Los Ríos. 05 ene 98. En la provincia fluminense, cerca de 100
familias que viven en la loma de Mocache, están en peligro.
Pablo Alvarado Aguayo de 12 años murió enterrado por un
deslave. 18 recintos están aislados de Quevedo, la ciudad
comercial de la provincia. En Manabí las marejadas y aguajes
mantienen en vilo a las barcos. Chone es presa de nubes de
mosquitos, dengue clásico y agua putrefacta.

Unas 80 familias asentadas en la loma de Mocache, en la
provincia de Los Ríos, viven en grave peligro. La ladera donde
se ubican sus casas, se desmorona lentamente.

Esta es la consecuencia más visible de la creciente del río
Mocache que socava las bases y produce constantes deslaves de
lodo y piedras.

Ya tuvieron que enfrentar un primer accidente. Eran las 20h00
del domingo 28 de diciembre cuando en la parte alta de la loma
varios moradores escucharon que la tierra se arrancaba y
empezaba a rodar, vertiginosa, por la ladera.

Tres casas fueron arrastradas por un torrente incontenible de
agua y tierra.Pablo Alvarado Aguayo, un pequeño de 12 años,
fue la primera víctima mortal de las lluvias.

Su madre, Francisca Aguayo, quedó enterrada 50 metros hacia
abajo pero fue socorrida a tiempo y asilada en el Hospital de
Quevedo con traumatismos múltiples en todo el cuerpo.

Después de la lluvia de ese día, las zanjas que abrió el agua
mantienen a las casas de Rosa Guerra y Félix Lara, moradores
del sector, al borde de precipitarse al río. Las consecuencias
podrían ser fatales.

La Defensa Civil también considera a Barrio Lindo, en el mismo
sector, como una zona de riesgo.

Está ubicado en la falda de una loma y continuamente se
producen deslaves de considerable magnitud. Felizmente no se
registran víctimas mortales.

Ante la emergencia, la Defensa Civil habilitó siete albergues,
incluidas sus instalaciones; así como de las escuelas Don
Bosco, Honorato Vásquez y Mocache, el Colegio Nacional
Mocache, subcentro de Salud y el Sindicato de Choferes.

Cincuenta familias, asentadas en la parte baja de Mocache, en
las comunidades de 24 de Mayo, San Ignacio y San Marcos,
sufren los estragos de las crecientes del río Mocache y del
estero del mismo nombre. Sus casas quedaron bajo el agua. El
caudal subió hasta dos metros en algunos lugares.

Ese mismo día, el 28, el río se desbordó y rompió un puente
alcantarilla, situado en el recinto Garzas Grandes, a 9
kilómetros de la cabecera cantonal.

Con eso no solo fueron afectadas las 50 familias que viven en
la zona. La creciente del caudal y la caída del puente dejó
aislados a 50 recintos más.

Los pobladores de los recintos Roncador, Cuatro Mangas,
Peñafiel, La Cruz, Guarumal, Puente de Palo, La Saiba, Las
Toquillas, La Norma, Maculillo, La Isla, El Zapote, El
Galileo, Bajo Perdido, Garzas Chicas, Los Cañales... no saben
a quién acudir para que les repare el puente y les permita
acortar las distancias hacia Quevedo, corazón comercial de la
provincia de Los Ríos.

Normalmente se demoraban entre 25 y 35 minutos para llegar al
centro de esta ciudad.

Ahora pobladores y agricultores emplean hasta tres horas.
Tienen que utilizar una vía alterna y avanzar hacia El Empalme
o Valencia.

Las tragedias tienen cercada por todos lados a esta provincia.
En el sector marginal denominado El Pantano, en la ciudad de
Quevedo, cerca de 100 familias fueron afectadas por el
desbordamiento del río de igual nombre, al norte del cantón.

Varias familias debieron abandonar el sector y refugiarse en
los albergues o en casas de vecinos y familiares, abandonando
sus pertenencias.

Mariela Torres, coordinadora del Grupo de Apoyo para
Emergencias Municipal (GAEM), dijo que los evacuados de El
Pantano, fueron llevados hasta dos albergues, las
instalaciones de los colegios República del Ecuador y Eloy
Alfaro.

