LOS LEVANTAMIENTOS INDIGENAS, por Osvaldo Hurtado Guayaquil. 25.02.91. Los levantamientos ocurrieron periódicamente a lo largo de la Colonia y de la República y consistieron en la desesperada insurrección de las comunidades indígenas que intentaron liquidar la dominación blanco-mestiza mediante el uso de la fuerza y de las armas. Los indígenas se sublevaron contra los abusos, malos tratos y crueldades de sus opresores, el cobro de diezmos por la iglesia, de tributos por los encomentderos y de impuestos por el Estado, el trabajo y los servicios sin remuneración, la apropiación arbitraria de sus tierras, el reclutamiento forzoso para el trabajo en las minas y por los censos, a los que vieron como una nueva fuente de exacciones. A estas causas que fueron las principales, se sumó otra de carácter político conodida con el nombre de milenarismo indio, que expresó el anhelo de restablecer el señorío sobre la tierra, la cultura y los dioses indígenas y la civilización y organización poltíca indias; en suma, el imperio o los reinos existentes antes de la conquista española. Los levantamientos producidos en la amazonía fueron en general exitosos, pues los indígenas lograron liquidar la autoridad de los blancos y obtuvieron su libertad. En 1578 atacaron las ciudades de Avila y Archidona que saquearon, destruyeron e incendiaron, para luego matar a sus habitantes. En 1599 hicieron algo parecido con Logroño y Sevilla de Oro. Estas sublevaciones y otras que se produjeron en la costa y en la sierra en el siglo XVI, pueden considerarse como derivaciones de la guerra de conquista. A estos movivientos iniciales se sumaron muchos otros en los siglo XVII y XVIII, cuya consecuencia fue la expulsión de los colonizadores blancos de las tierras de la región oriental, que recién a mediados del presente siglo volvieron a ser colonizadoas por los blancos- mestizos. El hecho de que los pueblos indígenas de la amazonía se hayan liberado de la dominación blanca explica el singular carácter de los indios orientales, y sus diferencias con el de sus congéneres serranos. Mientras en los primeros se aprecian muchos de los valores originales del los indígenas: conciencia de su cultura, espíritu libertario y un orgullo racial -los shuaras y las tribus de la costa son muy ilustrativos- en los segundos, como fatal resultado de cuatro siglos de dominaciónh, prevalecieron un resignado estpíritu de sumisión, cierta inseguridad étnica y una reducida conciencia sobre los valores y posibilidades de la cultura nativa. En la sierra, si bien se produjeron levantamientos a los largo de todo el período colonial los estudios históricos sólo recogen informaciones relativas a los siglos XVII y XVIII, el cual contentró el mayor número de revueltas indígenas. Durante la República fueron numerosas las sublevaciones especialmente en el siglo XIX, en el gobierno de Gabriel García Moreno en protesta por el trabajo forzado para la construcción de caminos y en el siglo XX, en la primera y segunda década, como resultado de la crisis general de la economía nacional. La más importante insurrección fue acaudillada en 1871 por Fernando Daquilema, que logró constituir una poderosa organización político-militar, controlar una apreciable región de la provincia del Chimborazo y poner en jaque a las fuerzas gubernamentales. Finalmente fue derrotado el cabecillad indio, sometido a prisión y luego ejecutado en una plaza pública. Los levantamientos fueron conducidos por los llamados caabecillas y se produjeron especialmente en ls provincias de mayor concentración poblacional indígena, en las que a su vez se dieron las peores condiciones de explotación: Chimborazo, Imbabura, Cotopaxi y Tungurahua. Estuvieron dirigidos contra los hacendados blancos y sus dependientes e intermediarios, esto es contra sus explotadores: administradores, mayordomos, diezmeros, comerciantes, tenientes políticos y curas párrocos, los cuales en algunos casos fueron ejecutados por los insurrectos. Las sublevaciones indígenas siempre fueron derrotadas y ninguna logró triunfar militarmente; tampoco consiguieron triunfar políticamente pues, como consecuencia de su protesta, no consiguieron que se altere el sistema de explotación al que estuvieron sujetos. Con relativa facilidad fueron desbaratadas por los grupos paramilitares organizados para el efecto o por los policías y soldados enviados por los gobiernos para reprimirlas y proteger a los hacendados. El espontaneísmo con el que se organizaron las revueltas, la anarquían con la que se ejecutaron y el primitivismo de los instrumentos de guerra que usaron, no les permitieron enfrentar eficazmente al aparato bélico del Estado tecnológicamente superior en todos los Ordenes. Ademas, los alzamientos no lograron extenderse más allá de la circunscripción geográficae en la que se originaron, permaneciendo aislados sin lograr articular un sistema de apoyos en otras regiones ni de aliados externos; al contrario, más bien debieron enfrentar una opinión pública adversa modelada por los intereses de la sociedad blanca, que unánimemente se volcó en su contra. En las ciudades a nadie se le ocurrió defender la legitimidad de la revuelta pues sus habitantes, en razón de sus vínculos con el sistema de explotación vigente en las haciendas serranas, de algún modo se sintieron amenazados en sus intereses. (A-6).

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dmunoz en Ciudad N/D

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