EN CHILE piden fijar controles para el ejercicio de galenos extranjeros, raíz del caso "Andrade".

SE ESTIGMATIZA EN CHILE A GALENOS ECUATORIANOS

UNA DENUNCIA de presunta negligencia médica ocasiona dificultades a profesionales de esa rama.

El viernes 14 de octubre de 2004, a las 18:30, Jéssica Osorio, una chilena madre de dos hijos, asalariada de 38 años, llegó a la consulta de su amigo, el doctor ecuatoriano Galo Andrade, ubicada en la comuna (parroquia) de Independencia, en Santiago de Chile, para hacerse, según luego señaló el médico, una extracción de pequeñas bolitas de grasa (granulomas) y a estirarse la piel abdominal.

Lo que se suponía era una intervención menor y de poca complejidad se convirtió a los 15 minutos en una verdadera tragedia que iba a significar la muerte de Osorio, el ataque inmediato a la imagen de Andrade y, de carambola, una verdadera caza de brujas contra los aproximadamente 3 000 profesionales del área de la salud que emigraron del Ecuador a Chile desde la segunda mitad de los noventa.

Este BLANCO Y NEGRO ahonda en la realidad de una migración de distinta índole a la que se ha dado a otros países, puesto que las facilidades que existen para el reconocimiento profesional, las necesidades del mercado de la salud, sumadas a las características personales de los ecuatorianos, ha significado una oportunidad de desarrollo para los galenos.

Sin embargo, se enfrentan al mismo estigma que han sufrido otros compatriotas en la medida en que los médicos chilenos sienten que la presencia de los ecuatorianos les ha quitado espacios e ingresos y, por ello, quieren un endurecimiento de las medidas de avalización profesional para frenar la migración.

Pese a las protestas de la familia, que lo tildó de "asesino", la Corte de Apelaciones estimó que el profesional ecuatoriano no actuó con dolo y le permitió salir en libertad.

"Como la señora murió soy acusado de homicidio simple y de dolo eventual", dice Andrade, al anunciar su apelación porque no se trata de un acto intencional.
De ser hallado culpable, el galeno enfrentaría una pena de hasta 15 años de cárcel.

El 30 de noviembre empezará la primera audiencia, con la formalización del pedido de recalificación del delito a homicidio simple y, según las estimaciones del fiscal Leonardo de la Prida, que lleva el expediente, entre febrero y marzo del próximo año concluiría el proceso.
"Sea lo que dicte el juez, no me quiero ir del país, no soy cobarde", manifiesta Andrade. (JJV-MAR)

En 2001 hubo una acusación por estafa

NINGÚN OTRO hecho causó la cobertura mediática ni la atención y la recriminación de la opinión pública.

El caso de Jéssica Osorio no es el único que ha levantado quejas sobre la presencia de los médicos ecuatorianos.
En 2001, algunos compatriotas estuvieron implicados en casos de estafa con los bonos que el sistema de salud público chileno (Fonasa) provee a los ciudadanos.

Pero ninguno de estos hechos alcanzó la cobertura mediática ni la atención y la recriminación de la opinión pública.

Las imágenes de las oficinas de Andrade ubicadas en un sector de clase media baja, en Santiago, reflejaban no solo condiciones inadecuadas para atender a los pacientes, también refrendaban algunas de las versiones que rápidamente comenzaron a publicarse: que Andrade no era médico, que era dentista, que ni siquiera era profesional, que habría falsificado el título, que estaba operando a Osorio de una abdominoplastia, que le habría aplicado altas dosis de anestesia, que habría sacado información de la Internet sobre esa clase de cirujía.

Se tejió una maraña de conjeturas durante el fin de semana siguiente al hecho, que el caso de Andrade, más que el de una mala práctica médica, parecía una macabra puesta en escena de un farsante. También quedó patente que las palabras "médico" y "ecuatoriano" eran sinónimo de negligencia. (JJV)

Piden rendir pruebas anuales para ejercer

EN 2004 hubo 2.000 denuncias de mala práctica y en ninguna aparecían galenos compatriotas.

