Quito. 25 ago 2001. Los argentinos han empezado a vender sus joyas heredadas, a amasar pan, entre otras cosas, para poder subsistir

La historia de Daniel Tetzochvili se multiplica por mil en la Argentina de Fernando De la Rúa.

Profesional, de clase media, debió dejar su ropa de marca; cambió el after shave por una colonia nacional, y su esposa debió conseguir empleo, cuando ella no había trabajado desde hacía quince años.

Tetzochvili dice que su cambio de estilo de vida, producto de la crisis que afecta a su país, "es como caer desde lo alto de un edificio de veinte pisos"

Después de estar a cargo de un centro médico, se dedica ahora a la tarea de repartidor: su negocio colapsó, al punto que tuvo que vender sus dos casas, sus autos y hasta el collar de esmeraldas que su madre llevaba cuando emigró desde Georgia, en 1930. Y su esposa tuvo que aliarse con él: actualmente hace pan y lo vende, con la finalidad de obtener mayores ingresos para su hogar.

Distribuir 48 currículos por toda Buenos Aires, cual hojas volantes, no tuvo el resultado deseado para Pablo Cazayous, ejecutivo de 26 años de edad, que laboraba como administrador jefe de 81 oficinas del servicio postal de correos en esa ciudad, quien fue despedido del cargo en octubre del año anterior por cuestiones de reducción de personal.

La falta de vacantes en los distintos sitios a los que había postulado llevó a Cazayous, quien manejaba cuentas de nueve ceros y había trabajado
exclusivamente para las grandes multinacionales, a buscar otra forma de
sustento. Ahora trabaja como chofer.

Casos como estos son cosa de todos los días en ese país, donde la crisis,
más allá de los tecnicismos tratados por analistas y políticos, contiene un drama mucho más serio y real: el humano. Los conflictos diarios de la gente revelan la otra faceta de la crisis financiera del país que llegó a
convertirse en un referente del desarrollo económico en Latinoamérica.

El problema argentino despierta la alerta en muchos países; la nación a la que muchos veían como un modelo despúes de la tan mencionada "convertibilidad", que supuestamente había curado todos sus males económicos, pasó a ser, de "el espejo en que todos debemos mirarnos" a " un pájaro de mal agüero", con efectos altamente contagiosos en la región.

Muchos casos particulares, muchas vivencias dramáticas escapan al frío
registro de las estadísticas y los indicadores. Son hechos que se producen en lo interno, que solamente se pueden ver en la vida diaria, en la convivencia cotidiana. Solo mediante esos hechos podremos entender cómo este país, cuya alta autoestima ha dado pie incluso a bromas, atraviesa por un pozo de profunda desesperanza y engendra fenómenos tan extremos como la emigración, en una lucha desesperada por mantener su nivel de vida.

El descalabro económico de los sureños puede llevar a la tumba a toda una
clase social en cuanto tal: la clase media argentina, de ser una de las más prósperas del mundo en los años treinta, con el ingreso per cápita más alto de América Latina, pase a ser una de las tantas que sucumbió al
desequilibrio económico. (CAP-PBM)

Migrar: una tabla de salvación

La migración se ha convertido en una de las primeras opciones ante el
desequilibrio que atraviesan los gobernados por el presidente Fernando De la Rúa, muchos de los cuales incluso buscan entre sus raíces alguna extranjera para salir y encontrar en otros lugares la estabilidad y la opulencia a la que han estado acostumbrados.

Algo que se está dando en grandes cantidades, es el retorno a sus países de los migrantes que en alguna ocasión buscaron en Argentina nuevas
oportunidades. Ante la situación están optando por regresar a sus lugares de origen con una mejor situación económica que la que tenían cuando decidieron abandonarlo.

Ya los emigrantes ecuatorianos radicados en España empiezan a notar que
junto a ellos la colonia argentina crece, argumentando las mismas razones
que los llevó a ellos a abandonar nuestro país.

Lo que parece ser el inicio de una nueva ola migratoria latinoamericana
presenta barreras a las esperanzas de miles de jóvenes argentinos, que
dejaron de confiar en un país cuya economía está jugando implacablemente con sus destinos.

Las heridas que se abrieron por la crisis financiera

Hospitales sin medicamentos y con pacientes graves en pasillos y aulas
atiborradas de niños, son apenas algunas de las heridas sociales de
Argentina, que parece hundirse bajo el peso de una crisis histórica.

