LA VIDA DE RODRIGO BORJA

Quito. 25.07.92. Jardín de obstáculos de la brigada blindada
Galápagos. El tanque de guerra avanza lentamente. Enfrente
aparece la figura de un hombre, quien se arroja entre las dos
orugas del tanque. Una ráfaga de aire caliente pega con fuerza
sobre las espaldas del soldado y luego de siete largos
segundos dejan ver sano y salvo a quien rindió con éxito la
"prueba de confianza". Todos respiran tranquilos, mientras el
protagonista, con una sonrisa de satisfacción, da por
terminada la maniobra.

Se trata una prueba de rutina dentro del Ejército, pero en
aquella ocasión quien realizaba tan arriesgada maniobra no era
un miembro común y corriente de las Fuerzas Armadas; se
trataba del presidente de la República, Rodrigo Borja
Cevallos, quiteño de 57 años de edad.

Es el mismo, quien, a los seis años de edad -cuando se
aproximaba la Navidad- solía insistir a su madre para que el
Niño Dios le trajera dos cosas: un tractor pequeño y un avión
que volara. No se trataba de juguetes, pues el pequeño
anhelaba máquinas que funcionaran realmente.

Pasó el tiempo, el niño se convirtió en joven y el joven soñó
ser un brillante ingeniero mecánico; lamentablemente su
vocación no se concretó porque su familia carecía del dinero
suficiente para pagar sus estudios en el exterior (por ese
entonces aquella especialidad no existía en el país).

Finalmente se graduó en Derecho y años después llegó a la
Presidencia de la República.

Su pasión por las máquinas comenzó en sus primeros años de
infancia, allá en la hacienda San Agustín de Cajas, de la cual
su padre era administrador.

A los nueve años, don Luis Felipe Borja enseñó a su hijo,
Rodrigo, a conducir un tractor y luego una camioneta, ambos de
marca International.

Cuarenta y ocho años después Borja recordaría aquellas
enseñanzas para conducir eficientemente el tanque de guerra y
rendir con éxito -ante el estupor de su comitiva- la
denominada prueba de confianza. (Consiste en lanzarse debajo
de un tanque de guerra en marcha; de tal manera que el cuerpo
quede en el centro de las dos orugas. Una mínima falla de
coordinación puede terminar con la vida de quien trata de
superar esta prueba).

Aquella no fue ni la primera ni la última. Porque para el
presidente Rodrigo Borja, el riesgo ha sido su amigo íntimo
antes, durante y después de ejercer el mandato sobre el país.

Son innumerables sus incursiones a bordo de máquinas en
tierra, mar y aire. Ha piloteado motocicletas (su récord de
velocidad es de 220 kilómetros por hora), automóviles (fue
corredor de autos y su marca de velocidad es de 190 kms por
hora), tanques de guerra, lanchas, fragatas, veleros y
helicópteros. Integró tripulaciones de submarinos y aviones
supersónicos (Mirage) y subsónicos.

Es probable que sea uno de los pocos, con seguridad el único
presidente,que mayor cantidad de máquinas ha probado y el
mandatario cuya práctica deportiva ha sido extremadamente
variada.

Enemigo de la excesiva seguridad (son comunes sus caminatas
nocturnas en solitario y las sorpresivas salidas de Palacio
para conversar con la gente en la calle) es amigo de lo simple
y lo sencillo.

En el aire

Borja tiene 500 horas de vuelo en aviones de la FAE durante
sus cuatro años de mandato y 100 horas de vuelo en
helicópteros.

-Pasajero de un Mirage (que viaja al doble de la velocidad del
sonido) en 1990 junto al mayor Jorge Moreno, jefe del
escuadrón de Mirage de la FAE. Las maniobras duraron 40
minutos sobre el sector de Playas. Para ello debió vestir un
traje antigravedad.

-Tripuló un T-34, avión de hélice subsónico como parte del
grupo de acrobacia en la FAE. Junto al mayor Crespo efectuó
sobre la península de Santa Elena una completa sesión de
"rolls" y "lupings".

En el agua

Acompañó a miembros de la Armada Nacional en submarinos,
lanchas torpederas, corbetas, fragatas y tripuló el buque
escuela Guayas.

En septiembre de 1989 formó parte de la tripulación del velero
"Alcance" durante la regata Salinas-Galápagos-Salinas, allí
fue cuando sufrió la fractura de su clavícula y el hundimiento
de tres costillas.

El accidente se produjo cuando se habían cumplido dos horas de
travesía. Un velero peruano chocó contra la proa del Alcance.
Borja quedó aprisionado contra el timón. Felizmente, recuerda,
"un marino peruano me previno, porque caso contrario el golpe
hubiese sido en la cabeza y sus consecuencias completamente
fatales".

En tierra

Ha manejado tractor, autos, motos, tanques de guerra,
bicicleta.

En su juventud recorrió en motocicleta todo el país. Sus rutas
predilectas eran Quito-Bahía-Quito o también recorría la
Quito-Salinas-Quito.

En moto logró los 220 kilómetros por hora en dos ocasiones. La
primera en la autopista Roma-Ostia y la segunda en la recta
que va desde Capaes a Punta Barandúa, al norte de Santa Elena.

Tuvo dos motos; una Triumph 650 y una Kawasaki 900 cc.
Refiriéndose a ésta, recordó que era un verdadero avión, pues
en cuatro cuadras alcanzaba una velocidad de 160 kilómetros
por hora.

En auto su marca personal es de 190 kilómetros por hora, en un
BMW, marca impuesta hace una año.

Los deportes

Juega tenis. Hizo pareja con Carlos Menem, mandatario
argentino, para enfrentar a George Bush, presidente
norteamericano quien jugó el doble junto a James Baker. Fue en
San José-Costa Rica y los dos presidentes sudamericanos
perdieron.

