El sindicalista Luis Muñoz Pasquel maneja los hilos del poder judicial como un experimentado titiritero.

Sus 20 años al frente del gremio de los judiciales le han dejado una gran lección: el poder en Ecuador empieza y termina en los tribunales de Justicia.

Hoy por hoy, maneja a cerca de 4 000 empleados de la Función Judicial. Todo un conglomerado de jueces, ministros, registradores, notarios, auxiliares, secretarios...

Una de las claves de su aceptación ha sido su manejo de una retórica muy efectiva, que le ha vuelto imbatible en la Federación Nacional de Asociaciones Judiciales del Ecuador (Fenaje). Otra de sus habilidades es el cabildeo, al compás de la presión sutil o desmedida que puede ejercerla a través de su gremio a todos los gobiernos de turno.

Desde mediados de los 80, la Justicia ha sufrido tres paralizaciones graves, en las cuales Muñoz fue protagonista: una que causó la salida del presidente del Congreso Averroes Bucaram, que duró 30 días; otra contra el régimen del presidente Sixto Durán Ballén, por casi un mes, y la última en contra de la ‘Pichi’ Corte, en la cual cerró los juzgados durante cinco semanas.

Mientras Muñoz ha sido reelegido permanentemente en la Fenaje, las dos últimas décadas por la presidencia de la Corte han pasado once magistrados: Germán Carrión Arciniegas, Ramiro Larrea, Walter Guerrero, Miguel Macías Hurtado, Carlos Solórzano, Héctor Romero, Galo Pico, Armando Bermeo, Hugo Quintana, Ramón Rodríguez y Guillermo Castro.

El muñequeo político como estrategia de vida

Muñoz dio sus primeros pasos en política en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), seguidor del “Che” Guevara. Para Muñoz, quien políticamente dice ser socialilista, los retratos del guerrillero son una especie de amuleto: ocupan lugares de privilegio en sus oficinas, su celular y los llaveros que usa.

El dirigente, nacido el 23 de septiembre de 1960 en Chitré, Panamá (tiene doble nacionalidad), se educó en el colegio Andino de Quito y en las universidades Católica y Particular de Loja. Es abogado de los tribunales y está a punto de obtener su doctorado.

Sus inquietudes políticas germinaron en la Universidad. Fue el coordinador político más joven del Frente Amplio Democrático Estudiantil, apoyado por fuerzas de izquierda.

Por un concurso en la Católica dio el salto a la Función Judicial, el 15 de marzo de 1984 .

Accidentalmente -según sus propias palabras- un día entró a una asamblea gremial y se quejó por la pobre remuneración salarial que percibían.

Ese fue el primer paso de una vertiginosa y polémica carrera sindical que hoy lo enfrenta a una encrucijada: seguir al frente del gremio más cohesionado y poderoso del país o ceder su puesto de privilegio a nuevos líderes.

Pero, los relevos no son sus fuertes. A Muñoz no le incomoda ser un caudillo y controlarlo todo. En eso se parece a los líderes políticos León Febres Cordero, Jaime Nebot y Abdalá Bucaram, con quienes ha mantenido una buena relación. “A Febres Cordero le respeto muchísimo, pienso que es el último guerrero de esta época. Muchas veces me he reunido con él para tratar sobre mejoras para la Función Judicial. Con Jaime Nebot tengo una amistad personal muy buena, le admiro por su gran capacidad de trabajo: he dialogado muchas veces en la Alcaldía y en su casa. Con Bucaram también he conversado varias veces, así como con líderes de izquierda, con quienes mantengo excelentes relaciones”.

Precisamente, esa capacidad para negociar con dios y el diablo le abrió las puertas de Carondelet el año pasado, cuando se reunió varias veces con el entonces presidente Lucio Gutiérrez y con el ex ministro Óscar Ayerve, para hablar sobre la reorganización de la Corte Suprema, que se concretó en diciembre.

“Yo solo me caso con mi institución. Por mis compañeros hablo con quien sea”, aclara Muñoz, quien descarta participar en elecciones partidistas o fuera de la Fenaje.

Por eso, una de las críticas a su gremio es que funciona como un partido político. Esa fue la percepción de los magistrados europeos por la Democracia y las Libertades, que estuvieron en el país en marzo por la crisis de la Justicia.

El miedo y la Judicatura

Otra de las características de Muñoz es ser explosivo y apasionado. Una muestra es lo ocurrido con el juez Décimocuarto de lo Penal de Pichincha, Jaime Santos. El jurista denunció que el 16 de abril Muñoz lo injurió: “hijos de p... no debieron aceptar a trámite el recurso, eso me hacen ustedes a mi Función Judicial, maric..., cuando se acabe esta huev... y recupere mi poder les boto del puesto”, dice un escrito firmado por el juez.