"Tenemos enfermos en los pasillos y ni siquiera en camillas, porque no
alcanzan, y suerte que tenemos sábanas. A los más delicados, que requieren respirador artificial, los ubicamos en la salita donde comen los enfermeros, mientras que las parturientas se turnan para una cama". El testimonio, que parece propio de un país en guerra, pertenece a Silvia Lasarte, una médica clínica del Hospital Municipal de Pilar, localidad de la provincia de Buenos Aires.

Para completar este cuadro desolador, Lasarte comentó que tampoco tienen
vacuna antitetánica desde hace un año y que "la tuberculosis aumentó en
forma impresionante" en la zona atendida por el hospital.

En la misma provincia de Buenos Aires, pero en el distrito de La Matanza, el vicedirector de la escuela 202, Gabriel Szklair, también parece hablar de otro país, muy distinto al que se describe en la mayoría de la prensa, y prácticamente inexistente en los análisis de políticos y expertos. Eso sí, se parece mucho al paisaje de abandono social que pinta Lasarte y que se repite en muchas otras provincias de Argentina.

Szklair explicó que, al comenzar este año escolar, la escuela 202, con 820 alumnos, tenía un déficit de aulas que obligó a turnar los grados.

"La primera semana de cada mes venían de primero a cuarto año y la segunda de quinto a noveno, pero nos dimos cuenta de que los chicos se desvinculaban mucho de la escuela, por lo cual empezamos a alternar los grupos por día", relató.

En julio, tras una fuerte presión de los maestros, se pudieron inaugurar dos aulas más, pero "a la semana nos habían robado las puertas, las ventanas y la instalación eléctrica, así que ahora estamos de nuevo con el sistema de los turnos", añadió.

Pero las carencias locativas no son los únicos problemas que debe afrontar la educación. "Este año se registraron graves inundaciones, y los niños debieron dejar su lugar a los evacuados por una semana", comentó. A eso se suma la huelga por tiempo indeterminado de los maestros de la provincia de Buenos Aires, que ya lleva tres semanas consecutivas este mes.

Conseguir "laburo" es un "quilombo"

El campo laboral es uno de los puntos críticos dentro de este escollo que
debe sortear el país sureño; en el argot de los argentinos, pude decirse que actualmente conseguir "laburo" se ha convertido en un "quilombo".
Joaquín, ingeniero de sistemas, de 33 años, considera que "en este momento nadie tiene seguro su trabajo". Y el desaliento gana terreno.

Dos millones de argentinos están desempleados. El nivel de desocupación alcanzó un 15,4% de la población económicamente activa, 120 000 desocupados simplemente dejaron de buscar trabajo, porque ""en este país ya no hay nada para nosotros", dijo Joaquín.

En pocos lugares del hemisferio se han visto tantos profesionales obligados a aceptar empleos de taxistas, en cafeterías o quioscos, lo cual ubica a este sector de la población dentro del estrato de los pobres. Se calcula que uno de cada cuatro residentes de la capital está considerado como tal.

De acuerdo con una proyección realizada por la UCES (Universidad de Ciencias Sociales y Empresariales), apenas el 7,8% de las empresas del área metropolitana prevé crear trabajos en la segunda mitad del año, frente a un porcentaje del 22,7% que planea un recorte de personal.

En una encuesta realizada a jóvenes de entre 19 y 24 años, se conoció que
el 25% de este grupo sufre de desempleo y que, de toda la población
económicamente activa del país, el 21% de los jóvenes estaría dispuesto a
buscar trabajo en el extranjero.

Argentina, que durante mucho tiempo fue cuna de una amplia y próspera clase de profesionales, ve decaer su condición cuando, de estos jóvenes
aspirantes a emigrar, el 31% lo constituyen universitarios egresados, parte de la población, que, en teoría, representaba la posibilidad de reactivación del país. (HOY)

La brecha fiscal, un "agujero negro" que se traga a la Argentina

Fernando de la Rúa inició su Gobierno con una brecha de $11 000 millones en el presupuesto del Estado

Cuando, en la década del 80, la inflación en Argentina llegó al
escalofriante porcentaje del 5 000% anual, los argentinos probablemente
pensaron que nada peor podría superar ese ambiente de inestabilidad,
hiperinflación y macrodevaluaciones. Al inicio de los años 90, el Gobierno de Carlos Menem adoptó el "currency Board" o caja de conversión, que limitaba la emisión de dinero a la cantidad de reservas en dólares. Por cada dólar en reserva, el Gobierno solamente podía emitir un peso argentino. El "currency board", o convertibilidad, impidió que el régimen siguiera imprimiendo millones y millones de pesos, la causa de la inverosímil inflación de los años anteriores.