Borja se tomó la revancha en la mismísima Casa Blanca. Allí
logró un significativo triunfo al hacer pareja con John,
hermano de Bush.

También jugó singles con Menem, presidente de Argentina, al
que lo derrotó ampliamente.

Pero el partido que más recuerda fue cuando Borja tenía 18
años. Fue en Guayaquil por la final de un campeonato nacional
en el estadio Francisco Segura Cano. Su rival, Eduardo
Zuleta; luego de cuatro horas y media ganó Zuleta.

Jugó fútbol en el Crack y se desempeñó como pivot en el equipo
de baloncesto del colegio Americano a órdenes del
norteamericano John Buttler.

Dentro del automovilismo su primera carrera fue en 1955
piloteando una camioneta abierta marca Dodge. Recuerda que en
esa época, al ser menor de edad, firmó ante un notario,
librando de toda responsabilidad a los organizadores en caso
que sufriera un accidente. En dicha competencia ganó; era el
séptimo circuito Ciudad de Quito. Posteriormente participó en
5 competencias y en las 6 horas del Ecuador.

Su gran razón

Y vino la pregunta, que seguramente los ecuatorianos se habrán
formulado.

-Usted ha recibido fuertes críticas por pilotear tractores,
autos, tanques de guerra, por ser pasajero de un avión
supersónico. ¿No cree que esto es muy arriesgado para un
Presidente?

-La agradable sensación de vértigo vale la pena. Toda mi vida
transcurrió junto al riesgo y a esta altura no podía cambiar.

Para aquella gente que piensa negativamente le respondo: Los
riesgos son como los perros: muerden a quienes tratan de huir
de ellos.

Cuando he afrontado algo me he preparado y jamás lo hice sin
un adecuado entrenamiento. Diariamente practico deporte para
mantenerme en forma. Me considero un hombre de suerte. Más de
una decena de veces caí de una caballo sin mayores
consecuencia. Cuando toreaba fui alcanzado muchas veces, he
recorrido en moto y auto todo el país y he realizado otras
locuras más.

Algunas anécdotas

Cuando aún no era presidente, Borja emuló a malabaristas
consumados. Atravesó un pasamano de un departamento ubicado en
el noveno piso de un edificio en Salinas. Un amigo se desmayó
y el presidente graficó la maniobra subiéndose a un sillón de
la sala verde.

En la primera campaña presidencial le tocó atravesar en
tarabita en Santo Domingo de los Colorados junto a Manuel
Córdova Galarza; la "caja" de la tarabita únicamente tenía un
madero para sostenerse y nada más. Córdova sufrió vértigo a
mitad del trayecto y comenzó a desvanecerse. Entonces Borja
sostuvo con una mano al desmayado, mientras con la otra se
agarró para atravesar el resto del trayecto.

Aprendió a remar a los 13 años. Fue en la laguna de la Alameda
en las barcas propiedad del "Almirante" Sola.

Iba a las 6 de la mañana, antes de concurrir al colegio,
recuerda. MI padre le pagaba una cantidad mensual a Sola y por
ello yo tenía la llave del candado para abrir la cadena que
-debajo del puente- que aseguraba las canoas. Creo hacerlo
bien y me sirvió para desarrollar una buena musculatura,
confiesa el Presidente.

Y entonces los recuerdos de su infancia realizan un paréntesis
obligado. Cuando vivía cerca de la Alameda, intervino en más
de una ocasión en verdaderas batallas con "jorgas" de otras
barriadas. "Eran guerras de verdad, todos armados con
catapultas y piedras protagonizábamos unas batallas que
siempre concluyeron con más de una rotura de cabeza.

Años más tarde con pinta y buena voz fue amante de las
serenatas y debió aprender a defenderse contra "cualquier
contratiempo de última hora". Aprendió entonces a boxear de la
mano del Negro Johnson.

La banda presidencial

Borja ha utilizado en cinco ocasiones la banda presidencial.
Cuatro veces en el Congreso Nacional y la restante en Madrid
durante la cena de gala brindada por el Rey de España.

El próximo 10 de agosto, se colocará por sexta y última
oportunidad cuando de el informe a la Nación.

"La guardaré como un cariñoso recuerdo del poder que me dio el
pueblo" expresó con un dejo de melancolía.

Cuando se le requirió del número de trajes que poseía el
Presidente, Borja contestó con un número sorpresivo: 10
ternos. Ante la incredulidad del periodista fue mucho más
explícito: "si no lo cree podemos subir a la residencia y
mirar el closet. Gusto vestir de sport y allí si compenso la
cantidad (sonrisas). Es posible que el próximo 10 de agosto
repita un traje de color oscuro....

-Muchos han criticado sus "ternos abiertos....

-En lugar de preocuparse de mis ternos abiertos, contesta,
deberían preocuparse de los bolsillos abiertos de ellos.
El diálogo está por finalizar. Cuando dejamos la sala verde,
Rodrigo Borja atraviesa la oficina contigua, sitio de trabajo
de su hermano Francisco, allí se encuentran tres cartones
llenos de libros.

"Son mis inseparables compañeros y están listos para retornar
a mi estudio profesional. Como podrá observar saldré de
Palacio como vine sin llevar nada que no sea de mi propiedad.
Las oficinas quedarán intactas".

Al salir del despacho presidencial son las 20h00 (la
entrevista comenzó a las 18h30). Todo está a oscuras y no
existe personal de seguridad. Los pasos retumban en los
corredores del palacio de Carondelet y cerca de la escalinata
principal, el Presidente señala una vista sobrecogedora de los
campanarios de la Catedral y de la iglesia de la Concepción.



EXPLORED
en Ciudad N/D

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