Quito. 16 may 2000. Los ingresos superarían los 9 millones, en 2
meses, si el precio se establece en dos dólares por unidad. El
endeudamiento presiona a los pescadores.
Las relaciones entre los pescadores y las autoridades están
marcadas por el antagonismo. A pesar de que los pescadores
participan en la Junta de Manejo todos sus logros los han
conseguido mediante la fuerza. La última es solo una de tantas,
pero esta vez ya llegaron a extremos: mantener rehenes a 300
tortugas y secuestrar a los ejemplares bebés "es insoportable",
según los ambientalistas.
Esto fue rechazado por las organizaciones ambientalistas como
Fundación Natura, el Cedenma y el Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF por sus siglas en inglés).
Pese a los reclamos conjuntos en el sector pesquero existen
profundas divisiones que se evidenciaron, con disputas, el jueves
y viernes pasados en las oficinas del Parque Nacional Galápagos,
en Puerto Ayora, en isla Santa Cruz.
Allí quedó al descubierto que el interés que mueve a los
pescadores artesanales es económico, ya que la mayoría se endeudó
para comprar o equipar sus embarcaciones (una panga para la pesca
cuesta alrededor de 5 000 dólares). El año pasado los pepinos
generaron 3,4 millones de dólares en dos meses y se espera que
este año el precio ascienda a dos dólares por cada holoturia, con
lo que los ingresos serían de nueve millones de dólares.
Los pescadores de Santa Cruz ya negociaron con intermediarios la
venta de los pepinos a dos dólares por ejemplar y dicen estar
dispuestos a respetar el cupo que ellos mismos propusieron.
"Nosotros estamos conscientes que debemos pescar controladamente y
que no tenemos que tocar los criaderos para que podamos aprovechar
el recurso por varios años", dijo Carlos Peñafiel, presidente de
un grupo pesquero de la isla Santa Cruz.
Pero el respeto y cumplimiento de las leyes hasta no es tan
cierto, porque es un secreto a voces que la pesca ilegal es una
forma de vida de muchos. Algunos la llaman la "droga de Galápagos"
(para hacer una analogía con el narcotráfico por las ganancias que
genera), ya que los montos de dinero que se manejan se cuentan en
millones de dólares que se reparten en dos meses que dura la
temporada legal. ¿Y la ilegal?, sobre eso ya nadie se atreve a
hacer cálculos, pero se estima que son otros tantos millones más.
Los pepinos se pescan todo el año. Para muestra un botón: el
viernes pasado se detectó un incendio en Isabela. Una lancha del
Parque Nacional, en menos de 20 minutos, estaba lista cargada con
una bomba de dispersión de agua. Cuando llegó al lugar una
hectárea de la isla Isabela se había quemado, el flagelo se
controló luego de 3 horas y se encontraron dos tanques usados para
cocinar pepinos, que pudieron originar el fuego.
Este Diario también comprobó que en varias casas se guarda gran
cantidad de pepinos procesados (ver foto). En Puerto Ayora, los
comentarios de que en cierto lugar de la montaña están ocultos
miles de pepinos son frecuentes y dicen que entre más alejadas y
menos vigiladas están las islas, más ejemplares hay. Las
autoridades del Parque Nacional y de la Estación Científica
Charles Darwin estiman en un millón y medio de pepinos de mar los
que ya están procesados, en su mayoría en Isabela.
El control de la pesca ilícita es difícil por el espacio
geográfico y los recursos limitados. Cuatro lanchas rápidas y dos
barcos son las herramientas de vigilancia. EL COMERCIO participó
en un control de turismo el sábado y fue testigo de cómo una
lancha de pescadores en una zona prohibida escapó porque su
embarcación fue más veloz que la del Parque.
El mismo día otra se encontró, a 400 metros de la isla Plaza
Norte, con equipo de buceo y un compresor a bordo que
presumiblemente capturaba pepinos, pero que cuando la lancha Sea
Ranger logro acercarse no encontró evidencias de la pesca.
Eliécer Cruz, director del Parque Nacional, indicó que cuando se
abra la temporada de pesca contarán con 50 personas más para
controlar la labor de los 900 pescadores artesanales y las 400
embarcaciones. El año pasado, el monitoreo costó 200 mil dólares y
para este año se tiene previsto un monto superior.