Después de la medidas de Menem, la inflación descendió rápidamente, al punto que, al cabo de unos cuantos años, prácticamente no hubo devaluaciones. Al parecer, el país conseguía por fin la estabilidad de precios y el equilibrio cambiario. ¿Qué sucedió para que el éxito de esas medidas se transformara en la aguda crisis que soportan hoy los argentinos? ¿Fue el remedio peor que la enfermedad?

Los puntos más notables de la crisis actual son los altos intereses
internos, la recesión, el desempleo, la falta de competitividad de las
empresas argentinas y el endeudamiento exterior, todo lo cual ha originado temores de suspensión de pagos de la deuda externa y devaluación.

¿Qué pasó con el boyante modelo económico del Gobierno peronista?
Según analistas económicos, la equivocación de los gobernantes argentinos
fue descuidar el déficit presupuestario. Bajo el nuevo régimen monetario, el Estado ya no podía financiar el déficit mediante la emisión de moneda; pero lo financió por medio del endeudamiento: además de una deuda que asciende a algo así como $130 000 millones, tal medida originó el aumento de las tasas de interés.

El déficit presupuestario argentino es enorme: cerca del 7% del PIB. El
agujero en las finanzas fiscales tiene que ser cubierto, y, ante la
imposibilidad de acudir a más endeudamiento externo, el presidente De la Rúa ha debido echar mano de dramáticas reducciones del gasto, privatizaciones y aumentos de impuestos al consumo. Argentina no pudo estabilizar permanentemente su economía y lograr un crecimiento duradero por el desequilibrio de las finanzas públicas.

Cuando asumió la Presidencia, en diciembre de 1999, De la Rúa se enfrentó con una brecha fiscal de $11 mil millones, legado de la administración de Carlos Menem. Prometió trabajar en reducirlo, combatir la evasión de impuestos y el deempleo.

La actual crisis es el escenario de esa lucha. (HOY)

"El déficit cero no tiene alternativa"

El ajuste más dramático implementado por el Gobierno argentino, el séptimo desde que se inició la administración de Fernando de la Rúa, fue el de "déficit cero". Decretado en julio, busca alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas en el segundo semestre del año por medio de la reducción de todos los gastos del Estado. Esto incluye los salarios de empleados públicos, las jubilaciones y pensiones, y todo pago a los proveedores de la nación, que ahora estarán sujetos a la recaudación impositiva. Es decir que, si los ingresos no alcanzan, cobrarán menos. En las liquidaciones de sueldos y haberes provisionales del mes de julio hubo recortes de entre el 8 y el 10%.

Según las disposiciones del régimen, cada mes se evaluarán los fondos de las arcas públicas y, en función de ello, se fijarán las partidas de gastos, que jamás podrán superar la recaudación. Para eliminar el déficit fiscal, que en el segundo semestre ascendería a $1500 millones de pesos, solo se gastará lo que se recaude.

"Quien diga que hay otra alternativa, miente", sostuvo el presidente De la Rúa en un reciente mensaje a la nación, durante el cual pidió "a todos los argentinos un esfuerzo patriótico" para superar una situación que, "en este momento, es imposible de sostener".

Semanas después, en agosto, el ministro de Economía, Domingo Cavallo casi
suplicó a los argentinos que no perdieran la confianza a pesar de todo.

"Estamos demandando de los argentinos y del mundo que le den al Gobierno de De la Rúa, a los gobiernos provinciales y al equipo económico, una chance". (HOY)

Los "patacones" salen ahora de los cajeros

El "Bono patacón", que rige desde esta semana en la provincia de Buenos
Aires como un recurso emergente para recuperar la capacidad de compra de los argentinos, es un convenio suscrito por el Estado mediante el cual los pagos provinciales a proveedores y a algunos empleados públicos, los que superen los $700 de salario, se efectuarán en bonos federales, "por un tiempo indeterminado hasta que retornen los créditos externos", según las autoridades económicas.

La aparición de los "patacones" despierta desconfianza y escepticismo,
especialmente en lo que se refiere a la garantía de estos bonos. Los
sectores productivos, por ejemplo, han manifestado su desacuerdo con el
pacto del Gobierno con una cadena de hipermercados y empresas de servicios para la aceptación del bono. Por su parte, el régimen teme el surgimiento de un "mercado negro" de "patacones".

