Quito. 28 ago 97. Hace cincuenta años, el veinte y ocho de
agosto, en la Plaza de Linares, le mató "Islero" de Miura, a
Manuel Rodríguez Sánchez, "Manolete", y en estas cinco décadas
ha corrido mucha agua bajo el puente, determinándose que fue
un profesional que se caracterizó, sobre todo, por su
honradez. No importaba en qué plaza actuaba, sea de menor o
mayor categoría, salía todas las tardes a triunfar, a pegarle
derechazos y naturales a todos los toros. Prueba de ello es
que muere en una plaza de tercera categoría.

Vicente Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana", Luis Miguel
González Lucas "Dominguín", lo acompañaban, en el cartel,
aquella aciaga tarde veraniega, cuando al entrar a matar al
toro "Islero", éste le infiriera la mortal cornada. Ya le
había comentado desde el callejón, su apoderado José Flores
"Cámara", que el toro se colaba por el pitón derecho.

Muchos de sus detractores siempre han sostenido que dentro de
los defectos del torero cordobés, el más acusado, era el que
le causó la muerte, esto es, que no vacilaba en matar,
entendiéndose por ello, que en el momento del embroque, la
mano izquierda en lugar de obligar al toro a pasar, se lo
llevaba hacia el cuerpo.

La cornada fue en el "Triángulo de Scarpa" y era muy difícil
que pueda salvarse. Algo se ha especulado sobre la calidad de
la sangre de la transfusión, pero lo cierto es que fue una
cornada gravísima, que quizá, en otro tiempo, y en una plaza
que cuente con mejores recursos pudo haberse salvado.

Manolete murió en Linares y pasó a la historia. Pero no sólo
por ser un mártir de la fiesta, que al ofrendar su sangre en
un ruedo, revitaliza y da plena vigencia al toreo, sino, sobre
todo, por su honradez profesional.

Manolete fue dueño de una personalidad única y de una
perfección técnica que tuvo sello personal. La verticalidad y
el perfilismo lo identificaron y aquel toreo mayestático
todavía perdura para gusto de muchos de sus seguidores.

"Manolete impuso la faena ligada en redondo, seccionada en
series, como si se tratara de estrofas versificadas en un
largo poema.

De un poema con aroma letal, pues la verticalidad del toreo,
su situación tan cerca del toro -siempre más al hilo que
cruzado-, logran que el torear sea el juego de la verticalidad
(el torero), sobre la horizontalidad (el toro), que gira en su
torno en una espiral de dramática emoción gracias al
cristalino juego de muñeca".

PADRE DE LA PALABRA LIGAR

Si, definitivamente, la palabra ligar la introdujo Manolete al
toreo, pues dejó los pases aislados para otro tiempo, y en esa
relación la continuidad, entre un muletazo y otro, logró que
los públicos se emocionen y esa emoción se proyecte en el
ruedo.

Belmonte aportó al torero, el parar, templar y mandar, pues
antes que él, e incluso el gran Joselito, se toreaba sobre
piernas, pero es Manolete quien además de parar, templar y
mandar, liga los pases en redondo, dándole más peligro, pues
carga la suerte al cambiar y prolongar el viaje del toro,
permitiendo que el aficionado aprecie si el torero puede dejar
la muleta en la cara del toro para seguir toreando.

También nos dirán los detractores, que todo lo que hizo, fue
con el utrero y en ocasiones con el eral, cierto es, pero
debemos comprender que fue un torero de la posguerra y los
animales que pastaban en el campo, eran esos.

El cuatreño había dejado de servir para las corridas y sí de
fiambre, de los regimientos nacionalistas y republicanos.
(DIARIO HOY) (P. 10-B)

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