Por cada pepino en la temporada anterior se pagaron 51 centavos de
dólar. Si se tiene en cuenta que cada buzo, en promedio, saca 1
000 diarios el ingreso bruto sería de dos mil dólares diarios, a
lo que se debe restar los costos de operación.
Un ejemplo de la cantidad de dinero que se mueve, es el cocinero
de pepinos Juan Herrera, un negro de 37 años, que llegó hace siete
años desde Esmeraldas. Él es la persona con menos ingresos de la
tripulación, ya que no recibe porcentaje de las utilidades; solo
el salario, que el año pasado fue de 500 mil sucres diarios. Dijo
que con lo que gane este año podrá mantenerse seis meses sin
trabajar.
Los pepinos son como las lombrices de tierra
Los pepinos de mar son animales llamados equinodermos y se los
encuentra en al fondo del mar hasta cientos de metros de
profundidad. Estos remueven constantemente los sedimentos
permitiendo la oxigenación de los mismos.
Se alimentan de pequeñas partículas de algas, arena y desechos
convirtiéndose en recicladores de nutrientes. Rodrigo Bustamante,
jefe de investigación marina de la Estación Charles Darwin, los
compara con las lombrices de tierra. "Cumplen las mismas funciones
que éstas, enriqueciendo el suelo marino y descomponiendo los
nutrientes complejos en otros de rápida digestión.
Se conocen 1 250 especies en el mundo y en Galápagos la más
comercial es Stichopus fuscus.
Bustamante indica que la captura de pepinos solo se debe autorizar
en función del nivel de reproducción de estos animales. "Desde el
93 no se han registrado pepinos en estados juveniles, pero este
año se encontraron en el Canal Bolívar, junto a la Isla Isabela.
No sabemos qué condiciones deben cumplir para reproducirse. Aún
falta estudiar mucho, lo que si está claro es que no toleran una
explotación intensiva".
En el Ecuador existe un precedente: se extinguieron comercialmente
de la Costa, especialmente de Machalilla y la isla de la Plata, en
Manabí, en dos años (del 90 al 92). (Texto tomado de El Comercio)
meses, si el precio se establece en dos dólares por unidad. El
endeudamiento presiona a los pescadores.
Las relaciones entre los pescadores y las autoridades están
marcadas por el antagonismo. A pesar de que los pescadores
participan en la Junta de Manejo todos sus logros los han
conseguido mediante la fuerza. La última es solo una de tantas,
pero esta vez ya llegaron a extremos: mantener rehenes a 300
tortugas y secuestrar a los ejemplares bebés "es insoportable",
según los ambientalistas.
Esto fue rechazado por las organizaciones ambientalistas como
Fundación Natura, el Cedenma y el Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF por sus siglas en inglés).
Pese a los reclamos conjuntos en el sector pesquero existen
profundas divisiones que se evidenciaron, con disputas, el jueves
y viernes pasados en las oficinas del Parque Nacional Galápagos,
en Puerto Ayora, en isla Santa Cruz.
Allí quedó al descubierto que el interés que mueve a los
pescadores artesanales es económico, ya que la mayoría se endeudó
para comprar o equipar sus embarcaciones (una panga para la pesca
cuesta alrededor de 5 000 dólares). El año pasado los pepinos
generaron 3,4 millones de dólares en dos meses y se espera que
este año el precio ascienda a dos dólares por cada holoturia, con
lo que los ingresos serían de nueve millones de dólares.
Los pescadores de Santa Cruz ya negociaron con intermediarios la
venta de los pepinos a dos dólares por ejemplar y dicen estar
dispuestos a respetar el cupo que ellos mismos propusieron.
"Nosotros estamos conscientes que debemos pescar controladamente y
que no tenemos que tocar los criaderos para que podamos aprovechar
el recurso por varios años", dijo Carlos Peñafiel, presidente de
un grupo pesquero de la isla Santa Cruz.
Pero el respeto y cumplimiento de las leyes hasta no es tan
cierto, porque es un secreto a voces que la pesca ilegal es una
forma de vida de muchos. Algunos la llaman la "droga de Galápagos"
(para hacer una analogía con el narcotráfico por las ganancias que
genera), ya que los montos de dinero que se manejan se cuentan en
millones de dólares que se reparten en dos meses que dura la
temporada legal. ¿Y la ilegal?, sobre eso ya nadie se atreve a
hacer cálculos, pero se estima que son otros tantos millones más.