El frente económico del régimen ha explicado que el "patacón" puede usarse para hacer compras en supermercados y en comercios que lo acepten, sin que sea necesario ser el titular del bono. Los comerciantes pueden también pagar con bonos los impuestos y las tasas municipales.

Una encuesta publicada por el diario Ambito Financiero revela que un 66,7% de los negocios aún no ha decidido si aceptará los certificados, y afirma necesitar mayor información sobre su manejo.

Por su parte, los servicios públicos solo aceptarán bonos de los titulares, que deberán demostrar su condición de empleados estatales.

Técnicamente, el "Bono patacón" es una letra de tesorería que debe ser
pagada después de un año de emisión, con un 7% de interés.

La Cámara de comercio argentina ha firmado un acuerdo mediante el cual la
empresas adheridas pueden pagar las cuotas mensuales en "patacones".

También han suscrito este convenio la Cámara de Hipermercados Copal, la Federación de Almaceneros, la Confederación Económica de la Provincia Coordinadora de Actividades Mercantiles.

El "patacón" se emite en papel moneda, en denominaciones de $0,50, $1,$2,
$5, $10, $20, $50 y $100, y está disponible en los cajeros automáticos.

Se imprimirá hasta diciembre de este año, o hasta que se complete el cupo legal autorizado. El bono vence el 25 de julio de 2002, ese es el plazo que tiene el Estado para rescatarlo. (HOY)

Cuando ya no existen los milagros y las recetas no surten efecto

El mercado financiero de Argentina reaccionó con alivio y optimismo ante el nuevo crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo monto total asciende a $22 000 millones, que permitiría a este país eludir, por el momento, un cese de pagos que parecía inminente.

Pero aun los funcionarios del Gobierno coinciden en reconocer que la ayuda es sólo un paliativo.

El ministro de Economía, Domingo Cavallo, sostuvo que los argentinos podrán volver a confiar en su sistema bancario gracias al acuerdo con el FMI, lo cual permitirá el retorno de 14% de los depósitos que fueron transferidos al extranjero desde principios de julio.

No obstante, "no (se) deben esperar milagros", puntualizó Cavallo.

La ministra de Trabajo, Patricia Bulrrich, advirtió que el apoyo del FMI no es "una tabla de salvación", que no cambia el problema de fondo de la falta de crédito, pues permite, simplemente, recuperar la confianza de los inversores y de los ahorristas argentinos.

Analistas aseguraron que el pacto representa un "primer paso" en la
dirección correcta, que debe ser seguido por un ajuste fiscal y una
reactivación productiva.

Argentina podría tener disponibles en septiembre $900 millones en créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial (BM),según el viceministro de Economía, Daniel Marx.

Estos fondos estaban incluidos en el llamado "blindaje" financiero
(préstamo) por $40 000 millones otorgados a Argentina en diciembre de 2000, pero serían tratados con mayor celeridad por los organismos de crédito a partir del acuerdo con el FMI.

Marx precisó que Argentina ya tiene asegurado un desembolso por $6 200
millones en septiembre, de los cuales $1 260 millones corresponden al
"blindaje" tras el cumplimiento de las metas del segundo trimestre y los
otros 5 000 millones como parte del acuerdo cerrado en las últimas horas.
(IPS-AFP)

Dolarización: ¿el siguiente paso?

Después del "fracaso" de la convertibilidad, ciertos sectores de oposición y analistas económicos internacionales han planteado la dolarización como el siguiente paso que debería ensayar el frente económico del presidente De la Rúa.

La dolarización consistiría, de manera simple y llana, en la adopción del dólar estadounidense como única moneda de curso legal en el país. Puesto que la convertibilidad disponía ya la paridad del dólar y el peso, esta medida no supondría ningún desequilibrio cambiario. Al igual que en el Ecuador, el papel moneda nacional, el peso, sería canjeado por dólares en los bancos hasta desaparecer por completo.

La dolarización diferiría del actual modelo de convertibilidad en que la
moneda adoptada contaría con mucho mayor respaldo que el peso. Al convalidar tasas de interés mucho más altas en pesos que en dólares, el mercado está demostrando que no confía en la voluntad y capacidad del Gobierno en mantener la paridad indefinidamente.

La dolarización sería útil porque eliminaría uno de los puntos débiles de la convertibilidad: la imposibilidad de convencer a los agentes económicos de manejarse indistintamente en las dos monedas. Esta desconfianza ha generado una sobretasa de interés que constituye una pesadísima carga para la economía real, especialmente para las pequeñas y medianas empresas que se endeudan en pesos descontando cheques. Sin el peso, una moneda vulnerable, desaparecerá esta "carga de incertidumbre" que se paga hoy en día por las deudas en pesos.

