del dolor y sufrimiento de la
víctima, su profesión, su edad, su sexo, su vida útil".

AHORRO MULTIMILLONARIO

El resultado de la confusión y de las negociaciones
extrajudiciales le han permitido a la compañía aérea y a la
aseguradora hacer ahorros millonarios. A través del Convenio
de Intención que firmaron con el Comité de damnificados, las
empresas pagarán montos muy inferiores a los que estarían
obligadas si los casos llegarían a los tribunales y que no
alcanzan ni siquiera al 20 por ciento de la poliza que
respalda al Vanessa.

A las denuncias del diputado Juan José Illingworth sobre la
participación "interesada" del Procurador le siguieron una
serie de hechos que desorientaron aún más el curso de las
negociaciones.

Por órdenes desconocidas, los agentes del Grupo de Operaciones
Especiales (GOE) detuvo a los abogados de la aseguradora
durante algunas horas en el Hostal La Balandra. La detención
ocurrió cuando el convenio entre la Million Air y el abogado
del Estado estaba a punto de abortar.

Para colmo, el Procurador acusó al alcalde y al arzobispo de
haber recibido altas sumas de dinero en perjuicio de los
damnificados.
De la lectura de los convenios se desprende que el acuerdo
suscrito por Plaza Verduga era por un monto inferior al que
había acordado el Comité. Sumaba, apenas, siete millones de
dólares. El del Comité no superaría los 12 millones de
dólares.

Del multimillonario ahorro que hace la compañía y la
aseguradora surgen las dudas del diputado Illingworth sobre la
integridad de la participación del Procurador. Y, despierta la
preocupación de los abogados de algunos bufetes
norteamericanos que dicen que las directivas del Comité, sin
darse cuenta, se han convertido en "agentes de la
aseguradora".

Por otro lado, ambos acuerdos tienen una cláusula sumamente
favorable para la Million Air. Las víctimas pierden el derecho
de llevar sus demandas a los tribunales norteamericanos. El
Procurador acordó que la Million Air se sometá a la
jurisdicción ecuatoriana. Por su parte, en el convenio del
Comité, las víctimas deben firmar un acta de finiquito que les
compromete a no iniciar ninguna acción futura. Se excluyen los
casos de muerte, en los cuales, la víctima recibe un anticipo
de 15 mil dólares.

A través del Pacto de Varsovia, la legislación internacional
establece que, en cualquier accidente de aviación, las
compañías aéreas o sus aseguradoras deben entregar 150 mil
dólares de forma inmediata por cada víctima fatal, sin que sus
sobrevivientes renuncien a una reclamación legal futura.

El entendimiento del Procurador fracasó. Para colmo, cuando
quiso explicar en una cadena nacional las razones y los
contenidos de su acuerdo, la Asociación de Canales de
Televisión suspendió la emisión porque "ese es un derecho que
solo tienen los ministros de Estado".

LA RECONSTRUCCION

El presidente del Comité de Daminificados de La Dolorosa y los
abogados ecuatorianos del bufete jurídico Romero - Arteta -
Ponce insisten en que la aseguradora ha pagado compensaciones
por daños materiales de hasta un millón de dólares.

Según el convenio, la aseguradora está obligada a pagar el 275
por ciento de los daños y perjuicios materiales. "Si una
construcción está valorada en 300 mil dólares, eso suma 825
mil dólares.

Si a eso se suma el 50 por ciento del "lucro cesante", es
decir de aquello que deja de recibir como renta por los bienes
perdidos.
Además, cada familia recibe 10 mil dólares por cada persona
con un lesión mínima, el total puede llegar a un millón de
dólares.

Sin embargo, según los damnificados entrevistados por BLANCO y
NEGRO, la mayoría de indemnizaciones fluctúan entre cinco y 20
mil dólares.

Esto es explicable, de las 77 construcciones afectadas, 68
eran casas de uno y dos pisos, muchas de ellas construcciones
mixtas.
De los ocho edificios de entre tres y cuatro pisos que se
vieron afectados, solo el de la familia Hidalgo requiere una
reconstrucción total. Los otros no están afectados en sus
estructuras.

La aseguradora pagará cinco mil dólares en todos los casos de
daños mínimos. De las 68 casas de uno y dos pisos, 32 están en
este rango.
Tampoco se cumplen estos convenios. Según una familia que
perdió un pedazo del techo de la casa, la aseguradora solo les
ofreció mil dólares y, en los otros casos, enfrentan duros
regateos.

Adicionalmente, la aseguradora entregó dos millones de dólares
para la reparación de la Iglesia y dos millones y medio al
Municipio de la ciudad, en calidad de anticipo. El Municipio
está pensando llevar el caso a los tribunales y ha hecho una
contraoferta de siete millones.

Según expertos en estos casos, los damnificados están
recibiendo un pago bajo los parámetros de construcción en el
Ecuador. Si las demandas se plantearían en Estados Unidos, los
parámetros serían distintos. Las negociaciones directas
convienen solo a quienes deben hacer reparaciones sencillas.

LA FACTURA DE LAS CENIZAS

En el hotel La Balandra de Manta, se hospedan los nuevos
representantes de la compañía aseguradora y de la Million Air.
En este sitio se realizan los contactos con los damnificados y
se firman los acuerdos y actas de finiquieto.

Rodrigo Jijón asegura que su papel es llevar adelante el
convenio al que llegó el Comité de Damnificados de La Dolorosa
con la aseguradora y la compañía aérea.