El titular del Colegio Médico de Chile, Juan Luis Castro, cuestionó la vigencia del tratado de 1917 que faculta a los doctores ecuatorianos a ejercer en ese país, previo un proceso de acreditación y legalización.

Esa posición fue acogida por otras personalidades, como el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros.
Ellos proponen mecanismos de revisión de conocimientos a los médicos extranjeros, bajo la premisa de que la calidad de la educación en países como Perú, Bolivia y Ecuador es inferior a los estándares chilenos.

La ciudadanía reaccionó con temor frente a la posibilidad de ser atendida por extranjeros. Las críticas al convenio cuestionaban que se pueda ejercer directamente la Medicina, considerando que, en Chile, existen patologías distintas respecto a otros países y porque los sistemas de atención son diferentes.

Líderes de opinión como Fernando Villegas y Fernando Paulsen cuestionaron la posibilidad de establecer pruebas permanentes solo para el área de la salud, y que la calificación de "médico ecuatoriano" fuera sinónimo de "negligencia", tomando en cuenta que en 2004 hubo 2 000 denuncias por mala práctica y en ninguna aparecían doctores ecuatorianos. (JJV)

LA MAYORÍA DE MÉDICOS ESTÁ EN SISTEMA PÚBLICO

LA MUNICIPALIZACIÓN de la salud permitió el acceso a nuevas plazas de trabajo y se produjo una afluencia de galenos a ese país.

Guido Espinosa ha sido testigo privilegiado de la migración médica ecuatoriana a Chile. Este guayaquileño lleva 27 años viviendo en el país, a donde fue a estudiar dos años una especialidad de fisiatría, pero, luego de su matrimonio con una chilena se radicó definivamente.
Trabajó ocho años en la fundación Teletón, la más grande en rehabilitación, y luego 10 años en el Hospital del Trabajador.

Desde hace 20, tiene un centro médico que se encarga de confeccionar prótesis para amputados y es uno de los más prestigiosos de Chile.

Espinosa considera que el número de médicos ecuatorianos hasta comienzos de los noventa era muy bajo. En parte, esto se expica porque no existían muchas diferencias entre los salarios que percibían los médicos en los dos países.
Los galenos empezaron a llegar a partir de la segunda mitad de los noventa. Entre otras cosas, por la mala situación económica generada por el excesivo número de médicos que se graduaban en las universidades ecuatorianas.

Esto no lo podía asumir el mercado ecuatoriano. Según Espinosa, promociones enteras de médicos de Manta han salido a Chile.

A esta afluencia ayudó la municipalización de la salud, que permitió el acceso a nuevas plazas de trabajo. "Se pagaban $1 000 mensuales que traducidos a sucres, eran mucho". Antes, los médicos que trabajaban en el servicio público tenían la opción de postular a la especialidad. "Te contrataban y después de un tiempo podías postular a la beca", indica.

Hubo exceso de la oferta y esto alertó a los médicos chilenos, que se sintieron amenazados porque las municipalidades podían pagar lo mismo por más médicos.

A mayor número de galenos, había más posibilidades de cometer errores, por lo que los hospitales y la municipalidades debían asumir el costo de los juicios.

Espinosa sostiene que los cambios en el sistema de salud en Chile cambiaron el enfoque: actualmente no es un derecho, es un bien y se transa como en cualquier mercado.
"Un médico que cobra $100 la consulta, se toma su tiempo, conversa y trata más personalmente a los pacientes. Pero si se va a un Servicio de Atención Primaria de Urgencia (SAPU) en el que obligan atender a seis pacientes por hora, no hay mucha posibilidad de generar vínculos. Apenas se desvisten y ya hay que diagnosticar", dice.