Muñoz admite haberse extralimitado, pero asegura que no amenazó con echarlo.

Para algunos de sus críticos, esos exabruptos delatan bien su doble faceta: mientras para sus amigos y compañeros es un líder jovial y generoso, para sus enemigos se puede transformar en un perseguidor feroz e implacable.

Sus canas le dan un aspecto mayor a sus 44 años. Ese desgaste se aceleró en los últimos meses por los ataques y enfrentamientos con sus opositores, que incluso lo llevaron a una clínica por varios días.

En algunas ocasiones Muñoz dejó el centro médico para encabezar las protestas por la estabilidad de los judiciales, que es uno de sus mayores logros.

Pero su imagen hacia afuera se ha desgastado por la excesiva concentración de poder, que muchas veces ha derivado en denuncias de tráfico de influencias, presiones a jueces y alegres manejos económicos, que no han sido probadas.

Según judiciales, ex magistrados y juristas consultados, el eje de su poder es el Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ), donde tiene a un hombre de confianza desde hace siete años. Se trata de José Robayo, que es parte de la Comisión de Recursos Humanos.

Robayo admite que le une con Muñoz una profunda amistad y niega que sea una de sus fichas. “No tengo absolutamente nada con él. Soy una persona deliberante y jamás obediente de nadie. He puesto a disposición de la Fenaje mi nombramiento; seré feliz si quedo liberado”.

El jurista Alejandro Ponce dice que Muñoz maneja la Judicatura y se quiere convertir en el árbitro de la justicia, para tener el control de los jueces. “El caso más evidente es el de la jueza Beatriz Suárez, quien salió y regresó a la Justicia”.

A Muñoz y a Robayo no solo los une su actividad laboral. Ambos son ‘hermanos’ en la logia masónica Equinoccial, de la cual también forman parte otros juristas cercanos a él: Simón Valdivieso, asesor de la Corte Suprema; José García Falconí, ex magistrado de la Suprema, y Fernando Gándara, conjuez de la Superior.

Una tarjeta multiuso

Actualmente, Muñoz ostenta el cargo de Ayudante Judicial 1 en la Unidad de Capacitación del Consejo de la Judicatura. Su oficina está en el décimo piso del edificio, ubicado al norte de Quito. Por ese trabajo recibe un salario básico de 275 dólares, según la acción de personal nro 1696-DNP.

Sin embargo, Muñoz asegura que recibe 1 500 dólares al mes en la Justicia, más el salario de la Secretaría General de los Judiciales de América Latina de 1 800 dólares, con lo cual redondea 3 300 dólares.

Sus consumos en una de sus tarjetas de crédito -a nombre de su esposa- arrojan gastos de unos 1 500 dólares al mes por telefonía celular. Hay pagos de renta de autos, que oscilan entre 200 y 500 dólares, pago a TV Cable, gastos en el exterior... El uso asciende a casi 3 000 dólares por mes.

Esa tarjeta personal se emplea para sus gastos y los de la Fenaje, que son autorizados y auditados por la entidad gremial. “Los gastos personales de la tarjeta no exceden 300 dólares. Lo que tengo es por la herencia de mi padre y las cosas que he podido adquirir con mi trabajo y el de mi familia. Nunca ascendí en mi carrera”.

El número de esa tarjeta no coincide con el que detalló en la declaración de bienes que hizo en noviembre del 2002, antes de una elección gremial. En ese documento tampoco se incluyen las acciones de la pequeña empresa familiar Esvida, de la cual fue presidente, en septiembre de ese año, y que cedió después a sus allegados. La firma realiza mantenimiento de jardines.

Muñoz asegura que tiene una sola tarjeta Diners y que el cambio del número se debe a la reposición de las tarjetas que se extravían. Además, reconoce que manejó una tarjeta Visa “para la compra de juguetes en Panamá para la Fenaje”.

El poder le pasa la factura

El judicial Fidel Chiriboga es uno de los más duros opositores de Muñoz. Él asegura que el líder de los judiciales no es el mismo de hace 20 años. “La peor crisis gremial es la actual y uno de los causantes es Muñoz. Él se cierra espacios por una actitud personalista. Nosotros queremos la democratización de la institución”.

Con él coincide Luis Guerrero, ex presidente de la Asociación de Judiciales de Azuay, quien dice que siempre se pidió alternabilidad en la Fenaje, pero sin resultados.