"Hay un avalúo de los daños materiales sufridos por cada
persona. A ese se le aplica unos porcentajes de ajuste por
lucro cesante (la renta de los bienes perdidos) y por los
daños morales, psicológicos. Ese factor va del 1,25 al 2,75",
dice.

Según Jijón, si una persona tuvo un daño de diez mil dólares,
este monto se multiplica por 2,75. Es decir, recibirá 27 mil
500 dólares. Jijón añade que, adicionalmente, un grupo de
médicos trabajan para determinar el nivel de la afectación
psicológica de las víctimas.

En cuanto al anticipo que se paga por las heridas graves y los
fallecimientos, Jijón asegura que este es una forma de mostrar
buena voluntad.

Los representantes de la aseguradora informaron que hasta el
martes pasado se habían firmado alrededor de 20 transacciones
por daños materiales.

Jijón señala que es imposible establecer el monto promedio que
la aseguradora está pagando a los damnificados. 'Hay gente
que ha perdido edificios de tres pisos. Hay inmuebles
avaluados en 200 mil dólares. Pero hay otros avaluados en
más", dice.

Porque hay gente que recibe un millón de dólares, 300 mil
dólares pero no puede decirlo por seguridad de los
damnificados.

Insiste en que los damnificados solo firman actas de finiquito
(en las que renuncian a acciones en los tribunales) en los
casos de daños materiales y de lesiones físicas y psicológicas
leves. "En los otros casos, la aseguradora hará una oferta
posterior y, si no hay acuerdo, la gente puede demandar en los
juzgados".

'Esperamos hacerles una propuesta a los damnificados sobre
cuánto la compañía esta dispuesta a pagar. Si están de acuerdo
aceptan, sino pueden acudir a los tribunales,".

También resulta dificil saber cuán por debajo de los 200
millones de dólares que cubren los seguros se llegará a pagar.

LOS CASOS DE LA PRADERA

Jijón afirma que la negociación con los damnificados de La
Pradera las negociaciones están detenidas.

"Ahí están haciendo supropia evaluación médica.

Hemos dicho que no podríamos ofrecer más porque no sería justo
con los demás agrega," agrega.

Jijón asegura que no se está disminuyendo ni negociando el
monto de las indemnizaciones. El caso del trabajor de INECEL
que denunció que, inicialmente, la aseguradora le ofreció 35
mil dólares, y más tarde solo le quisieron pagar 25 mil, "no
debería suceder".

"Seguramente, aún no se hace la evaluación psicológica", dice.

Jijón aclara que el acuerdo logrado por Leonidas Plaza ni el
que realizó el Comité violentan los derechos individuales de
los afectados. "Solo en el caso de daños materiales y físicos
leves, se firma un acta de finiquito con la presencia de un
abogado", dice Jijón.

LA TRAGEDIA FUE RENTABLE

"El Municipio de Manta salió de pobre con la tragedia aérea:
los recursos que ha recibido de la compañía Million Air
significan 7 mil millones de sucres, una importante ayuda
económica para enfrentar la crisis económica que mantiene
postergado el desarrollo", dijo el alcalde esa ciudad
portuaria, Jorge Zambrano.

Zambrano explicó que el Concejo Cantonal decidió enjuiciar a
la Million Air por los daños causados en los bienes públicos,
como vías, veredas, alumbrado teléfonos, por un monto de dos
millones de dólares. La Million pagó ya esa suma."El accidente
ocurrió en la mitad de las fiestas de Manta,que son las del
comercio, por lo mismo se suspendieron actividades que
significaban ingresos al Municipio, se ve afectado el turismo
porque la gente decide no viajar si sabe que hay una
tragedia," recuerda Zambrano. El alcalde agrega que la
exportación de pescado se ha visto afectada por la suspención
de los vuelos de la Million: solo AECA vuela desde Manta al
exterior. "La productividad de Manta disminuyó," afirma.

Zambrano agrega que "la compañía planteó la posibilidad de
entregarnos 4,5 millones y nosotros hemos pedido 7,5
millones." Tres concejales manteños fueron a Miami para
recabar información de abogados independientes para que ellos
informen hasta cuanto se puede recuperar de la compañía
aseguradora y sobre esa base hacer una propuesta seria.

Sin embargo, el procurador Leonidas Plaza habría afirmado
que la actitud del Concejo era "ratonil" puesto que "quitaba
espacio a los damnificados". "Llamamos a los damnificados a
una reunión al salón de la ciudad para defender los intereses
en grupo pero al tercero y cuarto día del accidente empezaron
a venir intermediarios de abogados en donde había distintos
criterios y fue difícil conducir a todos a un solo criterio.
En base a rumores se provocaron múltiples criterios y sobre
esa base vino la acción del Procurador que firmó un acuerdo
sin ningún tipo de autorización de nadie. El llegó aquí, habló
con los damnificados, se quedó dos horas y se ofreció a
ayudar. La actuación del Procurador fue mala, ofendió a la
administración y que espera el respaldo del Estado y si acaso
él considera que lo que reclamamos es poco, debe aconsejar. El
ha manejado seguros, el debía orientar."

No obstante, el alcalde asegura que "el barrio La Dolorosa se
va a ver beneficiado de la obra pública. También hay que
tomarlo desde un punto de vista global. No solo el barrio sino
toda la ciudad," afirma el alcalde. (DIARIO HOY) (REVISTA
BLANCO Y NEGRO)
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