La dolarización tranquilizaría a los ahorristas, y eliminaría el riesgo de devaluación. La economía argentina enfrenta dos riesgos importantes: la devaluación de la moneda y el default del Estado nacional en sus
obligaciones. La dolarización elimina el primero de estos problemas, pero no mejoraría las cuentas públicas en forma directa. Tendría un efecto indirecto positivo a través de una baja de tasas de interés en la economía y una recuperación de la confianza.

Estos podrían ser los primeros pasos para una reactivación económica que
contribuyera a mejorar la recaudación impositiva.

Con la dolarización, Argentina, al igual que Ecuador, renunciaría a tener
una política monetaria propia. (HOY)

Réquiem por la clase media

Los "gauchos" tuvieron, hasta hace pocos años, uno de los niveles de vida
más altos en América Latina

Luciana, de 18 años, se acaba de graduar en uno de los mejores colegios de la capital argentina. Durante su adolescencia se acostumbró a frecuentar los mejores clubes sociales y discotecas, a vestir lo que la moda europea imponía y a viajar anualmente a los EEUU durante sus vacaciones. Todo esto gracias a que su padre, un próspero industrial, podía costear hasta los más absurdos gastos que ella tenía. Entre los planes de Luciana estaba el ir a
estudiar diseño de modas en Milán, Italia, hasta cuando hace pocos meses su padre le dijo que por el momento iba a ser imposible costear esos gastos, ya que la situación que vive el país ha agudizado la fuerte recesión que ya soportaban y su negocio se ha visto seriamente afectado.

Por ahora, ella se ha debido conformar con empezar su carrera en una universidad local y "si las cosas cambian", como le dijo su padre, "a lo mejor después" pueda ir al exterior a terminar sus estudios.

Otro ejemplo es el de Daniel Cerruti, de diez años, quien tomaba clases de equitación desde que tenía seis. Las lecciones tuvieron que ser suspendidas casi un mes, y su mamá le ha dicho que pronto va a ir a una nueva escuela, una que queda en su barrio. A Daniel no le importa mucho, pero a su madre sí, pues las prioridades de la casa la han obligado a ella y a su esposo a recortar gastos; uno de ellos es el que sus dos hijos asistan a la escuela pública en lugar de la privada, entre otras cosas más.

Estos ejemplos evidencian algo que ya le empezó a suceder en Argentina: la desaparición de la clase media. Los niveles de vida (siempre altos) que tenían los "gauchos", prácticamente se han esfumado. "La clase media ha desaparecido", opina el sociólogo Roque Espinoza, en entrevista con HOY.

Los argentinos tuvieron hasta hace unas dos décadas una de las economías con los mayores niveles de bienestar de América Latina. Había sido resultado del largo proceso de desarrollo económico que había generado el sector intermedio (la clase media).

"Los niveles de consumo, de gasto, han caído brutalmente, ya casi no hay
sectores medios con capacidad de ahorro. Además, las posibilidades de
bienestar social, de seguridad, de educación, de lograr alcanzar una
vivienda propia, un carro, son ya casi imposibles", agrega Espinoza.

La canasta básica de Argentina es una de las más altas de América Latina, y a los "gauchos" cada vez se les hace más difíl llenarla.

El sociólogo explica que el argentino de clase media tenía niveles de gasto muy fuertes y que, sin duda alguna, estaba complementado con niveles de educación muy altos, con un importante capital simbólico y cultural, que prácticamente están desapareciendo.

Comparándola con la clase media del Ecuador, la de la Argentina "ha sido
mucho más densa, más amplia, más importante de lo que ha sido en cualquier momento la clase media del país en cualquier momento de nuestra historia.

Ha tenido niveles de bienestar, de educación, de ascenso social, de
oportunidades, mucho más altos que los del Ecuador.

La pérdida de la clase media "gaucha" conlleva, por otro lado, a que las
brechas sociales se distancien más, como ocurre en el resto de América
Latina, concluye Espinoza. (PBM)

Los "piqueteros", una "raza" despreciable para el Gobierno

Para el Gobierno, los piqueteros son una "raza" despreciable, porque son la imagen de un país que se cae a pedazos y eso no conviene a los intereses de unos pocos. La mecha fue encendida hace un par de meses en General Mosconi, Salta, cuando se inició el Mundial de Fútbol Sub 20, y que en su momento informaramos profusamente. La gente, cansada de promesas y de la pasividad del gobernador ante los problemas de un pueblo que no tenía trabajo y padecía hambre, resolvió salir a las calles y protestar. Los cortes de las principales rutas fueron el inicio de una modalidad que luego se extendería por todo el país. Pero, como lo decíamos en el inicio, el poder del dinero salió a reprimir con gases lacrimógenos, machetes y balas.