Aquí permanecieron una semana, donde se dictaron charlas
prácticas sobre higiene y en torno a las acciones que deben
tomar en caso de inundaciones o deslaves. Luego de una semana
de estadía, retornaron a sus casas.

Mientras que en Buena Fe, uno de los cantones más productivos
de la provincia, ubicado sobre la vía Quevedo-Santo Domingo,
los agricultores reclaman atención oficial inmediata.

La caída del puente sobre el río San Francisco, hace ocho
días, los dejó completamente aislados. La corriente arrastraba
palos y maleza que presionaron las bases hasta que cedieron
por la fuerza.

Javier Auhing, agricultor de la zona, dijo que la cosecha
veranera de arroz y maíz se perdió por las inundaciones.

Tampoco hubo cosecha de mangos, ni de soya. En Buena Fe la
mayoría de la población vive del cultivo de soya y arroz, por
lo cual las pérdidas económicas son inmensas.

La parroquia La Chorrera, antiguamente conocida como hacienda
La Virginia, a 10 kilómetros del centro de Babahoyo, capital
de Los Ríos, también está bajo el agua.

El caudal del río inundó extensos sectores agrícolas. Alcanzó
hasta tres metros de alto.

Además de los riesgos sanitarios que son consecuencia de el
fenómeno de El Niño y que aquí puso en jaque la sobrevivencia
económica de los agricultores, se han sumado el aparecimiento
de enfermedades en la piel y gastrointestinales.

Los cultivos de verano de arroz y maíz se perdieron. Los de
soya, yuca, mango y otros de ciclo corto están a punto de
dañarse.

En unos casos los árboles no florecieron y en otros, sus
raíces se pudrieron.

Tarqui · Dos embarcaciones están destruidas, las pérdidas
ascienden a mil millones

Manabí: El Niño ataca por el mar

Mientras las intensas lluvias cesaron en Manabí, El Niño no da
tregua y sigue causando estragos, esta vez desde el mar.

Si bien las mareas y aguajes estaban previstos, estos
fenómenos oceanográficos llegaron con fuerza a las costas
manabitas. Olas de hasta 2 metros pueden ser vistas desde la
playa o algún sitio cercano a ella, pero mar adentro los
tumbos, como dice Santiago Santa, pescador artesanal, son de
hasta cuatro metros de altura.

La fuerte marejada del viernes último continuará hasta el
próximo miércoles.

Pero la primera causó serios daños a dos barcos de la flota
pesquera ecuatoriana.

Son el Viviana Uno y el Manta Dos, que fueron arrastrados por
la corriente desde el muelle donde estaban anclados hasta la
playa de Tarqui donde terminaron su obligado viaje.

El 40 por ciento de la estructura de la nave Manta dos, está
enterrada.

Lo único que se pudo salvar fue la máquina y el resto se
redujo a hierros retorcidos y madera salpicada e inútil.

Las pérdidas ascienden a alrededor de mil millones de sucres.

Para Hermes Mero, dueño de las dos embarcaciones, el esfuerzo
de diez años se esfumó en pocas horas.

"No he comenzado a pagar el costo de cada una de ellas que
fueron construidas con financiamiento de bancos privados, y ya
las he perdido", dice este hombre de piel quemada por el sol,
producto de sus innumerables faenas de pesca. Don Mero retiene
sus lágrimas y ante la pregunta de ¿qué hará ahora?, contesta:
con voz baja, tal vez huir pero no es de los pescadores",
señala entre sollozos...

"La mar nos da y también nos quita" y estos dos últimos años
dio menos.

El 90 por ciento de los propietarios, de los 80 barcos que
forman la flota pesquera ecuatoriana, tienen compromisos
económicos que pagar.

La disminución de lluvias en la provincia permite que las
familias que se hallaban en los ocho albergues del cantón
Chone y tres de Portoviejo retornen a sus hogares, pues el
nivel de las aguas bajó, aunque no en su totalidad.

La temperatura del mar es de 29 grados centígrados lo que
provoca que exista una humedad del 180 por ciento.