Los pepinos se pescan todo el año. Para muestra un botón: el
viernes pasado se detectó un incendio en Isabela. Una lancha del
Parque Nacional, en menos de 20 minutos, estaba lista cargada con
una bomba de dispersión de agua. Cuando llegó al lugar una
hectárea de la isla Isabela se había quemado, el flagelo se
controló luego de 3 horas y se encontraron dos tanques usados para
cocinar pepinos, que pudieron originar el fuego.
Este Diario también comprobó que en varias casas se guarda gran
cantidad de pepinos procesados (ver foto). En Puerto Ayora, los
comentarios de que en cierto lugar de la montaña están ocultos
miles de pepinos son frecuentes y dicen que entre más alejadas y
menos vigiladas están las islas, más ejemplares hay. Las
autoridades del Parque Nacional y de la Estación Científica
Charles Darwin estiman en un millón y medio de pepinos de mar los
que ya están procesados, en su mayoría en Isabela.
El control de la pesca ilícita es difícil por el espacio
geográfico y los recursos limitados. Cuatro lanchas rápidas y dos
barcos son las herramientas de vigilancia. EL COMERCIO participó
en un control de turismo el sábado y fue testigo de cómo una
lancha de pescadores en una zona prohibida escapó porque su
embarcación fue más veloz que la del Parque.
El mismo día otra se encontró, a 400 metros de la isla Plaza
Norte, con equipo de buceo y un compresor a bordo que
presumiblemente capturaba pepinos, pero que cuando la lancha Sea
Ranger logro acercarse no encontró evidencias de la pesca.
Eliécer Cruz, director del Parque Nacional, indicó que cuando se
abra la temporada de pesca contarán con 50 personas más para
controlar la labor de los 900 pescadores artesanales y las 400
embarcaciones. El año pasado, el monitoreo costó 200 mil dólares y
para este año se tiene previsto un monto superior.
Por cada pepino en la temporada anterior se pagaron 51 centavos de
dólar. Si se tiene en cuenta que cada buzo, en promedio, saca 1
000 diarios el ingreso bruto sería de dos mil dólares diarios, a
lo que se debe restar los costos de operación.
Un ejemplo de la cantidad de dinero que se mueve, es el cocinero
de pepinos Juan Herrera, un negro de 37 años, que llegó hace siete
años desde Esmeraldas. Él es la persona con menos ingresos de la
tripulación, ya que no recibe porcentaje de las utilidades; solo
el salario, que el año pasado fue de 500 mil sucres diarios. Dijo
que con lo que gane este año podrá mantenerse seis meses sin
trabajar.
Los pepinos son como las lombrices de tierra
Los pepinos de mar son animales llamados equinodermos y se los
encuentra en al fondo del mar hasta cientos de metros de
profundidad. Estos remueven constantemente los sedimentos
permitiendo la oxigenación de los mismos.
Se alimentan de pequeñas partículas de algas, arena y desechos
convirtiéndose en recicladores de nutrientes. Rodrigo Bustamante,
jefe de investigación marina de la Estación Charles Darwin, los
compara con las lombrices de tierra. "Cumplen las mismas funciones
que éstas, enriqueciendo el suelo marino y descomponiendo los
nutrientes complejos en otros de rápida digestión.
Se conocen 1 250 especies en el mundo y en Galápagos la más
comercial es Stichopus fuscus.
Bustamante indica que la captura de pepinos solo se debe autorizar
en función del nivel de reproducción de estos animales. "Desde el
93 no se han registrado pepinos en estados juveniles, pero este
año se encontraron en el Canal Bolívar, junto a la Isla Isabela.
No sabemos qué condiciones deben cumplir para reproducirse. Aún
falta estudiar mucho, lo que si está claro es que no toleran una
explotación intensiva".
En el Ecuador existe un precedente: se extinguieron comercialmente
de la Costa, especialmente de Machalilla y la isla de la Plata, en
Manabí, en dos años (del 90 al 92). (Texto tomado de El Comercio)
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