En sus recorridos varias personas gritaron a favor del candidato de Sociedad Patriótica, mientras que otros se acercaron a insultarle

En la llegada al aeropuerto de la ciudad de Guayaquil, Sebastián Pérez, de solo 7 años, saltó la barda de la terminal evadiendo todas las seguridades. Se plantó al frente del candidato de la lista 3, lo miró a los ojos y comenzó a cantar: "Lucio, Lucio, mi coronel..." Sebastián sabía toda la canción y le dio la mano. El niño, sin querer, doblegó al coronel.
Gutiérrez llevaba una venda azul. Hace una semana se cayó en un recorrido por Manabí y, poco a poco de tanto saludar, la mano se le ha hinchado. Por la mañana, no estaba muy seguro de utilizar la venda, pero el dolor lo obligó a hacerlo. Se dejó ayudar de su hija Viviana, y se cortó las uñas antes de salir a votar junto con su esposa.
La vida le ha cambiado a Lucio Gutiérrez. Antes, los amigos eran recibidos rápidamente en la casa de El Batán; pero, por la campaña, la gente que va a la casa del coronel tiene que identificarse hasta tres veces. Oscar Ayerve, uno de sus asesores, no pudo ingresar al domicilio del candidato, "ahorita no le puedo abrir, estamos desayunando", le dijo Luz Angélica Bohórquez, suegra del coronel.
Hasta hace dos meses, Gutiérrez solía desayunar una taza de leche. Ayer solo tomó jugo de tomate de árbol. Su esposa, Ximena, dice que "inexplicablemente el candidato ya no digiere la leche".
Antes de ingresar a la política, jamás habría olvidado algo, pero ayer arribó a su casa trasnochado, luego de algunas reuniones en Guayaquil y Cuenca, llegó directo del aeropuerto, se cambió el terno azul y se puso el traje safari: su cédula de identidad se quedó en la chaqueta azul. Por ello, se atrasó a votar.
El coronel Adolfo Ochoa corrió hasta la casa de El Batán y le llevó el documento en menos de cinco minutos. A las 09:22, Lucio mostró a todos su voto exhibiendo la papeleta durante siete minutos. Luego se fue rumbo al aeropuerto Mariscal Sucre. Viajó con su hija, su esposa y con los altos mandos del partido Sociedad Patriótica.
En Guayaquil, luego de ser derrotado por el saludo del niño de 7 años, Gutiérrez recorrió la parroquia Febres Cordero. Iba parado en el auto con la puerta a medio abrir. Una gota de sudor recorría su rostro que en ese momento mostraba una mueca, la mano estaba adolorida.
A su paso, había muchas personas que gritaban a favor de él, pero otras se acercaban a insultarlo. El se mantuvo con el estoicismo que lo ha caracterizado desde que se lanzó a la arena política.
"Estaba acostumbrado a la disciplina de los cuarteles. Con una orden yo podía hacer miles de cosas. Pero en la vida civil hay muchas libertades y si uno quiere gobernar debe ser totalmente transparente, ese es un beneficio de la democracia", dijo mientras la avioneta lo llevaba a Portoviejo. Viviana y Ximena jugaban a darse besos. Las miraba por un momento: hasta hace seis meses los esposos y las dos hijas se divertían viendo películas en la cama matrimonial. Desde que andaba en campaña, Viviana se quedaba a cargo de la abuela, Luz Angélica, y la hija mayor, desde junio, estudia en Estados Unidos.
Por eso, ayer la actividad proselitista se confundió con el cariño familiar.
Lucio Gutiérrez llevaba un rosario que le regalaron las monjas doroteas de San Rafael, el valle aledaño a Quito. En pleno vuelo de la avioneta de SAEREO, no se inmutó al decir que una adivina le había dicho que sería presidente.
En ese momento, el coronel Patricio Acosta, el número dos de Sociedad Patriótica, lo interrumpió para recordarle que Luis Rivadeneira, hace dos años en Cayambe, también le había pronosticado que sería presidente. "La verdad es que yo no creo en esas cosas", es lo único que dijo quien hace dos años derrocó a Jamil Mahuad.
Por la tardanza de los recorridos en Guayaquil y Portoviejo, Gutiérrez no alcanzó a llegar a Quevedo. La prioridad era llegar a Quito, para esperar los resultados de Comicios Ecuador, que debía presentarlos hasta la medianoche.
Llega el momento más importante. "Lucio, ¿anunciamos que ganamos la presidencia?", le preguntó Patricio Acosta. "Creo que sí, igual Alvarito va a decir lo mismo", alcanzó a decir Lucio Gutiérrez, mientras la fiesta se prendió en la avioneta.