En el camino quedaron victimas fatales que hoy son mártires de un justo reclamo, mientras los dirigentes políticos, esos mismos que piden votos en épocas de elecciones, se negaron a atender el pedido de los necesitados, "mientras no depusieran las armas..."

Finalmente, los piqueteros fueron encarcelados y desaparecieron de la
escena, sin que nadie diera una explicación. La semana pasada, quienes se
atrevieron a reclamar fueron liberados y denunciaron torturas de todo tipo, mientras el Gobierno se hizo el desentendido. Igual que en la época de la dictadura. Hoy, los piqueteros se han multiplicado por todo el país, protestan por la injusticia y reclaman por trabajo. Cortan rutas porque es la única manera que tienen para hacerse escuchar. Nobleza obliga, hay que reconocer que aquí tampoco faltan los "vivos" que se aprovechan de la situación para sacar rédito personal con el "apriete", bajo la amenaza de quitar los "planes de trabajar" a aquellos que no se sumen a los piquetes.

Esto provocó la reacción de la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, que con su "particular" manera de decir las cosas, prometió mano dura y cambiar la forma de distribuir la ayuda a los necesitados.

"El mío es un país vanidoso"

Nicolás es un profesional argentino que llegó al Ecuador por casualidad:
"Vine con un grupo de rock, y aquí me enamoré de una ambateña", revela.

Es técnico en iluminación y sonido, y actualmente trabaja como profesor en Quito. "Me va bien, dice, no gano una millonada, pero en mi país ni siquiera tendría laburo".

Sobre la crisis, comenta: "Me parece que el asunto es un poco exagerado,
porque pobres, en mi país, ha habido siempre. Lo que pasa es que ahora
algunos ven que ya no tienen más lujos, y por eso hay bomba. Argentina
oculta a los pobres, a los mestizos. Es un país muy vanidoso. Si no hay
plata para la vanidad, entonces no hay plata para nada", afirma. (CAP)

Oscar Pacheco: "No pienso volver a mi país"

Oscar Pacheco es un argentino que vive desde hace dos años en nuestro país.

Por su profesión (futbolista) cambia constantemente de lugar de residencia.

Su situación económica en el Ecuador es bastante desahogada, a diferencia de lo que, en estos momentos, podría ocurrir en su país.

Como a todos los argentinos que están fuera, la situación económica de su
país le preocupa mucho. "Mi familia está en Argentina, dice, donde la gente no tiene trabajo y los sueldos son lamentables; uno se llena de tristeza, aunque no esté allí", afirma Pacheco.

Su nivel de vida también se deterioró con la recesión. "Uno vivía bien con mil dólares; ahora esa suma alcanza para lo básico", explica.

En una decisión que califica como "de largo plazo", Pacheco afirma que no
piensa volver a su país: "Yo no regresaría a la Argentina, porque estoy bien aquí. El Ecuador es muy parecido a mi país, en el clima, en la gente. El Ecuador es ideal para que viva un argentino. No me voy a buscar problemas en Argentina".

El caso de la familia Ferro es similar. Viven en el país desde hace cinco
años y tienen una posición acomodada en el Ecuador. "Nosotros venimos sin
joder a nadie", afima Juan Carlos Ferro, un técnico mecánico que ahora tiene una fábrica de muebles junto con su esposa, quien es diseñadora de
interiores.

Vinieron a Quito impulsados por un pedido de uno de sus cuatro hijos, quien venía al país a visitar a su familia materna que es ecuatoriana, y por un pálpito de su padre que ya veía venirse la debacle en Argentina.

"No pensamos regresar, tenemos plena confianza en el Ecuador y creemos que está mejor que la Argentina", añade Ferro. (CAP-PBM)

Hay que ponerse en el lugar de los jubilados

Este Gobierno de Fernando de la Rúa, desbordado por los poderes económicos y financieros, se vio obligado a golpear a una de las clases mas débiles de nuestra sociedad: los jubilados. Nuestros mayores vieron con sorpresa e impotencia cómo sus magros haberes fueron objeto de descuentos, sin que pudieran hacer algo para evitarlo. Un abuelo que cobra $250 ó $300 debió resignarse a una merma de entre $30 y $40, y comenzar a realizar malabares para poder subsistir, comprarse remedios, pagar impuestos y servicios.