La temperatura ambiente llegó hasta 37 grados en Portoviejo y
32 en Manta.

Los barcos de alto calado permanecían fuera de los muelles
debido al fuerte oleaje que podría hacer que estos golpean las
estructuras de atraque.

Las enfermedades tropicales siguen proliferando, ya se habla
de la presencia de un dengue clásico, y por ello la ciudadanía
debe tomar conciencia en eliminar los focos de reproducción de
los insectos transmisores, según informó el director
provincial de Salud, Cristóbal Zambrano.

La fiebre acompañada de dolor de huesos de todo el cuerpo y
diarreas sucesivas son claros síntomas de dengue.

La mala calidad del agua conlleva al incremento de las
enfermedades grastrointestinales ya se han detectado tres
casos de tifoidea en el cantón Pichincha, fronterizo con
Guayas.

Las rupturas de tuberías en algunos tramos que conducen el
líquido desde la represa de Poza Honda hacia cinco cantones
del centro de la provincia retrasa la dotación de agua a
Manta, Portoviejo, Santa Ana, Montecristi y Rocafuerte.

La salvación de los manabitas son las cisternas siempre y
cuando no se presenten más lluvias ni inundaciones.

Chone amenazada por el agua estancada

"Las tareas de limpieza son una cosa de volver a empezar pues
el rato menos pensado los ríos se desbordan", dice Colón
Macías, un comerciante de legumbres de Chone. La crecida de
los ríos Chone, Garrapata , Mosquito y Grande volvió a
sorprender a los 80 mil habitantes de este cantón manabita.

Si bien, las aguas bajaron del centro de la ciudad con rapidez
debido a la abertura del cauce del río Viejo, éstas se
represaron en los barrios periféricos donde la situación es de
emergencia.

Masas de lodo de hasta 40 centímetros de espesor, niños
jugando en los anegados que se abomban de malos olores, nubes
de mosquitos por doquier, calor asfixiante y la humedad que
llega al 70 por ciento es el cuadro que presentan los barrios
Aray, Los Almendros, La Carlota, El Paraíso, Los Naranjos uno,
La Yayita, San Rafael, Las Malvinas y Camilo Giler. "Todos los
habitantes quedamos complacidos con el trabajo que realizaron
los obreros del Municipio de Quito, pero la novena inundación
del 97, justo a fin de año borró en menos de cinco minutos
todo ese esfuerzo, nuevamente la cara de la ciudad se volvió a
ensuciar, cuenta Medardo Zambrano de 65 años, quien perdió con
esa creciente la última piscina de chame que le quedaba.

La situación es compleja en el ámbito de la salud. Existen
reportes que entre el Centro de Salud y el Hospital viejo,
llegan diariamente un promedio de 200 niños con problemas
gastrointestinales, enfermedades de piel y dengue clásico,
según el jefe del Cuerpo de Bomberos, Manuel Salcedo.

La dotación de agua potable tiene apenas una cobertura de un
15 por ciento de la población, el resto se hace por medio de
unos 100 pozos, cuyos dueños regalan el líquido a sus vecinos.
"No podemos cobrar por un tacho de agua, porque lo positivo de
estas inundaciones, ha sido que las fuentes hídricas
subterráneas se alimentaron y no nos cuesta, señaló Stalin
Espinel de Radio Libertad. Los barrios bajos son atendidos con
un tanquero del Cuerpo de Bomberos. Desde el 31 de diciembre
del año pasado se incrementaron los evacuados de 120 a 250 en
los cinco albergues existentes en el cantón. Algunos preparan
maletas, es el caso de Silvia Castro, madre de tres hijos, su
situación es muy difícil, su rústica vivienda, en el barrio
Las Malvinas, fue arrasada por el río y ahora no tiene dónde
ir. Las vías de acceso a la ciudad, desde Portoviejo, están en
buen estado, pero por el norte, la situación es difícil, pues
el puente de El Bejuco está en el aire.

Los ríos Burro y Manta han crecido pero los trabajos de
dragado ejecutados por el Municipio dieron resultados: se
evitó la inundación de los barrios El Jocay, Miraflores, La
Ensenadita y 4 de Noviembre. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Los R�os

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