Pese a ser un derecho constitucional, la salud se habría comercializado con la presencia de las Instituciones de Salud Previsional (Isapres). Son entes destinados a lucrar de la salud como prestatarios del servicio.

Con la implantación del plan de atención universal a 57 patologías, impulsado por el Gobierno de Ricardo Lagos, las Isapres tratan de ahorrar costos, a través de las horas-hombre de los médicos. Eso significa que, si quieren ganar lo mismo, o trabajan el doble o atienden más pacientes en menos tiempo. Ello obliga a reducir el número de médicos para recuperar la baja de los ingresos. Este podría ser el motivo principal por el que la respuesta del Colegio Médico haya sido tan virulenta frente a los profesionales extranjeros.

Espinosa considera que los médicos ecuatorianos llegaron para quedarse porque la mayoría trabaja en atención primaria y municipal, que son puestos de trabajo que los chilenos finalmente rechazan porque los medios e infraestructura, por un lado, y los ingresos y las posibilidades de desarrollo profesional, por otro, son inferiores a los que podrían acceder en el sistema privado.
Espinosa anticipa que, en el mediano plazo, habrá la incorporación de más médicos chilenos. Esto tiene que ver con la apertura que Chile ha dado para que las universidades privadas del país ofrezcan la carrera de Medicina. (JJV)

Doctores ecuatorianos se sienten perjudicados

A los médicos les interesaría que los extranjeros no accedan al nivel privado. Consideran que los extranjeros les perjudican porque su presencia les reduce el salario.

La revisión de los convenios de acreditación no solucionará el tema de la salud pública. Lo hará la valoración que la sociedad tenga del Colegio Médico como regulador
Luis Salavarría

"Chilenos no quieren ganar poco dinero"

En EL SECTOR privado, los ingresos son mayores

Mónica Sánchez y Luis Salavarría son dos médicos ecuatorianos que llegaron a Chile con la mayoría de profesionales, a partir de 1995.

Mónica llegó hace cinco años luego hacer una maestría en el Ecuador y de trabajar para el Ministerio de Salud.
Luis fue a realizar una maestría en Pediatría, la misma que abandonó porque no logró adaptarse a un ambiente hostil. Pero se quedó ejerciendo en diferentes dependencias del sistema de salud pública. Hoy es uno de los pediatras principales de un hospital público.

Ambos se vieron afectados por la estigmatización a los galenos extranjeros a raíz del caso Andrade. Ello les impulsó a participar en las reuniones que se organizaron para tratar las posibles respuestas que la comunidad ecuatoriana debía dar a las acusaciones del Colegio Médico y al sesgo que había adquirido la noticia en la prensa.

Según Salvarría, que preside la Asociación de Médicos Ecuatorianos Residentes en Chile, en la postura de las personalidades vinculadas al mundo de la salud hay intereses políticos. Quienes han acusado a los extranjeros provienen del ala de centroizquierda de la coalición de Gobierno, generalmente caracterizada por su discurso integracionista.

Sánchez dice que existe una salvaguarda en el sistema público de salud. Entre un extranjero y un chileno, que compiten por un mismo puesto, hay preferencia por el chileno.

Los médicos de ese país no se quedan en el sistema público y la mayoría de las plazas las ocupan extranjeros. "El Colegio Médico no disputaría el espacio público, porque los sueldos son demasiado bajos, en comparación con lo que pueden ganar en el sistema privado". (JJV)

NEGLIGENCIA: "NO ES ÚNICO CASO DE UN EXTRANJERO"

HUBO SENSACIONALISMO en algunos medios, pero varios de ellos también dieron espacio a la defensa de los médicos ecuatorianos.

"Matasanos" se tenía tanta fe que operó tras pegarle miradita a Internet", "Jéssica Osorio fallece víctima de cirugía negligente practicada por un médico ecuatoriano", "Hermano de Jéssica Osorio cree que médico ecuatoriano sobornó a perito", "Andrade salió del chucho (cárcel) con gana de seguir metiendo bisturí".