Hay que estar en la cola de los jubilados frente a un banco para entender
los padecimientos de aquellos que trabajaron toda su vida y ahora se
encuentran con tamaña injusticia. En la mayoría de los casos, estos abuelos deben recurrir a la ayuda de sus familiares.

A esto se suman los empleados estatales, donde está involucrada la gente que trabaja en PAMI y otras dependecias. Son miles y en las provincias se
incrementan. Dicen que para ejemplo basta un botón... El jueves, los
empleados de la provincia de Formosa tomaron, en reclamo, la sede de la
Municipalidad y fueron salvajemente reprimidos por la gendarmería. Hubo
varios heridos como saldo final. Pero lo más triste es que mientras el
pueblo reclama, los senadores y diputados de esta provincia tienen sueldos de $8000 mensuales como promedio. En algunos casos, sumando viáticos y otros "beneficios", algunos llegan a los $20 000. Una vergüenza de la que nadie se hace cargo. (JS)

ANALISIS

El espejo está trizado

Parecería que el mercado no encuentra explicación para la crisis por la que atraviesa Argentina. Sencillamente, nadie entiende cómo una nación que llegó a ser considerada el modelo por seguir, haya llegado a ser la segunda de mayor riesgo país en el mundo, después de Nigeria .

No obstante, no hay una fecha específica que determine el inicio del
resquebrajamiento de esa economía, aunque no pocos señalan que el descuido del déficit fiscal es el equívoco mayor de los gobernantes.
Algo así debe ocurrir porque la confusión ahora es total.

"Los mercados no entendieron las medidas", dijo el propio ministro de
Economía Domingo Cavallo, cuando a mediados de junio, los países socios se convulsionaron ante las decisiones del superministro de devaluar el peso.

Y es que nadie puede explicar que una nación que siguió a pie juntillas el libreto del Fondo Monetario Internacional (FMI), y que ante los ojos de las calificadoras constituía la nación con mejores notas, hoy tenga a su gente, principio y fin de toda decisión económica política, virtualmente en la ruina.

Este es el verdadero drama de Argentina. Que su gente, que logró un nivel de vida equiparable a los de las naciones desarrolladas, hoy esté en el
desempleo. Que los profesionales que llegaron a ser cotizados para trabajar en empresas extranjeras se hayan convertido en taxistas o emigrantes, que van a Europa a buscar cualquier trabajo, que jamás habrían pensado que llegarían a hacerlo.

Para Ecuador, que catapultó a la Argentina a la condición de modelo, esta
crisis debería servir para reflexionar acerca de las rígidas recetas que nos imponen, puesto que, pasado el tiempo, resultan no solo ser ineficaces, sino mortíferas.

Argentina ya no puede ser el espejo en donde mirarnos, pues está trizado; no obstante, la experiencia debe ser asimilada, sobre todo cuando aquí está por iniciarse la venta de las empresas del Estado, que en el país gaucho fue una fuente de corrupción, donde el dinero se esfumó. (TFF)

Esta edición de BLANCO Y NEGRO ha utilizado material de una investigación en medios electrónicos elaborada por el taller de periodismo de la Escuela de Literatura y Comunicación Social de la Universidad Católica de Guayaquil, conformado por: Lorena Mena Iturralde Lucy Pazmiño Delgado Connie Robles Daysi Villegas Alexandra Zurita Andrade

¿Arte o vandalismo?

Fray 71 y Wiso-G 93 son dos jóvenes de 25 años de edad que, además de
ganarse la vida en quehaceres publicitarios, se dedican por las noches a
planificar "obras de arte" con aerosol. Se enorgullecen de pertenecer a la organización de graffiteros más reconocida : "Los Graffits People". Y el código, que remplaza a sus nombres propios y sus identidades ha ganado gran importancia desde que, mediante ordenanza, el Municipio de Guayaquil los reprime y castiga. Su territorio esta ubicado en la parroquia Febres
Cordero, al sur de Guayaquil, y son admirados por los grupos dedicados a
crear sicodélicos murales.

"Iba a obtener el bachillerato en la Escuela de Bellas Artes, pero por falta de recursos tuve que salir. El destino me hizo grafitero", afirma Wiso-G 93.