El presidente de la Corte Superior de Quito, Alberto Moscoso, cree que el poder de Muñoz disminuye. “De los 12 años que llevo en la Función, en esta temporada ha bajado, antes tenía más apoyo”.

En cambio, para los seguidores de Muñoz su capacidad de convocatoria está intacta. La vicepresidenta de la Asociación de Guayas, Filerma Mendoza, y el juez de Pichincha, Luis Fernández, sostienen que el protagonismo de Muñoz está vigente, aunque reconocen que sí genera resistencias.

En diciembre del 2004, la actuación ambigua del sindicalista en el cambio de la Corte fue duramente cuestionada.

Pese a que Muñoz mantenía un discurso a favor de la Corte presidida por Hugo Quintana, cuando el Congreso la destituyó, no tuvo inconvenientes en apoyar al Tribunal, encabezado por el ‘Pichi’ Castro, con la condición de que no se toque a sus compañeros.

Valeria Merino, de la Corporación Latinoamericana para el Desarrollo, dice que Muñoz se alejó de la ‘Pichi’ Corte con la huelga cuando iban a tocar los puestos que controla. “En ese momento para mí era fundamental dar estabilidad a la Función, pese a que fue en descrédito mío”, dice Muñoz.

Sin embargo, el dirigente propuso que ministros de la Corte Superior ocupen las tres vacantes en ese tribunal, según el juez Alberto Moscoso.

Hace ocho días, la encrucijada que vive Muñoz lo llevó a renunciar sopresivamente a su cargo ante la asamblea de la Fenaje, que se celebró en el Hotel Tambo Real de Quito. Pero sus compañeros, en lugar de aceptar su renuncia, lo prorrogaron indefinidamente.

Con ese espaldarazo, Luis Muñoz desempolvará una de sus mejores armas. Hará pública en las próximas semanas la información sobre todos los posibles candidatos a magistrados y sus intereses para llegar a la Corte Suprema de Justicia que será designada por un comité en el cual ha prometido que no figurará.

Los bienes del dirigente del gremio

Luis Muñoz presentó una declaración juramentada de bienes, el 19 de noviembre del 2002, en la Notaría 27 de Quito. El Presidente de la Fenaje detalla que posee una casa ubicada en la urbanización Los Médicos, en la parroquia de San Rafael, en Pichincha; también el terreno 177, en la misma urbanización, a las afueras de Quito.

Un terreno en la Unión ubicado en el balneario de Atacames, Esmeraldas; un jeep Land Cruiser, modelo 1978, otro marca Willys Jeep de 1943. Una tarjeta de crédito Diners Club, y derechos y acciones que está por adquirir de varios bienes inmuebles por herencia como una casa en San Rafael, de tres pisos, una casa en Atacames, con seis lotes de terreno, y un lote de terreno en Cumbayá.
< Además, señala en la escritura que vendió los derechos de inmuebles de la avenida Naciones Unidas, en el edificio Ciudad de Quito, y en los multifamiliares Isla Marchena, de Quito. La venta de un vehículo Ford Tempo;“todos estos bienes adquiridos por mis hermanos”. Por último, declara que tiene bienes muebles y enseres de menaje del hogar aunque no detalla el valor.

La declaración del 2002 no está acompañada del formulario 022, aunque no estaba obligado a presentarlo.
El judicial dijo que luego de realizar esa declaración adquirió un nicho, acciones en la casa de Atacames y la participación de un terreno en San Patricio, fuera de Quito.

Miles de kilómetros recorridos en el exterior

Una visita inesperada a la Corte

El 30 de septiembre del 2004, Luis Muñoz invitó al defenestrado presidente Lucio Gutiérrez a la Corte Suprema sin el consentimiento de los magistrados.

Gutiérrez planteó reformas en la Justicia. Uno de los jueces dijo: “nosotros fuimos traicionados”.

Muñoz señala que “la invitación fue consultada a la Asamblea. Ese día, el entonces Presidente pidió disculpas a los jueces y abrió la posibilidad de la consulta”.

23 viajes al extranjero en 5 años

Entre septiembre de 1999 y septiembre del 2004, Luis Muñoz realizó viajes a países de América y Europa.

Según registros de Migración, Muñoz ha estado cinco veces en Colombia, cuatro en Perú, tres en Argentina, tres ocasiones en EE.UU., cuatro en Panamá, etc. Dos vuelos son en aviones privados.

Muñoz señala que es un viaje a Colombia con judiciales para vacacionar; otros coinciden con cursos y seminarios internacionales.
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