Un hombre de 77 años agradece por el triunfo

Por Juan Carlos Celi
Desde Tena


Es sábado por la noche, en la Catedral de Tena (Napo) cerca de 50 personas permanecen arrodilladas mientras se desarrolla la misa de acción de gracias realizada por la familia de Lucio Gutiérrez por el esperado triunfo.
Un adulto llama la atención pues permanece de pie, es Don Lucio, padre del candidato presidencial.
Luego de la ceremonia, este hombre de 77 años, quien vive con su familia en una modesta casa ubicada en las calles Juan León Mera y Sucre, cuenta que por su problema en las vértebras cojea, y le es doloroso arrodillarse, por eso lo hizo una sola vez.
La misa termina; Don Lucio, quien era comerciante, se dirige a su vivienda, que por el momento tiene en sus ventanales varios afiches del presidenciable, ingresa a su sala junto con los suyos, se sienta en un viejo juego de muebles rojos. "Estoy seguro de que mi hijo por lo menos gana 2 a 1", dice con firmeza a su hermano Miguel, de 83 años.
El domingo por la mañana asiste nuevamente a la iglesia, luego desayuna y alrededor de las 09:30 sale rumbo al Instituto Superior Tena para sufragar en la mesa Nº 23; le acompaña su hermano Miguel, quien también da su voto en la mencionada junta.
Al ingresar al plantel se le acercan varios amigos y conocidos para estrechar su mano y desearle suerte.
Ya en la junta le entregan la papeleta, ingresa a una aula y marca una raya en el casillero del partido Sociedad Patriótica.
Al salir del recinto suelta una pequeña carcajada y cuenta que, antes de la primera vuelta, una encuestadora de Cedatos le preguntó por quién daría su voto, "le contesté que por mi hijo; ella me miró, y replicó que quién era. Le dije que el coronel Lucio Gutiérrez y le indiqué su afiche; asombrosamente, ella no lo conocía, recuerda, pero ahora él será nuestro presidente. Lamentablemente, mi esposa no puede ser parte de esta alegría, porque falleció hace 16 años".
El hombre, de bigote blanco y grandes ojeras, cuenta que desde los tres años su hijo mostró interés por seguir la carrera militar. "Cuando tenía esa edad le gustaba mirar a la banda de guerra del colegio San José".
Por ello, Don Lucio apoyó decididamente esa vocación de su hijo y a los 15 años lo envió para que se preparara en el Colegio Militar Eloy Alfaro, de Quito. Desde esa edad Lucio dejó de ir continuamente al Tena.
En esta familia, además de Lucio, su hermano Gilmar, de 35 años y diputado electo por Napo, también es militar y su sobrino Miguel, de 45 años, pertenece a las Fuerzas Armadas. Pero también hay dos uniformados más que pertenecen a la Policía: Marcelo Vega, primo de Lucio, ascendió a general hace 15 días y Raúl Rivadeneria es coronel de esa institución.
A partir de las 17:00, el padre del candidato que a esa hora iba adelante en las encuestas recibe emocionado y con alegría las primeras informaciones.
EXPLORED
en Ciudad Quito

Otras Noticias del día 25/Noviembre/2002

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el