Esta es una muestra de los titulares que publicaron los diarios La Cuarta, Diario El Día, La Serena IV Región y Radio Cooperativa apenas se conoció el caso de Jéssica Osorio.

El diario Publimetro difundió una encuesta realizada por la Universidad Diego Portales en la que el 75,3% de los santiaguinos cree que Chile otorga a los extranjeros mucha facilidad para ejercer la medicina.

BLANCO Y NEGRO revisó en la Internet 20 publicaciones relacionadas con el caso; en muchas de ellas se condena al médico. Al mismo tiempo, se cuestiona la libertad que da el Gobierno chileno al ejercicio de la medicina por parte de extranjeros.

Sebastián Campaña, de 43 años, editor judicial y policial del diario El Mercurio de Chile, dice que hablar de estigmatización a los médicos ecuatorianos es: "Demasiado definitivo y rotundo, no creo que sea así".

Señala que no es la primera vez que ocurre un caso similar, anteriormente se han visto involucrados médicos argentinos, bolivianos y peruanos.

Reconoce que en algunos medios se manejó de forma sensacionalista el caso, sobre todo en los titulares. Aunque indica que esos mismos medios "dieron marcha atrás" e hicieron reportajes con médicos ecuatorianos.

En esas publicaciones, los galenos compatriotas dejaron claro que no podían ser juzgados por el error de Andrade.
Campaña tampoco cree que, a raíz del caso Andrade, se haya desatado una actitud de xenofobia contra los ecuatorianos. Dice que la atención de nuestros médicos es valorada por buena parte de la población. "En general, la impresión que hay es que ellos dan una muy buena atención".

El periodista consultado por BLANCO Y NEGRO sostiene que el tema bajó de intensidad en los medios luego de pasar al ámbito judicial.

También informa que hace cuatro días se conocieron los resultados de la autopsia practicada a Jéssica Osorio, la que determina que Galo Andrade hizo una operación de cirugía mayor, "cosa que él negó en un principio, con lo cual se agrava su situación judicial", menciona Campaña.
El próximo miércoles se formalizará ante el Segundo Juzgado de Garantía de Santiago la recalificación del delito, desde lesiones graves (de carácter menor) a homicidio. Es posible que, dentro de seis meses se conozca la suerte del médico Galo Andrade. (AA/MAR)

PUNTO DE VISTA

Negligencia y xenofobia

La negligencia profesional sí es posible comprobar, en muchos campos, y particularmente en la medicina. Pero ello debe ser resultado de un debido proceso judicial, como el que se supone enfrenta, en Chile, el médico ecuatoriano Galo Andrade.

En ese país, como en cualquier otro, la sospecha de mala práctica profesional puede propicar conductas xenofóbicas en la población, en especial si son alimentadas por la prensa amarillista y por quienes se sienten desplazados de plazas laborales. Por ello, Andrade está afrontando una situación que jamás imaginó al atender a una paciente sometida a una cirugía estética, tanto más cuanto que, según se informa, en el caso de la muerte de Jéssica Osorio, él estaba realizando una cirugía mayor sin las condiciones indispensables.

Más allá de lo episódico, hay que voltear a ver qué es lo que ocurre con la incesante titulación de médicos en las universidades ecuatorianas, que rebasan las posibilidades de empleo profesional y de infraestructura, aun cuando las necesidades sociales de salud no están satisfechas, sino en una escala reducida.

Esa es la causa de la emigración, la "fuga de cerebros", cuya formación es aprovechada por otra economía, por otro país, por otras colectividades.

En estricto sentido, es un desaprovechamiento de una inversión estatal que, como sabemos, igual ocurre en otras especialidades: el Ecuador debe resolver el problema del empleo, en general, pero sobre todo del empleo calificado.

Tanto universidades como instancias estatales conocen el problema muy bien, pero no quieren o no saben cómo resolverlo. (DCM)(BLANCO Y NEGRO)
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en Ciudad Quito

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