Explican que las personas aún no conocen la diferencia entre un chapetero y un grafito. El primero se diferencia de la pintada clásica porque son
elaborados por menores de edad (en su mayoría colegiales) que se dedican a rayar las paredes con cualquier pintura en aerosol, sin importarles si son detenidos por las cuadrillas municipales. Estos escriben el nombre de la pandilla y el número de la línea de transporte de su sector, mientras que las pintadas muestran códigos y mensajes de tipo social. Además, requieren creatividad, tiempo, espacio y color.

"Los grafitos se los trabaja entre cinco personas y en tres días. Nuestra
organización cuenta con más de 100 grafiteros", dice Fray 71, mientras que Wiso-G 93 insiste en que los "chapeteadores" se transforman en talentos de "murales urbanos". "Nadie acepta que los grafitos son cultura. Debería dársenos una oportunidad, como se lo hace en otros países para que los artistas surjan", sostienen estos jóvenes.

No obstante, para Máximo Suárez, educador social de la Fundación guayaquileña "Ser Paz", la pintada es sinónimo de creatividad en donde los jóvenes plasman sus deseos. Dice que el misterio del grafito no se basa en la interpretación, sino en el grado de expresión de los mensajes, como "queremos paz o no a las drogas".

"Este arte es un desafío para las organizaciones, y quien mejor lo elabora es el más respetado. Si logran elaborarlo en un sector donde hay pandillas, son más reconocidos".

De acuerdo con los registros de la Dirección Nacional de Policía
Especializada para Niños y Adolescentes en Guayaquil, existen 317 pandillas,dispersas en los sectores suburbanos. Para su control, la dirección de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil puso en práctica, desde mayo anterior, operativos en puntos estratégicos de la ciudad. De esta manera, se pretende evitar que los chapateros y grafiteros, que presuntamente incursionan en pandillas, causen daño.

Por su parte, July Woll, jefa del departamento de Relaciones Públicas del
Municipio, afirma que de acuerdo con lo estipulado en la ordenanza
municipal, los menores de edad detenidos por cometer esta clase de atropello son llevados por las cuadrillas de "Más Seguridad", a la Dinapen, en donde reciben charlas sicológicas. Posteriormente, como sanción, realizan labores comunitarias de ocho horas diarias, por el lapso de una semana.

"Como reposición, los padres deben cancelar en la dirección de Obras
Públicas el valor de las pinturas utilizadas". (CHM)

Paredes

-La falta de comprensión familiar y respeto en su grupo, es motivo que
obligan a los menores de edad o jóvenes a expresarse en las paredes.

-El rap, regaee y el house son ritmos musicales que influyen en su estilo
de vida.

-Este modo de expresión fue copiado por jóvenes ecuatorianos que vivieron
en EEUU e iniciaron este tipo de comportamiento en el país, a inicios de la década de los ochenta.

-Los grafiteros guayaquileños utilizan en las pintadas códigos y un
abecedario que va acompañado de números. Allí detallan nombres, caricaturas y mensajes de paz, amor, lucha contra las drogas y la No violencia.

-Sociólogos consultados coinciden en que los grafitos representan las
expresiones reprimidas del individuo en la sociedad. A esto se suma la
marginalidad étnica, económica o emocional. (CHM)

Graffiti: "El hoy es la suma de los ayeres"

Respecto a este tema, el sicólogo guayaquileño Eduardo Tigua afirma que los gráficos de las paredes no son grafitos (que contienen mensajes) sino
garabatos, producto del vandalismo que existe en la sociedad. "Esto se debe a la represión social en que vivimos".

Por ello, Tigua dice que el grafito aparece en una sociedad politizada donde no hay una reflexión de orden político y cultural. Entonces, esto genera una especie de protesta, "una devolución del flujo recibido".

"Los garabatos son códigos vacuos que no tienen ningún significado ni
contenido filosófico. Son mensajes instintivos llenos de agresividad",
argumenta.

A esto, añade que rayar las paredes no es sinónimo de liderazgo o poder,
sino de un tipo de violencia que las personas de estratos sociales bajos
reciben desde pequeños y conforme crecen la van acumulando.

Menciona que los jóvenes en la actualidad tratan de expresar de muchas
formas su peso en la sociedad haciéndose notar para sobresalir de alguna
manera. "El hoy es la suma de los ayeres".

"Es justo que se tomen medidas y se sancione a quienes destruyen la
propiedad, pues rayar las paredes constituye una forma de agresión". (CGZ) (Texto tomado de la revista Blanco y Negro}
EXPLORED
en Ciudad Quito

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